SOCIEDAD DE BIBLIÓFILOS CHILENOS, fundada en 1945
Chile, fértil provincia, y señalada / en la región antártica famosa, / de remotas naciones respetada / por fuerte, principal y poderosa, / la gente que produce es tan granada, / tan soberbia, gallarda y belicosa, / que no ha sido por rey jamás regida, / ni a extranjero dominio sometida. La Araucana. Alonso de Ercilla y Zúñiga
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- Location: Santiago de Chile, Región Metropolitana, Chile
Editor: Neville Blanc
Wednesday, July 30, 2008
Monday, July 21, 2008
AHORA, Ediciones de Bibliofilia en ESPANA
El Ministerio de Cultura le ha concedido los tres siguientes Premios Nacionales a los Libros Mejor Editados de Bibliofilia, un Primer Premio a EL CANTAR DE LOS CANTARES en 2003, otro Primer Premio a LA ILUMINADA ROSA NEGRA en 2004 y un Tercer Premio a HISTORIA DE DETECTIVES en 2006. Además ha recibido la Insignia de Oro de AMUCA en 2005. Así como el Premio al Libro Murciano Mejor Editado del Año 2007.
ARCO, Feria Internacional de Arte Contemporáneo de Madrid ha sido escenario de la participación de la Editorial los años 2003, 2004, 2005, 2006, 2007 y 2008. También ha estado presente en LIBER Feria Internacional del Libro de Madrid, en la Feria del Libro de Murcia, en Valencia.Art y en Encontro-Feira Proxecto-Edición de Pontevedra.
Isidoro Valcárcel Medina, Santiago Ydáñez, Javier Pérez, Sergio Belinchón, Paul Ekaitz, Rui Calçada Bastos, Antonio Mesones, Alberto Corazón, Ouka Leele, Cristóbal Gabarrón, Eduardo Úrculo, Nicolás de Maya, Manolo Belzunce, Antonio Martínez Mengual, Verónica Navarro, Alondra Bentley, Ángela Mula, Concha Martínez Barreto, Paulina Real, Ana Martínez, Eva Poyato, Katarzyna Rogowicz, Silvia Viñao, Lola Navarro, Carmen Baena, Carmen Navarro, Perla Fuertes, Rosa Martínez-Artero, Mercedes Alberdi, Rosa Vivanco, Miwako Yamaguchi, Carmen Artigas, Chelete Monereo, Vicente Ruiz, Ignacio García, Muher y Manuel Barnuevo han realizado serigrafías y fotografías originales para diferentes libros.
Han escrito textos, poemas o prólogos los siguientes autores: Juan Marsé, Francisco Brines, Luis Alberto de Cuenca, Arturo Pérez-Reverte, Isidoro Valcárcel Medina, Ouka Leele, Alberto Corazón, Miguel Ángel Hernández-Navarro, Francisco Calvo Serraller, Arnau Puig, Félix Duque, Pere Gimferrer, Fernando Castro Flórez, Ignacio Gómez de Liaño, Vicente Verdú, Carlos Marzal, Manuel Barrios, Mieke Bal, Francisco Javier Díez de Revenga, Sabrina van der Ley, Sergio Rubira, Miren Jaio, Katja Albers, Juan Botella, Carlos Valcárcel, Ángel Pina, Andrés Peláez y Germán Ramallo, además de los clásicos Dante Alighieri, Rey Salomón, Honoré de Balzac, Carmen Conde y Mary Shelley.
La Biblioteca Nacional, Centro Cultural Conde Duque, Biblioteca de Alejandría, Sede de la Comunidad de Madrid, Biblioteca Regional de Murcia, Museo Ramón Gaya de Murcia, Universidad de Córdoba, Asociación de la Prensa de Murcia, Palau de la Música de Valencia, Universidad de Murcia, Palacete de la Seda de Murcia, Palacio de los Fajardo de Cehegín y Museo Municipal de Arte Contemporáneo de Madrid, Pazo de Cultura de Pontevedra, Ayuntamiento de Cartagena, entre otros han presentado y expuesto los libros.
En las Ferias Internacionales del Libro de Frankfurt (Alemania), Madrid (España), Londres (Reino Unido) y Guadalajara (México) durante los años 2003, 2004 y 2006, se mostraron los libros premiados de la Editorial en los Stands Oficiales del Ministerio de Cultura.
Monday, July 14, 2008
PROYECTO DE INVESTIGACION DE BORIS MARQUEZ OCHOA
Nos comenta que tiene la intención de realizar una bibliografía de la Araucana y de don Alonso de Ercilla, no solo de las ediciones del poema, sino, que además de los estudios referente a ella, como que buscando información encontro que en 1969, Manuel Santa María Campos escribió un ensayo del tema (“Ensayo bibliográfico de La Araucana), la dificultad se presenta debido a que en ninguna biblioteca de Concepción se encuentra el libro, por lo que debera consultarlo en Santiago o en algun coleccionista residente en Concepcion.
Nos comunica además que en Concepcion ha comprado tres libros que a su parecer pueden tener algo de valor (tomando en cuenta que en esta ciudad es difícil encontrar libros valiosos), estos son;
- Reglamento/ del/ panteón General/ de Santiago de Chile, / Dictado/ por /El Supremo Gobierno/año de 1824/ colofón/ Imprenta Nacional. 20 p
Pedro Pizarro. Relación del descubrimiento y conquista de los reinos del Perú. Buenos Aires, Futuro, 1944. 211 p. (hasta donde se esta no se ha vuelto a editar)
Jorge Huneeus. La amistad Chileno-Argentina. Santiago, Imp. y litografía Barcelona, 1908. 83 p.
Chile imágenes a lo humano y a lo divino, del fotógrafo Juan Francisco Bascuñán, es el primer lanzamiento virtual que se realiza en el portal de Memoria Chilena, proyecto de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos.
Cuasimodistas, devotos, cantantes, comerciantes, peregrinos, bailarines, cristos y diablos fueron retratados por Juan Francisco Bascuñán en el libro de fotografías sobre religiosidad popular Chile imágenes a lo humano y a lo divino.Este jueves 17 de julio a las 12.00 en http://www.memoriachilena.cl/ se lanza virtualmente esta publicación. El evento incluirá una presentación de Micaela Navarrete, jefa del Archivo de Literatura Oral y Tradiciones Populares de la Biblioteca Nacional de Chile, y del poeta y cantor a lo divino Manuel Gallardo; una muestra en flash de los aspectos más destacados del libro y la posibilidad de descargar los principales contenidos del volumen desde el sitio.Bascuñán cuenta que la idea de realizar este trabajo nació a partir de la pregunta quiénes somos los chilenos en la fe popular y, en sus palabras, el resultado fue “una mirada, una interpretación libre sobre un espacio donde se desarrolla uno de los aspectos más sinceros, puros y creativos de Chile”.Chile imágenes a lo humano y a lo divino contiene fotografías de nueve festividades religiosas celebradas en el país: la peregrinación a San Sebastián en Yumbel y a la virgen de Lo Vásquez, el Vía Crucis de Valparaíso, la fiesta de Cuasimodo de Renca, la de San Pedro de Loncura en Quintero, la de La Tirana, la de Andacollo, el carnaval de San Antonio de Padua en Santiago y el canto a lo divino en los Hornos de Aculeo.Además, el libro integra textos del fotógrafo y académico Juan Domingo Marinello y del antropólogo del Museo Chileno de Arte Precolombino Claudio Mercado, un calendario de las fiestas religiosas en Chile y las historias de las celebraciones abordadas en esta publicación realizadas por Colomba Elton, especialista en religiosidad popular. Esta obra también incorpora relatos de los protagonistas de las fiestas, como el del cantante callejero Mirko Nicoliche en Yumbel o del electricista Raúl Valdés que interpreta a Cristo en el Vía Crucis de Valparaíso, que dice: “El compadre Jorge, el chiquitito, que representa al verdugo pega de verdad. Nada es fingido. Las patadas, los latigazos, son de verdad. Yo me meto en eso, no veo gente ni escucho voces, y siento lo que en ese momento debe haber sentido Jesús”.“De muchas maneras, esta publicación se constituye en un álbum colectivo de nuestra memoria mística y por extensión de nuestra identidad visual”, explica Juan Domingo Marinello sobre la significación de Chile imágenes a lo humano y a lo divino.Con este lanzamiento Memoria Chilena, proyecto de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam) y la Biblioteca Nacional de Chile, pretende ampliar su rol en la difusión del patrimonio. “Esperamos que este tipo de actividades se repita y así convertirnos en una plataforma de promoción de fácil acceso de obras importantes para la formación de la identidad del país”, señala Ana Tironi, directora de la Biblioteca Nacional.
