Porque no leen los argentinos?
Encuesta de Gallup
Cae la lectura de libros y crece el consumo musical
Los hábitos culturales de los argentinos cambiaron mucho
La Nacion de Buenos Aires, Lunes 23 de julio de 2007 Publicado en edición impresa
Para la mayoría de los argentinos, participar en actividades culturales significa consumir.
Según una encuesta realizada por TNS Gallup en todo el país para La Nacion, los hábitos culturales de los argentinos están mayormente ocupados por los medios de comunicación y el consumo. En los últimos seis meses, el 92% de los argentinos escuchó radio, el 74% leyó diarios, el 46% compró música, el 42% comió afuera, un porcentaje igual leyó libros y el 31% fue al shopping, entre las actividades de esparcimiento más mencionadas.
El sondeo revela que los argentinos cada vez leen menos. La lectura de libros es la actividad que registra la baja más pronunciada en los últimos siete años (del 52% al 42%), mientras que las que más crecen son comprar música (de 34% a 46%) y comer afuera (de 33% a 42%).
En forma deliberada, por tratarse de un "consumo universalizado", la encuesta no incluyó la televisión entre las ofertas culturales. "Lo damos por sentado. Habitualmente, casi el 100% de la población mira televisión, y consideramos innecesaria su inclusión en el sondeo", explicaron los responsables de la medición.
Los datos fueron recogidos en mayo último en entrevistas domiciliarias a 1000 personas mayores de 18 años, en localidades grandes y pequeñas.
En cuanto a los gustos musicales, aunque el folklore sigue siendo el género más mencionado, el gran ganador es el ritmo marcado por el cuarteto, la cumbia y la bailanta, que creció del 31% al 39% en los últimos siete años y es el preferido en todos los grupos de edad hasta 50 años. La contracara es la música clásica, que pasó del 17% al 8% de las preferencias.
Mientras el tango es elegido por el 23% de los argentinos, el 6% de los consultados guarda absoluta fidelidad con el jazz y el blues. Por sector social
Según TNS Gallup, como es esperable, se realizan mayores actividades culturales a menor edad y a mayor nivel socioeconómico. Justamente, los datos más interesantes aparecen cuando se cruzan según el sector socioeconómico de los encuestados.
Así, mientras escuchar radio e ir a bailar y a la cancha de fútbol son las actividades que más democráticamente se reparten en la escala social, en el resto hay diferencias importantes según las posibilidades económicas de la gente.
Por ejemplo, de acuerdo con el resultado de la encuesta, lee libros el 82% de la clase alta, pero sólo el 39% de la clase media baja y el 28% de la clase baja. Va al cine el 78% de la clase alta y media alta, pero sólo el 7% de la clase baja. Usa Internet el 89% de la clase alta, pero sólo el 9% de la clase baja.
"El crecimiento de la desigualdad en la Argentina tiene una cara cultural", resumió ante una consulta de LA NACION Ana Wortman, investigadora del Instituto Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, que ha trabajado los consumos culturales, la escena urbana y las clases medias.
"La baja en la lectura de libros expresa una cuestión socioeconómica, porque se manifiesta fundamentalmente de la clase media hacia abajo. A diferencia de otros países latinoamericanos, el consumo de libros en la Argentina históricamente fue un consumo de clase media y media baja y de algunos sectores de clases trabajadoras sindicalizadas", comentó.
La caída en la lectura de libros contrasta, paradójicamente, con otros indicadores que marcan una recuperación de la industria editorial. En la última Feria Internacional del Libro, que tuvo más de 1.200.000 visitantes, el volumen de ventas superó entre un 20% y un 50% las marcas del año anterior.
"Los libros son muy caros. Por eso quizás es menos significativo advertir el éxito creciente de las últimas ferias del libro, ya que el aumento de público en las ferias no se corresponde de inmediato con un interés masivo por la lectura", reflexionó Wortman al respecto.
Si se cruza con la edad, los jóvenes de 18 a 24 años son los que menos interés tienen por leer: es la actividad que ocupa el lugar número 7 de sus preferencias, y tiene el quinto lugar entre los de 25 a 34, entre quienes supera a ir a bailar y usar Internet.
La clase social también impacta en comer afuera. "También ha crecido, pero quienes más lo hacen son las clases media alta y alta, que ya no se diferencian tanto por el gusto por la alta cultura como por compartir una cultura de las salidas", dijo la investigadora Wortman.
Otro tanto sucede con el cine. "Históricamente, la salida al cine fue un consumo de clases medias y trabajadores en ascenso. Hoy, salir al cine está asociado a ir al cine y a comer, una salida de alto costo; de ahí la proliferación de salas de cine en espacios de consumo", interpretó Wortman. Sin embargo, aclaró que "el cine tiene presencia en la vida cotidiana a partir de la expansión de las tecnologías hogareñas como VHS y DVD y la TV o cable". Encuentro con el arte
Por primera vez, en el sondeo de TNS Gallup se preguntó a los argentinos si habían realizado algún tipo de actividad artística o creativa en el último año. Sólo el 23% dijo que sí, mayormente los más jóvenes, los universitarios, los porteños y los de mejor nivel económico. De ellos, el 9% sacó fotografías, hizo videos u obras en Internet; el 7% tocó algún instrumento o compuso música; el 6% hizo trabajos manuales con fines artísticos; un porcentaje igual dibujó o pintó, y el 4% escribió ficción.
"Hay una relación estrecha entre jóvenes y nuevas tecnologías. El interés por la realización de una actividad creativa o artística se visualiza mayormente cuando se incorporan cámaras y videos digitales", comentó Wortman.
