EXPOSICION DE NUESTRO CONSOCIO BENJAMIN LIRA
EXPOSICIÓN Centro de Extensión de la PUC:
La línea entintada de Benjamín Lira
Por primera vez Benjamín Lira expone en Santiago una selección de grabados que ha venido realizando desde los años 70. Una técnica que él disfruta y defiende con entusiasmo en un medio -sostiene- que no ha valorizado el grabado como corresponde.
El Mercurio Artes y Letras 13 de septiembre de 2009
Magaly Arenas Zapata
Está realmente fascinado leyendo el libro "Manos de Mujer. Rebeca Matte y su Época 1875-1929", escrito por Isabel Cruz. Lo ha gozado desde la primera página y se le nota cuando habla de él. Casi con el mismo entusiasmo muestra los cientos de objetos que pueblan su taller, desde marcos artesanales hasta cajas para el mate y tantas, tantas cosas "difíciles de detallar'' como dicen los avisos de remate. Dice que es más cachurero que coleccionista.
En este ambiente, acompañado de música clásica durante la mañana y de jazz al terminar el día, es donde trabaja Benjamín Lira. Pero no toda la semana, porque un día lo dedica a la cerámica en el taller de Huara Huara, y otro a los grabados en el taller Ars Lucis con Nelson Plaza.
Los primeros grabados que Lira conoció en su vida cree que fueron los de Dinora Doudchitzky, con quien tuvo clases a los 12 años en el Museo de Arte Contemporáneo en la Quinta Normal.
-¿Siempre tus padres estuvieron tan bien dispuestos a tu afición por el grabado?
"No les pregunté mucho, pasó, era una cosa innata muy fuerte, creo que nunca hubo un cuestionamiento. Tuve clases con Rodolfo Opazo en el Instituto Cultural de Las Condes y a los 12 años con Mario Toral, en el Instituto Cultural de Providencia, y también de dibujo con Carmen Silva".
-Tremendos profesores que tuviste y todos antes de los 18...
"Fue coincidencia, ellos eran los profesores que hacían clases. A los 15 o 16 años mis padres me hicieron un taller en la casa".
Benjamín Lira es el mayor de cinco hermanos, y el único artista de la familia.
"La incógnita del ser''
Está estusiasmado con la exposición ("La línea entintada") en el Centro de Extensión de la Universidad Católica. "Me gusta mucho exponer ahí porque están la comunidad y las actividades universitarias, es otro mundo, distinto al de las galerías tradicionales de Alonso de Córdova. Eso me atrae, siento que es un buen cambio".
-El ser humano es tu temática, no importa el formato, la técnica. ¿Qué es lo que te intriga del ser humano?
"Su perpetua búsqueda de signos o claves, para tratar de entender la incógnita del ser. Siento mi obra bastante abstracta, siento que viene del mundo de la abstracción, se podría ver el espacio, territorio, paisaje, en que está inmerso el ser humano, pero de alguna manera me parece que la obra no está terminada hasta que el ser humano no está presente; eso no quiere decir que no tenga algunas obras donde no esté presente y esté sólo el espacio, pero la mayoría de las veces necesito esta ancla, esta presencia que me es importante".
-Intervienes algunos de tus grabados con color...
"Me interesa el color. La técnica de Hayter, la pasada del rodillo con color arriba de las planchas es un poco limitante y siempre está la posibilidad de acuarelarlo. Al principio sentía que las intervenciones debían ser calculadas y hechas de una manera mecánica, realizadas por otra persona, para que toda la edición estuviera igual. Pero después me pareció que faltaba espontaneidad, soltura, y decidí hacerlo yo utilizando acrílico fluido. Aunque quiero que el grabado sea grabado y no pintura".
Falta una galería
-¿Entonces en tu vida artística el grabado siempre ha funcionado en paralelo?
"Diría que sí, pero con más fuerza estos últimos 15 años".
-¿Por qué?
"Por haberme encontrado con editores e impresores profesionales en el grabado, y porque me gusta la diversificación de lenguajes. Estar haciendo tal vez las mismas ideas en diferentes expresiones. Me interesa el grabado en sí mismo porque tiene algo de escultura, de pintura, de dibujo, pero a la vez es un medio muy distinto al resto".
-Tú sostienes que en Chile el grabado es mirado en menos. ¿Por qué crees que es así?
"No tengo la respuesta. Lo que pasa es que la gente en Chile no tiene muy claro lo que es un grabado. No entiende que el grabado es una obra única hecha en múltiples, pero es una obra original".
-¿Y qué habría que hacer para revertir esa falta de valoración?
"Creo que lo primero es enseñar a la gente lo que es un grabado. En eso las galerías pueden hacer mucho. Si hubiera una galería dedicada al grabado y a promoverlo, sería un aporte".
-¿Te queda algo más que experimentar, pensando que ya has hecho pintura, dibujo, escultura, fotografía y grabados?
"Sí, siempre. Me interesa indagar más en los ensamblajes de objetos. Y voy a empezar a hacer escultura en bronce".
-A pesar de que leí que el bronce no te gusta mucho porque es más indirecto.