Sunday, July 13, 2008
DE ROKHA, EDICIONES
El clan De Rokha
Pablo de Rokha fue siempre el más destacado y polémico, pero Winétt, su esposa, y sus hijos también hicieron honor a su apellido en el arte nacional.
JENNIFER ABATE
ALBUM DE ISLA NEGRA
La aparición del "Álbum de Isla Negra", que se dio a conocer la semana pasada en Revista de Libros, causó tal revuelo en medios de comunicación nacionales y extranjeros que más de un periodista echó a volar su imaginación. El diario "Crítica", de Buenos Aires, publicó un artículo en el que el periodista "tasó" en "más de veinte mil dólares" el inédito nerudiano comprado por Nurieldín Hermosilla. Una cifra sin base alguna, que siguió creciendo por obra y gracia del rumor. A Hermosilla, un coleccionista chileno le preguntó si era cierto que había pagado cincuenta mil dólares por el álbum, lo que por supuesto era completamente falso. Pero la llamada más inesperada que recibió fue de su compañía aseguradora, la cual, después de leer la entrevista en que el abogado contaba que había desembolsado una cantidad de pesos superior a las seis cifras, le exigió poner bajo custodia de un banco las "joyas de la corona" de su colección nerudiana. Desde hace unos días, el inédito "Álbum de Isla Negra" ya no está más en su residencia de El Arrayán, sino en la caja de seguridad de un conocido banco.
El ágape de los académicos de la lengua
Como parte de las actividades en torno al V Congreso Internacional de la Lengua Española, que se realizará en nuestro país en marzo de 2010, la Academia Chilena de la Lengua organizó el jueves pasado una recepción con el fin de agasajar a los directores y presidentes de las distintas academias de la Lengua Española que estaban de visita en Chile. El director de la Academia Chilena, Alfredo Matus, leyó un breve discurso de bienvenida en donde se dirigió a sus pares llamándolos "hermanos" y agregando que habían llegado "a esta tierra de volcanes, terremotos y correcciones ortográficas (sonrisas en la audiencia), pero sobre todo de imaginación y de poesía". También Matus citó a Borges para reflexionar sobre el lenguaje a partir de la idea de que entre los miles de palabras de nuestro idioma sólo nueve o diez son las que finalmente se ajustan al corazón. Acto seguido, Matus optó, para terminar su alocución, por escoger de entre esos miles de palabras el término "unidad". A continuación del fraternal mensaje, se dio paso a un cóctel en el que departieron los invitados extranjeros, como el director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha, y la directora del Instituto Cervantes, Carmen Caffarel, junto a personajes locales, como el escritor Jorge Edwards y la ministra de Cultura, Paulina Urrutia, entre otros...Y los temas, por supuesto, no dejaron de variar entre conversación y conversación a lo largo de la tertulia. Algunos se refirieron a asuntos más atingentes al próximo congreso, como la presencia del escritor Mario Vargas Llosa o la cuestión de que las figuras de Mistral y Neruda serían abordadas desde un punto de vista ensayístico, además del meramente poético (ambos poetas serán objeto de sendas ediciones populares conmemorativas del Congreso, las que incluirán materiales inéditos).El lenguaje, por supuesto, estuvo en el centro de la charla, y se escuchó, por ejemplo, a Gerardo Piña Rosales (recientemente asumido como director de la Academia Española de la Lengua en Nueva York), comentar las semejanzas que había entre el español andaluz y el español que se habla en lugares como Chiloé. Entremedio, Delia Domínguez, poetisa y candidata al Premio Nacional de Literatura, hablaba de su cercanía con Neruda, acotando que él había sido como un padre para ella. Mientras, los restantes contertulios simplemente se dedicaban a relatar anécdotas o a autoironizarse en relación con la avanzada edad de los miembros de la Academia, lanzando el refrán -popular entre ellos- que dice que "el que no estaba en cama, estaba en coma".Los participantes de las academias españolas en el extranjero partieron ayer de nuestro país. El encuentro, que muchos definieron como fructífero, sirvió para avizorar parte del trabajo que se viene de ahora en adelante con miras al V Congreso de la Lengua. Un dato curioso, eso sí, es que en este primer apronte se echó de menos la presencia del director de la Academia de Colombia... que fue precisamente el país sede de la anterior versión del Congreso de la Lengua.
LIBRO ELECTRONICO Y PAPEL
Ordenando libros
Artes y Letras. El Mercurio
E LIHN
Rolando Gabrielli
La materia prima de una novela suelen ser tantos y variados asuntos como historias, que a veces se cruzan en una vida. Los poetas también son reciclados en novelas o en libros testimoniales. No son personajes nuevos en la ficción. Y en ocasiones suelen ser reales o simples cajas negras abiertas una y otra vez con la llave discrecional del narrador. Hay casos en que el autor de la novela ha resultado ser muy amigo del protagonista de la obra, como en esta ocasión. El autor apela en no pocas oportunidades a la realidad para luego ficcionar, como ocurre según su propia confesión de alguna manera. No hay un patrón, preferiría afirmar, porque podría existir o transformarse en una realidad. El autor, casi por medida de precaución o una manera de estirar el tiempo atrás, del pasado, prefiere a protagonistas muertos o acuartelados por los inviernos de la vida. No es materia prima siempre viva y coleando. El sujeto no está a mano para consultarle, más bien es polvo enamorado sobre un montón de hojas o páginas escritas en un ordenador y libreta de notas. No estoy siendo muy directo, ni pretendo por ahora. No tengo en mis manos el móvil de mis palabras. Sin la novela no se puede hablar de la novela. Más bien un recorrido por el personaje que conocimos en vida, sobre algunos comentarios-opiniones del poeta y los poetas, entre ellos, situaciones, etc., etc. En mi libro Los poetas de Chile (2007), homenajeo con dos textos a E. Lihn, y hago mi historia personal, lúdica, irónica, personal, amical, con más de 30 poetas chilenos, incluido Alonso de Ercilla y Zúñiga. No es nuevo escribir sobre poetas.
