Fundación Projorov
Espanarusia lunes, 14 de marzo de 2011 22:1300:13
Los escritores rusos Shalamov y Solzhenitsyn, nominados al Premio Projorov de Literatura
Los “Relatos de Kolymá”, de Varlam Shalamov, y “Archipiélago GULAG”, de Aleksandr Solzhenitsyn han entrado en la lista de las obras candidatas al premio literario “La nariz” (“Nueva Literatura”), que está asociada a la Fundación Projorov. Tal como se da a conocer en la página web de la fundación, dentro del proyecto “La nariz-1973”, en esta ocasión se han incluido obras escritas o publicadas por primera vez en 1973.
La lista completa de las obras literarias también se puede consultar en la página de la fundación. En ella encontramos el poema de Venedikt Erofeev “Moscú-Fin de la línea”, el relato de los hermanos Strugatski “Picnic al margen de la carretera”, la novela de Sasha Sokolova “Escuela de idiotas”, “Sandro de Cheguem”, de Fazil Iskander, “La impaciencia”, de Yuri Trifonov, “Paseo con Pushkin”, de Andrei Sinyavski”, “Strong Opinions”, de Vladimir Nabokov y las obras de Igor Jolin y Evgueni Jaritonov.
Para el proyecto concreto de 1973 los organizadores del premio han elegido las obras publicadas este año de Solzhenitsyn, Erofeev, Shushkin, Trifonov y Sinyavski. Más adelante en la lista se han incluido aquellos libros que fueron creados en 1973 e incluso algunos no datados por sus creadores.
Los debates públicos para la entrega del premio literario se celebrarán el 25 de marzo en el auditorio del Museo Politécnico de Moscú.
El premio “Nueva Literatura” se ha otorgado ya en dos ocasiones: en 2010 la ganadora fue Lena Eltang por su novela “Arces de Piedra” y, en 2011, el premio se otorgó al relato “La tormenta de nieve”, de Vladimir Sorokin.
1. Solzhenitsyn y Shalamov en los años 70
Los escritores rusos Shalamov y Solzhenitsyn, nominados al Premio Projorov de Literatura
Los “Relatos de Kolymá”, de Varlam Shalamov, y “Archipiélago GULAG”, de Aleksandr Solzhenitsyn han entrado en la lista de las obras candidatas al premio literario “La nariz” (“Nueva Literatura”), que está asociada a la Fundación Projorov. Tal como se da a conocer en la página web de la fundación, dentro del proyecto “La nariz-1973”, en esta ocasión se han incluido obras escritas o publicadas por primera vez en 1973.
La lista completa de las obras literarias también se puede consultar en la página de la fundación. En ella encontramos el poema de Venedikt Erofeev “Moscú-Fin de la línea”, el relato de los hermanos Strugatski “Picnic al margen de la carretera”, la novela de Sasha Sokolova “Escuela de idiotas”, “Sandro de Cheguem”, de Fazil Iskander, “La impaciencia”, de Yuri Trifonov, “Paseo con Pushkin”, de Andrei Sinyavski”, “Strong Opinions”, de Vladimir Nabokov y las obras de Igor Jolin y Evgueni Jaritonov.
Para el proyecto concreto de 1973 los organizadores del premio han elegido las obras publicadas este año de Solzhenitsyn, Erofeev, Shushkin, Trifonov y Sinyavski. Más adelante en la lista se han incluido aquellos libros que fueron creados en 1973 e incluso algunos no datados por sus creadores.
Los debates públicos para la entrega del premio literario se celebrarán el 25 de marzo en el auditorio del Museo Politécnico de Moscú.
El premio “Nueva Literatura” se ha otorgado ya en dos ocasiones: en 2010 la ganadora fue Lena Eltang por su novela “Arces de Piedra” y, en 2011, el premio se otorgó al relato “La tormenta de nieve”, de Vladimir Sorokin.
