EL MERCURIO. EDICIÓN 16.09.12. PÁG. B 8.
O'Higgins agricultor, el legado más desconocido del Libertador
La correspondencia que mantuvo desde Perú hacia Chile y los negocios de sus haciendas muestran cómo le preocupaba que Chile desarrollara el agro. Por ello, la sala de conferencias del Ministerio de Agricultura acaba de ser bautizada como Salón O’Higgins. A. G.

“El mejor y más seguro fundamento de la prosperidad y felicidad de toda nación es, sin duda, la agricultura”. Así dirá una placa que el ministro de Agricultura, Luis Mayol, quiso instalar en el salón de conferencias de esta cartera de Estado. Quedará instalada en octubre, y además ese despacho pasó a llamarse Salón O’Higgins.
¿La razón? El autor de la frase es precisamente Bernardo O’Higgins. Porque al margen de la faceta pública y conocida del Libertador, también su vida tuvo una dimensión económica.
De hecho, la Sociedad de Agricultura de Chile (SNA, fundada en 1838) le confirió el título de “patrono”, reconociéndolo como socio honorario y con plenos derechos de este gremio, explica el ministro Mayol.
¿Qué hizo el prócer que no tenga que ver con su vida militar y la guerra de la Independencia?
“Esta faceta empresarial, emprendedora y agrícola de O’Higgins es poco conocida”, resume el ministro Luis Mayol, quien se encarga de resaltar el aporte de O’Higgins en esta veta de su trayectoria menos famosa.
Tanto en Chile como en su estada posterior en Perú, Bernardo O’Higgins empujó el desarrollo agrícola en sus haciendas Las Canteras -ubicada cerca de Los Ángeles- y Montalbán y Cuiba, en el vecino país, en el que vivió hasta su muerte, en 1842.
En ellas desarrolló la agricultura, ganadería, producción de vino, de caña de azúcar y ron, introduciendo, de paso, técnicas que para su época eran innovaciones, reflejo de su aprendizaje en Europa. El arado de punta de fierro, la rotación de los cultivos y la introducción del primer ingenio en la industria de la caña en Perú son reflejo de aquello.
Un dato: el inventario que se hizo de Las Canteras -cuya mayor prosperidad se dio hacia 1810, antes de que sufriera los embates de la guerra- muestra que al iniciarse la revolución, el predio contaba con siete mil vacas, dos ovejerías de mil cabezas cada una, producción de trigo, cebada, vino y quesería, sólo por nombrar algunos de sus bienes, según los datos de Casimiro Albano, autor de lo que se considera como la primera biografía de O’Higgins, hecha en 1844 por encargo de la SNA.
La misma hacienda fue valorizada en 24 mil pesos cuando el general Bulnes compró el predio, cifra que sería el equivalente a unos $15 mil millones de hoy, unos US$ 30 millones, según EH Clio Lab, el núcleo de investigación de la Universidad Católica en temas de desarrollo económico, que actualizó la cifra basado en el PIB per cápita.
“La transformó en una tremenda empresa agrícola para lo que era en ese tiempo, con cultivos muy de vanguardia”, dice Mayol.
Ya en Perú, O’Higgins replicó el modelo con la hacienda Montalbán, que le donó el gobierno en la zona de Cañete. “Habilitó trapiches, realizó plantaciones de caña, hizo un completísimo huerto frutal. Hizo lo que en Las Canteras: convirtió un predio semiabandonado en una propiedad modelo. Pero aún así, después de 14 años mantenía una deuda de $30 mil”, consigna la biografía hecha por Jorge Ibáñez Vergara, aludiendo a los préstamos con que O’Higgins afrontó estos gastos.
“En el Perú vuelve a la agricultura con dos haciendas azucareras, Montalbán y Cuiba, que recibió en muy malas condiciones y que las hizo más productivas, entre otras cosas, mediante la fabricación de ron. No me consta que haya hecho gran fortuna, pero no me parece que haya vivido pobremente”, describe Ricardo Couyoumdjian, académico del Instituto de Historia de la Universidad Católica.

Tratados, el despegue del vino y el trigo

Durante su estada en Perú, O’Higgins mantuvo fluida correspondencia, entre otros, con el general José Joaquín Prieto. De esas cartas se desprenden recomendaciones y consejos de los más variados temas en torno a cómo hacer que Chile desarrollara la agricultura.
Aptitudes de los suelos agrícolas, técnicas de producción y tipos de semillas más eficaces y apropiadas, e incluso la importancia del comercio internacional, son parte de las numerosas sugerencias que se plasman en este fluido intercambio epistolar en el castellano de la época.
“La provincia de Concepción puede producir y proveer trigos y harinas no solamente á Coquimbo, Huasco y Copiapó, sino tambien á Lima, Guayaquil y Panamá con tal que el agricultor posea el necesario conocimiento, capital é industria (…) Ahora vuelvo a llamar su atención sobre el mejor modo de traer cosechas al mercado. El valor de trigos chilenos ha disminuido considerablemente por la falta de limpieza en que se vende al comerciante. Esta falta viene de la manera impropia en que el trigo se extrae de la espiga. Para combinar y metodizar un sistema productivo séame permitido sugerir la necesidad de formar pavimentos o suelos de barro que despues de secos pueda sobre ellos el trigo ser desgranado. Permítame igualmente mi querido Jeneral, llamar su atencion sobre el cultivo de la avena, especialmente en Chiloé, y demas terrenos de temperatura fria donde el trigo y la cebada no se dan buenos. El modo de manufacturar vinos y conducirlos al mercado admite tambien grandes adelantamientos. A la verdad estoi persuadido que si una debida atención se aplica á estas materias, el vino de Concepcion encontrará un mercado ventajosísimo en Inglaterra”, dice O’Higgins en una de las cartas enviadas a Prieto, el 8 de julio de 1830.
En octubre de 1841, y para agradecer el nombramiento de la SNA -”uno de los más importantes y honrosos que haya recibido”, diría O’Higgins sobre este diploma que le fue concedido-, le envió una carta a dicho gremio, misiva que también es bastante explícita.
“He dedicado mucha parte de mi tiempo en considerar, madurar y en parte ejecutar medidas calculadas á promover la agricultura industria y bienestar (…) Es pues materia de satisfacción mis esfuerzos de introducir molinos para la caña dulce bajo principios modernos”, diría en una de sus párrafos.
Hoy los terrenos donde estaba emplazada Las Canteras está repartido entre diversos propietarios forestales, pero una fracción del mismo -en torno a una hectárea, donde estaba la casa- pertenece al Instituto O’Higginiano, entidad que tiene un proyecto con las comunas de Los Ángeles y Quilleco para reconstruir la casa patronal.
“La idea es que haya una ruta turística de Los Ángeles a Quilleco”, anticipa Jorge Iturriaga, vicepresidente del Instituto O’Higginiano.

"El patrono de la agricultura chilena debería ser Bernardo O’Higgins”. Luis Mayol, Ministro de Agricultura