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Refugios de grandes
lectores |
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Millones de páginas leídas y otras tantas por revisar.
Miles de libros que han sido devorados por placer y otros tantos por trabajo.
Centenares de autores que se acompañan unos a otros en el silencio de una
estantería. Siete intelectuales nos abrieron sus bibliotecas, espacios íntimos
que han creado en sus propias casas para dar rienda suelta a su vínculo -a veces
obsesivo- con la lectura y la investigación.
Texto, Soledad Salgado S. / Producción, Valérie
Reynes / Fotografías, José Luis Rissetti
Sol Serrano"
A este lugar se entra
sólo con invitación", bromea esta historiadora, profesora de la UC y autora de
varios libros y ensayos. Su más reciente trabajo "¿Qué hacer con Dios en la
República?" ya va en su tercera edición, y pronto aparecerán los primeros tomos
de su trabajo "Historia de la educación en Chile".
Éste es su espacio
íntimo. Acá escribe, investiga, lee. "No soy bibliófila, pero tengo una relación
obsesiva y posesiva con los libros. Me producen voracidad. A veces, incluso, se
me olvida que los tengo y los compro por segunda vez", cuenta. Muchos -de
preferencia lee sobre temas históricos- los encarga por Amazon o los compra en
viajes. "Solía ponerles una nota en las primeras páginas haciendo referencia al
lugar donde los compré, pero con la globalización no sé si tiene mucho sentido",
dice. También hay tesoros como textos de Vicuña Mackenna y Barros Arana que
compró en un remate y que guarda junto a los clásicos del siglo XIX.
A
los volúmenes se suman fotos de abuelos y bisabuelos dispuestos en la parte alta
de las estanterías. "Los libros me provocan cierta ilusión, la ilusión de lo que
uno puede llegar a saber algún día", agrega.
Luis Alberto Ganderats
Llegó
a tener casi cinco mil libros. Ya no había espacio para guardarlos y la verdad
es que algunos de ellos pasaban años intactos, sin siquiera ser abiertos para
alguna consulta. Confiesa, incluso, que hubo un momento en que el respaldo de su
cama era un librero, y los textos se acumulaban en los pasillos. Entonces no fue
fácil para Ganderats -quien se ha desempeñado en su destacada trayectoria como
redactor, columnista, director y editor de medios escritos y audiovisuales-
tomar la decisión de deshacerse de varios de ellos.
Su mujer, la
arquitecta Paulina Sir, lo ayudó en la tarea del orden al proyectar un librero
blanco que nace en el living y entra a su escritorio dando forma a su biblioteca
personal. Allí no sólo descansan textos -hay varios de viajes, humor chileno,
enciclopedias, el Diccionario Biográfico de Chile, muchas obras de sus favoritos
Guillermo Blanco y José María Gironella- sino también recuerdos, carpetas,
fotos. "En una época en que hacía muchas entrevistas conocí hartos escritorios,
modernos y clásicos, pero siempre me gustaron las bibliotecas vividas",
dice.
Julio Retamal
Un retrato que le hizo Roberto Irarrázaval en su
juventud, muebles que pertenecían a su padre y muchas fotos de sus antepasados
destacan entre los miles de libros que tiene en su biblioteca. Un lugar que para
este historiador y doctor en filosofía -profesor de la UGM, director del Centro
de Extensión de Humanidades de la UAI, profesor emérito de la UC y miembro de
número de la Academia de Historia- se convierte en un cómodo estar donde realiza
sus investigaciones, lee y recibe a sus amigos más cercanos. Hasta un televisor
tiene para ver películas.
Aficionado a la lectura desde muy pequeño,
cuenta que siempre está leyendo algún libro. "Mientras mi papá hacía deporte, yo
leía", recuerda. En el día se encierra a consultar fuentes, preparar clases, y
trabajar en algún escrito; y es en la noche cuando lee por placer. La mayoría de
los textos que se distribuyen ordenados por tema en las estanterías -el espacio
se armó al unir dos dormitorios- trata sobre genealogía, filosofía, religión e
historia, destacando las obras de Barros Arana y Andrés Bello.
Cecilia
García-Huidobro
Un día cualquiera Pilar Donoso le pidió a Cecilia la dirección de
su casa. Quería darle un regalo en agradecimiento por su ayuda con la edición
del libro que escribió sobre su padre, José Donoso. La sorpresa de esta
destacada periodista -tuvo a su cargo la Revista de Libros de El Mercurio y
actualmente es Decana de la Facultad de Comunicación y Letras de la UDP- fue
enorme al ver que se trataba de la chaise longue que usaba el célebre autor en
su escritorio. Tiene hasta las manchas de café de Donoso", dice.
