SOCIEDAD DE BIBLIÓFILOS CHILENOS, fundada en 1945

Chile, fértil provincia, y señalada / en la región antártica famosa, / de remotas naciones respetada / por fuerte, principal y poderosa, / la gente que produce es tan granada, / tan soberbia, gallarda y belicosa, / que no ha sido por rey jamás regida, / ni a extranjero dominio sometida. La Araucana. Alonso de Ercilla y Zúñiga

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Location: Santiago de Chile, Región Metropolitana, Chile

Editor: Neville Blanc

Sunday, May 03, 2009

CHILE ILUSTRADO


CHILE EN CUATRO MOMENTOS
Nuevo volumen de 1810: Los clanes y bandos que bullían en 1810
El gran conflicto político que se inaugura en América con la ocupación de España por Napoleón desata también en Chile el nacimiento de facciones que pronto entrarán en lucha.
Conozca cuáles eran.
Artes y Letras El Mercurio
F.J.G.
En el contexto de los profundos cambios que experimentan las provincias españolas de América a partir de la invasión napoleónica a España en 1808, el uso del lenguaje como arma política cobra una importancia fundamental. La sociedad chilena, de suyo inclinada a la crítica mordaz, verá surgir una serie de palabras que sirven a las distintas facciones para motejar, zaherir o descalificar al rival. Normalmente fueron los del bando patriota los más inclinados a utilizar este tipo de lenguaje. He aquí algunos ejemplos:



Sarracenos: Palabra con la que los criollos más exaltados se referían a aquellos que no querían cambios de ningún tipo en Chile. Haciendo relación con la dominación árabe en España durante siglos, con este apodo querían aludir a que aquellos que eran contrarios a la formación de una junta primero, y de la Independencia después, eran contrarios a la libertad. Aunque se aplicaba por lo general a los españoles que vivían en Chile, se ha de tener en cuenta que también hubo criollos que recibieron este apodo por ser contrarios a una nueva forma de gobierno.



Godos: Al igual que sarraceno, normalmente se aplicaba a los españoles y a todos quienes fuesen contrarios a las ideas juntistas e independentistas. Haciendo alusión a los invasores de Europa en las postrimerías del Imperio Romano, con esta palabra se les quiere señalar como bárbaros, vándalos e ignorantes.



Chapetón: Palabra del siglo XVIII utilizada en toda América y de origen poco claro. En principio se utilizaba para designar a los españoles recién llegados, haciendo alusión a alguien inexperto o novato. Confrontando diversas fuentes se puede señalar que, posiblemente, su origen está en la palabra "chapeta", que quiere decir mancha de color encendido o rubor que sale en las mejillas de los mozos avergonzados. También se refiere a la moda europea del uso del colorete por parte de las mujeres. Entonces el chapetón sería un recién llegado que, por inexperto, suele equivocarse y avergonzarse llenándose de rubores. Es mejor quedarse con un origen más simple, y que dice relación con el chape o moño de la peluca que solían usar los europeos en esa época. Por último, no hay que confundir con el vocablo "chapetonada", palabra con la que los americanos designaban la primera enfermedad que padecían los europeos al llegar a América, y que tiene que ver con problemas estomacales.



La casa Otomana: Con este título se referían muchos a la numerosa e influyente familia de los Larraín. El origen de tal denominación parece tener relación con el diálogo que tiene el Quijote de la Mancha con su sobrina, en que le explica el origen de los linajes: "De los primeros -dice-, que tuvieron principio humilde y que subieron a la grandeza que ahora conservan, te servirá de ejemplo la casa otomana, que de un humilde y bajo pastor que le dio principio, está en la cumbre que la vemos". (El Quijote, Segunda Parte, cap. 6). Tal como en la explicación del ingenioso hidalgo, los Larraín chilenos tienen un origen más bien humilde y agrícola en el valle del Baztán, de Navarra.



El clan de los Ochocientos: También se aplicaba este título a la familia Larraín, aunque esta vez haciendo mención al gran número de miembros que la componían. Era característico de las mujeres de la familia ser muy prolíficas, y muchas de ellas, con facilidad, pasaban los diez hijos.



Pardo: Así se les llamaba a los mulatos, nacidos de negra y blanco o mestizo o al contrario. Muy importante es el batallón de pardos que se formó en las filas patriotas. "En estos mismos días -escribe fray Melchor Martínez- fueron citados todos los individuos de las diferentes castas de pardos para formar y completar el batallón de este cuerpo".



Criollo: Aunque en general se entendía por criollos a aquellas personas nacidas en las provincias de América, y que por tanto tenían un especial vínculo con el país, en la época de la Independencia el vocablo se utilizaba con una connotación más política. Se trata, en general, de aquellos que proceden de familias antiguas y que asumen con ardor la causa patriota. A éstos también se les denomina patricios por su riqueza y rango.



Pueblo: Si bien por su nacimiento la gente del pueblo podría ser considerada como criolla, en la literatura de la época no se la nombra como integrante de ese sector. Más bien se le da la denominación de pueblo o plebe. Su componente racial es, por lo general, un mestizo de varias generaciones o, en menor medida, descendientes de españoles que se han empobrecido.



Nobles: En Chile se otorgaron más de veinte títulos nobiliarios entre condados, marquesados y ducados. De ellos, dos tuvieron como anexos el título de Grandes de España: el de Márquez de Valparaíso, otorgado en 1632 a Francisco de Andía Irarrázabal y Zárate, y el de Duque de San Carlos (único en América), otorgado a Fermín Francisco de Carvajal Vargas y Alarcón Cortés-Monroy en 1784.


CHILE EN CUATRO MOMENTOS

El segundo volumende "1810" circula gratis este miércoles con "El Mercurio".

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