1. Solzhenitsyn y Shalamov en los años 70
Irina Prokhorova Emerging philanthropy: what does it stand for?
Entrevista - Irina Prokhorova
1 December 2009 Alliance magazine
La Fundación Mikhail Prokhorov fue establecida en 2004 para promover la cultura rusa y avanzar su integración en el contexto global. Lleva a cabo actividades nacionales e internacionales, pero tiene sumo interés en destacar la importancia de su enfoque local, como explicó Irina Prokhorova, cofundadora y directora ejecutiva, a Olga Alexeeva. La era de la filantropía moderna en Rusia es aún muy joven, destacó, y no puede esperarse demasiado de los donantes ni del público.
El ‘tránsito en un solo sentido’ de la responsabilidad de los donantes
Cuando se le preguntó si el tema de la ética en la filantropía es un tema que vale la pena discutir en los mercados emergentes, la respuesta inesperada de Irina Prokhorova es una queja de que el tema acerca de ética es en efecto una calle de un solo sentido. ‘Cuestiones de ética’, nos dice, ‘sólo se ven a través de un prisma de responsabilidad social empresarial. Es más, la responsabilidad sólo se ve en términos de responsabilidad de los donantes, las compañías, hacia la sociedad. Los donantes mismos no se ven como parte de la sociedad y son la responsabilidad mutua –del público hacia los donantes– jamás se discute’.
¿Qué es lo que ella quiere decir cuando habla de responsabilidad del público hacia los donantes? En la Rusia de hoy, explica, ‘el público no piensa en la filantropía como un acto voluntario, un acto de buena disposición. Cualquier iniciativa privada, que no lleva la aprobación del estado despierta aprehensión. Por lo general, la gente ve la filantropía como una especie de soborno por el cual el filántropo compra su tranquilidad ante los problemas, o una manera de hacer buenas relaciones públicas. Al mismo tiempo, hay una consideración general de que una persona acaudalada debe compartir su riqueza, y hacer filantropía’.
En Rusia, explica, ‘el público por lo general delega la responsabilidad a determinados segmentos de la sociedad, en especial el gobierno y el sector empresarial. Esta actitud es una consecuencia directa de siglos de dictadura y régimen despótico, cuando la sociedad en teoría podía plantear sus inquietudes a la elite dominante pero en la práctica no había diálogo con el público en ningún tema’.
Prokhorova siente que la sociedad tiene una deuda de gratitud con los filántropos porque comprende, por la experiencia del pasado, que ‘no todo puede resolverlo el estado’. Un legado adicional, sin embargo, es que el público siente que no tiene responsabilidad por el estado de la sociedad, y por lo tanto no siente gratitud con los filántropos por su ayuda para corregirlo.
Pensar tres pasos adelante
De todas formas ella siente vehementemente que los donantes tienen una responsabilidad hacia la sociedad. ‘La gente que alcanza determinado nivel de riqueza, en cualquier parte del mundo, comienza a hacer filantropía. Es una práctica normal, parte de la naturaleza humana. Si la gente planifica vivir en el país con sus familias, deben mirar por lo menos tres pasos adelante y tratar de crear las condiciones para una vida normal. Puede que no vean los resultados en toda su vida, y probablemente nadie les agradezca, pero perciben que si no hacen filantropía, su futuro y el futuro de su sociedad será problemático’.
Cuando se piensa tres pasos adelante, ¿quién define las necesidades? ¿Es que los donantes deben preguntar al público qué necesita la sociedad? ¿o simplemente deben seguir sus inclinaciones? En su respuesta, Prokhorova nos recuerda que la filantropía moderna es muy joven en Rusia. ‘La tradición de filantropía se interrumpió durante casi 100 años por la era comunista, y los tiempos de filantropía moderna apenas tienen 15 años de edad. La cultura de donante lleva tiempo de crecimiento y maduración’.
