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Editor: Neville Blanc

Thursday, July 04, 2013

César Vallejo Edición facsimilar "España, aparta de mí este cáliz"

César Vallejo por Pablo Picasso. Retrato póstumo fechado el 9 de junio de 1938, especialmente realizado para la primera edición de España, aparta de mí este cáliz.
 

España, aparta de mí este cáliz César Vallejo Árdora Ediciones, Madrid, 2012, 154 páginas. POESÍA
 
 


Edición facsimilar "España, aparta de mí este cáliz"
Rescatan libro crucial de César Vallejo

A partir del único ejemplar de la primera edición que se conserva en un monasterio benedictino, un sello reeditó en Madrid el sobrecogedor libro que César Vallejo dedicó a la Guerra Civil Española.

Pedro Pablo Guerrero

El Mercurio Revista de Libros Santiago de Chile
domingo 30 de junio de 2013
Actualizado a las 9:17 hrs.


El 20 de enero de 1939, seis días antes de la entrada de las tropas nacionales en Barcelona, terminan de publicarse en el monasterio de Monserrat los 1.100 ejemplares (250 numerados) de España, aparta de mí este cáliz , con prólogo de Juan Larrea, dibujo de Pablo Picasso y un colofón épico: "Soldados de la República fabricaron el papel, compusieron el texto y movieron las máquinas. Ediciones Literarias del Comisariado. Ejército del Este. Guerra de Independencia. Año de 1939".

Durante la Guerra Civil, el Gobierno de la Generalitat había transformado el imponente convento benedictino en Hospital del Ejército del Este y en Unidad de Imprentas, aprovechando la capacidad instalada del taller creado en el siglo XV por discípulos directos de Gutenberg. Al frente del sello estaba el poeta malagueño Manuel Altolaguirre, quien dirigía a tipógrafos y soldados del ya desaparecido frente de Aragón, roto por el ejército franquista en la primavera de 1938, durante los mismos días en que Vallejo moría en París con aguacero, un viernes santo que ese año cayó el 15 de abril.

En Francia, Georgette, la viuda del autor peruano, no había demorado en entregar al poeta español Juan Larrea dos copias en limpio del libro con el que su marido pretendía arengar a las fuerzas de la República, tal como lo había resuelto tras participar en el Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, inaugurado en Valencia el 4 de julio de 1937. Una de las copias llegó, por vía desconocida, hasta las manos de Altolaguirre en las alturas de Monserrat. Larrea no solo hizo el prólogo -verdadera elegía en prosa-, sino que también le solicitó a Picasso un retrato de Vallejo para ilustrar el libro. El pintor no lo conocía, así que Larrea se reunió una tarde con él para leerle sus versos. "A este sí que le hago el retrato", reaccionó Picasso estremecido.

Vallejo escribió los poemas de su libro entre julio y diciembre de 1937, pero los ordenó y corrigió durante los primeros meses de 1938 echando mano de sus últimas fuerzas. Georgette, el paludismo y el hambre lo acompañaron hasta el final.

Aunque las relaciones entre ambos poetas nunca fueron buenas, España, aparta de mí este cáliz se publicó en la misma serie que el volumen de Neruda España en el corazón. Himno a las glorias del Pueblo , y que varios otros libros de trinchera. Sin embargo, la obra de Vallejo sobrepasa las intenciones propagandísticas de la serie y constituye, desde todo punto de vista, uno de sus trabajos fundamentales, junto con Los heraldos negros (1919) y Trilce (1922), a pesar de ser considerablemente más breve.

Quince poemas le bastan a Vallejo para dejar en shock al lector. Si en el "Himno a los voluntarios de la República" los anima de forma mesiánica ("matad a la muerte... Hacedlo por la libertad de todos,/ del explotado y del explotador"), en los siguientes, comprendiendo su trágico destino, los acompaña cuando ya han partido. Así, repara en el libro que deja un miliciano "al borde de su cintura muerta". Consuela al camarada "herido mortalmente de vida" en la toma de Bilbao. Lo ve caer bajo la nieve en la Batalla de Teruel ("Miré el cadáver, su raudo orden visible/ y el desorden lentísimo de su alma"). Ruega por las víctimas de los aviones italianos y alemanes, tras el bombardeo sobre el pueblo vasco de Durango, realizado semanas antes que el de Guernica: "Padre polvo que subes de España,/ Dios te salve, libere y corone,/ padre polvo que asciendes del alma". ("Redoble fúnebre a los escombros de Durango").

Consciente de que los peligros acechan no solo tras las líneas enemigas, Vallejo, un reconocido militante comunista, escribe en el último poema del libro: "¡Cuídate España, de tu propia España!". Y a renglón seguido advierte: "¡Cuídate de la hoz sin el martillo!/ ¡Cuídate del martillo sin la hoz!", y sigue así de admonitorio hasta los dos versos finales: "¡Cuídate de la República!/ ¡Cuídate del futuro!...".

