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Editor: Neville Blanc

Wednesday, November 25, 2009

EDITORIAL ACANTILADO

La obsesión por el pasado y el futuro
Luego de diez años, la editorial española Acantilado se ha transformado en una de las más valiosas en habla hispana, con un proyecto que recupera clásicos olvidados. Jaume Vallcorba, su fundador, habla del rol fundamental del libro y el librero.

Por: HORACIO BILBAO
Clarin Revista de Cultura noviembre de 2009
OBJETIVO
"Le apunto al lector que piensa en el libro como algo constitutivo de su personalidad", dice Vallcorba.
Los diez años que cumplió la editorial Acantilado en este 2009 han sido los años de las proyecciones más apocalípticas para la industria. Libros electrónicos, bibliotecas digitales, algoritmos en reemplazo de los libreros, son sólo algunos de estos nubarrones. Nada desestimables por cierto. Pero tampoco abortivos para el nacimiento y crecimiento de pequeños y medianos emprendimientos que, amparados en el buen gusto, en una personalidad definida y en el olfato editorial, van capeando la tormenta y marcando excepciones a una regla tecnócrata que deja ver matices y grietas para la construcción de alternativas.En esta ola, navega el catalán Jaume Vallcorba, recostado en el prestigio de Acantilado y Quaderns Crema, las dos editoriales que fundó y dirige. "Me gusta pensar que los libros de Acantilado proponen un espacio de reflexión transversal, entre los tiempos, los géneros, los países, que de alguna manera acaba influyendo en la formación espiritual del lector", dice Vallcorba en una charla con Ñ durante el festival Malpensante, en Bogotá, Colombia. Algunos pueden acusarlo de egoísta, porque al hablar de sus títulos los nombra de memoria, contando anécdotas de una biblioteca personal. Son los libros que a él le gusta leer. Por oficio, o por bueno gusto, recibe elogios por haber recuperado nombres olvidados y ofrecer clásicos importantes en ediciones fiables. Pero su idea va más allá. "Queremos publicar unos clásicos que dialoguen con absoluta temporalidad con autores contemporáneos", dice. Es su obsesión. Entonces trae el caso del austríaco Stefan Zweig, que no es tan contemporáneo (1881-1942) y que "dialogó" con Montaigne cuando en Brasil buscaba reconfigurarse en los días previos a su suicidio. "Los ensayos de Montaigne fueron para él esenciales y el diálogo entre ambos autores es intensísimo", dice Vallcorba. Y reflexiona: "El mismo Zweig influye sobre Montaigne, pues nuestra lectura de Montaigne no será la misma después de Zweig". Así va pensando su catálogo Vallcorba, de manera transversal, y profunda. "Eso es lo que me gustaría, unos libros que después de haberlos leído hagan que las cosas ya no sean como antes". ¿Le preocupa más el pasado que las amenazas del futuro? "La gracia de publicar clásicos es que iluminen sobre cuestiones del presente y no tratar de recuperar clásicos olvidados porque sí", aclara.
El futuro del libro
Frente a esta obsesión por su catálogo, la amenaza tecnológica se diluye frente a su oficio de editor. Vallcorba ve al libro electrónico sólo como un soporte, que va a ser más útil para best-séllers, enciclopedias o diccionarios. "La percepción del libro como objeto no es para nada banal", se autoconvence el piloto de Acantilado. De lo que también está convencido es del rol fundamental del librero. Se ha pasado la mañana visitando librerías bogotanas, charlando con sus dueños y vendedores. Le fue bien en la capital colombiana, sabían de qué hablaban esos vendedores. "Vivimos a la par y gracias a los libreros que ejercen su oficio como algo vital", dice. Y otra vez ataca a los agoreros, que hace años vienen vaticinando la muerte de las editoriales independientes, algo que fue desmentido en toda Europa por la aparición de nuevos proyectos. "El futuro de esas librerías con libreros está garantizado. Lo estamos viendo. Mientras existan lectores existirán esas librerías", sentencia. Vallcorba dice que le gusta más publicar autores que títulos, pero en el mercado actual eso se hace difícil. Será por eso que define su relación con los escritores vivos como muy intensa. Cuenta que Peter Stamm, por ejemplo, cuando termina una novela se la manda por mail en Word. "Dialogamos sobre los personajes. Pero no al estilo de la edición americana, en donde decimos eso lo quito y añado aquello. Esos son libros de receta: diez gramos de multiculturalismo, veinte de aquello otro..." Al contrario, Vallcorba sólo ofrece su punto de vista. "Un editor es siempre un lector. Mi primer trabajo es el del lector", sostiene. Pero no le dan nada de envidia los fenómenos de ventas empujados por el marketing, como los Dan Brown o los de Stieg Larsson. "Llenan las librerías de gente y eso es muy bueno para todos", señala.
El futuro del lector
También es clave para su trabajo el proceso de traducción. La idea de Acantilado es trabajar con textos originales, previos a cualquier traducción. Y otra vez, Vallcorba trae a Montaigne como ejemplo. "Con los ensayos de Michel de Montaigne volvimos a la edición de 1595 cuando durante todo el siglo XX se había pensado en otra edición. Fue una apuesta fuerte, pero ahora hay un retorno general a aquella edición", festeja Vallcorba. Y enseguida tira un contraejemplo, en Chateaubriand. "Hay que traducirlo desde su tercera edición, que incluye toda su obra, pues la primera, que salió en los periódicos, fue censurada". Como buen filólogo clama por la filología, por la reivindicación de ese término. Y, a partir de allí, empezar a traducir. "La traducción, como el diseño del libro, debe ser una pantalla de cine en la que se proyecten las cosas. Uno no debe sentir que está leyendo un texto traducido", compara. Por eso mismo está convencido de que no debe haber notas al pie. "El lector se ve constantemente interpelado y expulsado de ese mundo al que había conseguido entrar", dice. Y ya sobre el lector, Vallcorba prefiere idealizarlo, tal vez recordándose a él mismo. "Siempre pienso en ese niño que lee La Isla del Tesoro ayudado por una linterna bajo las sábanas mientras su madre le ruega que duerma". Pero sabe bien que los tiempos son otros, y que el futuro de los lectores está ligado a decenas de variables, entre ellas la de una educación que decae en todo el planeta. "Le apunto al lector que piensa en el libro como algo constitutivo de su personalidad, en una biblioteca personal que no es simplemente el libro en su cuarto sino un espacio mental". Vallcorba se mira en el espejo.
Vallcorba Básico
Tarragona, España, 1949.
Filólogo, Editor. Estudió Filosofía y Letras en la Universidad Autónoma de Barcelona, donde también se doctoró. Ha sido profesor de Literatura en las universidades de Burdeos, Lérida, Barcelona y Pompeu Fabra. Es académico numerario de la Real Academia de Doctores de Cataluña. Fundó Quaderns Crema en 1979 y Editorial Acantilado en 1999. Obtuvo el Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial a título personal (España 2002) y la Gran Orden al Mérito Cultural por la República de Polonia (2005).

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