El punto de esta respuesta levemente oblicua es que no debemos juzgar duramente a los donantes cuya práctica no es ideal. ‘Creo que en esta etapa inicial, si alguien hace algo, ayuda a alguien según su comprensión en ese momento, sigue siendo algo muy bueno’. Pero, insiste, esta etapa pasa rápidamente y la gente entonces necesita tomarse en serio la filantropía. Irónicamente, este puede ocurrir como resultado de que un donante tenga un resultado negativo de su donación. ‘Entonces comienzan a analizar por qué su enfoque no funcionó, por qué el problema no se resolvió. De esta manera, pueden crecer proyectos filantrópicos serios’.
Adoptar un enfoque local
Ella luego aborda más directamente la cuestión. La Fundación Mikhail Prokhorov, nos dice, tuvo la ventaja de comenzar un poco más tarde que algunas fundaciones privadas en Rusia ‘y podríamos aprender de la experiencia de las fundaciones privadas rusas y las fundaciones internacionales, primero y ante todo de la Fundación Soros. Desde el día inicial en nuestra fundación, decidimos adoptar un enfoque local para comenzar a trabajar en las comunidades locales. En cualquier país tan grande y complejo como Rusia, es muy difícil diseñar soluciones que funcionen en todas partes y para todo el mundo’.
Pero el imperativo de trabajar localmente tiene raíces más profundas en la historia del país. ‘Casi diría que todos los problemas en Rusia vienen de la tendencia a la centralización y la unificación que afectó cada aspecto de la vida. Comprendimos que debíamos tomar en cuenta la diversidad y las diferencias en Rusia. Por lo tanto consideramos un enfoque regional y comunitario como el principio clave de nuestra actividad’.
Como elemento nuclear en su programa está la idea ‘lo que falta en la sociedad rusa, debido a largos años de aislamiento y dictadura, es la capacidad de construir vínculos horizontales, redes horizontales (en vez de la clásica verticalidad). Los rusos construyen jerarquías en todas partes, parte de la familia misma, luego el jardín de infantes, la escuela primaria. Ni nos damos cuenta de ello. Nuestra fundación trata de mostrar que incluso en las comunidades más desposeídas, se puede lograr mucho con el trabajo conjunto y los vínculos horizontales’.
En la práctica, la Fundación Mikhail Prokhorov apoya una variedad de iniciativas culturales y a través de diferentes instrumentos: competencias de becas, grandes proyectos operativos, clases magistrales. Prokhorova define el arte como ‘una descripción de lo nuevo a través de un lenguaje que la gente comprenderá hoy’.
‘Necesitamos comprender la historia dramática de cada ciudad en la que trabajamos’, nos dice, ‘y el nivel de disposición de las comunidades locales de aceptar ideas’. Según su punto de vista, la confianza es probablemente lo fundamental aquí: ‘La gente debe comprender lo que se hace, los motivos, y que se intenta actuar con transparencia y honestidad. Entonces confiarán incluso en proyectos que inicialmente no comprendan totalmente’.
Medir el impacto
Cuando preguntamos cómo se mide el impacto de estas actividades, ella responde: ‘Sentirlo es fácil, pero es difícil de medir. Por supuesto que podemos trazar gráficas muy bonitas e incluir estadísticas. Por ejemplo, el número de personas que asisten a nuestros eventos o apoyan nuestros proyectos crece año a año, y también el número de voluntarios que participan en nuestros programas. Pero ésas son simples estadísticas. Lo que importa es la diferencia en la gente de Norilsk, su comprensión del arte contemporáneo ahora y hace seis años cuando visité la ciudad por primera vez para diseñar nuestro programa. Vemos cómo la gente reaccionaba a nuestros primeros eventos y cómo reacciona hoy. Ahora vemos propuestas que surgen de la comunidad: ¿por qué no hacemos eso? nos preguntan, ¿o por qué no adoptamos ese enfoque?