El propio Edwards y Enrique Lafourcade, chileno y de su misma generación, escriben sobre el vate de Isla Negra. Roberto Bolaño incluye a Neruda en su novela Nocturno de Chile, y Los detectives salvajes dan cuenta también de una generación de poetas en el DF. Todo esto refleja que el referente de la poesía chilena, sin olvidar a Huidobro, Parra, Mistral, De Rokha, Rojas, Lihn, Teillier, Hahn, Millán y otros, sigue siendo el autor de Residencia en la Tierra. Neruda el más leído, citado, criticado. Según Edwards, le decían Nerón, tal vez porque incendió la casa de la poesía. Confieso que no lo conocí personalmente, ni lo visité en Isla Negra, ni fui su amigo. Sólo lo divisé vestido de blanco en un pasaje en el centro de Santiago y lo volví a ver, escuchar, en uno de sus discursos políticos en la capital. Una amiga me preguntó una vez si lo conocí y le respondí que mi timidez y orgullo eran tales, que me impedían acercarme a tamaña tortuga gigante venerada por mares allende nuestras fronteras. Qué bobo fuiste, me respondió con una gran ternura. Eso me ha permitido leerlo con “objetividad”, escribir una serie de notas, no obsesionarme con su personalidad mitológica, ni calumniarlo como deporte poético. Ni alistarme como un soldado a uno u otro lado, en ningún bando más que en el de la poesía. Lihn recitaba de memoria poemas de las Residencias nerudianas y Jorge Teillier se despedía cada noche con los versos nerudianos de la Canción desesperada de Veinte Poemas de Amor: Es la hora de partir, oh abandonados. Neruda gravitaba en la poesía como un barco anclado en la bahía, inmóvil, a veces, o de viaje, en otras ocasiones. Iba y venía, se había retirado a Isla Negra, donde recibía a sus amigos, pero no aconsejaba cómo escribir y él seguía escribiendo. En Santiago se gestaba una nueva poesía con Parra y Lihn, contra Neruda. Jorge Teillier fundaba la poesía lárica, del lugar, más que una mirada nostálgica a la provincia, una manera de vivir la poesía. Hahn y Millán asomaban con sus peculiaridades, intimidad de la vida y la muerte, el amor. Gonzalo Rojas en su asfixia, oficio profundo, oscuro, erótico, otra vertiente de la “poesía chilena”. Silva Acevedo en su cuerda, escapando de Parra. Waldo Rojas en París, imagen sobre la imagen. Búsqueda, búsqueda, aquí no termina el listado poético chileno post Neruda y sus ramificaciones, aún en vida del vate de Isla Negra. Armando Uribe Arce, el inefable David Rosenmann Taub, Efraín Barquero y los que vienen atropellándose en una larga lista de “los nuevos” y no tanto. Es mejor que ellos se ubiquen y busquen en sus propias listas, pero ahí están, y de tan lejos imposible apuntarlos más que a ojo de buen cubero.
De las notas que suelen escribirse cuando una novela gana un Premio Planeta, Casa de las Américas, como La casa de Dostoievsky, del narrador chileno Jorge Edwards, entrevistas, declaraciones, opiniones de paso, surgen estos comentarios, además de mi “conocimiento” de Enrique Lihn como persona y poeta. El autor dice que se trata de una novela de la poesía y el amor, las ganas de ser poeta y sostiene que el problema de esa generación fue su “incapacidad de asumir el compromiso en muchas cosas, en la política, en el amor”. “En la novela”, aclara, “el Poeta se va varias veces de forma parecida, se va de muchas cosas, se va de Cuba. Yo quise retratar una actitud humana. La evasión es uno de los temas de la novela. Y la relación entre el amor y la evasión es característica. Hay algo generacional. Yo creo que toda la atmósfera del existencialismo, Sartre y qué sé yo, tenía que ver con eso”. Edwards está hablando de Enrique Lihn, con quien se asocia, según dice en ocasiones, como personaje de la novela.
No todos recibieron con la misma fe y alegría el premio del autor de El peso de la noche. Veamos lo que dijo un lector anónimo en Argentina, país donde el jurado falló en favor de J.E.: “Las bases de este premio dicen ‘con el objetivo de promover’. Me parece una vergüenza que se lo adjudiquen a un escritor con un Cervantes. Lo único que puede ganar Edwards es el Nobel. Lo otro, que sería una ignominia, es pensar en su EGO. O en su arteriosclerosis. Sólo con una demencia se puede escribir acto tan abyecto. Culpo al jurado, a Planeta y a Casa de América. El premio correspondía a otro. Jolines, entre 557 obras, ¿no había otra excelente? NO se merece este premio. Este acto es una blasfemia”. Un paréntesis en la ruta del lauro. Sigamos.
Es y no es E.L. (porque el J.E. también es ese poeta), dice por ahí el autor de La casa de Dostoievsky, que también sostiene que están algo novelados perfiles de Neruda y Jorge Teillier, aunque una nota de Planeta, la oficial, divulgada urbi et orbi para lanzar el premio, se equivoca ubicando a Neruda en la generación del 50. A esa pertenecía también J. Teillier, que según Edwards hablaba pestes de Neruda como otros jóvenes. Lo que yo recuerdo de Teillier, a quien conocí y con quien compartí muchas conversaciones y vinos, es que él se sacaba el sombrero por Neruda y de hecho tiene una foto frente a Neruda en Temuco donde se saca físicamente el sombrero. En los 50, la narrativa chilena, rarísimas excepciones, no sonaba ni tronaba, sólo los poetas históricos que le “enmendarían la página generacional” a Rubén Darío, hipopótamos en la charquita de Chile. Lafourcade, un polémico escritor, se adjudica la creación de la Generación del 50, a la que Teillier nunca dijo pertenecer como Lihn. Lo que no está claro, es lo que dice Edwards, que esa generación careció de compromisos, porque Lafourcade es un conservador de primer orden y Teillier un izquierdista no militante, mientras que Lihn, izquierdita-existencialista-humanista-nihilista-anarquista-polemista 24 horas. Pero existieron otros miembros, como Armando Cassigoli, mi viejo profesor de filosofía, muy comprometido. Es difícil, como La difícil juventud, de Claudio Giaconi, uno de los más brillantes narradores chilenos de ese y otros tiempos, generalizar sobre esa generación. En el Congreso Cultural de La Habana del 68, Edwards y Lihn participaron en un conversatorio en Casa de Las Américas. Allí Edwards dijo respecto a la llamada Generación del 50 que algunos asumieron posiciones de izquierda y otros posiciones francamente reaccionarias. Edwards no menciona al talentoso Giaconi en su recuento de la narrativa chilena en La Habana. Sus cuentos eran lo más fresco, novedoso y de nivel por esos tiempos, hasta que Giaconi se esfumó a Nueva York para escribir una novela que al parecer nunca terminó.
Edwards comenta, en una de esas entrevistas sobre La casa de Dostoievsky, que los poetas suelen ser astutos becarios sobrevivientes del sistema. Los hay, sin duda, pero no más que los diplomáticos que suelen vivir con jugosos salarios y poco gloriosos servicios a la patria. Lihn obtuvo una beca de la Unesco para viajar a París y lo hizo a Cuba a través del gobierno cubano y después a Estados Unidos con la Guggenheim. Lo interesante es que Lihn escribió poemarios en esos viajes, como Poesía de paso; La pobre musiquilla de las esferas y A partir de Manhattan.
La casa de Dostoievsky, señala Edwards, es una historia también de amor y eso me trae a la memoria un día que coincidimos con Lihn visitando la misma mujer en su apartamento una mañana próxima al mediodía. Era una de esas mujeres abandonadas por su marido y que el poeta recogía como un imán. Una hermana de Edwards también fue novia de Lihn.
