SOCIEDAD DE BIBLIÓFILOS CHILENOS, fundada en 1945

Chile, fértil provincia, y señalada / en la región antártica famosa, / de remotas naciones respetada / por fuerte, principal y poderosa, / la gente que produce es tan granada, / tan soberbia, gallarda y belicosa, / que no ha sido por rey jamás regida, / ni a extranjero dominio sometida. La Araucana. Alonso de Ercilla y Zúñiga

My Photo
Name:
Location: Santiago de Chile, Región Metropolitana, Chile

Editor: Neville Blanc

Saturday, November 26, 2011

MARCELO SIMONETTI Y SERGIO LARRAIN



Entrevista: Marcelo Simonetti
Marcelo Simonetti:
“La realidad, para mí, es un pretexto solamente”

Por Antonio Díaz Oliva
http://60watts.net/

“Quién sabe si los términos de ‘ficción’ y ‘no ficción’ resultan anacrónicos para nuestros días”, se lee en El fotógrafo de Dios. Aquella duda –o incertidumbre sobre las etiquetas literarias– es planteada al final de aquella novela. Y acarrea las siguientes preguntas: ¿Es El fotógrafo de Dios una obra de ficción?, ¿de “mentira verdaderas”? ¿O usa material de verdad y se acerca más a la “no ficción”?

Antes de proseguir con aquel debate, algunas aclaraciones necesarias: El fotógrafo de Dios es la nueva novela del escritor Marcelo Simonetti. Simonetti es periodista, académico, cuentista (El abanico de Madame Czechowska) y novelista (La traición de Borges). Además de autor de El fotógrafo de Dios, su última obra que nació así:

“Quería escribir un libro de otro ‘desaparecido’: el físico italiano Ettore Majorana, de quien se perdió su rastro en 1938. En medio de la investigación me quedé sin libro. Un francés ya había escrito lo que pretendía escribir: que Majorana apareciera vivo en un pueblito del sur de Chile dando clases de matemáticas (él lo hizo aparecer en Argentina). En medio de la frustración se me apareció una foto de Larraín, la de las niñas que bajan por el Pasaje Bavestrello, donde yo viví de niño. Ahí me decidí a escribir la historia de El Fótógrafo de Dios”, comenta.

¿Qué tanto proceso de investigación hubo tras la novela? O fue, más bien, tener algunos datos y luego ir “ficcionando”…

Hubo un proceso de investigación que no fue tan exhaustivo como en La Traición de Borges. Fundamentalmente porque la “literatura” sobre el personaje es mínima. Recogí artículos de prensa, críticas a su trabajo fotográfico, conversé con algunos fotógrafos y me hice de algunas cartas que Larraín escribió a gente que ha estado con él.

***

Primera interrupción. Ahora, algo de la trama: El fotógrafo de Dios tiene por personaje principal a Manuel Rijtman. Rijtman apenas recuerda a su padre. Sabe pocas cosas de su padre. Entre esas, que fue o es fotógrafo. Por eso, y desde pequeño, quiso dedicarse a eso: capturar imágenes en papel. El fotógrafo de Dios, por lo tanto, es una novela sobre fotógrafos. Sobre las responsabilidades de los profesionales y destacados en esa área. Como el ejemplo de Kevin Carter, quien ganó el Pulitzer al sacar la foto de una niña la cual es acechada por un buitre a la espera de comerle las vísceras. Carter, claro, no hizo nada para detener esa situación. Sólo sacó la foto. Y recibió el premio años después. Sin saber que el hecho de no haber realizado nada para detener la situación de la niña, siempre le pesaría.

El fotógrafo de Dios es, también, la historia de Santiago Larrea, que no es más que un apodo para enmascarar la figura de Sergio Larraín, el reconocido y misterioso fotógrafo chileno que alguna vez perteneció a la famosa agencia Magnum, pero luego se hundió en un insólito anonimato.

Larrea, en la novela, retrató a Dios. Una foto que nadie ha visto, pero que se rumorea en ciertos ambientes. De ahí que aparezca Burt Rodríguez, un empleado de la extraña empresa Small Business. Rodríguez quiere encontrar a Larrea y comprarle la foto. Para eso, necesita a Rijtman. Le da dinero, hacen un plan, van a Valparaíso, investigan. Aunque a Rijtman, más allá del dinero, lo que le importa es a través de Larrea poder dar con pistas sobre su padre.