"Sí es más indirecto. Uno trabaja la cerámica que luego se traspasa a yeso y a bronce; por eso me atraía menos. Pero acabo de terminar una escultura hecha en tela y la estoy pasando a bronce, va a quedar interesante...".
30 años de grabado
La Línea entintada
Benjamín Lira
Centro de Extensión UC,
Alameda 390.
Está realmente fascinado leyendo el libro "Manos de Mujer. Rebeca Matte y su Época 1875-1929", escrito por Isabel Cruz. Lo ha gozado desde la primera página y se le nota cuando habla de él. Casi con el mismo entusiasmo muestra los cientos de objetos que pueblan su taller, desde marcos artesanales hasta cajas para el mate y tantas, tantas cosas "difíciles de detallar'' como dicen los avisos de remate. Dice que es más cachurero que coleccionista.
En este ambiente, acompañado de música clásica durante la mañana y de jazz al terminar el día, es donde trabaja Benjamín Lira. Pero no toda la semana, porque un día lo dedica a la cerámica en el taller de Huara Huara, y otro a los grabados en el taller Ars Lucis con Nelson Plaza.
Los primeros grabados que Lira conoció en su vida cree que fueron los de Dinora Doudchitzky, con quien tuvo clases a los 12 años en el Museo de Arte Contemporáneo en la Quinta Normal.
-¿Siempre tus padres estuvieron tan bien dispuestos a tu afición por el grabado?
"No les pregunté mucho, pasó, era una cosa innata muy fuerte, creo que nunca hubo un cuestionamiento. Tuve clases con Rodolfo Opazo en el Instituto Cultural de Las Condes y a los 12 años con Mario Toral, en el Instituto Cultural de Providencia, y también de dibujo con Carmen Silva".
-Tremendos profesores que tuviste y todos antes de los 18...
"Fue coincidencia, ellos eran los profesores que hacían clases. A los 15 o 16 años mis padres me hicieron un taller en la casa".
Benjamín Lira es el mayor de cinco hermanos, y el único artista de la familia.
"La incógnita del ser''
Está estusiasmado con la exposición ("La línea entintada") en el Centro de Extensión de la Universidad Católica. "Me gusta mucho exponer ahí porque están la comunidad y las actividades universitarias, es otro mundo, distinto al de las galerías tradicionales de Alonso de Córdova. Eso me atrae, siento que es un buen cambio".
-El ser humano es tu temática, no importa el formato, la técnica. ¿Qué es lo que te intriga del ser humano?
"Su perpetua búsqueda de signos o claves, para tratar de entender la incógnita del ser. Siento mi obra bastante abstracta, siento que viene del mundo de la abstracción, se podría ver el espacio, territorio, paisaje, en que está inmerso el ser humano, pero de alguna manera me parece que la obra no está terminada hasta que el ser humano no está presente; eso no quiere decir que no tenga algunas obras donde no esté presente y esté sólo el espacio, pero la mayoría de las veces necesito esta ancla, esta presencia que me es importante".
-Intervienes algunos de tus grabados con color...
"Me interesa el color. La técnica de Hayter, la pasada del rodillo con color arriba de las planchas es un poco limitante y siempre está la posibilidad de acuarelarlo. Al principio sentía que las intervenciones debían ser calculadas y hechas de una manera mecánica, realizadas por otra persona, para que toda la edición estuviera igual. Pero después me pareció que faltaba espontaneidad, soltura, y decidí hacerlo yo utilizando acrílico fluido. Aunque quiero que el grabado sea grabado y no pintura".
Falta una galería
-¿Entonces en tu vida artística el grabado siempre ha funcionado en paralelo?
"Diría que sí, pero con más fuerza estos últimos 15 años".
-¿Por qué?
"Por haberme encontrado con editores e impresores profesionales en el grabado, y porque me gusta la diversificación de lenguajes. Estar haciendo tal vez las mismas ideas en diferentes expresiones. Me interesa el grabado en sí mismo porque tiene algo de escultura, de pintura, de dibujo, pero a la vez es un medio muy distinto al resto".
-Tú sostienes que en Chile el grabado es mirado en menos. ¿Por qué crees que es así?
"No tengo la respuesta. Lo que pasa es que la gente en Chile no tiene muy claro lo que es un grabado. No entiende que el grabado es una obra única hecha en múltiples, pero es una obra original".
-¿Y qué habría que hacer para revertir esa falta de valoración?
"Creo que lo primero es enseñar a la gente lo que es un grabado. En eso las galerías pueden hacer mucho. Si hubiera una galería dedicada al grabado y a promoverlo, sería un aporte".
-¿Te queda algo más que experimentar, pensando que ya has hecho pintura, dibujo, escultura, fotografía y grabados?
"Sí, siempre. Me interesa indagar más en los ensamblajes de objetos. Y voy a empezar a hacer escultura en bronce".
-A pesar de que leí que el bronce no te gusta mucho porque es más indirecto.
"Sí es más indirecto. Uno trabaja la cerámica que luego se traspasa a yeso y a bronce; por eso me atraía menos. Pero acabo de terminar una escultura hecha en tela y la estoy pasando a bronce, va a quedar interesante...".
30 años de grabado
La Línea entintada
Benjamín Lira
Centro de Extensión UC,
Alameda 390.
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