El 69 viajé a La Habana y Enrique Lihn me encargó le llevara de regalo a Roque Dalton su libro La musiquilla de las pobres esferas. Así lo hice. Y Jorge Teillier me dio Crónicas del forastero para Eliseo Diego. También cumplí con esa misión y me reuní con el poeta cubano. Y yo escribí un poema sobre José Lezama Lima. Recuerdo que me fue a ver al hotel una hermosa mujer y me preguntó por Lihn. Después supe que fue su novia y que quiso viajar con él a Chile, pero el poeta no se la trajo a Santiago. Uno de los comentarios de la novela de Edwards, titulado El río invisible y suscrito por Mario Soto, dice: “En resumidas cuentas, el Poeta tuvo grandes amores y vivió aventuras memorables, fue admirado y conoció los rigores de la fama (en algún momento lo tildan de pedófilo), pero nunca salió del ‘horroroso Chile’, nunca dejó la casa de Dostoievsky, una destartalada e inmunda mansión del centro de Santiago donde pasó la juventud junto a una pandilla de artistas impresentables”. Y sigue el comentario de Soto: “En Cuba, el protagonista, cuyo nombre no conocemos, sobrevive al castrismo y es testigo de primera fila del vergonzoso caso Padilla. De vuelta en Chile, experimenta el absurdo y la violencia de los años de la Unidad Popular y luego el oscurantismo del régimen de Pinochet”. (¿No hubo violencia con Pinochet?) Edwards dice que lo del caso Padilla él lo ficciona y debe ser cierto, porque Lihn estaba en Chile cuando ocurrió y no en La Habana, y recuerdo que lo encontré esa noche por Ahumada, venía de la Agencia Prensa Latina con unos cables leyendo sobre el tema. Una coincidencia más. Lihn murió en el mismo edificio, y no sé si apartamento que yo viví en la calle Passy. Lihn, en la época de la Unidad Popular, a sus inicios, participó muy directamente en un documento sobre política cultural. Lo volvería a ver por última vez una noche en una casita de un barrio de clase media donde vivía quizás con la joven de los disparos de salvas. Esa noche cocinó comida de dieta. Estaba cuidándose de su infarto y no bebió. Fue una velada tranquila sin ningún apuro. Una joven caminaba silenciosamente alrededor del poeta. Le dejé un manuscrito que había conocido en el viejo taller de la Vicerrectoría de la Universidad Católica, con algunos poemas más. Era 1987, mi último viaje a Chile, ya no lo volvería a ver más, al año siguiente moriría de un angustioso cáncer. Yo me iría con la sensación de que Pinochet iba a caer. No era una mera percepción poética. En efecto, el Diablo pactó su retirada y se cumplió en marzo del 90.
Para enfocar a Enrique Lihn, el personaje de la novela
“Escribí y me muero por mi cuenta,Porque escribí estoy vivo”.
E. Lihn.
I
Es mil novecientos cincuenta y nueve. Nicanor Parra recibe en su casa de La Reina a un grupo de estudiantes del Pedagógico. Entre ellos está un muchacho con cara de gringo y rostro rosado, de 21 años de edad, su apellido es Hahn y quiere ser poeta. Acompaña a Parra un tal Lihn, poeta joven que hace algunos años debutó con Nada se escurre, tipo hosco e inquietante que a ratos se limita a escuchar la conversación con expresión ausente y, de vez en cuando, celebra a gran carcajada los chistes de Parra. De vuelta, Lihn regresa en el mismo bus que el grupo de jóvenes. Van todos sentados en la última línea de asientos. Lihn los ignora. Prefiere mirar el paisaje. Hahn intenta dialogar con Lihn, conocerlo, acortar el camino. Pero éste, “con el orgullo y el desprecio y una suerte de severa alegría a flor de labios”, se limita a responder con monosílabos y gruñidos. Lihn es el primero en bajar del bus. El alivio es general en el grupo de estudiantes.
II
Es mil novecientos sesenta y nueve. Hahn ya es profesor de literatura y se ha radicado en la ciudad de Arica. Lihn está de paso en esa ciudad, su destino es el encuentro de escritores de Arequipa, Perú. El problema es que Lihn ha perdido su pasaporte y debe abordar el avión y no sabe a quién recurrir. Recuerda a Hahn, quien ya ha iniciado esa misma batalla minuciosa —la poesía— y quien amablemente soluciona el percance. Hahn lo tranquiliza, le cuenta que el cónsul de Chile en Tacna es un escritor: Benjamín Subercaseaux. Asunto arreglado. Hahn y Lihn están ahora en el aeropuerto. Esperan el avión que llevará a Lihn al encuentro de escritores. En cosa de minutos, el lugar se llena de personas con libreta en mano, cámaras y micrófonos. Periodistas. Ambos se miran sorprendidos: Hahn no sabe lo que pasa. Lihn cree que se trata de algún cantante famoso. Minutos después, se abren las mamparas y aparece Mario Vargas Llosa, seguido de Patricia, su mujer. Más atrás, Jorge Edwards y Pilar Fernández de Castro. Lihn afirma que ambos escritores también han sido invitados al encuentro de Arequipa. La prensa se abalanza sobre ellos, pero Vargas Llosa los elude, va directo a Lihn, lo saluda afectuosamente, se abrazan. Edwards repite el cuadro. Hahn, por su parte, se sorprende de las amistades de Lihn.
III
Es mil novecientos setenta y cinco. Lihn visita Nueva York, ahí lo esperan Pedro Lastra, Enrique Giordano y Hahn. Lihn se queda unos días en casa de Pedro Lastra en Long Island. Hahn se ha radicado en Maryland y unos días después espera a Lihn en el terminal de la ciudad. El bus ingresa al terminal, comienzan a bajar los pasajeros y la mirada atenta de Hahn no da con Lihn. Tras breves minutos el bus continúa su marcha, en eso Hahn divisa a Lihn moviendo frenéticamente sus brazos desde una ventanilla trasera del interurbano. Hahn se echa a correr y golpea la puerta del bus, éste se detiene y los amigos vuelven a encontrarse. Durante tres días, Lihn se aloja en el departamento de Hahn. Durante la primera noche conversan de poesía: “¿Y?... ¿Cómo anda la poesía?”, pregunta Lihn. “No sé. Tengo unos cuantos poemas que he escrito en estos años, pero no sé si sirven”, responde Hahn. “Por qué no me los muestras”, dice Lihn, “yo suelo desvelarme toda la noche. Tendré mucho tiempo para leerlos”. Hahn le entrega a Lihn un montón de hojas sueltas, todos poemas inéditos. A la mañana siguiente, durante el desayuno, Lihn se arrodilla sobre la alfombra y va ordenando los poemas seleccionados y aparta el resto. “Bien”, dice Lihn, “aquí está el libro. ¿Qué tal si ahora le buscamos un título?”. Hahn propone nombres que Lihn va rechazando con gestos faciales de desaprobación. Entonces, Hahn toma un papel y escribe un título que ha rondado en su cabeza durante años: “Arte de morir”. “Perfecto”, dice Lihn, y ofrece hacer el prólogo.
