HA MUERTO NUESTRO EX SOCIO ISMAEL ESPINOSA, EDITOR Y BIBLIOFILO
Ha fallecido nuestro ex socio y amigo Don Ismael Espinosa, Editor, Bibliófilo, Abogado, Publicista y hombre de gran cultura. Deja tras de si una Bibliografía editorial inmensa y valiosa.
Lamentamos en la Sociedad de Bibliófilos Chilenos esta perdida irreparable.
_____________________________
El Mercurio ARTES Y LETRAS Domingo 2 de Diciembre de 2007
PUBLICACIÓN
Una costumbre de más de 350 años:
El placer de un buen mate
La Quintrala, Mateo de Toro y Zambrano, Bernardo O'Higgins, Diego Portales, Javiera Carrera y Gabriela Mistral fueron eximios aficionados al mate. Un nuevo libro, "El mate chileno", de Ismael Espinosa, recoge la amena historia y las expresiones artísticas y artesanales en torno a este brebaje. Desde el mate de los próceres, al de los republicanos, desde el mate en calabaza hasta el matecito de plata.
La yerba mate es un descubrimiento sudamericano único y originalísimo, un aporte de la cultura americana de indiscutible origen indígena , al asociar la yerba guaraní con las calabazas de matear de los Andes. La evolución de esta costumbre aparece ampliamente documentada en el reciente libro "El mate chileno", de Ismael Espinosa. Se trata de una obra que repasa la historia de la infusión, sus usos, ritos y cambios desde la colonia hasta la actualidad con un amplio despliegue gráfico de piezas de colección y pinturas que registran el ritual del mate en diferentes épocas.
La palabra mate viene del quechua mati y significa vaso. No deja de ser curioso que el nombre mate, venido de las alturas del Perú, se aplicara luego en forma particular a los calabacines que se usaron para tomar la yerba del tupá o caá, que los guaraníes, a mil kilómetros de distancia, consumían ya por sus cualidades vigorizantes y estomacales. Con el tiempo, se produjo una verdadera simbiosis entre la vasija y el contenido, entre el mate y la yerba.
Chile incorporó la yerba mate a sus usos y costumbres hace más de 350 años y su consumo se expandió a través de todas las castas, desde las más encumbradas hasta las más humildes. Se tomaba mate varias veces al día y el primer agasajo que se hacía a un extranjero era ofrecerle un mate, ya fuera en un fogón en medio del campo, en una ruca indígena o en un salón santiaguino.
La costumbre de tomar mate arraigó en toda nuestra sociedad, desparramándose fuera del país por la costa del Pacífico. Varios próceres y figuras de nuestra historia fueron materos y cuidaron con esmero sus bártulos de matear. Mateo de Toro y Zambrano tenía varias cajas de plata para guardar su apreciada yerba mate, las que legó a sus descendientes, según consta en su testamento. A su vez, Bernardo O'Higgins, durante su exilio en la hacienda de Montalbán, mantenía diversos utensilios de plata (algunos con su monograma) para tomar los mates a los que era aficionado. Y se guarda la carta de Portales en la que le pide a un amigo que le envíe "por amor de Dios, dos mates perfumados de las monjas Claras".
Cuestión de estilo
Con los años y las modas, la calabaza fue paulatinamente reemplazada en las clases altas por otro tipo de vasijas, hasta llegar a los mates de plata, de porcelana y de otros materiales. La bombilla es un elemento adicional que llegó para quedarse, formando parte de la inseparable trilogía: yerba, mate y bombilla.
Los plateros chilenos utilizaron con maestría la plata de las minas recientemente descubiertas para hacer mates y vajillas de gran sobriedad y prestancia, lo que las distingue del barroquismo imperante entre nuestros vecinos. Hubo un estilo muy austero en nuestros mates antiguos, que combinaban parcamente la calabaza con la plata. Al principio fue sólo un reborde de metal para proteger la boca del mate del roce con la bombilla. Con el tiempo surgieron contrastes. Una muestra de esta diversidad fueron los coloridos matecitos aromáticos de las monjas Clarisas. En el otro extremo, figuran los desnudos mates mapuches, de magnífica belleza. La totalidad de nuestros mates fue hecha por artesanos anónimos. Por esta razón no es fácil establecer un orden cronológico de ellos, ya que sólo en los últimos decenios del siglo XIX algunos plateros avecindados en Buenos Aires comenzaron a marcar sus propios mates, lo que aquí no sucedió. Cabe destacar que en Chile tuvimos mates de plata antes que los argentinos y los uruguayos, países que hoy son los reyes de la yerba. Esto es reconocido por Alfredo Taullard, en su libro "Platería Sudamericana", cuando dice que en el Río de la Plata se copiaron modelos de mates de plata de Chile y Perú.
"EL MATE CHILENO"
Ismael Espinosa
Ediciones Ismael Espinosa.
2007, 179 pp.
El Mercurio Domingo 13 de Agosto de 2006
REPORTAJES
Los mejores dibujos satíricos de nuestro país:
La caricaturesca historia de la política chilena
En septiembre saldrá a la venta el libro "Caricaturistas y dibujantes de Chile" de Ismael Espinosa, donde se recopilan los mejores retratos de la vida política y social, desde la Colonia hasta nuestros días.
