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Editor: Neville Blanc

Sunday, August 01, 2010

EL PREMIO NACIONAL DE HISTORIA 2010








Los seis confirmados La carrera por un sillón en la historia:
Los historiadores que competirán por el Premio Nacional
Sin los estruendos de su par literario, la carrera por el máximo galardón de la historiografía nacional entra en sus últimas etapas. Algunos cuestionan la conformación del jurado del premio, que en sus 36 años nunca ha ganado una mujer. Ahora puede ser la oportunidad.

El Mercurio Artes y Letras
Santiago de Chile
domingo 1 de agosto de 2010
Actualizado a las 10:49 hrs.

Juan Ignacio Rodríguez Medina
La acusación armó batahola. En 2008, la historiadora María Angélica Illanes, candidata por entonces al Premio Nacional de Historia, imputó a Horacio Aránguiz, uno de los jurados, haberle impedido, en 1974, graduarse como profesora de historia en la Universidad Católica cuando, según ella, él era director del Instituto de Historia. Todo por razones políticas: Illanes era de izquierda, Aránguiz de derecha. Días más tarde la casa de estudios desempolvó sus archivos y desmintió la información: "En 1973 los directores del Instituto fueron los profesores Gonzalo Izquierdo, Roberto Hernández y Julio Retamal Favereau".

Dos años después, a pocos días de que se constituya el jurado del premio (en el Mineduc hablan de los primeros días de agosto, aunque se supone que será este viernes 6), las aguas de la historiografía chilena están lejos de aquella agitación. Si bien en el ministerio prefieren mantener el hermetismo "por respeto al jurado", hay seis postulaciones ya seguras, tome nota: Joaquín Fermandois ("Chile y el mundo 1970-1973", "Mundo y fin de mundo. Chile en la política mundial 1900-2004"); René Millar ("Políticas y teorías monetarias en Chile. 1810-1925", "Santidad, falsa santidad y posesiones demoníacas en Perú y Chile...") y Cristián Gazmuri ("Historia de la vida privada en Chile", "Eduardo Frei Montalva y su época", "Historia de la historiografía chilena"); los tres del Instituto de Historia de la Universidad Católica. Bernardino Bravo ("Derecho común y derecho propio en el Nuevo Mundo", "El Estado de Derecho en la historia de Chile"), de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile. Isabel Cruz ("La fiesta. Metamorfosis de lo cotidiano", "El traje. Transformaciones de una segunda piel", "La muerte. Transfiguración de la vida"), del Instituto de Historia de la Universidad de los Andes. Y Jorge Pinto ("La formación del Estado y la nación, y el pueblo mapuche...", "La población de la Araucanía en el siglo XX. Crecimiento y Distribución espacial"), del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad de La Frontera. También suena Isidoro Vásquez de Acuña, de la Academia Chilena de la Historia, aunque por ahora no hay confirmación.

¿Quién apoya a quién?

En general, de todos los candidatos se destaca su trayectoria, la calidad y trascendencia de sus publicaciones, sus vínculos internacionales y su labor como formadores. Esa es la base de los respectivos apoyos.

Los tres académicos de la Universidad Católica son respaldados por José Ignacio González, decano de la Facultad de Historia, Geografía y Ciencia Política de la UC, y Patricio Bernedo, director del Instituto de Historia UC. Fermandois ha preferido mantener la reserva sobre su postulación y ha dado instrucciones en ese sentido a quienes coordinan su candidatura. De todos modos, se puede citar el respaldo de gran parte de los profesores del Instituto de Historia de la Universidad Católica de Valparaíso (el 90%, en palabras de Eduardo Araya, director del instituto), y de un grupo de los del Departamento de Ciencias Históricas y Geográficas de la Universidad de Tarapacá (el otro grupo respalda a Jorge Pinto).

Por un "compromiso de honor" Gazmuri cuenta con el apoyo de Patricia Arancibia (la acompañó en la fallida candidatura de Gonzalo Vial): "Está muy vigente", dice Arancibia, "aunque también lo merece Fermandois y espero que sea el próximo". También lo respaldan Álvaro Góngora y Rafael Sagredo ("se lo merece, sin perjuicio de que los demás también tienen sus méritos"). "Me gustaría ganar porque he estudiado, en Chile y el extranjero toda la vida; trabajado en docencia e investigación", comenta Gazmuri. René Millar, según propia confesión, tiene el respaldo de Jaime Antúnez, director de la Revista Humanitas, y además de la U. San Sebastián. En sus palabras: "La postulación y el apoyo a ella a uno lo reafirman un poco en su trabajo. Uno considera que es un reconocimiento a muchos años dedicado a trabajar la disciplina, y hacerlo con seriedad".

Derecho, mujer y región

Esta vez el Departamento de Ciencias Históricas de la Universidad de Chile no lleva candidato (al menos entre los que ahora han surgido). Según cuenta su director, Ulises Cárcamo, hasta hoy no se sabe de nadie ("como unidad en general no patrocinamos"), lo que se complementa con la lectura de la profesora Celia Cussen: "Es primera vez en años que el premio no sea tema en la Facultad. Quizás porque todos los candidatos más evidentes entre los académicos de más de 60 años ya han recibido el premio".