La
biblioteca acoge ese mueble y las repisas fueron diseñadas por su marido
arquitecto, que veía que no era posible que los libros se acumularan en una
antigua pesebrera de su casa en Talagante. Las estanterías incorporan un mesón
tipo bar para que Cecilia pueda sentarse de manera cómoda a revisar los
volúmenes. Mayormente atesora ficción, novelas y poesía. Hay mucho de Donoso,
Vila Matas, Bolaño, varias autobiografías y joyitas como una edición que hizo la
hija de Huidobro el año 1948. "Pasé una etapa de avidez y fui compulsiva con los
libros, pero me fue generando angustia no poder leerlos todos. Ahora estoy más
tranquila", dice.
Ernesto Ottone
Más que una enorme colección de libros,
lo que tiene en su departamento es una serie de libros en uso. Su preciada
biblioteca es un espacio amplio y con salida directa a una terraza, desde donde
se tiene una despejada vista aérea de Ñuñoa. Allí pasa gran parte del tiempo
revisando textos para sus investigaciones y sus clases en el magíster de
políticas públicas de la U. de Chile, y para su trabajo como director de la
cátedra Globalización y Democracia de la UDP, siempre acompañado de música
clásica. En su trayectoria también se cuenta haber sido director de análisis
estratégico de Ricardo Lagos, hecho que sumado a sus actuales labores inciden en
que los muebles estén repletos de publicaciones sobre sociología, literatura,
filosofía, historia y política. "Tengo más libros en el segundo piso y también
en mi departamento en Valparaíso", dice. En el lugar, al igual que por toda la
casa, también se dan cita simpáticos objetos que hablan del humor en la vida de
Ottone, como una calavera mexicana que celebra el día de los muertos y un gran
afiche de cine original, de un musical de Gene Kelly.
Hernán Felipe
Errázuriz
Biografías, historia de Chile, libros de espionaje y diplomacia es lo
que más abunda en la biblioteca de este abogado y ex canciller. Autores como Le
Carré, Kissinger y Churchill son nombres que se repiten en los estantes. "Busco
textos nuevos en relación a estos temas", dice, como siempre, cigarrillo en
mano. No sabe con precisión cuántos tiene, pero sí maneja la ubicación exacta de
cada uno y la certeza de que no todos han sido leídos. En su oficina tiene otro
buen número, especialmente una colección de 50 diccionarios de temáticas como
economía, política, leyes, y muchos de ellos en inglés. Los libros son parte de
su vida. Él mismo ha comprado la mayoría de las publicaciones y ha mandado a
empastar varios de los textos que ha escrito para el diario El Mercurio, con el
que colabora desde hace ya varios años.
En el lugar, además de libros,
hay fotos de su vida profesional y familiar -algunas enmarcadas y otras sólo
apoyadas entre los textos-, reconocimientos que ha recibido, y su colección de
películas donde destacan las series Dr. House y Big Bang Theory.
Juan
Agustín Figueroa
"Llevo cuarenta años formando esta biblioteca", dice este
abogado, presidente de la Fundación Neruda y Presidente de la Sociedad de
Bibliófilos Chilenos. "No tengo fichero, pero mi memoria me ayuda mucho",
agrega. En lo que era el techo del dormitorio principal, mandó a construir este
recinto donde se despliega su fantástica colección de libros. Los estantes con
puertas enjuncadas albergan poesía de Neruda, Mistral y Huidobro, entre otros,
además de muchos textos de derecho, historia de Chile e historia contemporánea.
"Me gusta mucho leer a Trotsky, por ejemplo, y todo lo relacionado con la
revolución rusa", dice.
Hay momentos en los que sólo se dedica a
trabajar en el lugar -tiene un gran escritorio de caoba donde puede reunirse con
12 personas- y otros en los que simplemente lee. Aunque la zona de lectura va a
depender de donde haya mejor luz dentro de la casa.
En la biblioteca hay
antigüedades de remates como un secreter con marquetería y un escritorio pequeño
que acogen premios, medallas, colección de pisapapeles y algunas
fotos.
El Mercurio Vivienda y Decoración Santiago sábado 1 de septiembre de 2012 Texto, Soledad Salgado S. /
Producción, Valérie Reynes / Fotografías, José Luis Rissetti. |
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