Ella considera que hay un progreso colosal, pero lejos de decir que el trabajo está hecho. ‘Necesitaremos trabajar diez años antes de ver proyectos más serios que inicie la propia gente en la comunidad local y no que vengan de afuera’. De la misma manera que no se debe esperar demasiado de los donantes en un principio, no debe esperarse demasiado del público, que se recupera de ‘siglos de represión, siglos de aislamiento’.
El distanciamiento de la sociedad
Lo que los donantes deben evitar especialmente, dice Prokhorova, es ‘la actitud profundamente esnob de las elites profesionales en Rusia, el resultado de la estructura jerárquica de la sociedad’. Para ilustrarlo, ella compara documentales europeos que muestran flagelos sociales como el alcoholismo o la drogadicción, con los documentales rusos. En los documentales europeos, ella dice, ‘hay un involucramiento personal, una conexión personal entre los productores de la película y lo que filman. Cuando nuestros productores hacen documentales, toman la posición de un espectador externo, ¡disgustado con la sociedad en la que vive! Los donantes, como parte de la elite intelectual de la sociedad, deben recordar y rechazar ese distanciamiento de la sociedad, ese disgusto’.
Los filántropos deben respetar y trabajar con la cultura local, incluso con los estereotipos y los prejuicios locales, resalta. ‘Es muy sencillo exportar arte contemporáneo. Se hace un disco o una exposición, se difunde, hay asombro de las actitudes primitivas locales, y se vuelve a Moscú’.
Promover actividades culturales hoy día, ¿no es un lujo cuando los niños mueren por falta de financiamiento para la atención médica? ¿No debe cada donante concentrarse en los problemas que afectan críticamente la salud de la gente, que incluso amenazan sus vidas? ‘Yo no veo contradicción entre estos dos tipos de actividad,’ dice Prokhorova. ‘Yo creo que es importante ayudar en situaciones urgentes, abordar los problemas sociales urgentes y también mirar más allá y enfocar cuestiones estratégicas. Si no mejoramos la educación, si no invertimos en cultura, ¿qué será de la nueva generación?
Responsabilidad social privada
Finalmente, ¿cuál es el concepto de ‘responsabilidad social privada’? Con demasiada frecuencia, hay enormes discrepancias entre los valores que las familias ricas adoptan en su filantropía y la forma en que actúan en su vida cotidiana. ¿Debería existir una articulación entre la filantropía de una persona y los valores en los que cimienta su empresa, su vida, sus vínculos con los demás?
En lo que respecta a grandes donantes, en especial los que tienen fundaciones estructuradas y programas, su visión es que tienen ‘comprensión clara de la ética, la responsabilidad social, personal y las relaciones sociales’. Ella también siente que cuando la gente comienza con actividades prácticas de filantropía, esto ayuda a formular sus valores y puntos de vista. ‘Yo no creo que haya gente que de pronto “aterriza”, abre una fundación y sus ojos a un nuevo concepto de la vida, sino que se comienza con una participación, los puntos de vista y los conceptos evolucionan’.
La cámara de los deseos
Irina Prokhorova concluye hablando de la película Stalker de Andrei Tarkovsky, donde hay una cámara de los deseos. Cuando una persona ingresa, se le realiza un deseo, pero no el deseo personal sino lo que su alma realmente siente. Al final, nadie quiere ingresar en la habitación porque no están seguros de qué deseo se hará realidad. ‘Ellos tal vez creen que desean felicidad para todo el mundo y en realidad es algo muy diferente’, sugiere. ‘Yo diría que la filantropía es el ingreso a esta cámara de los deseos, es el momento de la verdad. Se comienza con la donación y una autoevaluación: el nivel de desarrollo personal, la comprensión de la sociedad, la honestidad de las intenciones. La filantropía es también un instrumento para disminuir el infantilismo social y una lección de democracia, una lección de respeto por la gente en su propia tierra. Creo que en la Rusia de hoy, la democracia no se construye a través de instituciones políticas, ni a través de la esfera pública, sino a través de estos entendimientos’.
