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Editor: Neville Blanc

Monday, February 22, 2010

Gabriel Salazar

Mercaderes, empresarios y capitalistas (Chile siglo XIX) Gabriel Salazar Sudamericana, Santiago, 2009, 801 páginas, $25.000. Historia


Historia Libro de Gabriel Salazar:
Desarrollo del capitalismo en Chile


En Mercaderes, empresarios y capitalistas, Salazar ha construido un relato complejo, rico en oposiciones.


Cristián Barros
El Mercurio Revista de Libros Santiago de Chile
domingo 21 de febrero de 2010
Actualizado a las 5:48 hrs.

Mercaderes, empresarios y capitalistas es un libro masivo, sostenido por una documentación microscópica, y que se desliza de la descripción al análisis con una solvencia formidable. Es, sin duda, la más autorizada aproximación histórica sobre el capitalismo en Chile, y al mismo tiempo una discusión radical en torno a las categorías del problema.

El siglo XIX se abre con la crisis del comercio internacional engendrado por las Guerras Napoleónicas. La economía chilena sufre un receso debido a la desorganización que supuso el proceso de Independencia. Montoneras y soldadesca en desbandada ponen en peligro la "acumulación de capital comercial"; es decir, el metálico reunido por los mercaderes chilenos, quienes habían prosperado en condiciones de invernadero dentro de la economía del virreinato. A menudo se recurría al expediente de "enterrar las onzas de oro" en lugares insospechados, para así escapar de la confiscación pública o el saqueo privado.

El capítulo inicial de Mercaderes... es una miniatura elocuente de este conflicto. Un peón, a quien acaban de despedir, denuncia a su ex patrón por exhumar el tesoro que pertenecía al propietario del terreno, un importante comerciante del 1800. La intriga pone en marcha unos incipientes mecanismos judiciales y fiscales, pero sobre todo revela el juego de intereses que media entre peones, productores, mercaderes y Estado. Más aún, la anécdota nos introduce en un espectáculo mucho mayor, como es el drama de la acumulación primitiva en Chile. Superávit de activos que, reinvertidos en la industria, permiten una expansión cualitativa, la acumulación primitiva es al mismo tiempo un trauma y una apertura. Liquida las sociedades tradicionales, de economía de subsistencia, y las reemplaza por instituciones dinámicas, a la vez hostiles y creativas. Sus víctimas son el campesinado y el artesanado popular, los que resultan desarraigados y empobrecidos, condenados a vender su fuerza de trabajo. Quien les hereda y sobrevive es el proletariado moderno.

Salazar concentra su mirada sobre los mercaderes tradicionales, y los caracteriza como el grupo que finalmente se hace con el poder del Estado y logra plasmar un régimen funcional a sus intereses. En efecto, son los mercaderes tradicionales -y no los terratenientes, cuya renta anual no pasaba del 6 %- quienes triunfan hacia 1820, e implementan una institucionalidad a su medida.

Esta burguesía mercantil era a la vez importadora de manufacturas y exportadora de materias primas. Tal comportamiento facilitaría la entrada de los nuevos socios ingleses después de 1810, cuyos productos desplazaron las manufacturas españolas, así como los modestos artículos de confección nacional. Los consignatarios ingleses se esmeraron en conquistar unos mercados vírgenes, y fue así en un principio, hasta que la plaza se copó y las expectativas de venta se hicieron cada vez más morosas. La lentitud del ciclo impuso a estos pioneros la necesidad de establecerse y naturalizarse en Chile, pasando a integrar la parte más dinámica y cosmopolita de la burguesía chilena.

Hasta aquí todo haría pensar que Salazar reedita una versión de la teoría de la dependencia en clave foucaultiana, prestando una atención nostálgica y cómplice a los sujetos marginales, y brindando un villano fácil al martirologio popular. Incluso, una lectura epidérmica podría inducir a tacharlo de monocausal. Nada menos cierto. Salazar ha construido un relato complejo, rico en oposiciones; en suma, dialéctico. No hay causalidades simplistas ni maniqueísmos. De hecho, Mercaderes... reivindica parcialmente el rol modernizador del capital extranjero.

Fernand Braudel habló alguna vez de la "traición de la burguesía", refiriéndose a la deserción de mercaderes exitosos y su ingreso en el estado nobiliario, cambiando riqueza por prestigio. Sin embargo, ¿qué se traiciona realmente: una ética, una mentalidad, un destino? Los mercaderes chilenos -argumenta Salazar- desdeñaron las actividades productivas, en general manufactureras, y perpetuaron un tipo de acumulación puramente parasitaria. Los resortes de esta acumulación se dirigieron contra los productores plebeyos: pirquineros, labradores, talleres vernáculos, las populares "fraguas". Se trata de un modelo dramáticamente excluyente. Arroja decenas de miles de emigrantes a California, Argentina o Chiloé. O consiente en que agonice la floreciente y autárquica industria popular de telares del Maule, inundada por bayetas "criollas" hechas en Lancashire. Alumno directo del historiador Mario Góngora, Gabriel Salazar es como él, un revisionista tout court . De ahí, acaso, la enorme fertilidad de Mercaderes... , texto atravesado por múltiples puntos de fuga, perspectivas que se abren sobre una efervescente experiencia colectiva.

A menudo, el registro retrocede hasta la Conquista, o indaga febrilmente en la historia genealógica de los grupos mercantiles, escrutinio por lo demás impecable. Destaca el manejo de las fuentes, casi siempre primarias, así como el escrúpulo que emplea en describir arduas transacciones comerciales. Hay intuiciones brillantes, que bien merecerían un desarrollo aparte, como las que conciernen a la disputa entre "papeleros" y "oreros", o a la crisis de 1891. La descripción de la penetración del capital inglés, en sus sucesivos ciclos, abruma por su minuciosidad. Estamos, si se quiere, ante un intento muy acabado de "historia total". Pero también ante el testamento cívico de un historiador.

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