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La Segunda
martes, 04 de octubre de 2011 Santiago

Gonzalo Vial frente a sus discípulos y a sus críticos en nuevo documental
A través de una serie de entrevistas, “Gonzalo Vial: un historiador conservador” busca ser una panorámica de su aporte como historiador. El documental, coproducción de la Universidad Finis Terrae y la U de Playa Ancha, se presentará este martes en el teatro de la UFT.
por: Juan Carlos Ramírez F.,

El historiador Gonzalo Vial (1930-2009) se acomoda en el sillón. Un pequeño micrófono se asoma por su suéter azul. Tras los lentes de marco grueso, los ojos se pierden en el pasado.

Cuenta cómo una vez dentro de la Universidad Católica tuvo que decidirse por el Derecho. A pesar de estudiar, al mismo tiempo, Pedagogía en Historia. Vial quería participar en la vida pública y no solamente vivir entre textos.

“Yo era un joven rico. Pertenecía a una familia rica. Ahora soy un viejo pobre, porque han pasado los años, pasó la Reforma Agraria... Pero lo que pasa es que la gente que se dedica exclusivamente a la historia, adquiere una visión puramente académica de la realidad. No todos, por supuesto...”, aclara.

Así comienza “Gonzalo Vial: un historiador conservador”, segunda parte de la serie “Tres visiones de la Historia de Chile”, preparada por el realizador Jorge Díaz Arroyo y Panquehue Films.

El documental es una coproducción de la Escuela de Historia y el Centro de Investigación y Documentación en Historia de Chile Contemporáneo (Cidoc) de la Universidad Finis Terrae y la Universidad de Playa Ancha
Será estrenado hoy a las 19 horas en el teatro de la UFT (Av. Pedro de Valdivia 1509).

Una visión crítica al legado del historiador

Alvaro Góngora, director de la Escuela de Historia y del Cidoc, explica que la inclusión de Gonzalo Vial en esta serie se debe a que tiene una visión muy clara y definida.

“Se podría decir que historiográficamente, en cierto modo, él prolongó hasta nuestro tiempo una línea que procede de historiadores como Francisco Antonio Encina y Alberto Edwards, continuando más adelante con Mario Góngora hasta llegar a Gonzalo Vial. Aunque me consta que entre este último y Vial había diferencias en interpretaciones sobre algunos procesos históricos”.

Ese pensamiento “conservador” es valorado —y cuestionado— por los entrevistados que en el documental van participando en un interesante “diálogo” con Vial. Desde Gabriel Salazar a Cristián Gazmuri, pasando por Patricia Arancibia, su discípula y una de las historiadoras más cercanas a él, o el joven ex estudiante de Vial, Jaime Parada.

La ruta propuesta va desde la infancia, narrada por el propio historiador, hasta su defensa frente a las críticas. Esto es fiel a la naturaleza de esta trilogía de documentales.

Góngora profundiza: “Es una visión lo más honesta que se pudo hacer. Porque se recopila un relato del propio historiador en «vivo y en directo», sin ninguna «voz en off», sobre distintas facetas de su vida, y reflexiones de variado tipo. Pero también porque se reúnen las opiniones de quienes fueron cercanos y distantes, hasta detractores”.

El documental incluye críticas a algunas obras y alguno de sus planteamientos históricos, pero también se lo reconoce como uno de los grandes historiadores del país, incluso de parte de sus críticos.
“No se puede hacer un trabajo de este carácter —en forma seria— sin presentar la gama de juicios que existen sobre un historiador y su obra. La realidad es así y tiene que ser de ese modo. Siempre hay debate de ideas en el mundo académico o intelectual y es sano que exista, siempre que sea con altura”, concluye Góngora.

Reconstruyendo al hombre tras los libros

Gonzalo Vial es entrevistado en distintos momentos y con diferente iluminación. Esto da a entender largas jornadas de conversación y revelaciones.

Primero, reconstruye su niñez y cuánto le influyeron las lecturas en su vieja casa de José Manuel Infante esquina Providencia.

“Mi familia era muy retraída, leía mucho y mi abuelo era un maniático de los libros. Había dos bibliotecas. Como bibliotecas públicas, pero metidas dentro de la casa. Y había mucho libro de historia, así que es claro que mi interés por la historia nació ahí, en la infancia”.

Más adelante les responde a sus detractores. “La gente dice, «mire, Vial es un oligarca, reaccionario, por consiguiente debe de pensar así, para qué vamos a leer el libro», esa es una actitud poco científica”.

En este sentido, entrevistadas como Patricia Arancibia recuerdan que en uno de sus últimos libros, “El fin de una ilusión”, Vial trata de “patriota” a Allende, incluso con simpatía, debido a que el historiador “está convencido de que quiso lo mejor para el país. La misma simpatía que le tiene a Pinochet cuando escribió la biografía de este último”.

Gabriel Salazar reconoce que, aunque no comulga con su pensamiento político —disperso en artículos y columnas—, como historiador es uno de los grandes.

La pregunta es cómo influenciará Vial a las nuevas generaciones. Alvaro Góngora responde: “En Chile se lee muy poco, e historia se lee menos. No creo que su obra se asuma o madure de inmediato en un círculo de interés mayor, más público quiero decir, pero entre un circuito de historiadores su obra es valorada por la calidad de su tratamiento histórico. Es bastante completo en la reconstrucción de acontecimientos y profundo en su análisis. Se trata, por lo demás, de los pocos historiadores chilenos que han dejado una visión completa de la historia de Chile, desde el mundo aborigen hasta el tiempo presente. No conozco a nadie más que lo haya hecho”.