UNA BUENA ESCRITORA CHILENA
“A mi edad la lujuria hay que alimentarla con buen humor”
Isabel Allende
Revista Caras
Isabel Allende
Revista Caras
Por: Yanina Sepúlveda
La escritora chilena más pirateada y superventas del continente regresa con una nueva novela, donde habla de esclavitud, feminismo y liberación. En CARAS, confiesa los sueños por cumplir a los 67, los celos que aún le provoca Willie y su nulo interés por aquellos “literatos picados” que no se cansan de criticarla.
Así de clara es esta pequeña escritora chilena radicada en California. Pequeña de estatura, claro… porque los 50 millones de libros que ha vendido en casi tres décadas y la traducción de su obra a 30 idiomas resultan su mejor argumento a la hora de rebatir a aquellos que insisten en atribuirle también una irremediable “pequeñez literaria”. ¿Pero puede alguien que ha hecho leer incluso a los que jamás tomaron antes un libro, ser realmente una mala escritora? Ella al menos prefiere pasar ese debate que la ha perseguido desde que lanzó en 1982 La Casa de los Espíritus (hoy aplaudida hasta por el Times, que la ubicó entre los mejores textos de los últimos 60 años). La Isla Bajo el Mar (Random House Mondadori) es el último producto de su metódica inspiración y prolífica disciplina. Con una edición inicial de 130 mil ejemplares, las aventuras y desventuras de una esclava del siglo XVIII llegan como uno de los títulos salvadores del negocio literario en un año de crisis. Desde Estados Unidos, analizó su extraño título honorífico de “escritora para masas”, además de otras facetas de su “vida apacible” aunque no desprovista de sexo y romance…
—Sus libros se venden, pero aún no gana el respeto de todos sus pares. ¿Duele?—Aclaro un detalle. En Chile, donde el chaqueteo suele adquirir proporciones grotescas, se ha dicho que mis libros se venden por una campaña de mercadeo. ¿A quién se le ocurrió semejante lesera? ¿Realmente creen posible que se vendan 18 títulos durante 25 años en 30 lenguas sólo por una campaña de mercadeo? Cualquiera que tenga éxito, menos un futbolista, causa envidia y desconfianza, es inevitable. Sería muy mezquino quejarme porque unos cuantos literatos chilenos están picados conmigo.
—Si existiera un ranking de los libros más pirateados, usted sería la reina de las cunetas…—El pirateo es un robo que beneficia a gente inescrupulosa, no sólo en Chile. En algunos países simplemente no se publican libros porque la industria ha sido destruida. La única virtud que le veo a este asunto es que le da oportunidad de leer a quienes no pueden pagar los altos precios de las librerías. Si hubiera más bibliotecas públicas y se eliminara el impuesto al libro, tal vez se podría remediar en parte este problema.
—¿De dónde viene el interés por el mundo de la esclavitud?—Cuando estaba investigando para mi novela El Zorro en 2005, fui a dar a Nueva Orleans, que debe su carácter a una numerosa clase de gente de color libre, educada, con recursos económicos, que vivieron una época de oro entre 1800 y 1830. Esta ciudad recibió una fuerte inmigración de colonos franceses que escaparon de Sain Domingue (hoy Haití), durante la revuelta de los esclavos encabezada por Toussaint Louverture. Al estudiar esto, caí naturalmente en la historia de Haití, que es fascinante, y acabé sumergida en el tema de la esclavitud.
“QUE LE LEVANTEN UNA ESTATUA A MICHELLE BACHELET, te aseguro que no será fácil, a pesar de que pasará a la historia entre los mejores gobernantes y espero que vuelva a ser Presidenta. Porque las mujeres tienen que hacer el doble de esfuerzo para obtener la mitad de respeto que cualquier hombre. Michelle se ha ganado la estima de Chile y el mundo con su inteligencia, valor, serenidad y visión de futuro. Es más trabajadora que nadie y carece de vanidad y codicia. Ha navegado con increíble elegancia en aguas turbulentas y me enorgullece que vaya a terminar su primer período con la frente muy alta”.
—Siempre feminista… ¿es una pelea vigente a esta altura del partido?—Cualquier mujer inteligente es feminista, lo que no significa ser menos femenina. El Movimiento de Liberación Femenina ha obtenido grandes avances, pero todavía hay enterradas en burkas, violadas, vendidas en matrimonio prematuro, trabajo forzado o tráfico sexual… ¡Por Dios!, no me digan que esta lucha ya no está vigente, eso sólo puede pensarlo una mujer privilegiada, con derecho a la salud y la educación, que no ha tenido que proteger a sus hijos en la guerra o ganarse el pan en condiciones de inferioridad a la de los hombres. Tengo una Fundación que ayuda a mujeres y niñas en las áreas de salud, educación y protección. ¡No te imaginas las cosas que me toca ver!
