UN LIBRO RARO Y VALIOSO DE VIAJES EN LA COLECCION DE EZEQUIEL LIRA
SHANGRILA
LA BÚSQUEDA DEL PARAÍSO
LA BÚSQUEDA DEL PARAÍSO
por MARTIN WESTCOTT
CAPITAN, EQUINOCCIO II
ISBN 978-956-8077-84-6
9 789568 077846
9 789568 077846
Shangrila, La Búsqueda del Paraíso
Autor
Martin Westcott
Idioma
Español
Edicion
primera
Paginas
416 páginas a todo color
Tapa
Dura con cuño
Dimensiones
15 x 21 cm
Descripción
Cuatro jóvenes chilenos, cansados de su vida en Santiago, zarpan en la búsqueda de “Shangrila” o “el paraíso perdido”. En su camino se encuentran con otros que, como ellos, decidieron dejar lo cotidiano para buscar otra forma de vida. Islas paradisíacas, tormentas en alta mar, mujeres, vida nocturna, cocina del mundo, deportes, piratas, encuentro con hombres notables, centros de meditación, chilenos patiperros, lugares exóticos y situaciones bizarras son algunos temas que se palpan en este fascinante libro. Estos jóvenes —los primeros chilenos en dar la vuelta al mundo a la vela— zarpan en la búsqueda del paraíso perdido, sin saber que en realidad encontrarán el “paraíso interior”. Ya nada será igual cuando regresen a casa más de tres años después.
Comentarios
• Edición de lujo: tapa dura, lomo redondo.• Edición con más de 200 fotografías a todo color.• Rutas detalladas de los lugares visitados en cada año de la travesía.
REPORTAJE: La búsqueda del paraíso perdido
Alfredo Larreta /alarreta@mercuriovalpo.cl
En la embarcación “Equinoccio II”, bajo la capitanía de Martin Wescott, los tripulantes navegaron tres años, tres meses y tres días, después de haber zarpado desde Valdivia. En su travesía enfrentaron toda clase de vivencias, desde el peligro y la supervivencia en el mar, hasta la recalada en lugares paradisiacos y de solaz.
Les habían advertido que el tramo entre Omán y Yemen, especialmente en el Golfo de Adén, era muy peligroso, y que trataran de alejarse lo más posible de Somalia.
De pronto se acercan algunas embarcaciones probablemente de pescadores, ¿o eran piratas? Esa era la alternativa, que los molestaran para que regalaran cosas o que los asaltaran.
Así lo relata Martin Mescott Varas, cineasta y capitán del yate (27 años al momento del zarpe), al recordar en tierra firme el viaje de más de tres años en el yate chileno "Equinoccio II".
Uno de los frutos de esa travesía es su libro "Shangrila. La Búsqueda del Paraíso", presentado recientemente en el Club Naval de Valparaíso. Los otros navegantes de la primera tripulación eran Anthony Wescott (su padre, de 69 años) y Jorge Bebin Subercaseaux (28, ingeniero comercial).
Los piratas, aparte de robar a yatistas, trasladan inmigrantes ilegales desde Somalia a Arabia Saudita, prácticamente un tráfico de mano de obra, pues en este último país tienen muy buenas expectativas económicas.
En la página 243 recuerda esos instantes. "¿Piratas? Nerviosismo al verles acercarse. Ser amigables en lo posible, darles un pequeño regalo. La verdad es que uno fue bastante insistente y pesado, estuvo como media hora siguiéndonos en una lancha abierta con un motor de 40 caballos, imposible escapar, tan solo aguantar la presión".
Más adelante añade que meses después, en Cagliari, "nos encontramos con un gringo, Hill, navegante solitario en un bote de 30 pies llamado "queso" que atravesó un mes antes que nosotros por esta misma zona y fue atacado por piratas. Se le apareció una lancha negra con mujeres y niños, pero también con unos negros armados con escopetas y AK-47. Lo abordaron, lo encañonaron le robaron dos GPS, la radio HF, la radio VHF, el motor fuera de borda y dólares".
DESDE VALDIVIA
Los navegantes enfrentaron además tormentas, presencia de tiburones, largas travesías, problemas con los motores e instrumentos y otras dificultades. Pero hubo momentos para el solaz en islas y lugares paradisiacos y otros de gran contenido histórico.
