Christie's adjudica la subasta más cara de su historia
Christie's adjudica la subasta más cara de su historia
El arte contemporáneo alcanza la cifra récord de 495 millones de dólares
Las nuevas fortunas explican este fenómeno
El Pais Washington 16 MAY 2013 - 17:35 CET
La noche del miércoles en Nueva York sentó un hito en las subastas de arte. Christie´s adjudicó 12 obras de artistas contemporáneos por 495 millones de dólares, la mayor venta realizada jamás en la historia de casa. Las cantidades abonadas por las obras de 12 de los autores protagonistas de la puja -Pollock, Basquiat, Lichtenstein, Cornell, Manzoni, Hofmann o Serra, entre ellos- también sentaron nuevos récords en los precios pagados por sus trabajos.
La estrella de la subasta fue la pintura, Número 19, 1948, de Jackson Pollock, por la que se pagaron 58,4 millones de dólares, el doble del precio de salida. El precio pagado por el cuadro es el más alto jamás abonado por una obra del artista de Wyoming, batiendo el récord que fijó en noviembre del año pasado otro de sus trabajos, en la que se convirtió en la subasta más cara de la historia de Christie’s, hasta el pasado miércoles. Mujer con Sombrero Floreado, de Roy Lichtenstein, inspirada en un Picasso del mismo título, alcanzó los 56,1 millones de dólares. Los 48,8 millones que se abonaron por Dustheads, de Jean-Michel Basquiat, hicieron de la obra el Basquiat más caro.
“Estamos en una nueva era del mercado del arte”, indicó la subastadora Jussi Pylkkanen a la prensa tras la puja. Sin embargo, el arte contemporáneo posterior a la II Guerra Mundial lleva un tiempo batiendo récords en el mercado del arte. En noviembre, Christie’s y Sotheby’s alcanzaron cifras históricas (412, 2 millones y 375 millones respectivamente) por la puja de trabajos pertenecientes a esta etapa histórica de la historia del arte -hasta ahora, la cantidad más alta alcanzada en una subasta se produjo en 2006, cuando Christie´s colocó en el mercado piezas impresionistas por 491,5 millones de dólares-.
Dos razones explican la eclosión del interés por el arte de posguerra y las altas cantidades que alcanzan en las subastas: Las nuevas fortunas emergentes en Rusia, Asia y América Latina y la seguridad que ofrece la inversión en el mercado del arte frente a la volatilidad del mercado de valores. “El mercado está asistiendo a una nueva clase de compradores que no necesariamente son expertos en arte pero que quieren diversificar sus inversiones”, explica Robert McClain, asesor de arte y propietario de la galería que lleva si nombre en Houston, Texas. “Los inversores se sienten más seguros poniendo su dinero en algo tangible, como un cuadro, antes que en algo tan etéreo como una acción”, coincide Pierre Naquin, miembro de Art Media Agency.
El dinero de las nuevas fortunas ha servido de impulso para el renacer del mercado del arte que, desde el final de la recesión ha experimentado una recuperación evidente. “2011 fue un buen año pero 2012 ha sido excepcional”, cuenta McClain. Este renovado interés ha provocado que los coleccionistas tradicionales se deshagan de sus obras de arte contemporáneo para recapitalizar su inversión, favoreciendo el boom de los cuadros y las piezas de posguerra. “El arte impresionista ha pasado a ser objeto de interés para los museos y hay pocas obras disponibles. No ocurre lo mismo con el contemporáneo. En la actualidad, hay mucho y de mucha calidad en el mercado”, explica Naquin.
El récord alcanzado por Christie’s el miércoles confirma la buena salud del mercado del arte, pero el boom se percibe con cautela. “Los precios no paran de subir y de subir y, en algún momento deberían comenzar a estabilizarse, o esta bonanza pude tornarse negativa”, sostiene McClain.
La estrella de la subasta fue la pintura, Número 19, 1948, de Jackson Pollock, por la que se pagaron 58,4 millones de dólares, el doble del precio de salida. El precio pagado por el cuadro es el más alto jamás abonado por una obra del artista de Wyoming, batiendo el récord que fijó en noviembre del año pasado otro de sus trabajos, en la que se convirtió en la subasta más cara de la historia de Christie’s, hasta el pasado miércoles. Mujer con Sombrero Floreado, de Roy Lichtenstein, inspirada en un Picasso del mismo título, alcanzó los 56,1 millones de dólares. Los 48,8 millones que se abonaron por Dustheads, de Jean-Michel Basquiat, hicieron de la obra el Basquiat más caro.
“Estamos en una nueva era del mercado del arte”, indicó la subastadora Jussi Pylkkanen a la prensa tras la puja. Sin embargo, el arte contemporáneo posterior a la II Guerra Mundial lleva un tiempo batiendo récords en el mercado del arte. En noviembre, Christie’s y Sotheby’s alcanzaron cifras históricas (412, 2 millones y 375 millones respectivamente) por la puja de trabajos pertenecientes a esta etapa histórica de la historia del arte -hasta ahora, la cantidad más alta alcanzada en una subasta se produjo en 2006, cuando Christie´s colocó en el mercado piezas impresionistas por 491,5 millones de dólares-.
Dos razones explican la eclosión del interés por el arte de posguerra y las altas cantidades que alcanzan en las subastas: Las nuevas fortunas emergentes en Rusia, Asia y América Latina y la seguridad que ofrece la inversión en el mercado del arte frente a la volatilidad del mercado de valores
El dinero de las nuevas fortunas ha servido de impulso para el renacer del mercado del arte que, desde el final de la recesión ha experimentado una recuperación evidente. “2011 fue un buen año pero 2012 ha sido excepcional”, cuenta McClain. Este renovado interés ha provocado que los coleccionistas tradicionales se deshagan de sus obras de arte contemporáneo para recapitalizar su inversión, favoreciendo el boom de los cuadros y las piezas de posguerra. “El arte impresionista ha pasado a ser objeto de interés para los museos y hay pocas obras disponibles. No ocurre lo mismo con el contemporáneo. En la actualidad, hay mucho y de mucha calidad en el mercado”, explica Naquin.
El récord alcanzado por Christie’s el miércoles confirma la buena salud del mercado del arte, pero el boom se percibe con cautela. “Los precios no paran de subir y de subir y, en algún momento deberían comenzar a estabilizarse, o esta bonanza pude tornarse negativa”, sostiene McClain.
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