Las revoluciones son el final de un proceso de las ideas, no el principio, y es siempre un proceso cultural, nunca político.
LA TERCERA EDICIÓN sábado 20 de febrero de 2010 PAG: 79
Cabrera Infante revive en La Habana
Intimidades amorosas, reflexiones políticas, amigos desenmascarados y otros fusilados. Todo ello trae el libro Cuerpos divinos, que el escritor cubano dejó entre sus papeles al momento de morir, en febrero de 2005, y que aparece en España la próxima semana.
por Elsa Fernández-Santos (El País)
"Las revoluciones son el final de un proceso de las ideas, no el principio, y es siempre un proceso cultural, nunca político. Cuando interviene la política (o mejor los políticos) no se produce una revolución, sino un golpe de Estado, y el proceso cultural se detiene para dar lugar a un programa político. La cultura entonces se convierte en una rama de la propaganda. Es decir, las ilusiones de la cultura, el sueño de la razón, se transforman en pesadilla".
Esta cita corresponde al manuscrito de Cuerpos divinos, que estaba, como tantos otros papeles, notas y cuadernos de Guillermo Cabrera Infante, en la casa de Gloucester Road, en Londres, donde el escritor cubano vivió hasta su muerte, el 22 de febrero de 2005. Muy a su pesar, Cuerpos divinos no era una novela sino unas memorias ("veladas", dijo él) que arrancaban en 1958 y se cerraban en 1962. Un libro inacabado de alto valor testimonial ya que en él se encierra, según explica Miriam Gómez, viuda del escritor, "todo el dolor" del autor de Tres tristes trigres y de La Habana para un infante difunto. Cuerpos divinos (Galaxia Gutenberg) saldrá a la venta la próxima semana. Casi 600 páginas llenas de encantos y desencantos. La Habana, el cine, el sexo, la música y, cómo no, la revolución y el exilio: "No sólo la historia, sino la geografía nos condena", escribe Cabrera. "Han hecho truco hasta con la topografía. Nacimos en un oasis y con un pase de mano nos encontramos en pleno desierto".
Para Toni Munné, director de las obras completas del escritor cubano que aparecerán a partir de otoño en la misma editorial, Cuerpos divinos es un libro fundamental dentro de la obra de Cabrera. "Es el libro que le acompañó toda su vida. Si seguimos sus entrevistas, vemos que él siempre estaba escribiendo Cuerpos divinos. Es un libro escrito desde la voluntad de recordar".
"Le dolía. Luchaba para escribirlo", explica Miriam Gómez. "Yo le tenía miedo a Guillermo cuando lo escribía. Se desnudaba y sólo la luz de su lámpara le calentaba. Me aterraba saber qué podía contar". Intimidades sexuales, reflexiones políticas, amigos desenmascarados y otros fusilados o muertos en vida. "Estaba todo el horror y yo no he querido ni he podido tocarlo", dice Gómez. "Quedan notas, muchas, pero era imposible encajarlas bien. Todas estarán incluidas en las obras completas, pero el libro debía salir así, hasta el desencanto".
Cabrera Infante le pidió a su mujer que cambiara los nombres falsos que había puesto en el libro una vez que las personas de las que hablaba hubieran muerto.
Con su nombre aparecen Hemingway o el propio Fidel Castro, y, con todo lo demás, las mujeres de un hombre enamorado y sexualmente apasionado. "Yo temblaba cuando cogí el libro", recuerda Miriam Gómez. "¿Cómo voy a aparecer yo? Pero ya tengo 70 años y no me importa nada. Guillermo era un loco de las mujeres y era un hombre enamorado".
Y vuelve a escribir Cabrera Infante: "El hombre es un animal geográfico. La historia no es más que geografía en movimiento, una suerte de isla flotante. Las islas tienden a dominar el continente. Me sé todas esas citas. Son tantas que podrías construir una casa de citas".
Cabrera Infante revive en La Habana
Intimidades amorosas, reflexiones políticas, amigos desenmascarados y otros fusilados. Todo ello trae el libro Cuerpos divinos, que el escritor cubano dejó entre sus papeles al momento de morir, en febrero de 2005, y que aparece en España la próxima semana.
por Elsa Fernández-Santos (El País)
"Las revoluciones son el final de un proceso de las ideas, no el principio, y es siempre un proceso cultural, nunca político. Cuando interviene la política (o mejor los políticos) no se produce una revolución, sino un golpe de Estado, y el proceso cultural se detiene para dar lugar a un programa político. La cultura entonces se convierte en una rama de la propaganda. Es decir, las ilusiones de la cultura, el sueño de la razón, se transforman en pesadilla".
Esta cita corresponde al manuscrito de Cuerpos divinos, que estaba, como tantos otros papeles, notas y cuadernos de Guillermo Cabrera Infante, en la casa de Gloucester Road, en Londres, donde el escritor cubano vivió hasta su muerte, el 22 de febrero de 2005. Muy a su pesar, Cuerpos divinos no era una novela sino unas memorias ("veladas", dijo él) que arrancaban en 1958 y se cerraban en 1962. Un libro inacabado de alto valor testimonial ya que en él se encierra, según explica Miriam Gómez, viuda del escritor, "todo el dolor" del autor de Tres tristes trigres y de La Habana para un infante difunto. Cuerpos divinos (Galaxia Gutenberg) saldrá a la venta la próxima semana. Casi 600 páginas llenas de encantos y desencantos. La Habana, el cine, el sexo, la música y, cómo no, la revolución y el exilio: "No sólo la historia, sino la geografía nos condena", escribe Cabrera. "Han hecho truco hasta con la topografía. Nacimos en un oasis y con un pase de mano nos encontramos en pleno desierto".
Para Toni Munné, director de las obras completas del escritor cubano que aparecerán a partir de otoño en la misma editorial, Cuerpos divinos es un libro fundamental dentro de la obra de Cabrera. "Es el libro que le acompañó toda su vida. Si seguimos sus entrevistas, vemos que él siempre estaba escribiendo Cuerpos divinos. Es un libro escrito desde la voluntad de recordar".
"Le dolía. Luchaba para escribirlo", explica Miriam Gómez. "Yo le tenía miedo a Guillermo cuando lo escribía. Se desnudaba y sólo la luz de su lámpara le calentaba. Me aterraba saber qué podía contar". Intimidades sexuales, reflexiones políticas, amigos desenmascarados y otros fusilados o muertos en vida. "Estaba todo el horror y yo no he querido ni he podido tocarlo", dice Gómez. "Quedan notas, muchas, pero era imposible encajarlas bien. Todas estarán incluidas en las obras completas, pero el libro debía salir así, hasta el desencanto".
Cabrera Infante le pidió a su mujer que cambiara los nombres falsos que había puesto en el libro una vez que las personas de las que hablaba hubieran muerto.
Con su nombre aparecen Hemingway o el propio Fidel Castro, y, con todo lo demás, las mujeres de un hombre enamorado y sexualmente apasionado. "Yo temblaba cuando cogí el libro", recuerda Miriam Gómez. "¿Cómo voy a aparecer yo? Pero ya tengo 70 años y no me importa nada. Guillermo era un loco de las mujeres y era un hombre enamorado".
Y vuelve a escribir Cabrera Infante: "El hombre es un animal geográfico. La historia no es más que geografía en movimiento, una suerte de isla flotante. Las islas tienden a dominar el continente. Me sé todas esas citas. Son tantas que podrías construir una casa de citas".
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