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Editor: Neville Blanc

Monday, October 19, 2009

Entrevista en 2000: Hernán Loyola, experto en Neruda


REVISTA DEL DOMINGO
El Mercurio Domingo 17 de Septiembre de 2000

Entrevista: Hernán Loyola, experto en Neruda

Hernán Loyola es nerudiano, pero con N mayúscula. Toda su vida ha estado estudiando al Nobel, al punto que hoy se declara el "mayor experto del mundo" en su vida y obra. Y es probable que lo sea. Loyola, que se desempeña como catedrático de literatura en Cerdeña, acaba de visitar Chile con una contundente prueba de ello: la más acabada versión de las obras completas de Neruda, un trabajo que, advierte el estudioso, aún no termina. Están ahí, por supuesto, los viajes del poeta. ¿Confieso que he viajado? Algo así. Hernán Loyola se aloja en un pequeño departamento del Apart Hotel Neruda, en Santiago. Allí no hay ni mascarones, ni caracolas, ni nada de ese mundo que acordamos llamar "nerudiano". Salvo el propio Loyola, que a veces habla con ese dejo que caracterizaba al poeta. Quizá se deba a que se ha metamorfoseado con su objeto de estudio. Ya en 1950, cuando el "Canto general" fue publicado, este catedrático experto en literatura decidió hacer su memoria de estudiante sobre la obra del Nobel y desde entonces nunca ha abandonado el tema.A Santiago, Loyola llegó invitado por la Fundación Neruda y la Universidad de Chile, para la celebración de los 50 años del "Canto general". Claro que también vino a promocionar las "Obras Completas", un cuidado trabajo que este catedrático realizó para una editorial de Barcelona y cuyo último tomo el cuarto verá la luz el próximo año. Loyola asegura que es la única persona en el mundo que podría haber hecho semejante edición. De hecho dice, incluye el primer poema que escribió Neruda. Es una postal, una tarjeta de cumpleaños que escribió a su madrastra el 30 de junio de 1915. Neruda lo recordaba, pero el documento no lo conocía nadie. Y yo lo publiqué en Italia, en una revista que se llama "Nerudiana".

¿Y cómo dio con la postal?

Me la robé.

La búsqueda de textos como ése continúa, ¿no?

En este viaje habría ido a Temuco si hubiera tenido la posibilidad de encontrar otro texto que falta, "Salutación de la reina", un poema que escribió en 1920 para la reina de la primavera de Temuco. Ella se llamaba Teresa Vásquez y es una de las muchachas que inspiró "Veinte poemas de amor y una canción desesperada". Esta "Salutación..." apareció en el diario "La Mañana" de Temuco, pero se quemaron los archivos en uno de los tantos incendios que hubo. Tal vez alguien de la familia de Teresa Vásquez tenga una copia.

¿Cuál es el primer viaje de Neruda?

Cuando él vivía en Temuco y tenía 14 o 15 años, todavía no conocía el mar. Sus padres no lo habían llevado porque era muy difícil llegar, no había camino. Pero finalmente consiguió ir. Había que viajar desde Temuco al oeste en tren y a unos 50 kilómetros, en Carahue, la gente se embarcaba en un barquito que bajaba por el río Imperial. Ése fue su primer viaje, un viaje del bosque hacia el mar, que es en el fondo un recorrido por los principios fundamentales de su obra: por una parte está el bosque, cóncavo y negro, que representa a la tierra, la madre, la hembra; por el otro está el mar, es decir, el principio activo, masculino. La primera vez que escribió sobre esto fue en "Memorial de Isla Negra", en 1964. La primera salida al extranjero fue gracias a su desginación como cónsul en Birmania (hoy Myanmar).

¿Cómo consiguió la pega el poeta?

No fue fácil. Neruda decía que, cada vez que iba al Ministerio de Relaciones Exteriores, había un funcionario que lo recibía aparatosamente y le decía oh!, ha llegado el poeta, déjenme un momento con el poeta... Pero ese pelafustán no le resolvía ningún problema. Hasta que un día, en los pasillos, se encontró a un amigo de la universidad, Manuel Bianchi, un hombre que tenía acceso directo a la oficina del ministro. Ese mismo día le permitieron elegir su destino. Neruda contaba que en el mapamundi del ministerio había un hoyito que él apuntó con el dedo y dijo aquí. Era Birmania.