***

En la novela hay un planteamiento sobre la ética de los fotógrafos, de cómo la decisión de no “intervenir” la realidad para sacar una fotografía, les puede pesar más adelante. ¿Fue consciente plantear eso?

Sí, ese es un dilema en el que también entramos los periodistas. ¿Si hay una tragedia corres a ayudar a las víctimas o antes llamas al diario para que reporteen el hecho? Creo que en los fotógrafos eso se exacerba. El caso de Kevin Carter es el mejor ejemplo. Y también está lo otro, esa aspiración a ser objetivo. ¿Qué fotografiamos cuando fotografiamos? ¿La realidad? ¿Un pedazo de la realidad que termina siendo una construcción propia? Yo soy de la idea de que la realidad siempre la estamos interviniendo y eso corre también para los fotógrafos. El otro día vi una película, Storytelling, en donde uno de los personajes decía que desde que uno escribe la primera palabra de una historia en el papel ya está haciendo ficción, por muy real y fidedigno que sea ese relato, y yo suscribo eso.

Qué te resultó más interesante en la construcción del personaje de Sergio Larraín: ¿investigar el hombre de verdad o el halo de mito que acarrea?

El mito, sin duda. Y aquí tomo algo que decía Paco Taibo II, el escritor mexicano, a propósito de su biografía de Pancho Villa: tan importante como lo que un hombre hace es lo que se dice de él. En este sentido al escribir sobre Larraín me pareció mucho más interesante lo que se decía de él, los mitos que se han construido en torno a su persona.

***

Segunda interrupción. El fotógrafo de Dios es una novela que avanza sin mayores problemas y que sigue un hilo narrativo coherente y claro. Por lo menos hasta sus últimas páginas. Porque luego de que la historia termina, hay tres documentos que cambian el panorama: primero un mensaje del autor, luego una carta de Sergio Larraín dirigida al editor del libro (Sergio Gómez) y, al final, un último texto de Simonetti donde termina por cerrar todo y además lanza la frase con que abre este artículo: “Quién sabe si los términos de ‘ficción’ y ‘no ficción’ resultan anacrónicos para nuestros días”. Ahí es donde, a ratos, dan ganas de que Simonetti hubiese escrito un libro de non-fiction contando su historia. Un libro con fotos, recortes de diario, cartas. Algo como el notable Tres viajes de Francisco Mouat o La hija de la amante de A.M. Homes o –ya especulando y adelantando– el libro sobre su tío perdido que Alberto Fuguet tiene en carpeta para este fin de año.

¿Cómo afectó, al proceso de escritura, la llegada de la carta de Sergio Larraín?

Hay lectores que luego de leer el libro han celebrado el artificio literario de inventar una carta como esa. Y otros que se han conmovido con el mensaje de fondo que Larraín intenta colar. Prefiero no referirme a la carta de Larraín, para no desencantar ni a unos ni a otros. En todo caso, el proceso de escritura no estuvo sujeto a ningún factor externo.

¿No te dieron ganas, en algún momento, de escribir un libro de ‘no ficción’?

Sí, claro, pero ese ya hubiera sido otro libro. Uno muy distinto al que tenía en mi cabeza. Es más, en algún momento pensé en ir a ver a Larraín, pero lo deseché porque eso hubiera implicado escribir un libro realista ciento por ciento y no me interesaba. La realidad, para mí, es un pretexto solamente.

¿Has tenido algún feedback con algún lector? Me refiero a alguien que te haya dado más pistas sobre Larraín. En el caso de El empampado Riquelme, por ejemplo, luego de su publicación Francisco Mouat recibió mails y cartas de gente que le daban datos sobre la continuidad de la historia…

Sí, por ejemplo, Alejandra Costamagna me mostró unos libros que le habían regalado en Ovalle hechos por Sergio Larraín. Son pequeños libros, bien artesanales, con mensajes poéticos que aspiran a salvar el mundo. Un periodista que lo visitó me habló de las cartas que Larraín le envía, cada tanto, y me ha dicho lo impactante que es verlo porque físicamente se le ve bastante disminuido y descuidado. Y en un encuentro en la Universidad Católica, tuve laoportunidad de estar junto a su nieto quien leyó unas cartas, preciosas, que Larraín le escribía cuando él (el nieto) estaba haciendo sus primeras armas en la fotografía.

El BLOG DE MARCELO SIMONETTI:

http://blog.latercera.com/blog/msimonetti/

Circuit City Coupon
Circuit City Coupon