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Editor: Neville Blanc

Thursday, April 25, 2013

Fallece Carmen Waugh

Fallece Carmen Waugh, la primera galerista del arte chileno


Creó la primera sala en Santiago y organizó la colección del Museo de la Solidaridad. Tenía 80 años.


por La Tercera - 25/04/2013 - 10:18


La gestora cultural Carmen Waugh, la primera galerista de arte que tuvo el país, en la década del 50', murió ayer en Santiago producto de una larga enfermedad. Tenía 80 años.
Waugh era reconocida en el ambiente artístico por su extensa trayectoria en que le dio apertura comercial al mercado del arte nacional. En 1955 crea su propia galería, en el centro de Santiago, donde toma contacto con los artistas de entonces y les ofrece exhibir sus obras. En el lugar expusieron Nemesio Antúnez, Roser Bru, José Balmes, Gracia Barrios y Mario Carreño, entre otros.
En 1972 se hace cargo de organizar las obras donadas por diversos artistas al gobierno de Salvador Allende, por lo que viaja a España, donde crea una galería, además de convertirse en la agente de Roberto Matta. Organizó muestras del pintor surrealista chileno y de Rufino Tamayo. También vivió en Italia (junto al poeta argentino Juan Gelman *), e incluso creó el Museo de Arte Contemporáneo Julio Cortázar en Nicaragua (con quien tuvo una breve relación).
Recién en los 80' regresa a Chile donde forma el Centro Cultural La Casa Larga, donde promovió a la generación joven de esos años: (Emilio Miguel)  Bororo, Samy Benmayor, Pablo Domínguez. En 1991 se hace cargo del Museo de la Solidaridad Salvador Allende, donde debió traer la colección de obras que había organizado casi dos décadas atrás.
Luego de múltiples tramitaciones, Waugh logra en 2005 la creación de una corporación que permitió que la colección de obras del museo fuera propiedad del Estado de Chile. Pero luego de esta decisión, fue cesada de su cargo de directora del museo, en 2006, lo que generó una polémica en el mundo artístico. La colección del Museo de la Solidaridad, con obras de Antoni Tapies, Frank Stella, Joan Miró, Oswaldo Guayasamín y muchos más, se exhibió en 2001 en el Museo de Bellas Artes.
En el último tiempo, retirada del arte, Carmen Waughn fue homenajeada en una muestra en la Galería Isabel Aninat, donde se expuso fotos, cartas y obras de su colección personal, con trabajos de Matta, José Balmes, Carlos Cruz Diez, José Venturelli y Martín Chirino, entre otros. El año pasado la periodista Faride Zerán lanzó la biografía Carmen Waugh, la vida por el arte. "Es una mujer fascinante. Tiene cartas geniales de su amistad con Cortázar, con Matta, con la Payita y de sus peleas con Isabel Allende por el Museo de la Solidaridad", dijo Zerán a La Tercera el 2012.
El velorio de Carmen Waugh será hoy en la tarde (16:00 hrs.) en el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) del Parque Forestal. Por esta razón, las exposiciones del recinto cerrarán a las 13:00 hrs. y durante mañana viernes. También mañana se realizará una ceremonia a las 15:00 hrs. La charla de la artista Karin Oldfelt, agendada para ese día (15:00 hrs.), cambiará su horario para las 18.30 horas.

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*Juan Gelman: “Se ha instalado todo un sistema para recortarnos el espíritu”

El poeta argentino alerta del “acostumbramiento” en estos tiempos terribles y ultima la publicación de su nuevo libro, ‘Hoy’

 



