En el libro, Martin Westcott entrega un relato ameno, directo, vivencial, de su periplo. La aventura se inició el 29 de marzo de 2002, desde el Club de Yates de Valdivia en la embarcación de propiedad de su padre, Anthony Westcott, el que en distintos tramos fue recibiendo diversos tripulantes, pero siempre bajo el mando de Martin. El 2 de julio de 2005 regresaron al mismo puerto, después de tres años, tres meses y tres días en que cruzaron tres océanos y visitaron 30 países.
Habían cubierto 40 mil millas náuticas, más que la circunferencia de la tierra, considerando, como dato ilustrativo, que Cristóbal Colon, sólo recorrió tres mil millas en su primer viaje para descubrir América.
Además, se inscribieron como los primeros chilenos en dar la vuelta al mundo en yate de bandera nacional, zarpando desde un puerto chileno y regresando al punto de partida.
EL MUNDO A LA VELA
El extenso recorrido de Martin Wescott y sus tripulaciones de relevo, salvo los contramaestres Jorge Bebin y Matthew Wescott, que fueron los más estables, abarcó largas travesías, como también algunas estadías prolongadas en tierra, para ir conformando el proyecto de video y cine, que era uno de los objetivos de la expedición.
Cuenta el capitán que se encuentran en la etapa final de montaje de ocho capítulos, de una hora de duración cada uno, que serán transmitidos por Mega, probablemente a partir de marzo, los sábado en la tarde, con guiones a cargo de Matías Celedón. Además, captaron más de cuatro mil fotografías, muchas de las cuales están plasmadas en el libro.
La primera singladura fue desde Valdivia a Juan Fernández, integrando la tripulación su padre, Antonhy Wescott, un destacado yatista. Desde allí siguieron a Isla de Pascua, recorriendo mil 600 millas con 17 días en alta mar sin ver tierra. De Pascua a Tahiti, con cuatro meses de navegación y más tarde a Nueva Zelanda, donde estuvieron en primera línea observando la más famosa competencia de yates, la America Cup.
Siguieron hasta las islas Fiji, pasando por Papúa Nueva Guinea. Desde allí a Borneo hasta la isla de Bali. Luego se dirigieron al Océano Indico por el lado oeste de Sumatra, hasta llegar a Tailandia.
Después cruzaron el Golfo de Bengala hasta Goa en India; luego el Mar Arábigo y el Mar Rojo. Visitaron Omán, Yemen, Arabia Saudita, Sudán y Egipto. Surcaron el Mediterráneo, alcanzando Turquía, Grecia e Italia. En Málaga repararon el yate para el cruce del Atlántico. Zarparon de Tánger, recalando en islas Canarias, islas Cabo Verde de Africa y llegaron a la isla brasileña de Fernando de Noroña.
Una de las etapas más difíciles fue el cruce del Cabo de Hornos a la vela, que se cumplió el 17 de mayo de 2005. Por ello el capitán fue reconocido como Cap Hornier, por la Cofradía del Cabo de Hornos, con sede en Valparaíso, honor que reciben aquellos que cruzan a la vela el temible paso.
El yate recaló en Valdivia el 2 de julio de 2005, poniendo punto final a su periplo. Que no será el último, por supuesto.
EXAMEN DE SIDA EN LA INDIA
Martin Wescott relata que que estando en Poona, ciudad colonial de la India, decidieron, impulsados por su madre, María Florencia Varas Olea, que reside en ese país, visitar un famoso centro de meditación, el Osho Internacional Meditation Resort, fundado por Bhagwan Shree Rajneesh, profesor de filosofía y místico, conocido internacionalmente como el Sex Guru, por su postura abierta al sexo.
Al morir Osho, en 1992, el "ashram" se convirtió en un Meditation Resort. Cuenta Martin: "La filosofía del Osho procura vivir el "here and now", el aquí y ahora, sin trabas y sin los prejuicios de nuestra sociedad católica, capitalista occidental".
