NUESTROS CONSOCIOS OPINAN: ROBERTO AMPUERO

Roberto Ampuero

El Mercurio Jueves 03 de Diciembre de 2009

Una renovación cultural necesaria
Un aspecto inédito de la campaña presidencial radica en la preponderancia que el candidato de la Coalición por el Cambio le otorga a la promoción de la cultura bajo un eventual gobierno suyo, que las encuestas proyectan como el probable.
Tradicionalmente la centroderecha chilena —a diferencia de sectores de sensibilidades similares en Europa— ha considerado la creación y difusión de la cultura un territorio de la izquierda, viendo su propio ámbito de influencia más bien en el espacio de los negocios, las ciencias o el derecho. Sin embargo, las 15 propuestas culturales de Sebastián Piñera —que incluyen duplicación de fondos públicos e incremento del sector privado en la creación, difusión y cuidado del patrimonio cultural— modifican radicalmente esa concepción, y benefician tanto a quienes disfrutan con las artes como a quienes requieren estímulos para su actividad creativa.
Es beneficioso que la candidatura favorita conciba la cultura como expresión de toda la nación, no monopolizada por nadie, como alma dialogante, nunca congelada, que se construye y enriquece en tanto reconoce su diversidad y pluralidad. En numerosos artistas que laboran desde la novela al cómic y la pintura, o desde el cine a la escultura y la música, percibo hoy frustración. Sienten menoscabadas sus posibilidades de obtener fondos públicos si carecen de sintonía con el poder cultural o grupos cristalizados en su entorno como clientela reiterada. El asunto es álgido para los talentos jóvenes, que carecen de “contactos benefactores” y precisan generoso impulso inicial, pero también para quienes en su madurez requieren apoyo para proyectos que el mercado no financia.El arribo en 2010 de visiones inclusivas e innovadoras, ajenas a esquemas que echaron raíces con el tiempo, alentaría vientos nuevos en nuestra institucionalidad cultural y permitiría perfeccionar y ampliar los aciertos de la Concertación. Permitiría también descentralizar la cultura, transparentar el otorgamiento de fondos concursables, impulsar el acceso al libro y la información, recuperar el patrimonio arquitectónico, crear un centro de fomento de la cultura indígena, proyectar afuera nuestra cultura y fortalecer la industria cultural, como propone el candidato líder en las encuestas.Se trata, sin lugar a dudas, de tareas complejas y ambiciosas, de ob-jetivos que exigieron este año intensas sesiones de trabajo y planificación, así como sólidos cálculos financieros que garanticen la viabilidad de lo que se propone. El fomento de la cultura desde un gobierno no admite improvisaciones. Por ello me genera gran incertidumbre imaginar qué haría en ese ámbito un hipotético gobierno que no fuese el de la Coalición por el Cambio. Los tres líderes que hoy disputan agriamente por pasar a la segunda vuelta junto a Piñera tendrían que pegotear a la carrera, entre primera y segunda vuelta, un programa que, reloj en mano, entrevere visiones culturales tan disímiles como las que abrigan un ex Mandatario democratacristiano, un progresista asesorado por admiradores de Fidel Castro y Hugo Chávez, y un socialista que se postula como comunista.Enclenque argumento para llegar a La Moneda el que busca legitimación llamando a impedir el triunfo del contendor. En cultura, eso arrastraría a un vertiginoso cuoteo de plazas, un tutti frutti de improvisaciones, despilfarro de recursos y la frustración de los creadores y los amantes de las artes.