A Juan Gelman (Buenos Aires, 1930) la poesía se la inoculó la música de unos versos que no entendía, los de Pushkin, que recitaba en ruso su hermano mayor. Con nueve años, compuso sus primeros poemas para seducir a Ana, una chica de su barrio, un amor imposible porque ella tenía 11. Fracasó en la conquista, pero siguió escribiendo y 15 años después se dio cuenta de que quería ser poeta. Su madre, emigrante ucrania, recibió el anuncio con la inquietud de quien desea la prosperidad para sus hijos. “Nunca vas a ganar dinero con eso”, le dijo. Pero a la vez sonrió porque, junto a la noticia, su hijo traía en la mano su primer libro impreso.
La profecía de su madre se cumplió a medias. “Los derechos de autor no dan para vivir pero la dotación de algunos premios me ha ayudado”, cuenta el poeta argentino desde el apacible salón de su casa en la capital mexicana. Gelman ha ganado entre otros el Juan Rulfo, el Neruda, el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y el Cervantes. Escribe una columna semanal en el diario argentino Página 12. Lee, pasea, ve los noticieros y sigue en la distancia al Atlanta, el equipo de su barrio, gran rival del Chacarita, que aspira a subir a la Primera División, y que cuenta con su "estímulo permanente".
La vida del poeta quedó marcada por la desaparición de su hijo y de su nuera embarazada durante la dictadura militar, por la búsqueda de su nieta robada al nacer, y por el rencuentro con ella 23 años después. Gelman ha dicho muchas veces que el dolor de perder a un hijo no acaba nunca. Pero no escribe desde el odio, “que nos hace daño”, sino desde la pérdida. Y esa pérdida está también en el génesis de su último libro, Hoy, que será publicado próximamente tras reposar en el horno unos meses.
Gelman se muestra cálido con el fotógrafo y el periodista. Toma café, pero les ofrece un tequila aunque son las once de la mañana. Habla muy bajito, como si no diera importancia a lo que dice. Y apostilla con sorna algunos de sus comentarios. ¿Se puede escribir poesía sin tener sentido del humor? No lo sabe, pero todos los poetas que conoce, lo tienen.
Pregunta. ¿Y por qué ha titulado Hoy su nuevo libro?
Respuesta. Pensé que usted me lo diría... (sonríe). No, simplemente me pareció que ese era el tema. Son 290 o 300 textos breves, muy condensados, para no molestar al lector. En prosa poética, o poesía en prosa, como prefiera. Lo del reposo… sirve para librarse de la calentura en el momento de escribir. Pero apenas los cambio. Cuando el poema se escribió, se murió. Con los arreglitos, y hablo de mi caso, me siento traicionando el mejor momento de la creación, que es de la escritura. Aunque uno escriba disparates.
P. ¿Y desde qué sentimiento lo escribió?
R. Mire, le voy a contar algo que está en el origen del libro. Entre los culpables del asesinato de mi hijo había un general que fue condenado a prisión perpetua. Cuando dictaron la sentencia algunos jóvenes que ni siquiera habían vivido la dictadura saltaban de alegría. Pero yo no sentí nada. Ni odio, ni alegría ni nada. Y me pregunté por qué y eso me llevó a escribir, para explicarme qué había pasado, aunque, como todos los libros, empezó de una manera y siguió por otra. Quité los textos iniciales, porque eran testimoniales y eso es periodismo. Pero surgió el tono poético necesario para escribir un resumen de lo que sé, o creo que sé, de los 35 años que pasaron desde la muerte de mi hijo.
P. A usted no le gusta el término “poesía comprometida”, aunque es una persona que en su vida se ha comprometido políticamente. ¿Se puede separar al autor de su ideología política?
R. El lugar que la ideología ocupa en la subjetividad de un escritor me parece pequeño, según los casos, claro. Y la relación entre la escritura y el pensamiento político tienen canales muy oscuros. Ezra Pound hizo propaganda para Mussolini pero también compuso un poema sobre la usura que ningún marxista-leninista-maoísta-fidelista hará jamás. Balzac era monárquico, pero los personajes más simpáticos de sus novelas eran republicanos. ¿Alguien conoce la ideología de Shakespeare? ¿Se sabe si era comunista o fascista?