Fuente cristiana, proyección universal

La primera edición de España, aparta de mí este cáliz se dio por perdida durante años. Se suponía que, al ocupar el monasterio de Monserrat en febrero de 1939, las tropas nacionales habían destruido todas las publicaciones republicanas. Sin embargo, en 1984 los investigadores Julio Vélez y Antonio Merino publicaron un estudio en que reproducían imágenes de la edición original a partir del único ejemplar conservado en el monasterio. Un verdadero hallazgo, pues sólo se tenían noticias no confirmadas de otro ejemplar en manos de un veterano de guerra español, anónimo, sin la menor intención de venderlo, lo que convierte a esa edición en una pieza de valor incalculable en el mundo de los coleccionistas. Basta considerar que un ejemplar de la segunda edición, publicada en México por Juan Larrea el año 1940, alcanza hoy los 850 dólares.

Por iniciativa del profesor de literatura hispánica Alan E. Smith, de Boston University, la editorial madrileña Árdora publicó en 2012 la única edición facsimilar que existe de la edición prínceps de España, aparta de mí este cáliz . Lo hizo gracias a las digitalizaciones facilitadas por Damia Roure, el monje benedictino a cargo de la biblioteca de Monserrat. Como el ejemplar del monasterio no conserva su portada original, los editores usaron de tapa la portadilla con algunas modificaciones. En todo lo demás, el libro es idéntico, pero se le añade un breve epílogo escrito por Smith, impreso con un papel y tipografía distintos al del resto del volumen.

El estudio de Smith aporta detalles reveladores sobre la azarosa historia del libro póstumo de Vallejo. Demuestra que, salvo el primer poema, es una obra que "muestra más el morir que el matar". La contrasta con otras expresiones que el arte ha elaborado a partir de la guerra (Picasso, Goya, Orozco) acudiendo a la imaginería cristiana, particularmente de la crucifixión, a la que Vallejo alude ya desde el título, tomado de Mateo XXVI, 39.

Smith indaga con perspicacia en el lenguaje poético del autor y al llegar a este punto, crucial , se cuida de tomar partido entre quienes consideran España, aparta de mí este cáliz una expresión de fe religiosa y los que ven en ella el mero uso de un lenguaje simbólico de gran poder comunicativo, para expresar una postura revolucionaria marxista (George Lambie). Al respecto, Smith no pierde de vista la biografía de Vallejo -nieto de dos sacerdotes españoles- y una carta de 1929 en la que le dice a su hermano Víctor: "Le ruego mandar decir una misa al Apóstol [Santiago] en mi nombre".

-Vallejo, en España, aparta de mí este cáliz -dice Smith-, forma parte de una genealogía de la modernidad, en compañía con Goya, y otros grandes artistas, que encuentra en la historia de Jesús una palabra fundamental para representar (en el lienzo o la página, es lo mismo) la dignidad humana ante la injusticia y el horror. Si eso es "fe religiosa cristiana", no lo sé, ya que esta frase es infinitamente anfibológica.

La reedición facsimilar del último libro de Vallejo -incorporado por su viuda en Poemas humanos (1939), volumen póstumo que reunía todos los versos que escribió en París- recupera a un autor extraordinario, reivindicado en Chile por Enrique Lihn, Pedro Lastra y Diego Maquieira, entre muchos otros escritores que lo consideran una figura esencial de la poesía hispanoamericana. Pero Alan Smith se atreve a ir más allá:

-Vallejo es una de las más poderosas voces en la historia de la humanidad, en compañía de Homero, Shakespeare, Dante y Cervantes. Ni crece ni mengua su vigencia, es ya una parte de la conciencia colectiva humana. Otra cosa es cuántas personas leen a Vallejo ahora, y las razones que pudieran tener para leerlo, comparando con, digamos, hace veinte años, o cuarenta, materia sobre la que no puedo responder.

