SOCIEDAD DE BIBLIÓFILOS CHILENOS, fundada en 1945

Chile, fértil provincia, y señalada / en la región antártica famosa, / de remotas naciones respetada / por fuerte, principal y poderosa, / la gente que produce es tan granada, / tan soberbia, gallarda y belicosa, / que no ha sido por rey jamás regida, / ni a extranjero dominio sometida. La Araucana. Alonso de Ercilla y Zúñiga

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Location: Santiago de Chile, Región Metropolitana, Chile

Editor: Neville Blanc

Sunday, June 21, 2009

ARCHIVO NACIONAL DE CHILE


RESEÑA Nuevo libro ordena la búsqueda:

Guía para no perderse en el Archivo Nacional

Creado en 1927, guarda en sus depósitos más de 90 millones de documentos.

Ahí está, literalmente, toda la historia de Chile.

Artes y Letras El Mercurio

Raïssa Kordic Riquelme
Pocos saben que el costado oriente de la Biblioteca Nacional, alberga otra institución cultural. Se calcula que desde su creación en 1927, el Archivo Nacional ha reunido más de noventa millones de documentos producidos entre 1541 y la actualidad, es decir, 468 años de historia. El Archivo Nacional de la Dibam está constituido por cuatro secciones: Archivo Nacional Histórico (que resguarda los documentos producidos entre los siglos XVI y XIX), Archivo Nacional de la Administración (documentos del siglo XX), Archivo Regional de la Araucanía y Archivo Regional de Tarapacá.
Aproximadamente treinta millones de documentos corresponden a los de los Fondos específicos del Archivo Nacional Histórico. Este Archivo, como nos explica la portada de su Guía de Fondos, "es la institución encargada del resguardo, clasificación y difusión de los documentos producidos por la administración colonial hispana; por el Estado nacional a lo largo del siglo XIX; por la colección cartográfica de los siglos XVII al XIX; por los expedientes judiciales desde el siglo XVII hasta las primeras décadas del siglo XX y por el acervo documental coleccionado por particulares".
La publicación de esta Guía de Fondos es resultado de la conjunción de muchos esfuerzos: por una parte, de la dedicación sistemática de varias generaciones de funcionarios de esta institución, quienes han buscado permitir el acceso a la información que contienen los documentos; por otra, del trabajo de numerosos historiadores que han aportado con su investigación al conocimiento de estos Fondos. Pero la sistematización y materialización de la obra la debemos a sus editores, los historiadores Emma de Ramón (coordinadora del Archivo Nacional Histórico), Pablo Muñoz, Luis Martínez y Karin Pereira, además de la importante gestión del conservador de la institución, Osvaldo Villaseca, quienes dedicaron varios años a conformar esta herramienta de acceso a la información que conserva el principal repositorio documental histórico del país.
La Guía de Fondos del Archivo Nacional Histórico. Instituciones Coloniales y Republicanas es un volumen que a través de sus 523 páginas recorre, de acuerdo con el lenguaje normalizado de la archivística contemporánea, los más de 300 Fondos documentales que conserva el Archivo Nacional Histórico. Sus principales secciones son: Instituciones Coloniales (con Fondos como Capitanía General, Escribanos de Santiago y Real Audiencia, entre otros), Misceláneos (Fondos Antiguo y Varios), Colecciones Particulares (como por ejemplo, Jaime Eyzaguirre, Gabriel González Videla, José Toribio Medina, Benjamín Vicuña Mackenna o Arturo Prat Chacón), Ministerios y Servicios Asociados (Ministerios, Tribunales y Aduanas, entre otros), Intendencias, Gobernaciones, Cabildos y Municipalidades (de todo Chile), y, finalmente, secciones Salitre y Mapoteca.
La Guía da cuenta de las dimensiones de cada conjunto documental o Fondo, fechas, historia de la institución o del coleccionista que entregó la documentación, historia de la custodia de los documentos, la forma en que está organizado, los contenidos más relevantes, los idiomas de los documentos, las fuentes relacionadas con éstos y un sinnúmero de aspectos que hacen más transparente este patrimonio a todo aquel que desee investigarlo.
Esta publicación es una guía especialmente útil para el trabajo de historiadores, de investigadores de las humanidades y las ciencias sociales en general.
Para el trabajo historiográfico, las fuentes manuscritas y en general las documentales conforman el dato básico primario: pueden ser consideradas como soporte material de información o en su dimensión de transmisor cultural. Diversas corrientes de interpretación histórica se nutren de estos textos, y a partir de ellos explican e interpretan los procesos sociales y los acontecimientos del pasado, realizando una construcción de sentido.
Para los estudios literarios existen distintas tipologías de géneros o discursos que podemos hallar en un archivo histórico, como el epistolar, el autobiográfico, el judicial, el cronístico.
En resumen, la recuperación de la memoria y del patrimonio bibliográfico chileno se verá muy beneficiada con este libro.

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