Pero para ingresar al centro es necesario hacerse un examen de VIH, debido a la libertad que impera en su interior. "Mi madre, Savitri, su nombre "sannyasin" (seguidores de la filosofía de Osho) me tuvo que arrastrar hacia el Welcome Center, donde se practican los exámenes de sida Allí estaban ya Ork y Bergomi, más compuestos que yo. Bueno, ¡si tengo sida, tengo sida!".
"Después de 15 minutos de agónica espera -relata en la página 221 del libro- gracias a Dios, aunque Osho diga que no existe, pasé el examen y me dieron mi Meditation Pass, con el cual podía ingresar al resort. También Org y Bergomi pasaron, así es que todo bien. Entramos. ¡Qué alivio!, es como nacer de nuevo".
DÍAS DE TRISTEZA
"Mi padre vivió su sueño de dar la vuelta al mundo navegando a través de nosotros", nos dice Martin, al rememorar uno de los momentos más tristes de la travesía, que fue cuando le comunicaron que su padre había fallecido, el 6 de octubre de 2004. Anthony Wescott McKay habia sido el autor intelectual del largo viaje.
"Nos encontrábamos anclados en Gibraltar, junto a decenas de yates, pero la policía logró ubicarnos para darnos a conocer la triste noticia. De inmediato hice los preparativos y emprendí el viaje aéreo para estar en los funerales de mi padre.
Luego de las exequias, fue cremado y sus cenizas, depositadas en un ánfora, volaron a Europa, para continuar en el viaje de regreso a Chile a bordo de su querido "Equinoccio II".
"El siempre había deseado hacer un viaje similar, aunque nos acompañó como capitán hasta Juan Fernández, en la primera etapa de la expedición; pero en todo momento estuvo con nosotros", acota Martin.
También estuvo embarcado en uno de los tramos de la navegación en Indonesia, su última estadía terrenal en el yate.
El yate
El "Equinoccio II" fue construido en el astillero "Skentelbery and sons" de Plymouth, Inglaterra, en 1981, por el padre de Martín, Anthony Westcott, empresario y autor de numerosos libros sobre navegación. Tiene 12 metros de eslora, 3,8 metros de manga y 2 metros de calado. Martin revela relata que su padre viajó desde Inglaterra para traer el yate, recorriendo unas 10,000 millas marinas hasta llegar a Algarrobo. Después, en 1983, la embarcación quedó matriculada en Valdivia, aunque la familia residía en Santiago o en el fundo Lo Moscoso, de Villa Alemana.
Relato de la aventura
El libro "Shangrila. La Búsqueda del Paraíso Perdido" está escrito a la manera de diario de viajes, con un estilo muy coloquial, directo, ameno, entretenido y con un fino humor de su autor, sin que en muchos pasajes adquiera una gran profundidad, con pensamientos muy propios de la soledad de las largas guardias a bordo y de la experiencias de un mundo por conocer.
De tapas duras, con gráficos y profusión de fotografías captadas por los integrantes de la expedición, cuenta con 415 páginas, con un glosario de términos náuticos y las recetas de "Equinoccio", muy útiles para cocinar a bordo. Fue editado por la Sociedad Las Orcas Limitada y por Origo Ediciones e impreso en China. Está disponible en el Puerto Deportivo y en el Club de Yates de Higuerillas.
Les habían advertido que el tramo entre Omán y Yemen, especialmente en el Golfo de Adén, era muy peligroso, y que trataran de alejarse lo más posible de Somalia.
De pronto se acercan algunas embarcaciones probablemente de pescadores, ¿o eran piratas? Esa era la alternativa, que los molestaran para que regalaran cosas o que los asaltaran.
Así lo relata Martin Mescott Varas, cineasta y capitán del yate (27 años al momento del zarpe), al recordar en tierra firme el viaje de más de tres años en el yate chileno "Equinoccio II".
Uno de los frutos de esa travesía es su libro "Shangrila. La Búsqueda del Paraíso", presentado recientemente en el Club Naval de Valparaíso. Los otros navegantes de la primera tripulación eran Anthony Wescott (su padre, de 69 años) y Jorge Bebin Subercaseaux (28, ingeniero comercial).
Los piratas, aparte de robar a yatistas, trasladan inmigrantes ilegales desde Somalia a Arabia Saudita, prácticamente un tráfico de mano de obra, pues en este último país tienen muy buenas expectativas económicas.