La primera edición de "España, aparta de mí este cáliz" se dio por perdida durante años. Se suponía que, al ocupar el monasterio de Monserrat en febrero de 1939, los franquistas habían destruido todos los ejemplares.

http://www.ardora.com/principal


España, aparta de mí este cáliz

César Vallejo
 
  
En 1939, la azarosa publicación de España aparta de mí este cáliz aglutinó a cuatro figuras eminentes de la cultura hispana: un pintor, Pablo Picasso, y tres poetas: César Vallejo, autor del poemario, Juan Larrea, prologuista del libro, y Manuel Altolaguirre, responsable de la edición, que fue impresa en el monasterio de Montserrat días antes del final de la Guerra Civil. Larrea relata así los prolegómenos: «Picasso no conocía a Vallejo. Apenas se produjo la muerte de César, me reuní, una larga tarde, con el pintor y le leí un buen puñado de versos vallejianos. Picasso, profunda y visiblemente emocionado, exclamó: “A éste sí que le hago el retrato”». En un discreto segundo plano, Georgette, viuda del poeta, dio los pasos iniciales para que los poemas vieran la luz. El Gobierno de la Generalitat había convertido el monasterio de Montserrat en Hospital del Ejército del Este y Unidad de Imprentas. Su taller, creado a finales del s. XV por discípulos directos de Gutenberg, quedó entonces bajo la dirección de Manuel Altolaguirre. Allí imprimió, con ayuda de tipógrafos y soldados del frente de Aragón, su colección Ediciones Literarias del Comisariado del Ejército del Este, a la que pertenecen, además del volumen de Vallejo, los de Pablo Neruda, España en el corazón. Himno a las glorias del Pueblo; Emilio Prados, Cancionero menor de los combatientes; y, posiblemente, Poesías de la guerra, de Pedro Garfias, del que no se ha conservado ejemplar alguno. En sus memorias, Altolaguirre evoca el proceso de elaboración de uno de los títulos: «El papel que se fabricaba en ese molino era un papel precioso. Los trapos viejos triturados y blanqueados se transformaban en hojas blanquísimas de papel hilo con transparentes marcas de agua. Papel que salía hoja a hoja y que eran colgadas de los cordeles con los mismos ganchos con que las lavanderas cuelgan la ropa limpia. Producción limitada pero sorprendente. El Boletín del Cuerpo de Ejército y su suplemento literario fueron impresos en ese papel de lujo. También editamos varios libros. Entre ellos España en el corazón, de Pablo Neruda; como materia prima para ese libro se usaron banderas enemigas, chilabas de moros y uniformes de soldados italianos y alemanes.» El Comisariado de la Unidad de Propaganda del XI Cuerpo de Ejército del Este —que se ocupaba, entre otras cosas, de redactar, imprimir y repartir los periódicos y la propaganda a las distintas unidades del ejército— estaba integrado, junto a Manuel Altolaguirre y su esposa, Concha Méndez, por Antonio Sánchez Barbudo, Rafael Dieste, Juan Gil-Albert, Ramón Gaya, Arturo Cuadrado y Emilio Prados. En febrero de 1939, al ocupar el Monasterio, las tropas franquistas destruyeron todas las publicaciones republicanas. Nada se supo de España, aparta de mí este cáliz, hasta que Julio Vélez y Antonio Merino hallaron un ejemplar en la biblioteca de Montserrat e incluyeron un facsímil del mismo en su estudio España en César Vallejo (1984). Hoy, gracias a la iniciativa y diligencia de otro poeta, Alan Smith Soto, profesor de Literatura Española en Boston University y autor del epílogo que contextualiza el trabajo de Vallejo, Árdora pone a disposición de los lectores la primera edición facsimilar y exenta del legendario libro.
* * *
En el prólogo de España, aparta de mí este cáliz escribe Juan Larrea: "Enviado extraordinario de un mundo y de una raza extraña, César Vallejo [1892-1938] vino aquí, por lo pronto, a colmar su desmedida capacidad de dolor, a darse cuenta de hasta qué extremo occidente puede llegar el hombre a sentirse material y moralmente desdichado... Y he aquí que en una de las sacudidas de tan solitario y prolongado cuerpo a cuerpo y al cabo de muchos años de silencio lírico, se le rompe la arteria espiritual y realízase el milagro: la fuerza poética vuelve a hacerse en él y el Verbo, en inesperado sobresalto, mana a borbotones de su boca. Esto ha sucedido en el otoño de 1937 en que produjo un libro entero de poemas. Destaca entre ellos una serie dedicada al combate del pueblo español a la que tituló, como si ya se viera en los umbrales de la agonía: España, aparta de mí este cáliz..."
Precio: 16,00 €
16,00 €
Autor:
César Vallejo
Menciones:
Edición facsimilar del ejemplar, impreso en 1938, conservado en la Abadía de Montserrat. Con un prólogo de Juan Larrea y un dibujo de Pablo Picasso. Edición al cuidado de Manuel Altolaguirre. El facsímil se completa con un epílogo de Alan Smith Soto, profesor de Literatura Española en Boston University.
SKU: 050/FUERA DE COLECCIÓN - 01
ISBN:
978-84-88020-45-1
Formato:
22 x 15,6 cm
Páginas:
164
Colección:
Fuera de colección
Edición:
Madrid, 2012
Tipo de edición :
Libro tradicional impreso

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