El 2 de agosto Isabel Allende cumplió 67. Como siempre, no los celebró, pese a contar con la compañía eterna y fiel de Willie Gordon, el norteamericano con que se casó en 1988 y a quien ha dedicado libros enteros además de lujuriosos elogios y promesas de asesinato, a concretar si es que alguna vez se le ocurre engañarla con otra mujer.
—¿Todavía siente los mismos celos y la lujuria por él que confesó hace veinte años?—Willie y yo llevamos 21 años juntos y aún nos gustamos. Claro que a nuestra edad la lujuria no es la misma de antes, hay que alimentarla con buen humor, tiempo juntos, intimidad, confianza. Willie nunca me ha dado motivo de celos, así es que en verdad no sé cómo reaccionaría si empezara a sospechar que anda picado de la araña. Siempre he dicho que lo mataría, pero ¿cómo? No es fácil matar a un tipo tan grandote como Willie.
—¿Usted sigue siendo fiel sólo por falta de oportunidades, como ha dicho antes?—Dependería de la oportunidad…
—No todos los hombres están preparados para ser consortes…—Además de las grandes diferencias culturales, que normalmente separan a la gente, nosotros hemos tenido una existencia turbulenta, hemos pasado por todo, hemos vivido la tragedia de los hijos drogadictos de Willie, la muerte de su hija Jennifer y mi hija Paula, divorcios de los hijos… También hay que considerar el tira y afloja que significa tener una vida pública. No es fácil estar casado con una mujer como yo, pero él lo ha hecho con mucha gracia. Nunca compite conmigo, no se pica si tengo éxito, no tiene celos ni rencores. Nos cuidamos las espaldas. Diría que nuestra relación actual es madura, vital, intensa, que nos conocemos muy bien y así y todo nos queremos.
—¿Podría decir que es feliz, a pesar de todas esas turbulencias que menciona?—Sesenta y siete no es diferente a sesenta o setenta. Me siento sana y fuerte, todavía puedo escribir, tengo a mi familia, ¿qué más se puede pedir? Para mí la felicidad a grandes rasgos es el amor y el servicio a los demás, pero lo que me hace feliz a nivel cotidiano es mucho más concreto: caminar con mi perra, una taza de té en el jardín, reírme con mis amigas, oír la voz de mi madre en el teléfono, dormir con Willie.
Página oficial de Isabel Allende
La escritora chilena más pirateada y superventas del continente regresa con una nueva novela, donde habla de esclavitud, feminismo y liberación. En CARAS, confiesa los sueños por cumplir a los 67, los celos que aún le provoca Willie y su nulo interés por aquellos “literatos picados” que no se cansan de criticarla.
Así de clara es esta pequeña escritora chilena radicada en California. Pequeña de estatura, claro… porque los 50 millones de libros que ha vendido en casi tres décadas y la traducción de su obra a 30 idiomas resultan su mejor argumento a la hora de rebatir a aquellos que insisten en atribuirle también una irremediable “pequeñez literaria”. ¿Pero puede alguien que ha hecho leer incluso a los que jamás tomaron antes un libro, ser realmente una mala escritora? Ella al menos prefiere pasar ese debate que la ha perseguido desde que lanzó en 1982 La Casa de los Espíritus (hoy aplaudida hasta por el Times, que la ubicó entre los mejores textos de los últimos 60 años). La Isla Bajo el Mar (Random House Mondadori) es el último producto de su metódica inspiración y prolífica disciplina. Con una edición inicial de 130 mil ejemplares, las aventuras y desventuras de una esclava del siglo XVIII llegan como uno de los títulos salvadores del negocio literario en un año de crisis. Desde Estados Unidos, analizó su extraño título honorífico de “escritora para masas”, además de otras facetas de su “vida apacible” aunque no desprovista de sexo y romance…
—Sus libros se venden, pero aún no gana el respeto de todos sus pares. ¿Duele?—Aclaro un detalle. En Chile, donde el chaqueteo suele adquirir proporciones grotescas, se ha dicho que mis libros se venden por una campaña de mercadeo. ¿A quién se le ocurrió semejante lesera? ¿Realmente creen posible que se vendan 18 títulos durante 25 años en 30 lenguas sólo por una campaña de mercadeo? Cualquiera que tenga éxito, menos un futbolista, causa envidia y desconfianza, es inevitable. Sería muy mezquino quejarme porque unos cuantos literatos chilenos están picados conmigo.