Para obtener más información
www.prokhorovfund.ru/eng
Entrevista - Irina Prokhorova
1 December 2009 Alliance magazine
La Fundación Mikhail Prokhorov fue establecida en 2004 para promover la cultura rusa y avanzar su integración en el contexto global. Lleva a cabo actividades nacionales e internacionales, pero tiene sumo interés en destacar la importancia de su enfoque local, como explicó Irina Prokhorova, cofundadora y directora ejecutiva, a Olga Alexeeva. La era de la filantropía moderna en Rusia es aún muy joven, destacó, y no puede esperarse demasiado de los donantes ni del público.
El ‘tránsito en un solo sentido’ de la responsabilidad de los donantes
Cuando se le preguntó si el tema de la ética en la filantropía es un tema que vale la pena discutir en los mercados emergentes, la respuesta inesperada de Irina Prokhorova es una queja de que el tema acerca de ética es en efecto una calle de un solo sentido. ‘Cuestiones de ética’, nos dice, ‘sólo se ven a través de un prisma de responsabilidad social empresarial. Es más, la responsabilidad sólo se ve en términos de responsabilidad de los donantes, las compañías, hacia la sociedad. Los donantes mismos no se ven como parte de la sociedad y son la responsabilidad mutua –del público hacia los donantes– jamás se discute’.
¿Qué es lo que ella quiere decir cuando habla de responsabilidad del público hacia los donantes? En la Rusia de hoy, explica, ‘el público no piensa en la filantropía como un acto voluntario, un acto de buena disposición. Cualquier iniciativa privada, que no lleva la aprobación del estado despierta aprehensión. Por lo general, la gente ve la filantropía como una especie de soborno por el cual el filántropo compra su tranquilidad ante los problemas, o una manera de hacer buenas relaciones públicas. Al mismo tiempo, hay una consideración general de que una persona acaudalada debe compartir su riqueza, y hacer filantropía’.
En Rusia, explica, ‘el público por lo general delega la responsabilidad a determinados segmentos de la sociedad, en especial el gobierno y el sector empresarial. Esta actitud es una consecuencia directa de siglos de dictadura y régimen despótico, cuando la sociedad en teoría podía plantear sus inquietudes a la elite dominante pero en la práctica no había diálogo con el público en ningún tema’.
Prokhorova siente que la sociedad tiene una deuda de gratitud con los filántropos porque comprende, por la experiencia del pasado, que ‘no todo puede resolverlo el estado’. Un legado adicional, sin embargo, es que el público siente que no tiene responsabilidad por el estado de la sociedad, y por lo tanto no siente gratitud con los filántropos por su ayuda para corregirlo.
Pensar tres pasos adelante
De todas formas ella siente vehementemente que los donantes tienen una responsabilidad hacia la sociedad. ‘La gente que alcanza determinado nivel de riqueza, en cualquier parte del mundo, comienza a hacer filantropía. Es una práctica normal, parte de la naturaleza humana. Si la gente planifica vivir en el país con sus familias, deben mirar por lo menos tres pasos adelante y tratar de crear las condiciones para una vida normal. Puede que no vean los resultados en toda su vida, y probablemente nadie les agradezca, pero perciben que si no hacen filantropía, su futuro y el futuro de su sociedad será problemático’.
Cuando se piensa tres pasos adelante, ¿quién define las necesidades? ¿Es que los donantes deben preguntar al público qué necesita la sociedad? ¿o simplemente deben seguir sus inclinaciones? En su respuesta, Prokhorova nos recuerda que la filantropía moderna es muy joven en Rusia. ‘La tradición de filantropía se interrumpió durante casi 100 años por la era comunista, y los tiempos de filantropía moderna apenas tienen 15 años de edad. La cultura de donante lleva tiempo de crecimiento y maduración’.
