A DESARROLLAR LA PATAGONIA CHILENA

TRANSCRIPCIÓN ARTÍCULO PUBLICADO EN DIARIO LA PRENSA AUSTRAL. EDICIÓN 17.12.10.
http://www.laprensaaustral.cl/lpa/columna.asp
Más allá del fin del mundo
Por:
Diego Benavente
Es impresionante recorrer los caminos por Tierra del Fuego hasta llegar finalmente a Ushuaia y poder constatar una serie de hechos que, sin estar ahí uno, difícilmente se enteraría. Una especial coincidencia fue visitar la Cárcel-Museo, cuando en paralelo nos enterábamos del trágico final de la cárcel de San Miguel, donde se perdieron 81 vidas. En una ciudad eminentemente turística, como Ushuaia, en el último confín del mundo, como les gusta llamarse, hasta la cárcel la han convertido en un atractivo que atrae miles de visitantes diarios y por nuestro lado, un penal que refleja el grosero hacinamiento de los reclusos en Chile y la poca preocupación que le hemos dado como sociedad a este tema.
Sin embargo, las comparaciones que muchas veces resultan odiosas, al cruzar la frontera nos resultaron francamente impactantes. Por el lado chileno, antes de llegar a la frontera, más de 100 km de ripio con un flujo de camiones al día de aproximadamente 100 vehículos de carga en cada sentido. En cambio, basta traspasar el límite binacional, para apreciar cómo cambia la calidad del viaje, cuando se circula raudamente por el pavimento argentino. Asimismo y como por arte de magia, sin haber cambiado el paisaje geomorfológico ni nada que se le parezca, las praderas resultan más verdes, con más ovejas, aparecen varios “caballitos” extractores de petróleo, que en el lado chileno, de igual configuración geológica, brillan por su ausencia. Aquí uno se pregunta: ¿Por qué la Enap en todo este tiempo no le ha dado el palo al gato, como sí lo han hecho los de nuestro hermano país? Alguien debiera dar una explicación, de seguro el centralismo ha metido la cola. Qué distinto sería Chile si nuestros políticos y gobernantes conocieran y valoraran la dura realidad que se vive en los territorios extremos de nuestro país, como lo es la Patagonia chilena. Ojalá todos pudieran haber vivido algunos años ahí para que cambiara esa constante centralista de nuestra política.
La evolución demográfica y socioeconómica de Ushuaia vs. Puerto Williams permite ilustrar el tema. En la ciudad austral argentina al promediar el siglo XX desde el gobierno de ese país, se decidió suprimir el presidio y se adoptó una serie de medidas de fomento económico y social, lo que le ha permitido ser protagonista de un mayor grado de desarrollo generalizado y de crecimiento poblacional, que en Puerto Williams. Aquí no fueron lo suficientemente efectivas las medidas que, a contar de 1953 implantó el gobierno de Chile, encomendadas a la Armada y tendientes a estimular el desarrollo socioeconómico y administrativo. Sin duda, el énfasis en el desarrollo turístico inducido con la inversión pública en caminos e infraestructura hotelera que posteriormente se concesionó, por parte del gobierno argentino, fue mucho más acertado que el camino escogido por Chile.
El notable desarrollo experimentado por Ushuaia con sus más de 53 mil habitantes, obliga a repensar nuestras estrategias, hoy que se ha acuñado el término “coopetition”, combinación entre cooperación y competencia, amerita aprender de nuestros vecinos e impulsar la infraestructura vial que permita llegar a todos los rincones del sur de Chile por tierra. Y por qué no también, desarrollar innovadores proyectos de infraestructura hotelera donde aún el privado no se atreve, para luego concesionarlos y en una oferta conjunta, como me lo decía un amigo magallánico, sumar los impresionantes atractivos turísticos, circuitos y parajes de la ruta y cordillera de Darwin, más allá del fin del mundo.
http://www.laprensaaustral.cl/lpa/columna.asp
Más allá del fin del mundo
Por:
Diego Benavente
Es impresionante recorrer los caminos por Tierra del Fuego hasta llegar finalmente a Ushuaia y poder constatar una serie de hechos que, sin estar ahí uno, difícilmente se enteraría. Una especial coincidencia fue visitar la Cárcel-Museo, cuando en paralelo nos enterábamos del trágico final de la cárcel de San Miguel, donde se perdieron 81 vidas. En una ciudad eminentemente turística, como Ushuaia, en el último confín del mundo, como les gusta llamarse, hasta la cárcel la han convertido en un atractivo que atrae miles de visitantes diarios y por nuestro lado, un penal que refleja el grosero hacinamiento de los reclusos en Chile y la poca preocupación que le hemos dado como sociedad a este tema.
Sin embargo, las comparaciones que muchas veces resultan odiosas, al cruzar la frontera nos resultaron francamente impactantes. Por el lado chileno, antes de llegar a la frontera, más de 100 km de ripio con un flujo de camiones al día de aproximadamente 100 vehículos de carga en cada sentido. En cambio, basta traspasar el límite binacional, para apreciar cómo cambia la calidad del viaje, cuando se circula raudamente por el pavimento argentino. Asimismo y como por arte de magia, sin haber cambiado el paisaje geomorfológico ni nada que se le parezca, las praderas resultan más verdes, con más ovejas, aparecen varios “caballitos” extractores de petróleo, que en el lado chileno, de igual configuración geológica, brillan por su ausencia. Aquí uno se pregunta: ¿Por qué la Enap en todo este tiempo no le ha dado el palo al gato, como sí lo han hecho los de nuestro hermano país? Alguien debiera dar una explicación, de seguro el centralismo ha metido la cola. Qué distinto sería Chile si nuestros políticos y gobernantes conocieran y valoraran la dura realidad que se vive en los territorios extremos de nuestro país, como lo es la Patagonia chilena. Ojalá todos pudieran haber vivido algunos años ahí para que cambiara esa constante centralista de nuestra política.
La evolución demográfica y socioeconómica de Ushuaia vs. Puerto Williams permite ilustrar el tema. En la ciudad austral argentina al promediar el siglo XX desde el gobierno de ese país, se decidió suprimir el presidio y se adoptó una serie de medidas de fomento económico y social, lo que le ha permitido ser protagonista de un mayor grado de desarrollo generalizado y de crecimiento poblacional, que en Puerto Williams. Aquí no fueron lo suficientemente efectivas las medidas que, a contar de 1953 implantó el gobierno de Chile, encomendadas a la Armada y tendientes a estimular el desarrollo socioeconómico y administrativo. Sin duda, el énfasis en el desarrollo turístico inducido con la inversión pública en caminos e infraestructura hotelera que posteriormente se concesionó, por parte del gobierno argentino, fue mucho más acertado que el camino escogido por Chile.
El notable desarrollo experimentado por Ushuaia con sus más de 53 mil habitantes, obliga a repensar nuestras estrategias, hoy que se ha acuñado el término “coopetition”, combinación entre cooperación y competencia, amerita aprender de nuestros vecinos e impulsar la infraestructura vial que permita llegar a todos los rincones del sur de Chile por tierra. Y por qué no también, desarrollar innovadores proyectos de infraestructura hotelera donde aún el privado no se atreve, para luego concesionarlos y en una oferta conjunta, como me lo decía un amigo magallánico, sumar los impresionantes atractivos turísticos, circuitos y parajes de la ruta y cordillera de Darwin, más allá del fin del mundo.
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