LIBRO "CENTENARIO": HITOS DE UN IMAGINARIO CULTURAL
Las historiadoras a cargo de la investigación del catálogo razonado del MNBA, Marisol Richter y Cynthia Valdivieso.
100 años del Museo de Bellas Artes I Hablan las historiadoras del proyecto:
Libro "Centenario": Hitos de un imaginario cultural
El 26 se lanza el libro "Centenario". La publicación pretende ser el primer acercamiento al estudio razonado de la colección permanente del MNBA. Es un proyecto de Celfin Capital y del Museo de Bellas Artes.
El Mercurio Artes y Letras domingo 15 de noviembre de 2009
Loreto Buttazzoni
Por primera vez el MNBA está elaborando un catálogo razonado de su colección chilena con las obras incluidas en el libro Centenario. Pese a ser un universo pequeño (300 obras de las 4000 que tiene el museo) la investigación detrás ha permitido acercarse a la construcción de un imaginario local, poner en perspectiva problemas del pasado aún vigentes, evidenciar la necesidad de fomentar en las universidades la investigación histórica de nuestros artistas, así como instalar la preocupación por hacer accequible la información obtenida más allá de los muros del museo.
Tras conversar con las historiadoras a cargo de la realización del catálogo razonado del MNBA, Marisol Richter y Cynthia Valdivieso van apareciendo ciertos hitos que permiten dibujar los orígenes temáticos de un imaginario cultural. Por ejemplo, hacia 1880 tras la inauguración del Museo, cuando funcionaba en el segundo piso del ex congreso nacional, se adquiere El jugador de Chueca, del escultor Nicanor Plaza (1844-1918). Lo notable de esta obra efectuada por el artista mientras estuvo becado en Paris, más allá de su factura o cualidades estéticas, está en el planteamiento, deliberado o inocente, de una temática absolutamente local como es el juego de la chueca, lo que la convierte en una obra que va más allá de la mera imitación de obras clásicas como solían ser la gran mayoría de los envíos de los artistas becarios. En la misma época se adquiere la pintura Náyade cerca del agua, (1884), de Alfredo Valenzuela Puelma, uno de los primeros desnudos femeninos en nuestra pintura. Esta obra vale la pena mencionarla no sólo por su innovación temática en el contexto local sino por su trayectoria que incluyó una exhibición en Estados Unidos y premios en Sevilla, lo que -en opinión de las historiadoras- nos permite quizás cuestionar la condición de provinciano e insular del arte chileno de esa época.
Si el seguimiento de las obras permite sacar ciertas conclusiones en relación a la conformación de un imaginario, la revisión de los textos escritos en relación a las obras ha permitido poner perspectiva ciertas problemáticas aún vigentes en torno al análisis visual. Se trata, según las historiadoras, de la pugna entre la mirada de la historia del arte y de la estética. Al respecto, hay una anécdota que ilustra lo anterior. Hacia 1923 el pintor José Perotti miembro del grupo Montparnasse, en una entrevista hecha por Juan Emar en el diario La Nación, le confiesa su escepticismo ante la excesiva literalización de los textos en relación a las obras de arte. De alguna manera Perotti se estaba adelantando a lo que ocurriría a partir de los años 60 con la apertura de las investigaciones visuales a otros campos aparte del de la historia del arte y la consiguiente división de las posturas que subsisten hasta hoy. En opinión de las historiadoras entrevistadas, "en la actualidad muchas veces se hace crítica teniendo en cuenta más las teorías del momento y los estudios culturales que la propia historia del arte".
Y siguiendo esta línea de revisión de las fuentes hay un tema que tiene que ver con el interés que despierta en las generaciones actuales investigar la memoria visual chilena. Según lo revisado por las historiadoras "hay una escasez de tesis universitarias en torno a los artistas chilenos, lo que habla de la necesidad por incentivar en los alumnos este campo de estudio. Deberíamos tener un Catálogo Razonado de cada uno de nuestros artistas, no se trata de catálogos de exposición, sino de registrar y ordenar metódicamente la "vida" de cada obra, de cada autor, es decir su procedencia, las vicisitudes que ha sufrido, qué se ha dicho de ellas, en qué tipo de textos y, finalmente, su relación con el artista."
Es muy probable que una primera instancia para la validación de nuestro acervo cultural, lo constituya el saber qué tenemos exactamente, pero esto debe ir de la mano de una difusión de la información obtenida al público en general y esto pasa por extender lo iniciado con el primer catálogo razonado hacia el resto de la colección y potenciarlo dentro y fuera del museo como una manera de involucrar a todos en la valoración y aprecio por lo que tenemos.
Un aporte al Bicentenario
Consultado Juan Andrés Camus, Presidente de Celfin Capital, por este proyecto, sostiene que "hemos querido enriquecer el Bicentenario de Chile rescatando el valor de una institución emblemática de nuestra identidad: el Museo de Bellas Artes, cuyo edificio cumple 100 años de vida en 2010. Lo hacemos a través de este libro que por primera vez investiga, analiza y presenta la Colección Nacional del Museo, la principal colección del país."
"La relevancia patrimonial que tienen estas obras, testigos de nuestro pasado, presente y futuro, nos entusiasmó al punto de dar vida a un proyecto integral que permitiera redescubrir el Museo y darle una nueva mirada", agrega.