IV
Es mil novecientos ochenta y dos. Lihn habita un departamento, en los altos de una casa, con entrada independiente en la calle General Salvo. Hahn está de paso en Santiago y va a visitarlo. Lihn se ve inquieto, en ese momento suena el teléfono y dice que no lo contestará. Hahn pregunta por qué. Lihn le confiesa que ha tenido un romance con una mujer veintitantos años menor que él y que el ex marido, enterado del affaire, lo acosa. El amor en su ceguera de acto puro, sin asomo de corazón ni de cabeza. El teléfono no para de sonar. Entonces, Hahn se ofrece a contestarlo. Lihn le dice que prefiere no involucrarlo. Hahn se dirige al aparato y levanta el auricular: “Necesito hablar con Enrique”, dice una voz molesta. “Ya no vive aquí”, responde Hahn. “Yo sé que está ahí”, insiste la voz. “Ya le dije que no está”, repite Hahn y cuelga el teléfono que no vuelve a sonar. Minutos después suena el timbre de la puerta. Lihn se levanta a abrir pensando que es su hermano que ha quedado en llegar a esa hora. Hahn permanece sentado en el sillón, lo ve alejarse y tirar del cordón que desde arriba abre la puerta. De pronto suenan dos balazos, Lihn se inclina hacia la derecha y luego cae al suelo. Hahn, aterrado, se dirige a gatas hacia la puerta, no hay nadie a la vista, baja corriendo las escaleras y pone el cerrojo, y en un abrir de ojos brillantes y en un cerrar de ojos opacos Lihn, pálido, ya está de pie. “¿Estás bien?”, pregunta Hahn. “No pasó nada. O el tipo tiene mala puntería o eran balas de fogueo. A este imbécil no le da para más”, responde Lihn.
V
Es mil novecientos ochenta y siete. Hahn otra vez está en Santiago y recibe una llamada de Lihn quien, con voz quejumbrosa, suplica: “Necesito tu ayuda, me siento muy mal”. Hahn responde que iría de inmediato. Lihn también ha llamado a Pedro Lastra quien acude al llamado con Cecilia, su hija médico. Al llegar a casa de Lihn, Hahn se encuentra con Claudia Donoso, sobrina del escritor José Donoso, quien le informa que Lastra y su hija lo han llevado al hospital de la Universidad Católica: “Enrique tiene una infección urinaria. Tengo el auto aquí. Si quieres te llevo”. Después de una hora de espera en el hospital, aparece Lihn por el pasillo arrastrando los pies, se sienta mientras espera que Claudia y Cecilia terminen los trámites hospitalarios, y lo primero que dice a sus amigos es que nunca en su vida ha sentido una sensación tan grande de alivio y de placer físico como cuando le hicieron descargar la orina acumulada que casi le revienta la vejiga. Nada tiene que ver el dolor con el dolor. Nada tiene que ver la desesperación con la desesperación; a esto sigue una avalancha de exámenes médicos que detectan un problema renal serio.
VI
Es mil novecientos ochenta y ocho. Hahn ahora reside en Iowa City y mira por televisión la tercera sinfonía de Mahler. Los juegos de cámara lo distraen de la música misma, así es que decide sentarse de espalda a la pantalla y prescindir de la imagen. La voz de una mujer interpreta un texto de Nietzsche. Hahn comienza a sentir el corazón apretado, una sensación indescriptible de angustia. En Santiago Lihn ha empezado a compartir su casa con una invitada inesperada, una sombra que lo acompaña día y noche. Entonces, emprende una desesperada carrera junto a ella. Escribe, porque hacerlo significa trabajar con la muerte codo a codo, robarle algunos secretos. Pronto, la desigual carrera lo ha agotado. Pide que le aten un lápiz a la mano derecha y continúa, Todavía aleteo con el pescuezo torcido y las alas en desorden. De un salto Hahn sale del sillón y experimenta una extraña certeza, le dice a su mujer que Lihn ha muerto. Ella lo mira con cara de asombro y sugiere llamar a Chile. Hahn toma el teléfono y marca el número de Pedro Lastra en Santiago. Del otro lado, una voz femenina comunica la noticia: Lihn acaba de morir. Se nos hacía tarde. Se hacía tarde en todo. Para siempre.
Felipe Reyes F.
Nota: La anécdota de la joven mujer y de los disparos, la conocía. Sin duda fueron de salva, pero su autor no estaba tan equivocado, Lihn había tenido un infarto y lo que se buscaba era obviamente otra explosión del ya malogrado corazón del poeta.
Su amigo Jorge Palacios aún recuerda el último encuentro que tuvo con Lihn, antes de que éste muriera en 1988; “invitamos a unas mujeres a beber con nosotros, sin embargo luego de un rato ellas abandonaron el lugar. Con Enrique a razón de llevar nuestro machismo hasta las últimas consecuencias, las tomamos en brazos y emprendimos la retirada. Una vez depositadas en la vereda nos propinaron sendas cachetadas y se mandaron a cambiar... allí estábamos con el flaco, cuando frente a nosotros pasó lentamente un camión. El poeta, al instante, ante mi más completo asombro me hizo un gesto de adiós con la mano y corriendo a grandes zancadas, dio un salto girando en el aire para caer de espaldas sobre la plataforma vacía del camión. Y así tendido, de cara al cielo, con los brazos abiertos en cruz, lo vi perderse Alameda abajo, con destino desconocido”.
Saturday, July 12, 2008
LA MUERTE DEL REY ARTURO
01/12/1981 El Pais
«Con la publicación de La muerte del rey Arturo he querido rescatar de alguna manera el lenguaje simbólico medieval, ese lenguaje universal de los símbolos que puede perfectamente inscribirse en la creciente demanda de literatura de imaginación que existe en nuestros días». De esta forma explica Jacobo Martínez de Irujo Fitz James Stuart la utilidad que puede tener el libro La muerte del rey Arturo, traducido por él y por Mathilde de Neve por primera vez del romance original del siglo XIII y que hoy se presenta en Madrid. Este libro obtuvo el premio del Ministerio de Cultura a la obra mejor editada este año. «Cuando comencé a estudiar este tema hace cuatro años», añade el traductor, que es hijo de la duquesa de Alba, «no se habían producido en el campo de la literatura o en el del cine esas corrientes medievales míticas y religiosas que el cristianismo no pudo eliminar y que suponen, quizá porque el hombre moderno está agobiado en su vida diaria por el racionalismo y la crisis permanente, una vuelta a lo irracional, a lo mágico. La gente quiere ahora una literatura de imaginación servida por medio de unas claves simbólicas y se aleja progresivamente del existencialismo y de la concepción matemática de la existencia».
El libro, editado por Siruela, recoge la quinta y última parte de un gran ciclo novelesco (1200 a 1230) llamado Lanzarote en prosa, o también La vulgata, por la enorme fama que alcanzó a lo largo de todo el período medieval. Se trata de una edición para bibliófilos que consta de 515 ejemplares, que se venden cada uno a 23.000 pesetas, y que será presentada, a las ocho de la tarde de hoy, en la sede de la agencia Efe (calle de Espronceda, 32). Este libro ya fue presentado en Barcelona el pasado día 18 de noviembre.
Jacobo Martínez de Irujo, que se confiesa autodidacto («he estudiado literatura y arte por mi cuenta, ya que no llegué a terminar los estudios universitarios de Filosofía y Letras»), decidió ponerse a trabajar en el libro hace cuatro años, a raíz de un encuentro con Suzanne Grange, que es precisamente la autora de las 56 ilustraciones realizadas expresamente para esta edición. A estas ilustraciones hay que añadir los veintitrés caligramas que abren los principios de cada capítulo, que han sido diseñados por Santiago Muñoz Brandón. La traducción se ha realizado a partir del manuscrito A, publicado por Jean Frappier, que se encuentra en la Biblioteca del Arsenal, de París.
«Europa encontró en La vulgata», explica el traductor, «una literatura que no era deudora de la tradición griega o latina. Los clérigos anónimos que la escribieron reelaboraron y completaron una materia y unos símbolos que tuvieron vida propia durante toda la Edad Media y fueron los únicos que quisieron dar una significación -oculta para la conciencia de su tiempo- a esa extraña ambigüedad de leyendas celtas cristianizadas. La muerte del rey Arturo es una verdadera enciclopedia de la vida y del espíritu de la Edad Media».