En la página 243 recuerda esos instantes. "¿Piratas? Nerviosismo al verles acercarse. Ser amigables en lo posible, darles un pequeño regalo. La verdad es que uno fue bastante insistente y pesado, estuvo como media hora siguiéndonos en una lancha abierta con un motor de 40 caballos, imposible escapar, tan solo aguantar la presión".
Más adelante añade que meses después, en Cagliari, "nos encontramos con un gringo, Hill, navegante solitario en un bote de 30 pies llamado "queso" que atravesó un mes antes que nosotros por esta misma zona y fue atacado por piratas. Se le apareció una lancha negra con mujeres y niños, pero también con unos negros armados con escopetas y AK-47. Lo abordaron, lo encañonaron le robaron dos GPS, la radio HF, la radio VHF, el motor fuera de borda y dólares".
DESDE VALDIVIA
Los navegantes enfrentaron además tormentas, presencia de tiburones, largas travesías, problemas con los motores e instrumentos y otras dificultades. Pero hubo momentos para el solaz en islas y lugares paradisiacos y otros de gran contenido histórico.
En el libro, Martin Westcott entrega un relato ameno, directo, vivencial, de su periplo. La aventura se inició el 29 de marzo de 2002, desde el Club de Yates de Valdivia en la embarcación de propiedad de su padre, Anthony Westcott, el que en distintos tramos fue recibiendo diversos tripulantes, pero siempre bajo el mando de Martin. El 2 de julio de 2005 regresaron al mismo puerto, después de tres años, tres meses y tres días en que cruzaron tres océanos y visitaron 30 países.
Habían cubierto 40 mil millas náuticas, más que la circunferencia de la tierra, considerando, como dato ilustrativo, que Cristóbal Colon, sólo recorrió tres mil millas en su primer viaje para descubrir América.
Además, se inscribieron como los primeros chilenos en dar la vuelta al mundo en yate de bandera nacional, zarpando desde un puerto chileno y regresando al punto de partida.
EL MUNDO A LA VELA
El extenso recorrido de Martin Wescott y sus tripulaciones de relevo, salvo los contramaestres Jorge Bebin y Matthew Wescott, que fueron los más estables, abarcó largas travesías, como también algunas estadías prolongadas en tierra, para ir conformando el proyecto de video y cine, que era uno de los objetivos de la expedición.
Cuenta el capitán que se encuentran en la etapa final de montaje de ocho capítulos, de una hora de duración cada uno, que serán transmitidos por Mega, probablemente a partir de marzo, los sábado en la tarde, con guiones a cargo de Matías Celedón. Además, captaron más de cuatro mil fotografías, muchas de las cuales están plasmadas en el libro.
La primera singladura fue desde Valdivia a Juan Fernández, integrando la tripulación su padre, Antonhy Wescott, un destacado yatista. Desde allí siguieron a Isla de Pascua, recorriendo mil 600 millas con 17 días en alta mar sin ver tierra. De Pascua a Tahiti, con cuatro meses de navegación y más tarde a Nueva Zelanda, donde estuvieron en primera línea observando la más famosa competencia de yates, la America Cup.
Siguieron hasta las islas Fiji, pasando por Papúa Nueva Guinea. Desde allí a Borneo hasta la isla de Bali. Luego se dirigieron al Océano Indico por el lado oeste de Sumatra, hasta llegar a Tailandia.
Después cruzaron el Golfo de Bengala hasta Goa en India; luego el Mar Arábigo y el Mar Rojo. Visitaron Omán, Yemen, Arabia Saudita, Sudán y Egipto. Surcaron el Mediterráneo, alcanzando Turquía, Grecia e Italia. En Málaga repararon el yate para el cruce del Atlántico. Zarparon de Tánger, recalando en islas Canarias, islas Cabo Verde de Africa y llegaron a la isla brasileña de Fernando de Noroña.
Una de las etapas más difíciles fue el cruce del Cabo de Hornos a la vela, que se cumplió el 17 de mayo de 2005. Por ello el capitán fue reconocido como Cap Hornier, por la Cofradía del Cabo de Hornos, con sede en Valparaíso, honor que reciben aquellos que cruzan a la vela el temible paso.
