NICARAGUA EN LA NOVELA DE SERGIO RAMIREZ
de Sergio Ramírez, el jueves, 14 de julio de 2011 a las 13:04.
Françoise Barthélemy enjuicia en Le Monde Diplomatique la novela policíaca de Sergio Ramírez
El Cielo llora por mí
Traducido del español (Nicaragua)
Por Roland Faye, Métailié,
París, 2011, 270 páginas, 19 euros
DESPUÉS DE LA REVOLUCIÓN
“La revolución nicaragüense fue hecha por gente muy joven, que se iba a la clandestinidad y pensaba que no vería la victoria. Todos estaban dispuestos a sacrificar sus vidas, habían renunciado a todos los bienes materiales. Cincuenta mil de ellos acabaron muertos. Los que sobreviven tienen que adaptarse a un mundo que no corresponde a sus ideales, marcado por la búsqueda del dinero fácil, el sueño de convertirse en millonarios. Una catástrofe moral.”
Con este juicio severo llegó a París a presentar su última novela el escritor Sergio Ramírez, quien, en aquel entonces, participó en la lucha sandinista que llevó en 1979 a la caída del general Anastasio Somoza. En 1984, se convirtió en el Vice-Presidente de Daniel Ortega. Los años han pasado…
El autor nos entrega un cuadro de su país en el que la ridiculez disputa el cetro a la vulgaridad. Encabeza el gobierno un presidente obeso cuya actividad principal es la de inaugurar gasolineras. La voluminosa primera dama organiza fiestas de beneficencia. Las procesiones religiosas invaden las calles: “Había pasado el mediodía, y la corona de la Virgen de Fátima relumbraba bajo el sol de la canícula que ya llegaba a su fin, mientras la imagen, en peregrinaje por toda Nicaragua, avanzaba entre dos vallas de policías, el anda adornada con flores de júpiter en hombros de los oficiales, hombres y mujeres, de la plana mayor…” Además de las procesiones católicas, proliferan las sectas evangélicas. Aun esta mujer extraordinaria que es Sofía Smith – antiguo miembro de la resistencia urbana, hoy afanadora en la comisaría de policía de Managua – se ha dejado convencer: “Evangélica a muerte, y sandinista a muerte, doña Sofía era una dura mezcla de dos devociones; y en desuso ya los ritos de la revolución, se refugiaba en los del culto protestante, afiliada como estaba a la iglesia Agua Viva…”. Mujer astuta, participa de una investigación movida que la introduce en el mundo de los narcotraficantes.
Puente entre Colombia y Estados Unidos, Nicaragua se ha convertido en un paso obligado del tráfico. Los mafiosos, jefes de los carteles de Cali y Sinaloa en México, se reúnen en una propiedad escondida en las faldas del volcán Momotombo. Le toca al inspector Morales, con la ayuda de su amigo Lord Dixon, resolver una intriga cuyo punto de partida es el descubrimiento de un yate, el Regina Maris, abandonado en los pantanos de Laguna de Perlas. Hombre solitario, que utiliza el humor como un arma, Morales sigue fiel a sus ideales de guerrillero, a diferencia del hombre que fue su jefe, Caupolicán, hoy aliado de los narcos: “Tras el fin inesperado de la revolución en 1990, al desvanecerse de pronto el objeto de su lealtad, en aquella gaveta última de su mente quedó, embalsamado en cinismo, el sentido de acatamiento al poder, ya sin apellidos. Cualquiera que fuera ese poder…”
Françoise Barthélemy
Le Monde Diplomatique, París, junio 2011
Javier Campos
El Cielo llora por mí
Traducido del español (Nicaragua)
Por Roland Faye, Métailié,
París, 2011, 270 páginas, 19 euros
DESPUÉS DE LA REVOLUCIÓN
“La revolución nicaragüense fue hecha por gente muy joven, que se iba a la clandestinidad y pensaba que no vería la victoria. Todos estaban dispuestos a sacrificar sus vidas, habían renunciado a todos los bienes materiales. Cincuenta mil de ellos acabaron muertos. Los que sobreviven tienen que adaptarse a un mundo que no corresponde a sus ideales, marcado por la búsqueda del dinero fácil, el sueño de convertirse en millonarios. Una catástrofe moral.”
Con este juicio severo llegó a París a presentar su última novela el escritor Sergio Ramírez, quien, en aquel entonces, participó en la lucha sandinista que llevó en 1979 a la caída del general Anastasio Somoza. En 1984, se convirtió en el Vice-Presidente de Daniel Ortega. Los años han pasado…
El autor nos entrega un cuadro de su país en el que la ridiculez disputa el cetro a la vulgaridad. Encabeza el gobierno un presidente obeso cuya actividad principal es la de inaugurar gasolineras. La voluminosa primera dama organiza fiestas de beneficencia. Las procesiones religiosas invaden las calles: “Había pasado el mediodía, y la corona de la Virgen de Fátima relumbraba bajo el sol de la canícula que ya llegaba a su fin, mientras la imagen, en peregrinaje por toda Nicaragua, avanzaba entre dos vallas de policías, el anda adornada con flores de júpiter en hombros de los oficiales, hombres y mujeres, de la plana mayor…” Además de las procesiones católicas, proliferan las sectas evangélicas. Aun esta mujer extraordinaria que es Sofía Smith – antiguo miembro de la resistencia urbana, hoy afanadora en la comisaría de policía de Managua – se ha dejado convencer: “Evangélica a muerte, y sandinista a muerte, doña Sofía era una dura mezcla de dos devociones; y en desuso ya los ritos de la revolución, se refugiaba en los del culto protestante, afiliada como estaba a la iglesia Agua Viva…”. Mujer astuta, participa de una investigación movida que la introduce en el mundo de los narcotraficantes.
Puente entre Colombia y Estados Unidos, Nicaragua se ha convertido en un paso obligado del tráfico. Los mafiosos, jefes de los carteles de Cali y Sinaloa en México, se reúnen en una propiedad escondida en las faldas del volcán Momotombo. Le toca al inspector Morales, con la ayuda de su amigo Lord Dixon, resolver una intriga cuyo punto de partida es el descubrimiento de un yate, el Regina Maris, abandonado en los pantanos de Laguna de Perlas. Hombre solitario, que utiliza el humor como un arma, Morales sigue fiel a sus ideales de guerrillero, a diferencia del hombre que fue su jefe, Caupolicán, hoy aliado de los narcos: “Tras el fin inesperado de la revolución en 1990, al desvanecerse de pronto el objeto de su lealtad, en aquella gaveta última de su mente quedó, embalsamado en cinismo, el sentido de acatamiento al poder, ya sin apellidos. Cualquiera que fuera ese poder…”
Françoise Barthélemy
Le Monde Diplomatique, París, junio 2011
Javier Campos
Lei esa novela en la misma Nicaragua, en cuatro dias, es una de la excelentes novelas policiales de A.Latina, muy bien escrita, especialmente sus dialogos. Para mi la novela, que es ficcion, sin embargo muestra lo que queda de una revolucion que se inicia con una utopia y luego termina, como dice E. Cardenal, en una revolucion perdida.
El Viernes a las 11:52
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