Sociedad Chilena de Historia y Geografía
Sociedad Chilena de Historia y Geografía
EL MERCURIO. Jueves 22 de Septiembre de 2011
El afrancesamiento de la sociedad chilena dirigente llegó a su apogeo en torno al Centenario de 1910. La arquitectura del Palacio de Bellas Artes, la del acceso monumental del Cerro Santa Lucía, diseñada por el francés Villeneuve; el Parque Forestal del paisajista Dubois, del mismo origen, todo apunta en la misma dirección: ser parte de Europa. Desde aquí en la periferia, a la distancia, pero dentro de ese ámbito de civilización.
Un año después, en septiembre de 1911, varios personajes de la cultura, encabezados por Enrique Matta Vial, se reunieron con el propósito de aportar estudios que contribuyeran a la identidad nacional y a las tradiciones locales. Tomaron el mismo nombre de la Sociedad de Historia y Geografía que impulsaran Manuel Montt y Antonio Varas en 1859, la que desapareciera, justamente, en la ola afrancesada de fines del siglo XIX.
Matta Vial fue un fenómeno. Cabeza de la Exposición del Centenario que dio base al Museo Histórico Nacional, y creador de la Revista de Historia y Geografía que difunde los estudios de los miembros de esta sociedad -modelo asimilado por Brasil y Argentina-, poco antes de morir cumple con un encargo de Arturo Alessandri Palma, de estudiar la reforma constitucional en la que se separa la Iglesia del Estado y se asigna su identidad activa a la Cámara de Diputados y su rol moderador al Senado; un cambio trascendental.
Nada chileno era ajeno para Matta Vial, y es así como de esta sociedad se desprenden instituciones tan disímiles, derivadas de las secciones de esta sociedad, como la Academia Chilena de la Historia, el Instituto de Investigaciones Genealógicas y la Sociedad del Folklore Chileno. Muchos de sus logros se deben al nivel de sus presidentes, desde Matta Vial, Roberto Huneeus Gana y Agustín Edwards Mac-Clure, hasta el presente con Sergio Martínez Baeza, y también al prestigio de los directores de la revista, hoy a cargo de Manuel Dannemann.
Durante varias décadas tuvo apoyo público, lo que le permite tener una noble sede en el Barrio París-Londres, con salón de actos y biblioteca. Al cumplirse un siglo de su creación merece ser recordado su noble fundador, tan modesto y discreto que llegó a eliminar el uso del "yo" en sus conversaciones. Vivió y pasó en el mismo sabio silencio.
Miguel Laborde
EL MERCURIO. Jueves 22 de Septiembre de 2011
El afrancesamiento de la sociedad chilena dirigente llegó a su apogeo en torno al Centenario de 1910. La arquitectura del Palacio de Bellas Artes, la del acceso monumental del Cerro Santa Lucía, diseñada por el francés Villeneuve; el Parque Forestal del paisajista Dubois, del mismo origen, todo apunta en la misma dirección: ser parte de Europa. Desde aquí en la periferia, a la distancia, pero dentro de ese ámbito de civilización.
Un año después, en septiembre de 1911, varios personajes de la cultura, encabezados por Enrique Matta Vial, se reunieron con el propósito de aportar estudios que contribuyeran a la identidad nacional y a las tradiciones locales. Tomaron el mismo nombre de la Sociedad de Historia y Geografía que impulsaran Manuel Montt y Antonio Varas en 1859, la que desapareciera, justamente, en la ola afrancesada de fines del siglo XIX.
Matta Vial fue un fenómeno. Cabeza de la Exposición del Centenario que dio base al Museo Histórico Nacional, y creador de la Revista de Historia y Geografía que difunde los estudios de los miembros de esta sociedad -modelo asimilado por Brasil y Argentina-, poco antes de morir cumple con un encargo de Arturo Alessandri Palma, de estudiar la reforma constitucional en la que se separa la Iglesia del Estado y se asigna su identidad activa a la Cámara de Diputados y su rol moderador al Senado; un cambio trascendental.
Nada chileno era ajeno para Matta Vial, y es así como de esta sociedad se desprenden instituciones tan disímiles, derivadas de las secciones de esta sociedad, como la Academia Chilena de la Historia, el Instituto de Investigaciones Genealógicas y la Sociedad del Folklore Chileno. Muchos de sus logros se deben al nivel de sus presidentes, desde Matta Vial, Roberto Huneeus Gana y Agustín Edwards Mac-Clure, hasta el presente con Sergio Martínez Baeza, y también al prestigio de los directores de la revista, hoy a cargo de Manuel Dannemann.
Durante varias décadas tuvo apoyo público, lo que le permite tener una noble sede en el Barrio París-Londres, con salón de actos y biblioteca. Al cumplirse un siglo de su creación merece ser recordado su noble fundador, tan modesto y discreto que llegó a eliminar el uso del "yo" en sus conversaciones. Vivió y pasó en el mismo sabio silencio.
Miguel Laborde
<< Home