La literatura artúrica tuvo serias dificultades para penetrar en España. Cuando en otros países europeos estos textos eran de sobra conocidos, a nuestro país no había llegado prácticamente ninguna referencia seria.
«Más tarde», dice el traductor, «la feroz y genial parodia que traza Cervantes en El Quijote de las novelas de caballería de su época ha hecho olvidar el valor y la significación literaria de las auténticas novelas caballerescas de los siglos XII y XIII. Si la llamada novela cortés, que nada tiene que ver con lo que conocemos por novelas de caballería, goza de tan mala Prensa en nuestro país se debe a este prejuicio.
Las Ediciones del Conde de Siruela, título completo de la firma editorial de La muerte del rey Arturo, dirigida también por Jacobo Martínez de Irujo Fitz James Stuart, se proponen publicar, también para bibliófilos, las partes de La vulgata que quedan.
Friday, July 11, 2008
EDICION DE BIBLIOFILO DE MARGARET ATWOOD
Special Limited Edition of The Door available soon.Only 150 copies of this lavishly produced and limited hand-numbered edition of Margaret Atwood's new book of poetry, The Door (September 2007), will be produced. Beautiful container box lined with special paper also includes original artwork by Margaret Atwood in a signed and numbered print.This limited boxed book was custom printed in a special edition on Domtar fsc certified paper. The book is quarterbound with Iris bookcloth and decorative brown wrap and letterpress endpapers. The signed and numbered edition includes a frameable limited edition blockprint on 100% cotton paper. The blocks were hand cut by Margaret Atwood and editioned at Anstey Bookbinding Inc. on a Vandercook letterpress in an edition limited to 150, signed and numbered in pencil.
Wednesday, July 09, 2008
MARGARET ATWOOD
Margaret Atwood
Y es que a pesar de su importancia Margaret Atwood (Ottawa, 1939) es poco conocida por los lectores españoles, siendo su presencia en las librerías una rareza transitoria hasta hace bien poco. Sin embargo, fueron muchos los que pensaron en ella tras la concesión del Nobel a Doris Lessing el año pasado. Y lo hicieron porque, más allá de un similar e incuestionable ejemplo ético al oponerse a cualquier tipo de dominación, Atwood es, además, una gran escritora. Y en su caso es imposible separar a la activista de la escritora, porque son sus obsesiones como ciudadana (búsqueda de una identidad nacional frente al vecino norteamericano, compromiso ecologista, reformulación de la condición femenina...) las que subyacen en el fondo de su obra y la dotan de sentido.
Lo que viene a continuación es el intento de cartografiar un inmenso territorio (ensayo, crítica, novela, poesía...) llamado Margaret Atwood:
«El cuento de la criada» (Punto de lectura, 2002). La obra más conocida de Atwood gracias a la adaptación cinematográfica del director Volker Schlöndorff con guión del Nobel británico Harold Pinter. «El cuento de la criada» es una narración distópica acerca de una Norteamérica futura en la que el fundamentalismo niega toda condición femenina, reservando a las mujeres un mero papel reproductor. Con esta obra, que obtuvo el Arthur C. Clarke Award, demostró que la dominación sexista está íntimamente ligada a la dominación política. El mundo feliz de Huxley desde el punto de vista de una mujer.
«El asesino ciego» (Zeta, 2005). Con esta obra Atwood se hizo con otro gran premio: el Booker Prize. La historia de la familia Chase a lo largo del siglo XX -con parada en la guerra civil española- a través de la memoria de una anciana y la relación con su hermana. Una novela repleta de resortes, en la que los diferentes materiales (historia y ficción, noticias de prensa y novela dentro de la novela) encajan en una estructura similar a un antiguo juego chino.
«Resurgir» (Alianza, 2004), novela incluida por el cansino pontífice Harold Bloom dentro de su Canon Occidental, es un alegato ecologista en el que denuncia la acción del hombre sobre su entorno natural. La preocupación de Atwood por el medio ambiente está presente en toda su obra, algo que ya se podía ver en su seminal libro de poemas «The Journals of Susana Moodie», en el que a través de una pionera en la conquista de la frontera canadiense evocaba un mundo a punto de desaparecer.
Y es que aunque no sea su faceta más conocida, Atwood es una magnífica y muy prolífica poeta. En castellano se publicó hace unos años «Juegos de poder» (Hiperión, 2000), una colección de poemas traducidos por Pilar Somacarrera en los que se acerca al amor como constructo cultural y al rol asignado a la mujer dentro de él. En esa misma línea podía leerse la que fue su primera novela aparecida en 1969: «La mujer comestible» (Ediciones B, 2004), en la que denuncia el absurdo de los roles asignados a la mujer, pero no con el tono sesudo y denso de otras autoras, sino mediante el humor y la ironía. Algo que ha sido constante a lo largo de su obra y que se puede comprobar en las piezas breves agrupadas en el volumen «El huevo de Barba Azul» (Alcor, 1989).
Los últimos libros de Atwood aparecidos en España han sido el libro de relatos «Érase una vez» (Lumen, 2007) y «Desorden moral» (Bruguera, 2007), en la que la canadiense vuelve a escribir acerca del devenir y el paso del tiempo a través de una historia familiar. Estos han sido los últimos títulos que se podían encontrar en las librerías, pero eso era antes de ser tocada por la varita mágica de Asturias... prepárense para el aluvión editorial y déjense empapar.
Posdata Infame: ¿Crees que ha sido justo el premio? ¿Quién habría sido tu candidato? Si Sánchez Dragó es capaz de eyacular hacia dentro tantricamente (tan ricamente)...¿Crees que ha podido votarse a sí mismo?
