LAS CARTAS DE SAN PABLO
Silva, Luis Eugenio
La Segunda Jueves 25 de Septiembre de 2008
Año Santo Paulino
El papa Benedicto XVI convocó a un año santo paulino, que se inició el 28 de junio y durará hasta la misma fecha del 2009. El motivo es la celebración del bimilenario de su nacimiento, que, al parecer de los historiadores, fue entre el año 7/8 de la era cristiana.
Pablo, autor directo o indirecto de 14 cartas que forman parte del Nuevo Testamento, fue un judío culto de la diáspora, nacido en el seno de una familia hebrea que había conseguido la ciudadanía romana.
Un año santo tiene muchos objetivos, que se realizan en todas las diócesis del mundo, que han de organizar los actos afines: conferencias, diálogos ecuménicos, peregrinaciones, momentos de reflexión y oración y difusión de su pensamiento y doctrina que se encierra en su epistolario, el cual dirigió a las comunidades de Roma, Corinto, Tesalónica, Gálatas, Efeso, Colosas, más a sus discípulos Timoteo, Tito y Filemón. Tres viajes apostólicos, más uno a Roma y probablemente una ida a España, constituyeron en 14 años sus itinerarios evangelizadores.
Después de una vida centrada en la tradición estricta de fariseo, educado en Tarso Jerusalén, a los pies del sabio Gamaliel, fue un celoso perseguidor de los cristianos. Camino hacia Damasco, una luz y la voz de Cristo lo ciega y convierte. Recibido y acogido por el cristiano Ananías en Damasco, que lo instruye en la fe, es bautizado y empieza su trabajo como apóstol.
No sabemos si conoció a Cristo, pero su conversión lo hizo sentirse apóstol por gracia de Dios, y así será tenido por la comunidad de los apóstoles por Cristo elegidos.
Evangelizador, misionero, escritor, fue el primer teólogo cristiano, gracias a que, al pertenecer a la cultura griega helenística, y siendo judío, reflexionó sobre el misterio de Cristo, muerto y resucitado, salvación para todo el mundo.
Cuando experimentó el rechazo de los judeo cristianos, vio que su misión estaba en el grupo de los helenistas y a ellos se dedicó.
Uno de los grandes problemas que enfrentó fue el de la exigencia que los cristianos venidos del judaísmo querían poner a los nuevos creyentes que procedían la gentilidad, o sea que no tenían la cultura y tradición religiosa judía. Pretendían que para ser cristiano, antes había que ser judío, o asimilar las tradiciones judías, en particular la circuncisión, que resultaba repugnante para los no judíos.
Pablo se opuso a estas exigencias y declaró que la ley judía no era obligatoria para los nuevos creyentes. De este modo abría el Evangelio a toda la humanidad sin ponerle cortapisas.
Cuando San Pedro vacilaba entre las presiones de los judeo cristianos y los cristianos venidos de la gentilidad, por causa de las exigencias que se les querría poner, Pablo se enfrentó con él y con Santiago apóstol, que era el jefe de la comunidad de Jerusalén.
Entre los Evangelios, que narran la irrupción del reinado de Dios, y las cartas paulinas que hablan de la justificación, hay continuidad. Pablo no inventa el cristianismo, como algunos críticos lo afirman, sino que expresa, de un modo diferente, pero que transmite la médula evangélica, que en Jesús se realizó la justificación y la redención de la humanidad.
Pablo poseía un temperamento fuerte, vehemente, apasionado. No era fácil estar junto a él, ya que lo consumía la pasión evangelizadora. “Ay de mí si no evangelizo”, afirmó.
Pablo es una de las columnas que fundamentaron la iglesia de Roma, que no fue fundada ni por él ni por San Pedro, pero que ambos estuvieron en la urbe y la evangelizaron. Ambos sufrirán el martirio, uno crucificado cerca del jardín de Calígula, en lo que hoy es el Vaticano, y Pablo en la vía Ostiense, decapitado.
Las cartas que escribió a las comunidades dan pistas de solución a los problemas que vivían y a la vez doctrina. Si bien han pasado XXI siglos, su pensamiento sigue vigente en este mundo que requiere del testimonio del creyente que se hace vida y ejemplo hasta el dar la misma vida.