Así, por la Casa de Bello iría sólo Bernardino Bravo, quien fue postulado por la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, cuyo decano, Roberto Nahum, subraya su manera de "abordar los temas en un triple nivel: Europa, Iberoamérica y Chile, teniendo una mirada global y que aborda desde la génesis de las problemáticas y la evolución histórico-jurídica". Una candidatura que para el propio postulante "viene bien": "Me parece bien, hasta necesario, porque nunca se ha dado a un historiador del derecho y nuestra facultad tiene una escuela de tres generaciones en esa línea".

"Más que una cuestión individual, veo en esto la posibilidad de un reconocimiento a la labor historiográfica de las mujeres", señala Isabel Cruz. Sus palabras se entienden porque, desde que se entregó por primera vez en 1974, nunca una mujer se ha llevado el galardón. Fue presentada, a través de la rectoría, por la Universidad de los Andes. Entre otras cuestiones, Enrique Brahm, director del Instituto de Historia de dicha universidad, destaca el aporte "muy significativo" de sus obras "sobre ámbitos patrimoniales no convencionales". Además tiene el respaldo, mediante cartas, de Gabriel Guarda y Marta Cruz-Coke.

Por su parte, Jorge Pinto tiene toda la apariencia de ser el candidato regional. No sólo porque su labor académica e investigadora se ha desarrollado fundamentalmente desde regiones, sino que además porque, fuera de ser presentado por la Universidad de La Frontera y de contar con el citado respaldo de académicos de la Universidad de Tarapacá, tiene el apoyo de la Universidad Austral (aún no oficializado), del Departamento de Ciencias Históricas de la U. de Concepción ("hay otros muy buenos candidatos, pero la productividad de Pinto es clave y va representando la productividad en regiones, pues no todo se hace en Santiago", señala su director, Alejandro Bancalari); también, del Departamento de Ciencias Sociales de la U. de La Serena; además -según Juan Manuel Fierro, vicerrector académico de la UFRO- de la U. de Magallanes y de la U. de Los Lagos. Y hasta el apoyo en Santiago del Departamento de Historia de la Usach.

El jurado

Una vez que se constituya el jurado, éste tiene un plazo de treinta días para volver a reunirse y dirimir al ganador. ¿Quiénes son los jueces? El ministro de Educación (Joaquín Lavín), el rector de la Universidad de Chile (Víctor Pérez), un representante del Consejo de Rectores (posiblemente Patricio Sanhueza, rector de la Universidad de Playa Ancha), y los dos más vinculados a la especialidad: el último ganador (Eduardo Cavieres, profesor de la Católica de Valparaíso y de la Chile, reconocido por sus estudios de historia económica y regional), y un representante del Instituto de Chile (Antonio Dougnac, de la Academia Chilena de la Historia, quien se dedica al estudio de la historia del derecho).

Cavieres se excusó de entregar cualquier opinión ("mis respuestas podrían marcar orientaciones respecto de mis votos sobre los que se presentan"), no así el designado por el Instituto de Chile, quien descarta como criterio la edad: "La trayectoria no tiene que ver con la edad, hay gente que muy tempranamente hace cosas estupendas. Lo importante es el aporte al conocimiento histórico, tanto a nivel nacional como internacional, lo novedoso de las metodologías".

A propósito de la Academia de Historia y del jurado, Sergio Villalobos, ganador del premio en 1992, opina que "desgraciadamente" suelen operar "tendencias políticas": "Hay cierto manejo oficial y eso perjudica un análisis auténtico de los antecedentes de los candidatos". También cuestiona la presencia del ministro de Educación ("no tiene nada que hacer ahí"), del rector de la U. de Chile ("no puede ser especialista en cuanta materia existe"), y de la Academia de Historia ("se sabe de antemano que su voto es conservador, además no tiene mucha importancia en la historiografía chilena, está en un segundo término respecto de las universidades").

Dougnac descarta una inclinación conservadora en el voto de la Academia: "Para nada, es objetivo, aquí hay gente de las más distintas tendencias; además que la academia me ha hecho una especie de cheque en blanco, nadie me impone nada".

Para Sol Serrano, historiadora y profesora de la Universidad Católica, más que lo ideológico o la presencia de no especialistas (que ella justifica en cuanto se trata de un galardón que entrega la nación "y no de un premio científico"), el problema con los premios nacionales pasa por la "corporativización o gremialización": "Cada universidad por su universidad, cada ideología por su ideología, o cada subespecialidad por su subespecialidad". Por eso opina que, si va a haber una universidad, debería sortearse, y que habría que chequear la representatividad de las distintas academias ("pueden ser muy sesgadas").

Manuel Vicuña, decano de la Facultad de Ciencias Sociales e Historia de la Universidad Diego Portales, es escueto y sentencioso sobre el galardón: "Me da lo mismo, lo encuentro tan desacreditado como premio".

Pero "campaña habemus" y aunque se ha dicho que el plazo para las postulaciones se cerró hace once días, el miércoles 21 de julio, lo cierto es que incluso constituido el jurado y hasta su última reunión se pueden presentar candidaturas; de hecho alguno de los jueces puede poner un postulante sobre la mesa. Nombres más, nombres menos, este año sólo uno entrará en la historia.

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