P. Y eso explica que usted pueda admirar por ejemplo la obra de Borges, que fue cuando menos tolerante con la dictadura militar que tanto daño le hizo…
R. A mí la obra de Borges me parece extraordinaria, aunque no me gusta tanto su poesía como su prosa. De chico yo le defendía de mis compañeros comunistas que lo acusaban de “amigo de los terratenientes” y cosas así. La política no le interesaba, no estaba en eso. Se dejó condecorar por Pinochet, dijo que con Franco todo era mejor… Pero hay una cosa que apenas se sabe. A principios de los 80 firmó una solicitud de las Madres de Plaza de Mayo pidiendo la aparición con vida de los desaparecidos. Y cuando al final de su vida le preguntaron en la BBC por su apoyo a la dictadura, se le empozaron sus ojos ciegos y explicó que no había estado muy informado y que había vivido rodeado de cierto ambiente. “Ignorancia, como decía Samuel Johnson”, dijo. No hay nada que digerir de las ideas de Borges. Solo hay que comprender.
P. Decía precisamente Borges de uno de sus personajes: “Le tocaron, como a todos los hombres, malos tiempos que vivir”. Usted ha sufrido guerras, dictaduras, exilios, grandes tragedias en su propia familia… pero considera que los tiempos actuales son particularmente terribles…
R. Sí, este momento me atemoriza mucho. No solo por la crisis económica, sino la crisis espiritual, y no me refiero a la religión. Pareciera que se ha instalado todo un sistema para recortarnos el espíritu, para convertirnos en tierra fértil de autoritarismos. Y hay una especie de acostumbramiento, que es lo peor que le puede pasar al ser humano: al terrorismo, al genocidio por hambre, a la falta de educación para todo el mundo.
P. ¿Y cómo ve la situación en su país, Argentina?
R. Yo apoyo al Gobierno actual, es el mejor en varias décadas. No quiere hacer la revolución socialista, sino volver al capitalismo clásico, basado en la producción y no en la especulación. Pero hay muchos intereses en contra, como los dueños de la tierra. No hay que minimizar las protestas de la oposición, pero lo curioso es que esa reacción no propone nada. Y sería muy bueno que propusiera algo, para cambiar lo que está mal hecho.
P. Han elegido Papa a un compatriota suyo. En un artículo periodístico publicado recientemente usted mostró sus reservas sobre el cardenal Bergoglio.
R. Sí, tengo mis dudas. Y cuento una experiencia personal: hablé con él cuando buscaba a mi hijo y me dijo que no podía hacer nada. Pero ante la justicia declaró otra cosa, que había hecho gestiones sin éxito. No me consta si las hizo o no. Pero dejó a la intemperie a varios jesuitas cuando era provincial.
P. Pero desde su puesto ¿Podría este Papa cambiar algo de este mundo actual que usted ve tan terrible?
R. Podría cambiar algo, sí. Wojtyla cambió las cosas en Polonia. Pero hay muchos problemas en el Vaticano mismo, intereses muy poderosos y no precisamente creyentes, salvo en el dinero. Por eso me parece muy difícil que arregle nada, aunque ponga la mejor voluntad.
P. Y movimientos como el de los indignados en España o el Yosoy132 mexicano… ¿Pueden ellos modificar las cosas?
R. Me parece bien que la juventud se mueva. Pero por poca experiencia que tenga el observador se veía que eso se iba a desvanecer. Por falta de experiencia política, de objetivos claros. Es difícil luchar desde el llano. Antes la política dirigía a la Economía pero ahora es al revés. Me reía para mis adentros viendo a los jefes de Gobierno de Europa reunidos con la directora del FMI, el del Banco Mundial y el del BCE. Estos dictando políticas y los otros, aceptando.
P. Entonces ¿No tiene esperanzas?
R. No. Por ahora no. Tengo la confianza lastimada. Algo cambiará pero yo ya no lo voy a ver.
P. ¿Aunque viva cien años?
R. No creo que llegue a los cien años. Y eso que soy un pretencioso, cuando alguien me da la mano para bajarme de la camioneta le digo que no estoy tan viejo. No desdeño la vida, quiero ver casarse a mis nietos, ver si me dan algún bisnieto… Pero también creo que Dios, si existe, debe estar aburridísimo de su eternidad.

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