El punto de esta respuesta levemente oblicua es que no debemos juzgar duramente a los donantes cuya práctica no es ideal. ‘Creo que en esta etapa inicial, si alguien hace algo, ayuda a alguien según su comprensión en ese momento, sigue siendo algo muy bueno’. Pero, insiste, esta etapa pasa rápidamente y la gente entonces necesita tomarse en serio la filantropía. Irónicamente, este puede ocurrir como resultado de que un donante tenga un resultado negativo de su donación. ‘Entonces comienzan a analizar por qué su enfoque no funcionó, por qué el problema no se resolvió. De esta manera, pueden crecer proyectos filantrópicos serios’.
Adoptar un enfoque local
Ella luego aborda más directamente la cuestión. La Fundación Mikhail Prokhorov, nos dice, tuvo la ventaja de comenzar un poco más tarde que algunas fundaciones privadas en Rusia ‘y podríamos aprender de la experiencia de las fundaciones privadas rusas y las fundaciones internacionales, primero y ante todo de la Fundación Soros. Desde el día inicial en nuestra fundación, decidimos adoptar un enfoque local para comenzar a trabajar en las comunidades locales. En cualquier país tan grande y complejo como Rusia, es muy difícil diseñar soluciones que funcionen en todas partes y para todo el mundo’.
Pero el imperativo de trabajar localmente tiene raíces más profundas en la historia del país. ‘Casi diría que todos los problemas en Rusia vienen de la tendencia a la centralización y la unificación que afectó cada aspecto de la vida. Comprendimos que debíamos tomar en cuenta la diversidad y las diferencias en Rusia. Por lo tanto consideramos un enfoque regional y comunitario como el principio clave de nuestra actividad’.
Como elemento nuclear en su programa está la idea ‘lo que falta en la sociedad rusa, debido a largos años de aislamiento y dictadura, es la capacidad de construir vínculos horizontales, redes horizontales (en vez de la clásica verticalidad). Los rusos construyen jerarquías en todas partes, parte de la familia misma, luego el jardín de infantes, la escuela primaria. Ni nos damos cuenta de ello. Nuestra fundación trata de mostrar que incluso en las comunidades más desposeídas, se puede lograr mucho con el trabajo conjunto y los vínculos horizontales’.
En la práctica, la Fundación Mikhail Prokhorov apoya una variedad de iniciativas culturales y a través de diferentes instrumentos: competencias de becas, grandes proyectos operativos, clases magistrales. Prokhorova define el arte como ‘una descripción de lo nuevo a través de un lenguaje que la gente comprenderá hoy’.
‘Necesitamos comprender la historia dramática de cada ciudad en la que trabajamos’, nos dice, ‘y el nivel de disposición de las comunidades locales de aceptar ideas’. Según su punto de vista, la confianza es probablemente lo fundamental aquí: ‘La gente debe comprender lo que se hace, los motivos, y que se intenta actuar con transparencia y honestidad. Entonces confiarán incluso en proyectos que inicialmente no comprendan totalmente’.
Medir el impacto
Cuando preguntamos cómo se mide el impacto de estas actividades, ella responde: ‘Sentirlo es fácil, pero es difícil de medir. Por supuesto que podemos trazar gráficas muy bonitas e incluir estadísticas. Por ejemplo, el número de personas que asisten a nuestros eventos o apoyan nuestros proyectos crece año a año, y también el número de voluntarios que participan en nuestros programas. Pero ésas son simples estadísticas. Lo que importa es la diferencia en la gente de Norilsk, su comprensión del arte contemporáneo ahora y hace seis años cuando visité la ciudad por primera vez para diseñar nuestro programa. Vemos cómo la gente reaccionaba a nuestros primeros eventos y cómo reacciona hoy. Ahora vemos propuestas que surgen de la comunidad: ¿por qué no hacemos eso? nos preguntan, ¿o por qué no adoptamos ese enfoque?