RUBEN DARIO, AZUL
RICARDO PALMA
RICARDO PALMA
Nace el gran "tradicionista" en el corazón mismo de la vieja Lima virreinal, el 7 de febrero de 1833. Era mestizo, de cholo y cuarterona, al decir de L.A. Sánchez.Durante sus primeros años estudia en la escuela de don Antonio Orengo y en la de don Clemente Noel.Con sólo quince años, es ya director de un periódico político y satírico llamado "El Diablo". El diario "El Comercio" publica sus primeros poemas. En 1849 estudia en el Convictorio de San Carlos.En 1852 estrena "Rodil" y colabora en la hoja satírica titulada "El Burro". Poco tiempo después publica "Corona patriótica" y "Juvenilia" (Lima, 1855) Con veintidós años publica su primer libro de versos: "Poesía". Poco tiempo después entra a trabajar como redactor del diario "El Liberal". En 1861 colabora en la "Revista del Pacífico" y en la "Revista de Sud América". Publica un librito: "Dos poetas".Se empiezan a publicar en los diarios nacionales y extranjeros sus pequeños relatos que retratan con gracia e ironía las costumbres de la Lima colonial, bajo el título de "Tradiciones".En 1863 publica un trabajo histórico: "Anales de la Inquisición de Lima"Viaja a Europa y en 1865 publica en Francia "Armonías" (Havre, 1865) y "Lira". Vuelve a Lima para ocupar un cargo público tras el derrocamiento del presidente Pezet. En esta época es también redactor de "El Mercurio". En 1867 es redactor principal de "La Campana", periódico político-satírico. Bajo el seudónimo de "Un campanero" publica un librito satírico en verso titulado "Congreso Constituyente". En 1872 se publica la primera serie de sus "Tradiciones", la segunda se publicaría en 1874 y la tercera en 1875, representan la obra más definida del autor peruano. Mientras tanto colabora asiduamente en "El Correo", "La Patria" y "El Liberal". Se retira a vivir en el balneario de Miraflores y publica la cuarta serie de sus "Tradiciones". De esta época son tambien un trabajo histórico titulado "Monteagudo y Sánchez Carrión" y un libro de poesías festivas: "Verbos y Gerundios" (1877).Junto a Acisclo Villarán y Manuel Atanasio Fuentes funda la revista "La Broma", periódico satírico, donde publica nuevas tradiciones bajo el título de "Ropa Vieja". Palma vive en una época en que los acontecimientos políticos (intento de España de recuperar su más preciada colonia, pretextando un incidente baladí en una hacienda del norte, que determina el envío de una expedición "científica" al Callao), una sociedad poco estable en los primeros años de la independencia, unas costumbres que se deben transformar velozmente en el ambiente liberal de la república, una guerra desastrosa contra Chile, etc. promovieron un ambiente de crítica social y política, que se plasmó en las abundantes revistas satíricas que nacieron entonces (El gabacho, La zamacueca política, La broma, El burro, etc). L.A. Sánchez se resiste a considerar a Ricardo Palma dentro de esta corriente, tampoco lo considera dentro de los "románticos" (aunque fuera su portavoz), habría entonces que situarlo dentro de un género único, creado por el mismo, como son las "tradiciones", que describen situaciones pintorescas, tratadas con picardía y trasfondo escéptico y socarrón: literatura satírica peruana.Durante la guerra con chile (1879), las tropas que ocupan Lima, queman la casa de Ricardo Palma, y su biblioteca, en ella arden los manuscritos de su novela "Los Marañones", y los apuntes para sus memorias. La novela trataba sobre las expediciones de Gonzalo Pizarro y Lope de Aguirre al Amazonas. Durante la ocupación chilena, vive de corresponsalías de periódicos extranjeros, principalmente de "La Prensa" de Buenos Aires.En 1883, se encarga de la reconstrucción bibliográfica de la Biblioteca Nacional, que había sido inicialmente saqueada, luego utilizada como cuartel de caballería y por último incendiada por las tropas invasoras del país vecino. Aparecen su quinta y sexta serie de "Tradiciones" . En Nueva York aparece "El demonio de los Andes", que son tradiciones históricas sobre el conquistador Francisco de Carvajal. Escribe sobre las inquietudes literarias de su generación, que publica en 1886 bajo el título La bohemia de mi tiempo. En 1887 se publica un tomo que recoge su obra poética y dos años después la séptima serie de "Tradiciones", que incluyen los relatos de "Ropa vieja". Se publican los versos "A San Martín", homenaje al Libertador y sale al público en Buenos Aires la primera edición extranjera de las "Tradiciones". La octava serie de "Tradiciones" aparece bajo el título de "Ropa apolillada".Publica "Cantarcillos y Filigranas", "librito-tarjeta de año nuevo", en verso. Y viaja a España, acompañado de su hija Angélica de doce años, para asistir al congreso americanista, literario y geográfico celebrado en Madrid en el IV centenario del descubrimiento de América. Intenta hacer aprobar por la Academia muchos términos del castellano del Perú, pero no encuentra mucho eco a sus propuestas. Cuatro años después publicaría "Neologismos y americanismos", objeto de sus discusiones de Madrid. Y posteriormente "Recuerdos de España". En 1899 se publica la novena serie de "Tradiciones", y artículos históricos. Tambien salen a la luz sus "Cachivaches, artículos literarios y bibliográficos.En los primeros años de 1900 publica "Papeletas lexicográficas", que son dos mil setecientas voces que hacen falta en el diccionario, fruto de su gran procupación por el idioma y por su modalidad hablada en el Perú. Aparecen en Barcelona "Mis últimas tradiciones peruanas". Aún publica una pequeña autobiografía, "Doce cuentos" y "Apéndice a mis últimas tradiciones peruanas" antes de fallecer en Miraflores a la edad de 86 años, el 6 de octubre de 1919. Capítulo aparte merecen sus "Tradiciones en salsa verde". Tradiciones picantes escritas por Palma probablemente a fines del siglo XIX, pero que se cuidó de no entregar a la prensa por temor, cabe suponer, a la falsa moral que adoptó la Lima republicana, llena de reminiscencias coloniales dieciochescas. Los originales de esta obra son propiedad de la Sra. Elsa Letts de Cohen, pero se sabe que en 1904 Palma le obsequió una copia mecanografiada al historiador Carlos F. Basadre, quien posteriormente la vendió a la universidad de Duke (EEUU). Actualmente existe tambien una copia microfilmada de la de la U. de Duke, en la Biblioteca Nacional de Lima. De esta última se han sacado abundantes extractos que circulan muchos de ellos con poquísima calidad.Las principales tradiciones contenidas en el pequeño librito, llevan los siguientes títulos: "La pinga del Libertador", "El carajo de Sucre", "Un calembourg", "La cosa de la mujer", "Fatuidad humana", "Los inocentones", "El lechero del convento" y "La moza del Gobierno".
EL LIBRO
Coco Chanel decía que una mujer nunca es suficientemente rica, ni está suficientemente delgada. Beethoven, en cambio, afirmaba que nunca se es lo bastante bueno o lo bastante valiente. Lo cierto es que uno, a estas alturas, ya no sabe a quien creer. De todas formas gracias por estar aquí.
Esta primera sala, nos tememos, puede resultar un poco árida, pero es imprescindible. La percepción es educación y de lo que se trata es que usted empiece a ver los libros de una forma diferente. Efectivamente, un libro es un soporte físico de información, pero también es algo más... es, o debería ser, una obra de arte y un oscuro objeto de deseo. En el principio era el Verbo, más tarde, puso Adán nombres a toda bestia y ave de los cielos y a todo animal del campo. Parece evidente que algo, antes de tener nombre, simplemente no existe. Un libro será, simplemente, un libro, antes de que nombremos las partes que lo componen, después se convertirá en una estructura compleja de arquitectura perfecta.
Entremos, pues, en materia:
Partes exteriores:
Cortes del libro: Todo libro tiene tres cortes, el superior o de cabeza, el inferior o de pie y el delantero que es el que está opuesto al lomo. El corte delantero puede ser plano (si el lomo también lo es) o adoptar forma cóncava cuando el lomo es redondo. A esta forma se le denomina mediacaña.
El corte suele ser blanco o del mismo color del papel, aunque, en ediciones cuidadas o de mucho manejo, puede dorarse, pintarse, jaspearse, bruñirse, labrarse, etc.
Planos: Los planos son las dos caras, anterior y posterior del libro, que se denominan delante y detrás.
Cubiertas: Los planos y el lomo de papel con que se forra el libro para su encuadernación en rústica se denomina cubiertas. En este caso la cubierta anterior lleva impreso en nombre del autor, el título de la obra y el pie editorial. En los encartonados, la cubierta recibe también el nombre de tapa o tabla, y pasta si se recubre con piel (ver la sala dedicada a las encuadernaciones).
Nervios: Aunque se refiere a cada una de las cuerdas, cordeles o bramantes que se colocan en el lomo del libro para reforzar la encuadernación por extensión se refiere, también, a los salientes que producen en el lomo una vez encuadernado. Reciben esta denominación porque, originariamente, estaban hechos con nervio de caballo. Hoy, en la mayoría de los casos, no son más que un adorno y se denominan nervios falsos u ornamentales.
Tejuelo: Pequeño trozo de piel, tela, papel o cualquier otro material que se pega al lomo y que lleva impreso el nombre del autor y el título. Su color suele contrastar con el de la piel del lomo.