Por Raquel San Martín De la Redacción de LA NACION
Cae la lectura de libros y crece el consumo musical
Los hábitos culturales de los argentinos cambiaron mucho
La Nacion de Buenos Aires, Lunes 23 de julio de 2007 Publicado en edición impresa
Para la mayoría de los argentinos, participar en actividades culturales significa consumir.
Según una encuesta realizada por TNS Gallup en todo el país para La Nacion, los hábitos culturales de los argentinos están mayormente ocupados por los medios de comunicación y el consumo. En los últimos seis meses, el 92% de los argentinos escuchó radio, el 74% leyó diarios, el 46% compró música, el 42% comió afuera, un porcentaje igual leyó libros y el 31% fue al shopping, entre las actividades de esparcimiento más mencionadas.
El sondeo revela que los argentinos cada vez leen menos. La lectura de libros es la actividad que registra la baja más pronunciada en los últimos siete años (del 52% al 42%), mientras que las que más crecen son comprar música (de 34% a 46%) y comer afuera (de 33% a 42%).
En forma deliberada, por tratarse de un "consumo universalizado", la encuesta no incluyó la televisión entre las ofertas culturales. "Lo damos por sentado. Habitualmente, casi el 100% de la población mira televisión, y consideramos innecesaria su inclusión en el sondeo", explicaron los responsables de la medición.
Los datos fueron recogidos en mayo último en entrevistas domiciliarias a 1000 personas mayores de 18 años, en localidades grandes y pequeñas.
En cuanto a los gustos musicales, aunque el folklore sigue siendo el género más mencionado, el gran ganador es el ritmo marcado por el cuarteto, la cumbia y la bailanta, que creció del 31% al 39% en los últimos siete años y es el preferido en todos los grupos de edad hasta 50 años. La contracara es la música clásica, que pasó del 17% al 8% de las preferencias.
Mientras el tango es elegido por el 23% de los argentinos, el 6% de los consultados guarda absoluta fidelidad con el jazz y el blues. Por sector social
Según TNS Gallup, como es esperable, se realizan mayores actividades culturales a menor edad y a mayor nivel socioeconómico. Justamente, los datos más interesantes aparecen cuando se cruzan según el sector socioeconómico de los encuestados.
Así, mientras escuchar radio e ir a bailar y a la cancha de fútbol son las actividades que más democráticamente se reparten en la escala social, en el resto hay diferencias importantes según las posibilidades económicas de la gente.
Por ejemplo, de acuerdo con el resultado de la encuesta, lee libros el 82% de la clase alta, pero sólo el 39% de la clase media baja y el 28% de la clase baja. Va al cine el 78% de la clase alta y media alta, pero sólo el 7% de la clase baja. Usa Internet el 89% de la clase alta, pero sólo el 9% de la clase baja.
"El crecimiento de la desigualdad en la Argentina tiene una cara cultural", resumió ante una consulta de LA NACION Ana Wortman, investigadora del Instituto Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, que ha trabajado los consumos culturales, la escena urbana y las clases medias.
"La baja en la lectura de libros expresa una cuestión socioeconómica, porque se manifiesta fundamentalmente de la clase media hacia abajo. A diferencia de otros países latinoamericanos, el consumo de libros en la Argentina históricamente fue un consumo de clase media y media baja y de algunos sectores de clases trabajadoras sindicalizadas", comentó.
La caída en la lectura de libros contrasta, paradójicamente, con otros indicadores que marcan una recuperación de la industria editorial. En la última Feria Internacional del Libro, que tuvo más de 1.200.000 visitantes, el volumen de ventas superó entre un 20% y un 50% las marcas del año anterior.
"Los libros son muy caros. Por eso quizás es menos significativo advertir el éxito creciente de las últimas ferias del libro, ya que el aumento de público en las ferias no se corresponde de inmediato con un interés masivo por la lectura", reflexionó Wortman al respecto.
Si se cruza con la edad, los jóvenes de 18 a 24 años son los que menos interés tienen por leer: es la actividad que ocupa el lugar número 7 de sus preferencias, y tiene el quinto lugar entre los de 25 a 34, entre quienes supera a ir a bailar y usar Internet.
La clase social también impacta en comer afuera. "También ha crecido, pero quienes más lo hacen son las clases media alta y alta, que ya no se diferencian tanto por el gusto por la alta cultura como por compartir una cultura de las salidas", dijo la investigadora Wortman.
Otro tanto sucede con el cine. "Históricamente, la salida al cine fue un consumo de clases medias y trabajadores en ascenso. Hoy, salir al cine está asociado a ir al cine y a comer, una salida de alto costo; de ahí la proliferación de salas de cine en espacios de consumo", interpretó Wortman. Sin embargo, aclaró que "el cine tiene presencia en la vida cotidiana a partir de la expansión de las tecnologías hogareñas como VHS y DVD y la TV o cable". Encuentro con el arte
Por primera vez, en el sondeo de TNS Gallup se preguntó a los argentinos si habían realizado algún tipo de actividad artística o creativa en el último año. Sólo el 23% dijo que sí, mayormente los más jóvenes, los universitarios, los porteños y los de mejor nivel económico. De ellos, el 9% sacó fotografías, hizo videos u obras en Internet; el 7% tocó algún instrumento o compuso música; el 6% hizo trabajos manuales con fines artísticos; un porcentaje igual dibujó o pintó, y el 4% escribió ficción.
"Hay una relación estrecha entre jóvenes y nuevas tecnologías. El interés por la realización de una actividad creativa o artística se visualiza mayormente cuando se incorporan cámaras y videos digitales", comentó Wortman.
Por Raquel San Martín De la Redacción de LA NACION
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