PAMELA ARAVENA BOLÍVAR
Dos agotadores años se demoró en recopilar material para su libro. El primer trabajo serio sobre la historia de los caricaturistas en Chile, que resulta para la risa. Trescientas cuatro páginas, 780 ingeniosos y divertidos retratos sociales y políticos, y una acabada documentación sobre las mejores caricaturas desde la Colonia hasta nuestros días se reúnen en el libro de Ismael Espinosa.
El 75° aniversario celebrado ayer de "Topaze", la revista de caricaturas por excelencia, fue el aliciente para dar vida a "Caricaturistas y dibujantes de Chile", que saldrá a la venta el próximo mes.
El año 1818 fue el estreno. Las primeras parodias políticas en nuestro país llegaban de la mano de José Miguel Carrera. Expatriado y resentido, Carrera envió a hacer varios dibujos -no se sabe si en Buenos Aires o Montevideo- de sus más enconados enemigos. Las orejas de burro, las coronas y los tronos abundaron para ridiculizar a Bernardo O'Higgins y a José de San Martín.
Luego vinieron los primeros periódicos satíricos con bufonas versaínas intercambiadas entre patriotas y realistas. Las coplas y las décimas impresas fueron el siguiente paso. Las cantoras o bacinicas, al fondo de las cuales se dibujaba la imagen del enemigo sobre la que se podía escupir, servían también para mofarse de los contrincantes.
Pasarían años para que en Chile se hiciera el primer periódico que en forma regular publicaría caricaturas. Se trató "El Correo Literario Ilustrado", fundado en 1858 por José Antonio Torres. Con él nació la crítica política de la mano de aventajados dibujantes y del reciente arribo de la litografía a nuestro país. Antonio Varas, Manuel Montt y Manuel Baquedano fueron el blanco preferido de los perspicaces retratistas.
En 1875, Juan Rafael Allende comenzó la titánica tarea de fundar periódicos -"El Padre Cobos", "El Padre Padilla"y "El Ferrocarrilito", entre otros- dedicados a atacar a la iglesia, los políticos y la burguesía a través de millones de ilustraciones. Ni el Presidente José Manuel Balmaceda, su preferido, se salvó de las sagaces manos de los ilustradores. El transgresor estuvo encarcelado varias veces por su osadía y a punto de ser fusilado luego de la caída de Balmaceda.
En el siglo XX, fue "Topaze" el ícono de la caricatura en Chile. En ella, a través de sus dibujos, Jorge Délano, Coke, reflejó con maestría el devenir de la política chilena. Su principal presa fue el dos veces Presidente Arturo Alessandri Palma, el León de Tarapacá, que en varias ocasiones fue develado como un personaje harto menos poderoso que el rey de la selva. Cuarenta años, desde 1931 hasta 1971, estuvo "Topaze" en quioscos.
Según el autor, la caricatura política sufrió un giro agresivo durante la Unidad Popular, estuvo silenciada durante el gobierno de Pinochet y es escasa desde 1990. Pero, a pesar de ello, en estos últimos 36 años Chile ha gozado de excelentes retratistas políticos, como Lukas, Jimmy Scott, Percy y Lugoze.
ISMAEL ESPINOSA:
"No es políticamente correcto burlarse de los gobiernos de centroizquierda"
"La caricatura política está en declive, prácticamente no existe". Es el triste dictamen de Ismael Espinosa, quien considera que Jorge Délano, Coke, a quien conoció personalmente, es lejos el mejor caricaturista político chileno de todos los tiempos.
-¿Cuándo comenzó el declive de las revistas de caricatura?
-Durante la UP. Al iniciarse el gobierno de Salvador Allende, ya no existía "Topaze". Existían otras revistas, como "Sepa" y "Cambalache", que eran contra la UP, y los diarios y revistas típicas como "El Siglo", "Punto Final" y "Clarín", a favor del régimen. Todos tenían caricaturas, pero eran muy pocas. Al morir "Topaze", dejaron de circular revistas netamente dedicadas a los dibujos satíricos que hacían de los políticos el blanco de sus burlas.
-¿Cambió en esa época también el tipo de caricatura política?
-Efectivamente. Era muy agresiva. No era una caricatura graciosa, sino odiosa.
-Y durante el régimen militar, ¿qué sucedió?
-Escaseó también y mucho, pero ahora debido a la censura. Simplemente, no se permitía.
-¿Por qué con el retorno a la democracia, no se retomó la tradición de las revistas de caricatura?
-Yo lo atribuyo a que no es políticamente correcto burlarse de los gobiernos de centro izquierda y a la falta de libertades.
-¿Y eso sucede aquí solamente o en todo el mundo?
-En todo el mundo. En la URSS estaba gravemente penado con cárcel hacer chistes políticos en contra del gobierno. Y ni siquiera se trataba de los chistes que se publicaran, sino los chistes que se contaran en público. En Cuba se conoce una sola caricatura cubana de Fidel Castro, y es una figura sin ninguna gracia.
-Pero en la URSS no había y en Cuba aún no hay libertades políticas. Aquí en Chile, sí. ¿Por qué no abundan las caricaturas políticas?
-Por dos cosas. Porque políticamente no resulta correcto reírse de un gobierno que se supone representa a las clases más desposeídas. Y la otra es porque ha habido una gran irrupción de caricaturas de la vida diaria, que son más inocuas, menos comprometidas. Es más fácil reírse de lo que le pasa a un marido con su mujer que hacerlo de lo que sucede con el gobierno. De hecho, no hemos visto prácticamente caricaturas de Michelle Bachelet. Y de Ricardo Lagos hubo poquísimas.
<< Home