El papa Benedicto XVI convocó a un año santo paulino, que se inició el 28 de junio y durará hasta la misma fecha del 2009. El motivo es la celebración del bimilenario de su nacimiento, que, al parecer de los historiadores, fue entre el año 7/8 de la era cristiana.
Pablo, autor directo o indirecto de 14 cartas que forman parte del Nuevo Testamento, fue un judío culto de la diáspora, nacido en el seno de una familia hebrea que había conseguido la ciudadanía romana.
Un año santo tiene muchos objetivos, que se realizan en todas las diócesis del mundo, que han de organizar los actos afines: conferencias, diálogos ecuménicos, peregrinaciones, momentos de reflexión y oración y difusión de su pensamiento y doctrina que se encierra en su epistolario, el cual dirigió a las comunidades de Roma, Corinto, Tesalónica, Gálatas, Efeso, Colosas, más a sus discípulos Timoteo, Tito y Filemón. Tres viajes apostólicos, más uno a Roma y probablemente una ida a España, constituyeron en 14 años sus itinerarios evangelizadores.
Después de una vida centrada en la tradición estricta de fariseo, educado en Tarso Jerusalén, a los pies del sabio Gamaliel, fue un celoso perseguidor de los cristianos. Camino hacia Damasco, una luz y la voz de Cristo lo ciega y convierte. Recibido y acogido por el cristiano Ananías en Damasco, que lo instruye en la fe, es bautizado y empieza su trabajo como apóstol.
No sabemos si conoció a Cristo, pero su conversión lo hizo sentirse apóstol por gracia de Dios, y así será tenido por la comunidad de los apóstoles por Cristo elegidos.
Evangelizador, misionero, escritor, fue el primer teólogo cristiano, gracias a que, al pertenecer a la cultura griega helenística, y siendo judío, reflexionó sobre el misterio de Cristo, muerto y resucitado, salvación para todo el mundo.
Cuando experimentó el rechazo de los judeo cristianos, vio que su misión estaba en el grupo de los helenistas y a ellos se dedicó.
Uno de los grandes problemas que enfrentó fue el de la exigencia que los cristianos venidos del judaísmo querían poner a los nuevos creyentes que procedían la gentilidad, o sea que no tenían la cultura y tradición religiosa judía. Pretendían que para ser cristiano, antes había que ser judío, o asimilar las tradiciones judías, en particular la circuncisión, que resultaba repugnante para los no judíos.
Pablo se opuso a estas exigencias y declaró que la ley judía no era obligatoria para los nuevos creyentes. De este modo abría el Evangelio a toda la humanidad sin ponerle cortapisas.
Cuando San Pedro vacilaba entre las presiones de los judeo cristianos y los cristianos venidos de la gentilidad, por causa de las exigencias que se les querría poner, Pablo se enfrentó con él y con Santiago apóstol, que era el jefe de la comunidad de Jerusalén.
Entre los Evangelios, que narran la irrupción del reinado de Dios, y las cartas paulinas que hablan de la justificación, hay continuidad. Pablo no inventa el cristianismo, como algunos críticos lo afirman, sino que expresa, de un modo diferente, pero que transmite la médula evangélica, que en Jesús se realizó la justificación y la redención de la humanidad.
Pablo poseía un temperamento fuerte, vehemente, apasionado. No era fácil estar junto a él, ya que lo consumía la pasión evangelizadora. “Ay de mí si no evangelizo”, afirmó.
Pablo es una de las columnas que fundamentaron la iglesia de Roma, que no fue fundada ni por él ni por San Pedro, pero que ambos estuvieron en la urbe y la evangelizaron. Ambos sufrirán el martirio, uno crucificado cerca del jardín de Calígula, en lo que hoy es el Vaticano, y Pablo en la vía Ostiense, decapitado.
Las cartas que escribió a las comunidades dan pistas de solución a los problemas que vivían y a la vez doctrina. Si bien han pasado XXI siglos, su pensamiento sigue vigente en este mundo que requiere del testimonio del creyente que se hace vida y ejemplo hasta el dar la misma vida.
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