8 ex-libris de escritores célebres
8 ex-libris de escritores célebres
Los propietarios de libros somos, en general, algo egoístas. Sobre todo si los libros han alcanzado el estatus de propiedad, de bien preciado cuya pérdida se convierte en un mal trago que nos hace odiar secretamente a la persona que no devolvió el libro que se prestó. Es probable que en el origen de los ex-libris se encuentre un lector posesivo y celoso que pensó que la mejor manera de proclamar al mundo que era el poseedor de un libro fuera marcándolo a hierro y fuego con una imagen que indicaba su propiedad.
Cuenta el blog de la Biblioteca Nacional Española que los ex-libris son “marcas de propiedad, ya sean estampas, etiquetas o sellos, que se colocan generalmente en el reverso de la cubierta de nuestros libros. Lo normal es que contengan la locución latina “Ex libris” (son menos frecuentes los “Soy de” o “Ex biblioteca”) seguida del nombre del dueño, a menudo con una ilustración personalizada y, más raramente, con una leyenda o lema que recoge un pensamiento o frase célebre de su gusto y que le definen (Delgado Casado, J.)”
¿Y cómo se hacen estos peculiares objetos? Los ex-libris pueden ser realizados mediante muy diversas técnicas (xilografía, el grabado a buril, el aguafuerte, calcografía, litografía, serigrafía, fotograbado o diseño infográfico), aunque lo más habitual entre los lectores suele ser el sello de caucho.
El ex-libris más antiguo que se conserva llega del antiguo Egipto: una cerámica esmaltada del faraón Amenofis III (s. XVIII dinastía, XIV a.C.), que se cree que fue empleado para marcar los estuches de rollos de papiro de su biblioteca.
Lo cierto es que desde que se utilizaron libros, fueran del soporte que éstos fueran, ha existido una tentación de comunicar la identidad del propietario de ese libro, especialmente si se trataba de uno valioso. Entre los ex-libris más interesantes están los de los escritores, por lo que tienen de curiosidad: ¿cómo era esa marca de posesión? ¿Reflejaba la personalidad del escritor? En muchos casos sí. En otros, hay algo bello pero críptico.
Navegando por la red me he encontrado con algunas imágenes de ex-libris de escritores famosos.
¿Cuál es tu favorito?
Ex-libris de Vladimir Nabokov
¿Y cómo se hacen estos peculiares objetos? Los ex-libris pueden ser realizados mediante muy diversas técnicas (xilografía, el grabado a buril, el aguafuerte, calcografía, litografía, serigrafía, fotograbado o diseño infográfico), aunque lo más habitual entre los lectores suele ser el sello de caucho.
El ex-libris más antiguo que se conserva llega del antiguo Egipto: una cerámica esmaltada del faraón Amenofis III (s. XVIII dinastía, XIV a.C.), que se cree que fue empleado para marcar los estuches de rollos de papiro de su biblioteca.
Lo cierto es que desde que se utilizaron libros, fueran del soporte que éstos fueran, ha existido una tentación de comunicar la identidad del propietario de ese libro, especialmente si se trataba de uno valioso. Entre los ex-libris más interesantes están los de los escritores, por lo que tienen de curiosidad: ¿cómo era esa marca de posesión? ¿Reflejaba la personalidad del escritor? En muchos casos sí. En otros, hay algo bello pero críptico.
Navegando por la red me he encontrado con algunas imágenes de ex-libris de escritores famosos.
¿Cuál es tu favorito?
Stefan Zweig
Fernando Pessoa
Ernest Hemingway
Scott Fitzgerald
H.P. Lovecraft
H.G. Wells
W.B. Yeats
Referencias
Para más información sobre la historia y estilos del ex-libris recomiendo el post de la Biblioteca Nacional, un exhaustivo y ameno repaso por el mundo de este objeto.
Las imágenes de los ex-libris que ilustran este post las he tomado del Pinterest de Pilar Rubio Remiro.
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