Ella considera que hay un progreso colosal, pero lejos de decir que el trabajo está hecho. ‘Necesitaremos trabajar diez años antes de ver proyectos más serios que inicie la propia gente en la comunidad local y no que vengan de afuera’. De la misma manera que no se debe esperar demasiado de los donantes en un principio, no debe esperarse demasiado del público, que se recupera de ‘siglos de represión, siglos de aislamiento’.
El distanciamiento de la sociedad
Lo que los donantes deben evitar especialmente, dice Prokhorova, es ‘la actitud profundamente esnob de las elites profesionales en Rusia, el resultado de la estructura jerárquica de la sociedad’. Para ilustrarlo, ella compara documentales europeos que muestran flagelos sociales como el alcoholismo o la drogadicción, con los documentales rusos. En los documentales europeos, ella dice, ‘hay un involucramiento personal, una conexión personal entre los productores de la película y lo que filman. Cuando nuestros productores hacen documentales, toman la posición de un espectador externo, ¡disgustado con la sociedad en la que vive! Los donantes, como parte de la elite intelectual de la sociedad, deben recordar y rechazar ese distanciamiento de la sociedad, ese disgusto’.
Los filántropos deben respetar y trabajar con la cultura local, incluso con los estereotipos y los prejuicios locales, resalta. ‘Es muy sencillo exportar arte contemporáneo. Se hace un disco o una exposición, se difunde, hay asombro de las actitudes primitivas locales, y se vuelve a Moscú’.
Promover actividades culturales hoy día, ¿no es un lujo cuando los niños mueren por falta de financiamiento para la atención médica? ¿No debe cada donante concentrarse en los problemas que afectan críticamente la salud de la gente, que incluso amenazan sus vidas? ‘Yo no veo contradicción entre estos dos tipos de actividad,’ dice Prokhorova. ‘Yo creo que es importante ayudar en situaciones urgentes, abordar los problemas sociales urgentes y también mirar más allá y enfocar cuestiones estratégicas. Si no mejoramos la educación, si no invertimos en cultura, ¿qué será de la nueva generación?
Responsabilidad social privada
Finalmente, ¿cuál es el concepto de ‘responsabilidad social privada’? Con demasiada frecuencia, hay enormes discrepancias entre los valores que las familias ricas adoptan en su filantropía y la forma en que actúan en su vida cotidiana. ¿Debería existir una articulación entre la filantropía de una persona y los valores en los que cimienta su empresa, su vida, sus vínculos con los demás?
En lo que respecta a grandes donantes, en especial los que tienen fundaciones estructuradas y programas, su visión es que tienen ‘comprensión clara de la ética, la responsabilidad social, personal y las relaciones sociales’. Ella también siente que cuando la gente comienza con actividades prácticas de filantropía, esto ayuda a formular sus valores y puntos de vista. ‘Yo no creo que haya gente que de pronto “aterriza”, abre una fundación y sus ojos a un nuevo concepto de la vida, sino que se comienza con una participación, los puntos de vista y los conceptos evolucionan’.
La cámara de los deseos
Irina Prokhorova concluye hablando de la película Stalker de Andrei Tarkovsky, donde hay una cámara de los deseos. Cuando una persona ingresa, se le realiza un deseo, pero no el deseo personal sino lo que su alma realmente siente. Al final, nadie quiere ingresar en la habitación porque no están seguros de qué deseo se hará realidad. ‘Ellos tal vez creen que desean felicidad para todo el mundo y en realidad es algo muy diferente’, sugiere. ‘Yo diría que la filantropía es el ingreso a esta cámara de los deseos, es el momento de la verdad. Se comienza con la donación y una autoevaluación: el nivel de desarrollo personal, la comprensión de la sociedad, la honestidad de las intenciones. La filantropía es también un instrumento para disminuir el infantilismo social y una lección de democracia, una lección de respeto por la gente en su propia tierra. Creo que en la Rusia de hoy, la democracia no se construye a través de instituciones políticas, ni a través de la esfera pública, sino a través de estos entendimientos’.
Para obtener más información
www.prokhorovfund.ru/eng
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