"En este marco, desarrollamos el concurso abierto Relatos de Colección, donde 2.000 personas enviaron cuentos, poesías y reflexiones personales sobre una obra de arte de esta valiosa colección, siendo premiados con un ejemplar de este libro. El proyecto se complementó con la realización de un documental sobre el museo."
Por primera vez el MNBA está elaborando un catálogo razonado de su colección chilena con las obras incluidas en el libro Centenario. Pese a ser un universo pequeño (300 obras de las 4000 que tiene el museo) la investigación detrás ha permitido acercarse a la construcción de un imaginario local, poner en perspectiva problemas del pasado aún vigentes, evidenciar la necesidad de fomentar en las universidades la investigación histórica de nuestros artistas, así como instalar la preocupación por hacer accequible la información obtenida más allá de los muros del museo.
Tras conversar con las historiadoras a cargo de la realización del catálogo razonado del MNBA, Marisol Richter y Cynthia Valdivieso van apareciendo ciertos hitos que permiten dibujar los orígenes temáticos de un imaginario cultural. Por ejemplo, hacia 1880 tras la inauguración del Museo, cuando funcionaba en el segundo piso del ex congreso nacional, se adquiere El jugador de Chueca, del escultor Nicanor Plaza (1844-1918). Lo notable de esta obra efectuada por el artista mientras estuvo becado en Paris, más allá de su factura o cualidades estéticas, está en el planteamiento, deliberado o inocente, de una temática absolutamente local como es el juego de la chueca, lo que la convierte en una obra que va más allá de la mera imitación de obras clásicas como solían ser la gran mayoría de los envíos de los artistas becarios. En la misma época se adquiere la pintura Náyade cerca del agua, (1884), de Alfredo Valenzuela Puelma, uno de los primeros desnudos femeninos en nuestra pintura. Esta obra vale la pena mencionarla no sólo por su innovación temática en el contexto local sino por su trayectoria que incluyó una exhibición en Estados Unidos y premios en Sevilla, lo que -en opinión de las historiadoras- nos permite quizás cuestionar la condición de provinciano e insular del arte chileno de esa época.
Si el seguimiento de las obras permite sacar ciertas conclusiones en relación a la conformación de un imaginario, la revisión de los textos escritos en relación a las obras ha permitido poner perspectiva ciertas problemáticas aún vigentes en torno al análisis visual. Se trata, según las historiadoras, de la pugna entre la mirada de la historia del arte y de la estética. Al respecto, hay una anécdota que ilustra lo anterior. Hacia 1923 el pintor José Perotti miembro del grupo Montparnasse, en una entrevista hecha por Juan Emar en el diario La Nación, le confiesa su escepticismo ante la excesiva literalización de los textos en relación a las obras de arte. De alguna manera Perotti se estaba adelantando a lo que ocurriría a partir de los años 60 con la apertura de las investigaciones visuales a otros campos aparte del de la historia del arte y la consiguiente división de las posturas que subsisten hasta hoy. En opinión de las historiadoras entrevistadas, "en la actualidad muchas veces se hace crítica teniendo en cuenta más las teorías del momento y los estudios culturales que la propia historia del arte".
Y siguiendo esta línea de revisión de las fuentes hay un tema que tiene que ver con el interés que despierta en las generaciones actuales investigar la memoria visual chilena. Según lo revisado por las historiadoras "hay una escasez de tesis universitarias en torno a los artistas chilenos, lo que habla de la necesidad por incentivar en los alumnos este campo de estudio. Deberíamos tener un Catálogo Razonado de cada uno de nuestros artistas, no se trata de catálogos de exposición, sino de registrar y ordenar metódicamente la "vida" de cada obra, de cada autor, es decir su procedencia, las vicisitudes que ha sufrido, qué se ha dicho de ellas, en qué tipo de textos y, finalmente, su relación con el artista."
Es muy probable que una primera instancia para la validación de nuestro acervo cultural, lo constituya el saber qué tenemos exactamente, pero esto debe ir de la mano de una difusión de la información obtenida al público en general y esto pasa por extender lo iniciado con el primer catálogo razonado hacia el resto de la colección y potenciarlo dentro y fuera del museo como una manera de involucrar a todos en la valoración y aprecio por lo que tenemos.
Un aporte al Bicentenario
Consultado Juan Andrés Camus, Presidente de Celfin Capital, por este proyecto, sostiene que "hemos querido enriquecer el Bicentenario de Chile rescatando el valor de una institución emblemática de nuestra identidad: el Museo de Bellas Artes, cuyo edificio cumple 100 años de vida en 2010. Lo hacemos a través de este libro que por primera vez investiga, analiza y presenta la Colección Nacional del Museo, la principal colección del país."
"La relevancia patrimonial que tienen estas obras, testigos de nuestro pasado, presente y futuro, nos entusiasmó al punto de dar vida a un proyecto integral que permitiera redescubrir el Museo y darle una nueva mirada", agrega.
"En este marco, desarrollamos el concurso abierto Relatos de Colección, donde 2.000 personas enviaron cuentos, poesías y reflexiones personales sobre una obra de arte de esta valiosa colección, siendo premiados con un ejemplar de este libro. El proyecto se complementó con la realización de un documental sobre el museo."
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