—Si existiera un ranking de los libros más pirateados, usted sería la reina de las cunetas…—El pirateo es un robo que beneficia a gente inescrupulosa, no sólo en Chile. En algunos países simplemente no se publican libros porque la industria ha sido destruida. La única virtud que le veo a este asunto es que le da oportunidad de leer a quienes no pueden pagar los altos precios de las librerías. Si hubiera más bibliotecas públicas y se eliminara el impuesto al libro, tal vez se podría remediar en parte este problema.
—¿De dónde viene el interés por el mundo de la esclavitud?—Cuando estaba investigando para mi novela El Zorro en 2005, fui a dar a Nueva Orleans, que debe su carácter a una numerosa clase de gente de color libre, educada, con recursos económicos, que vivieron una época de oro entre 1800 y 1830. Esta ciudad recibió una fuerte inmigración de colonos franceses que escaparon de Sain Domingue (hoy Haití), durante la revuelta de los esclavos encabezada por Toussaint Louverture. Al estudiar esto, caí naturalmente en la historia de Haití, que es fascinante, y acabé sumergida en el tema de la esclavitud.
“QUE LE LEVANTEN UNA ESTATUA A MICHELLE BACHELET, te aseguro que no será fácil, a pesar de que pasará a la historia entre los mejores gobernantes y espero que vuelva a ser Presidenta. Porque las mujeres tienen que hacer el doble de esfuerzo para obtener la mitad de respeto que cualquier hombre. Michelle se ha ganado la estima de Chile y el mundo con su inteligencia, valor, serenidad y visión de futuro. Es más trabajadora que nadie y carece de vanidad y codicia. Ha navegado con increíble elegancia en aguas turbulentas y me enorgullece que vaya a terminar su primer período con la frente muy alta”.
—Siempre feminista… ¿es una pelea vigente a esta altura del partido?—Cualquier mujer inteligente es feminista, lo que no significa ser menos femenina. El Movimiento de Liberación Femenina ha obtenido grandes avances, pero todavía hay enterradas en burkas, violadas, vendidas en matrimonio prematuro, trabajo forzado o tráfico sexual… ¡Por Dios!, no me digan que esta lucha ya no está vigente, eso sólo puede pensarlo una mujer privilegiada, con derecho a la salud y la educación, que no ha tenido que proteger a sus hijos en la guerra o ganarse el pan en condiciones de inferioridad a la de los hombres. Tengo una Fundación que ayuda a mujeres y niñas en las áreas de salud, educación y protección. ¡No te imaginas las cosas que me toca ver!
El 2 de agosto Isabel Allende cumplió 67. Como siempre, no los celebró, pese a contar con la compañía eterna y fiel de Willie Gordon, el norteamericano con que se casó en 1988 y a quien ha dedicado libros enteros además de lujuriosos elogios y promesas de asesinato, a concretar si es que alguna vez se le ocurre engañarla con otra mujer.
—¿Todavía siente los mismos celos y la lujuria por él que confesó hace veinte años?—Willie y yo llevamos 21 años juntos y aún nos gustamos. Claro que a nuestra edad la lujuria no es la misma de antes, hay que alimentarla con buen humor, tiempo juntos, intimidad, confianza. Willie nunca me ha dado motivo de celos, así es que en verdad no sé cómo reaccionaría si empezara a sospechar que anda picado de la araña. Siempre he dicho que lo mataría, pero ¿cómo? No es fácil matar a un tipo tan grandote como Willie.
—¿Usted sigue siendo fiel sólo por falta de oportunidades, como ha dicho antes?—Dependería de la oportunidad…
—No todos los hombres están preparados para ser consortes…—Además de las grandes diferencias culturales, que normalmente separan a la gente, nosotros hemos tenido una existencia turbulenta, hemos pasado por todo, hemos vivido la tragedia de los hijos drogadictos de Willie, la muerte de su hija Jennifer y mi hija Paula, divorcios de los hijos… También hay que considerar el tira y afloja que significa tener una vida pública. No es fácil estar casado con una mujer como yo, pero él lo ha hecho con mucha gracia. Nunca compite conmigo, no se pica si tengo éxito, no tiene celos ni rencores. Nos cuidamos las espaldas. Diría que nuestra relación actual es madura, vital, intensa, que nos conocemos muy bien y así y todo nos queremos.
—¿Podría decir que es feliz, a pesar de todas esas turbulencias que menciona?—Sesenta y siete no es diferente a sesenta o setenta. Me siento sana y fuerte, todavía puedo escribir, tengo a mi familia, ¿qué más se puede pedir? Para mí la felicidad a grandes rasgos es el amor y el servicio a los demás, pero lo que me hace feliz a nivel cotidiano es mucho más concreto: caminar con mi perra, una taza de té en el jardín, reírme con mis amigas, oír la voz de mi madre en el teléfono, dormir con Willie.
Página oficial de Isabel Allende
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