Partes interiores:
Guardas: Hojas de papel que coloca el encuadernador dobladas por la mitad para unir el libro y la tapa. Generalmente son de papel distinto usado en el cuerpo del libro, tanto en el cuerpo como en el gramaje y en el color.
Hojas de respeto o cortesía: Hoja en blanco que se coloca al principio y al final del libro. En ediciones de lujo o especiales se colocan dos o más hojas de cortesía.
Anteportada o portadilla: Es la hoja anterior a la portada, puede ir en blanco, aunque generalmente se imprime el título del libro en caracteres abreviados o menores que el de la portada.
Contraportada: Es la cara posterior de la anteportada o portadilla, puede ir en blanco o bien figurar en ella el título general de la obra, cuando ésta consta de varios tomos. También puede figurar en ella algún grabado con retrato del autor o sin él.
Frontispicio o frontis: Es la portada cuando va orlada o decorada tipográficamente con grabados o alegorías. También se suele denominar frontis a la contraportada cuando va orlada e ilustrada.
Portada: Es la página más sobresaliente del libro; especifica de forma más extensa el título de la obra, el nombre del autor, nombre del prologuista, méritos del autor o cualquier otra explicación interesante de resaltar, lugar de la impresión, nombre del impresor y la fecha.
Página de derechos: Es la que ocupa el reverso de la portada y en ella figuran los derechos de la obra, número de ediciones, pie de imprenta, etc.
Dedicatoria: Es el texto con el cual el autor dedica la obra, se suele colocar en el anverso de la hoja que sigue a la portada. No confundir con dedicatoria autógrafa del autor que es cuando el autor, de su puño y letra, dedica la obra a una persona concreta.
Prólogo: Es el texto previo al cuerpo literario de la obra. El prólogo puede estar escrito por el autor, editor o por una tercera persona de reconocida solvencia en el tema que ocupa a la obra. El prólogo puede denominarse prefacio o introducción.
Preliminares: Antiguamente se utilizaba una página anterior al texto e incluía Censuras, Loas, Privilegios, etc. Modernamente está en desuso o bien se utiliza en caso de existir algún texto de agradecimiento.
Índice: Es una relación esquemática del contenido del libro. Puede ir al principio o al final (en las obras científicas al principio y en las literarias al final). Los índices cronológicos, geográficos, de láminas, etc. suelen ir al final de la obra.
Colofón: Se pone al final de la obra (en la última página impar) y en él consta el lugar de impresión, la fecha y el nombre de la impresión. También incluye el número de tirada y el escudo del impresor.
Tuesday, July 08, 2008
NURIELDIN HERMOSILLA, BIBLIOFILO
A 104 años del nacimiento de Neruda "Álbum de Isla Negra"
Hallazgo: el libro manuscrito que Pablo Neruda le dedicó a Alicia Urrutia
El abogado y coleccionista Nurieldín Hermosilla revela la existencia de un álbum que Neruda escribió para Alicia Urrutia en 1969. En exclusiva, se dan a conocer algunas páginas del curioso libro-objeto escrito de puño y letra por el vate con dibujos de su autoría.
Hermosilla relata cómo llegó a sus manos el manuscrito que habría pertenecido a la enigmática mujer -quien aún vive en Arica- y ofrece algunas tentativas de interpretación para estos breves poemas en los que, a los 65 años, Neruda plasma un renacimiento del amor a la vez que vislumbra su "naufragio". El especialista Hernán Loyola analiza la relación entre el poeta y su joven amada.
Pedro Pablo Guerrero
NUESTRO CONSOCIO NURIELDIN HERMOSILLA Y EL "ALBUM DE ISLA NEGRA"
Poemas inéditos parecen confirmar último romance secreto de Pablo Neruda
Una serie de poemas inéditos escritos sólo cuatro años antes de morir parecen confirmar el último romance del poeta y Premio Nobel chileno Pablo Neruda con la joven Alicia, sobrina de su tercera esposa y quien acompañó a ambos en sus últimos años de vida.
Son 14 poemas, compilados en un libro que fue bautizado como 'Album de Isla Negra' que fue adquirido recientemente por uno de los mayores coleccionistas de su obra en Chile, el abogado Nurieldín Hermosilla, quien a su vez lo compró por una alta suma a un librero que antes lo había adquirido a un anónimo vendedor.
Las piezas están escritas con la tradicional tinta verde que utilizaba Neruda y representan una declaración de amor incondicional a la joven Alicia Urrutia, sobrina de su última esposa, Matilde Urrutia.
Según Hermosilla, Alicia era cuarenta años menor que Neruda, que murió a los 69 años de edad en 1973.
"Son una directa y definitiva comprobación desde la pluma del poema de sus amores con Alicia", dijo el coleccionista, especializado en la obra de Neruda, ganador del Premio Nobel de Literatura en 1971.
El texto se hizo público por decisión de la propia Alicia, que aún vive pero que jamás ha pronunciado palabra pública sobre el tema, dijo el abogado.
"Creo que ella se decidió a confirmar su amor con Neruda y puso a la venta este libro para legitimarse y terminar con el mito", dijo el abogado.
En el libro, Neruda le dice a su amada Alicia: "En tus sueños nacen las alas azules que guardo en este libro perdido/Yo colecciono tus lágrimas/Ellas vuelan a una caja que guardo en un jardín donde sólo llega tu sombra/Aquí está el árbol de olvido/De él saqué un trozo de madera para grabar tu nombre", según páginas reveladas por el diario El Mercurio.
Los nuevos poemas generaron reacciones dispares entre los amantes de la poesía de Neruda, a quien se le considera el autor de los versos de amor más leídos en el mundo.
"Esto es sumamente importante, contribuye a la estructuración de toda la obra de Neruda", dijo Aída Figueroa, directora de la Fundación Neruda.
"Alicia es una figura que por mucho tiempo se trató de soslayar (...) Fue la última pasión de Neruda y le trajo terribles dolores", agregó Figueroa.
El poeta Armando Roa se manifestó en el mismo sentido: "La reacción frente a textos inéditos de nuestros grandes poetas es, por supuesto, de alegría, de entusiasmo y de celebración", dijo.
Pero para los poetas Armando Uribe y Floridor Pérez, los textos inéditos no son un mayor aporte. "No me parece que tenga gran interés literario", dijo Uribe, Premio Nacional de Literatura 2004.
"Esto debe ser muy relevante para un coleccionista, por su rareza, pero para la obra literaria de Pablo Neruda no tiene importancia", señaló por su parte Floridor Pérez.
El romance con Alicia inspiró y atormentó a Neruda en el ocaso de su vida, aunque ya en otras ocasiones el poeta había estado enfrascado en un triángulo amoroso, según relata la periodista Inés María Cardone en su libro "Los amores de Neruda".
Precisamente el amor hacia Matilde Urrutia -su tercera y última esposa- surgió cuando se encontraba casado con su segunda mujer, la pintora argentina Delia de Carril, 20 años mayor que él.
Matilde y Neruda vivieron un romance oculto durante años, en una situación que luego se repitió a escasos años de morir, esta vez con la joven Alicia.
Alicia era sobrina de Matilde y fue acogida por ella en su casa de Isla Negra, en la costa central chilena, a fines de los años 60, cuando recién había sido madre de una niña llamada Rosario.
Matilde habría sorprendido a ambos en el lecho y echado a su sobrina del hogar, aunque el amor entre la joven y el viejo poeta no habría terminado, siguiendo hasta pocos meses antes de la muerte del poeta, en 1973, según Cardone.