TIERRA DEL FUEGO
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La épica de los colonizadores:
Aventura y colonización en Tierra del Fuego
El gran historiador del extremo sur de Chile Mateo Martinic lanza una edición ampliada y revisada de su historia de la Tierra del Fuego, publicada por primera vez en 1982.
El Mercurio Artes y Letras
DANIEL SWINBURN
Mateo Martinic (Premio Nacional de Historia del año 2000) ha desarrollado una fructífera labor de investigación del pasado de la zona más austral de Chile. Sus numerosos libros abarcan ya, a estas alturas, buena parte de los hechos posibles de historiar, agregando últimamente en sus trabajos más recientes capítulos que indagan en la proyección económica y social de la región. Por su vasta experiencia en diversos ámbitos y disciplinas (fue intendente de Magallanes en tiempos de Frei Montalva), más que una recopilación de datos y su comprensión pretérita, Martinic asume en sus trabajos un compromiso visionario con el desarrollo del área, que lo lleva a reflexionar en torno al futuro de sus habitantes en aquel extenso y desolado entorno natural. "La Tierra de los Fuegos", que publica ahora en una segunda edición mantiene este plan, y su relato alcanza hasta nuestros días buscando entregar al lector un panorama del potencial social y económico de la zona.Pero el mérito mayor de Martinic, más allá del planteamiento formal de su rigurosa investigación, hay que buscarlo en sus virtudes narrativas. Sus libros se leen con facilidad, su relato, sin perder erudición y rigor, está muy alejado de las formalidades de la escritura académica de la historia y se desliza hacia un estilo ameno creando una atmósfera más ceñida al carácter a menudo épico y aventurero de los hechos narrados.En efecto, la historia de la Tierra de los Fuegos está muy ligada -con sus grandezas y sus miserias- a la aventura colonizadora y al espíritu emprendedor del hombre occidental. Una tierra hostil como hay pocas, pero con una peculiar ubicación en el fin del mundo y un gran caudal de leyendas y mitos que la rodea desde las primeras exploraciones por su litoral que la dieron a conocer al hombre moderno. A pesar de esto último, la exploración del interior fueguino es muy tardía, se llevó a cabo por primera vez hacia 1880 por la Armada de Chile, y sólo a partir del informe emanado por el teniente Ramón Serrano, sobre los hallazgos auríferos se abrió la etapa de la ocupación colonizadora. Ésta siguió también con el viaje pionero que realizara el oficial de marina Jorge Porter con el descubrimiento de la bahía que él mismo nombró Porvenir y que se convertiría luego en el principal asentamiento urbano de la zona.La explotación aurífera fue el agente poblador inicial de la gran isla y con la llegada de los pioneros a los asentamientos cerca de los cerros de Boquerón se inició también el penoso conflicto con la etnia aborigen de los selknam, cazadores y recolectores, poseedores de una rica cosmovisión, habitantes del lugar durante miles de años y que vieron repentinamente invadido su territorio por una cultura completamente extraña. La pobreza de los yacimientos auríferos, que pronto fueron dejados en manos de pequeños mineros, hizo que la estrategia colonizadora y la inversión de los grandes capitales se enfocaran hacia la explotación pastoril. Motivado por la gran generosidad del gobierno central de Chile, -que a muchos colonos pareció imprudente desde sus inicios-, unos pocos empresarios de Punta Arenas, liderados por José Nogueira -amigo muy cercano del Presidente Balmaceda- y su cuñado Mauricio Braun, lograron hacerse de unas vastísimas concesiones de tierras, superiores al millón de hectáreas, que coparon toda la capacidad de pastoreo de la isla en muy poco tiempo. "La gran compañía pastoril, que con el correr del tiempo pasaría a constituir un verdadero imperio ganadero en las tierras del sur de América, debe atribuirse exclusivamente a la visión Nogueira y Braun", escribe Martinic.Sin embargo, la historia conocida de la gran epopeya empresarial de Tierra del Fuego tuvo su lado oscuro en el conflicto generado con los selkman, quienes se encontraron repentinamente con todo el hábitat natural de su territorio de caza y recolección, cercado por alambradas y custodiado por celosos vigilantes a caballo. Esta situación inédita, más la facilidad que hallaron los aborígenes de proveerse de la carne de oveja mediante el robo, dio inicio a uno de los conflictos más tristes de la historia moderna de Chile. El autor no duda en calificar de "genocidio" la acción llevada a cabo por los estancieros en contra de los onas, pues los pocos que no murieron de forma violenta antes del año 1900 de manos de los capataces y trabajadores de las haciendas, lo hicieron por el contagio de enfermedades que les eran hasta ese momento desconocidas. La Isla Dawson se convirtió en el depósito de los selknam que eran capturados vivos, en su mayoría niños y mujeres, y allí recibían la atención de misioneros católicos. La indecisión del gobierno central para desarrollar una política de protección de los indígenas, mediante reducciones como la que realizaba en la región de la Araucanía en esos mismos años, fue causa de vivas condenas por la comunidad de Punta Arenas, testigo muchas veces de la llegada de selknam capturados, que eran trasladados a la ciudad sin ninguna protección. Se calcula que los indígenas que habitaban el lugar antes de la colonización eran unos 3 mil 500 como máximo, y no quedaban más de un centenar en la primera década del siglo XX.El desarrollo de la actividad ganadera permitió el crecimiento paulatino de la comunidad de Porvenir, que a través de la provisión de servicios fue convirtiéndose en el principal poblado de la isla, habitada en su gran mayoría por croatas. Su "época dorada", hacia 1925-1945, le permitió adquirir los perfiles que la caracterizarían históricamente entre las comunidades magallánicas. La historia más reciente de la zona está vinculada al descubrimiento de los yacimientos de hidrocarburos, a la paulatina decadencia de la ganadería ovina y la explotación de una nueva estrategia de desarrollo a través del turismo.
Cuadro de una escena de la película "El billete de la Lotería" filmada en Porvenir por Radonich y Böhr hacia 1920.
MATEO MARTINIC
La Tierrade los Fuegos,
Historia, geografía, sociedad, economía,
Municipalidad de Porvenir, 282. p.
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