El yate recaló en Valdivia el 2 de julio de 2005, poniendo punto final a su periplo. Que no será el último, por supuesto.
EXAMEN DE SIDA EN LA INDIA
Martin Wescott relata que que estando en Poona, ciudad colonial de la India, decidieron, impulsados por su madre, María Florencia Varas Olea, que reside en ese país, visitar un famoso centro de meditación, el Osho Internacional Meditation Resort, fundado por Bhagwan Shree Rajneesh, profesor de filosofía y místico, conocido internacionalmente como el Sex Guru, por su postura abierta al sexo.
Al morir Osho, en 1992, el "ashram" se convirtió en un Meditation Resort. Cuenta Martin: "La filosofía del Osho procura vivir el "here and now", el aquí y ahora, sin trabas y sin los prejuicios de nuestra sociedad católica, capitalista occidental".
Pero para ingresar al centro es necesario hacerse un examen de VIH, debido a la libertad que impera en su interior. "Mi madre, Savitri, su nombre "sannyasin" (seguidores de la filosofía de Osho) me tuvo que arrastrar hacia el Welcome Center, donde se practican los exámenes de sida Allí estaban ya Ork y Bergomi, más compuestos que yo. Bueno, ¡si tengo sida, tengo sida!".
"Después de 15 minutos de agónica espera -relata en la página 221 del libro- gracias a Dios, aunque Osho diga que no existe, pasé el examen y me dieron mi Meditation Pass, con el cual podía ingresar al resort. También Org y Bergomi pasaron, así es que todo bien. Entramos. ¡Qué alivio!, es como nacer de nuevo".
DÍAS DE TRISTEZA
"Mi padre vivió su sueño de dar la vuelta al mundo navegando a través de nosotros", nos dice Martin, al rememorar uno de los momentos más tristes de la travesía, que fue cuando le comunicaron que su padre había fallecido, el 6 de octubre de 2004. Anthony Wescott McKay habia sido el autor intelectual del largo viaje.
"Nos encontrábamos anclados en Gibraltar, junto a decenas de yates, pero la policía logró ubicarnos para darnos a conocer la triste noticia. De inmediato hice los preparativos y emprendí el viaje aéreo para estar en los funerales de mi padre.
Luego de las exequias, fue cremado y sus cenizas, depositadas en un ánfora, volaron a Europa, para continuar en el viaje de regreso a Chile a bordo de su querido "Equinoccio II".
"El siempre había deseado hacer un viaje similar, aunque nos acompañó como capitán hasta Juan Fernández, en la primera etapa de la expedición; pero en todo momento estuvo con nosotros", acota Martin.
También estuvo embarcado en uno de los tramos de la navegación en Indonesia, su última estadía terrenal en el yate.
El yate
El "Equinoccio II" fue construido en el astillero "Skentelbery and sons" de Plymouth, Inglaterra, en 1981, por el padre de Martín, Anthony Westcott, empresario y autor de numerosos libros sobre navegación. Tiene 12 metros de eslora, 3,8 metros de manga y 2 metros de calado. Martin revela relata que su padre viajó desde Inglaterra para traer el yate, recorriendo unas 10,000 millas marinas hasta llegar a Algarrobo. Después, en 1983, la embarcación quedó matriculada en Valdivia, aunque la familia residía en Santiago o en el fundo Lo Moscoso, de Villa Alemana.
Relato de la aventura
El libro "Shangrila. La Búsqueda del Paraíso Perdido" está escrito a la manera de diario de viajes, con un estilo muy coloquial, directo, ameno, entretenido y con un fino humor de su autor, sin que en muchos pasajes adquiera una gran profundidad, con pensamientos muy propios de la soledad de las largas guardias a bordo y de la experiencias de un mundo por conocer.
De tapas duras, con gráficos y profusión de fotografías captadas por los integrantes de la expedición, cuenta con 415 páginas, con un glosario de términos náuticos y las recetas de "Equinoccio", muy útiles para cocinar a bordo. Fue editado por la Sociedad Las Orcas Limitada y por Origo Ediciones e impreso en China. Está disponible en el Puerto Deportivo y en el Club de Yates de Higuerillas.
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