¿Qué tan importante fue ese primer gran viaje para su obra?

En el cuarto volumen de las "Obras Completas", que se publicará el próximo año, incluiré algo que es muy hermoso: las crónicas de viaje que Neruda hizo para "La Nación" de Santiago, entre 1927 y 1929. En ese período él escribió una docena de crónicas estupendas, lindísimas. La primera está fechada en Santos, Brasil, pero después empieza a hablar del oriente propiamente tal: el Océano Índico, Colombo, Madrás, Calcuta, Singapur...

¿Cómo era la producción de esas crónicas, considerando que no había e-mail y probablemente tampoco telex ni teléfono?

Las crónicas eran distanciadas en el tiempo. La primera apareció en febrero de 1927, y la siguiente en mayo. La distancia entre una y otra dependía del país en que Neruda estuviera. Él las remitía al jefe de redacción de "La Nación", Álvaro Yáñez, quien después escribiría con el seudónimo de Juan Emar.

¿Qué tal la vida en Birmania?

Neruda se instaló primero en Rangún, a fines de 1927, pero una semanas después ya estaba aburrido. Había llegado hasta allí con Alvaro Hinojosa, también escritor. Con él y otros amigos partió, en febrero del 28, rumbo a Japón y China en un tiempo de mucho frío. Fue un viaje muy precario y con mala suerte, porque en Shanghai los asaltaron y les quitaron toda la ropa. Una de las últimas destinaciones de Neruda en el sudeste asiático fue en Yakarta, en 1930. Neruda fue cónsul en Batavia, actualmente Yakarta, que era entonces la capital de las indias holandesas, hoy Indonesia. En ese lugar, el poeta tuvo un perro que se llamaba Cutaca. Cada día venía un servidor malayo que hablaba con el poeta, pero como éste no entendía malayo, le respondía en inglés sí, está bien, y el otro tampoco entendía nada. Así es que el perro se le murió de hambre, porque el malayo le estaba preguntando si le daba comida al animal. Después, varios perros de Neruda se llamaron Cutaca, en homenaje al mártir de su ignorancia. Hace poco tiempo Jaime Quezada editó "Por las costas del mundo".

¿Qué significa esa recopilación dentro de la obra de Neruda?

Ahí hay textos escritos durante otro viaje, el que Neruda hizo por México entre 1940 y 1943, cuando fue cónsul del gobierno de Pedro Aguirre Cerda. En ese período cometió un pequeño pecado que le costó un mes de suspensión: publicó una revista que llamó "Araucanía" y el Ministerio de Relaciones Exteriores lo reprendió porque no era conveniente dar la imagen de que éramos unos indios. La idea de viajar parece no abandonar nunca su trabajo. Hay un libro que se publicó en el 55 que precisamente se llama "Viajes". Y en él hay un texto muy importante que se llama "Viaje al corazón de Quevedo", que tiene que ver con la experiencia de Neruda en España. Quevedo fue uno de los escritores que más influyó en su concepción poética, especialmente en su modo de concebir la muerte. Sus reflexiones sobre la muerte en Machu Picchu arrancan, en buena parte, de la poesía de Quevedo.

¿Cuándo fue a Machu Picchu?

Cuando venía desde México, de regreso a Chile, entre septiembre y octubre de 1943.

¿Cuál diría usted que es el viaje más importante de Neruda?

En 1957, cuando ya había empezado a vivir con Matilde tras la ruptura con Delia del Carril Neruda fue invitado a un congreso por la paz en Ceylán (hoy Sri Lanka). Él quiso que ese viaje fuera un retorno a los lugares sagrados de su experiencia en Oriente, pero al mismo tiempo un viaje de iniciación para ella. Y la llevó a los sitios que el recorrió en su juventud y que fueron los que le inspiraron "Residencia en la Tierra". Pero, al mismo tiempo, era la búsqueda de Josie Bliss, una indígena que Neruda conoció en Rangún durante su primer viaje y que se convirtió en su amante birmana, a comienzos del año 28. Él la había abandonado a pesar de que estaba muy enamorado de ella, más de lo que creía. La muchacha lo persiguió hasta Ceylán, cruzando el Océano Índico, y se instaló frente a la casa donde vivía Neruda. Claro que en el segundo viaje, con Matilde, no la encontró. Neruda contó algo de esto en un poema muy conocido que se llama "Tango del viudo" y que fue publicado en "Residencia en la tierra". En ese libro, además, el último poema se llama precisamente "Josie Bliss". Pero la historia detrás de estos textos sólo se conoció mucho después, en 1962, en la revista brasileña "O Cruzeiro".

