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Editor: Neville Blanc

Sunday, April 08, 2012

DE NUESTROS SOCIOS: Enrique Lafourcade


 La Tercera domingo 08 de abril de 2012

Enrique Lafourcade: el silencio y la soledad del gran agitador de la literatura nacional


El autor de Palomita blanca dejó de escribir. A los 84 años, el cronista sufre Alzheimer.

por Javier García

Le gustaba sentarse en una banca de la plaza Loreto, en el barrio El Golf, donde las personas se le acercaban a conversar. Era su especialidad. Culto y conversador, a Enrique Lafourcade, hoy de 84 años, nunca le faltó con quien hablar de su pasión por el tango, de sus años como librero en la plaza Mulato Gil o de la contingencia política. De pasada, si era el caso, no dejaba títere con cabeza.

El verano del año pasado, el autor de Palomita blanca no volvió más a la plaza Loreto. Con su mujer, la pintora Rossana Pizarro, vendieron la casa que tenían en Las Condes y partieron. En silencio. Este mes, cumplen un año viviendo en Coquimbo, donde ella tiene familiares.

Lafourcade, el autor de una de las novelas más populares de la literatura chilena, que Raúl Ruiz llevó al cine en 1973 y que suma ventas por un millón de copias (sin contar las ediciones piratas), ya no escribe. El viejo polemista, que solía agitar las aguas de la narrativa criolla con sus crónicas cargadas de ironía, colgó los guantes.


Autor de más de 50 libros, entre novelas, cuentos y columnas, en 2006 recogió sus mejores crónicas en el volumen Memoria que todo lo inventas. Cuatro años después, sus recuerdos comenzaron a fallar.

En Coquimbo, el escritor que fue uno de los protagonistas de la generación del 50 lleva una vida retirada. Por las mañanas suele leer poesía, otros días cuentos, y por las tardes le gusta caminar por la playa. "Dejó de escribir. Sólo lee y a veces pregunta: ¿Hay noticias de Santiago?", cuenta al teléfono Rossana Pizarro. "Lamentablemente, Enrique tiene Alzheimer. Además de problemas cardíacos. Ha perdido parte de la memoria, pero aún tiene ingenio y habilidad para contestar".

Pizarro lleva 20 años junto al escritor y dice que su marido guarda un libro de poemas inédito: "Nunca ha publicado uno", señala. Además, en Santiago hay un volumen de crónicas sin publicar, en manos de su editor.

"No necesito el premio"

El 2010 Enrique Lafourcade editó su último trabajo. Viaje al corazón del cielo llegó a librerías por editorial Puerto de Palos. Era la historia de Eduardo "Chico" Molina, personaje legendario de la generación del 50. Grupo que entró en la literatura nacional con la Antología del nuevo cuento chileno (1954), a cargo de Lafourcade, que incluía relatos de Claudio Giaconi, Jorge Edwards, Enrique Lihn y José Donoso, entre otros.

"Ya había dejado la actividad pública", dice Renato Ahumada, editor de Puerto de Palos, recordando el 2010. La presentación de Viaje al corazón del cielo se iba a realizar en la Biblioteca Nacional. "Don Enrique ya estaba delicado de salud y por eso suspendimos la actividad", cuenta el editor y adelanta que desde entonces conserva un libro de crónicas inédito de Lafourcade que pretende publicar en los próximos meses.

El 2010 también fue el último año que Lafourcade postuló al Premio Nacional de Literatura, con el apoyo de Editorial Zig-Zag, Puerto de Palos y de escritores como Miguel Arteche, Tomás Harris y Carlos Iturra. "Sé que se ilusionó mucho", relata Ahumada. Pero el premio fue para Isabel Allende.

Eterno candidato y crítico del galardón, Lafourcade sospechaba que no lo ganaría. En parte porque se lo vinculaba con la derecha y en parte por la cantidad de enemigos que se ganó como polemista. El 2000 disparó contra Raúl Zurita, el 2004 contra Armando Uribe. "El Premio Nacional está manipulado por políticos y amigos del presidente", dijo entonces. El 2006, ante otra postulación, afirmó: "No necesito el premio, ya tengo un sólido desprestigio".

Clase política

Carlos Iturra, quien formó parte de los talleres literarios de Lafourcade, afirma que "tiene un trono de libros para armar un sillón. Después de Joaquín Edwards Bello es el gran cronista de este país". Iturra recuerda que en los talleres de la Biblioteca Nacional, "nos trataba como colegas, siendo que éramos menores".

Corrían los años 80 y el director de la biblioteca era un cercano de Augusto Pinochet: Enrique Campos Menéndez. "Le pedía a él que nos becara. Teníamos una especie de sueldo", recuerda Iturra, que formó parte también del primer taller de Lafourcade en dictadura, el 74, donde asistía Mariana Callejas.

Ya en los 90 los talleres eran menos frecuentes. Lafourcade viajaba por el país participando en ferias de libros. La escritora Teresa Calderón cuenta que lo reemplazó más de alguna vez. Sobre su posición política, Calderón dice que "se peleó con la izquierda y la derecha. En los 80 su librería fue el centro del reclamo generalizado", y nombra dos libros que dan cuenta de su carácter: Salvador Allende (1973) y El gran taimado (1984). Con el primero, indignó a la izquierda. Con el segundo, a los militares: el libro fue requisado y Lafourcade se fue a Buenos Aires dos semanas.

En los últimos años, Lafourcade alternaba los talleres con los viajes. "Recorrimos las ferias de libros de Calama a Punta Arenas", cuenta Rossana Pizarro. En 2009 fue la última vez que asistieron a la Feria del Libro de Santiago. Por más de 20 años estuvieron presentes en la Estación Mapocho.

Pizarro dice que Lafourcade está en tratamiento desde hace un año. "Lo más triste de estar enfermo es que nadie lo visita". Lo dice con calma. Quizá a la espera de una sorpresa. "Está retirado de la vida literaria, pero sigue vivo".

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