¿Existe algún viaje que marque la poética general de Neruda?

Él quiso marcar como clave su viaje de México a Chile, pero en Neruda no hay un viaje en particular. Piense usted que cuando se quería referir a uno en especial, él hablaba del tren nocturno que lo llevó de Temuco a Santiago, cuando era niño. Neruda era una persona que por su volumen de Buda parecía tener vocación de inmovilidad, pero era muy activo y le gustaba mucho viajar y desplazarse desde que hizo esa primera excursión a Puerto Saavedra y después también, cuando vino a Santiago en 1921, a la universidad. Años después regresaría. Hay un texto muy importante que se llama "La copa de sangre", de 1938, que es un relato de un viaje de Santiago a Temuco. En ese momento, Neruda fue a cumplir un rito de luto porque su padre había muerto en mayo, mientras que su madrastra lo había hecho poco después, en agosto. La ocasión de esta prosa es precisamente el traslado de los restos de su padre, que estaban en otro nicho, al de la madrastra, para que estuvieran juntos. Neruda contaba que al abrir el nicho del padre, enterrado algunos meses antes, salió una gran cantidad de agua. Pero Neruda decía que no era algo terrible, pues era el agua de la lluvia del sur que había traspasado los nichos. Es decir, la muerte de sus padres lo llevó a este viaje a las raíces de su patria. A partir de ello Neruda empezó a escribir el "Canto General" en 1938.

¿Cual cree usted que fue el viaje más heroico de Neruda?

Cuando recibió el Nobel, el poeta recordó en su discurso de agradecimiento un viaje que fue muy importante para él: el que realizó a través de la cordillera, a caballo, huyendo de la persecusión de González Videla. Pero él no lo citó por razones políticas; lo hizo para agradecer la solidaridad y la atención de los arrieros que en todo momento estuvieron dispuestos a arriesgar su vida para protegerlo. En esa ocasión, Neruda huyó disfrazado de hombre de negocios barbudo y llegó clandestinamente a la Patagonia argentina, de ahí a Buenos Aires y luego a Montevideo. Durante un año no se supo nada de él, hasta que apareció en una asamblea, en un teatro de París donde fue aclamado.

¿Y el viaje más largo?

Cuando atravesó la Unión Soviética a bordo del Transiberiano, en 1951. Fue de Moscú a Pekín, pasando por Mongolia, con una delegación en la que estaba también Matilde y un grupo de altos funcionarios soviéticos, checoslovacos y rumanos. Todas las conversaciones de ese viaje están en lo que yo llamo "los archivos secretos nerudianos". Es cosa de imaginarse lo que tienen que haber hablado: Neruda tenía sus gustos y todos allí estaban dispuestos a satisfacerlo. Neruda traía de todo en sus viajes.

¿Cuál habrá sido el souvenir más preciado?

Entre las cosas que más atesoró está un diente de narval, que es una especie de pez enorme, muy raro, con un diente que se prolonga como una espada en espiral. Eso está en la casa de Isla Negra, y tal vez lo consiguió en Finlandia. O quizá en la Unión Soviética, cuando pasó por el Báltico. Con tanta casa y tanta mujer, uno bien podría pensar que Neruda era un desarraigado. Neruda tiene un libro, "Navegaciones y regresos", que resume toda su idea de los viajes. El era un viajero que le gustaba salir para mejor gustar el retorno. Creo que hay pocos escritores que hayan vivido y sentido Chile como Neruda. No sólo como folclor, como paisaje, sino en su esencia. El de Neruda es un viaje para conocer el mundo porque el mundo es una extensión de su patria. Y es desde la patria donde él extrae la energía que no se agota en la visión de su propio país, sino que necesita proyectarse. Hacia otros bosques, hacia otros mares.

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