SOCIEDAD DE BIBLIÓFILOS CHILENOS, fundada en 1945

Chile, fértil provincia, y señalada / en la región antártica famosa, / de remotas naciones respetada / por fuerte, principal y poderosa, / la gente que produce es tan granada, / tan soberbia, gallarda y belicosa, / que no ha sido por rey jamás regida, / ni a extranjero dominio sometida. La Araucana. Alonso de Ercilla y Zúñiga

My Photo
Name:
Location: Santiago de Chile, Región Metropolitana, Chile

Editor: Neville Blanc

Saturday, February 13, 2010

Yo tengo una raigambre familiar de centroderecha.


Luciano Cruz-Croke: “Se está rompiendo el monopolio cultural de la izquierda”
Por: Ignacio Ossa / Fotos: Ronny Belmar

Revista Cosas enero 2010
Asegura que no se muere por tener un puesto en un gobierno de Sebastián Piñera, pero que sí le agradaría hacerse partícipe de la concreción del plan de cultura por el que ha trabajado intensamente en el último año y medio. Una suerte de garantía que por lo que se ha arriesgado, finalmente se cumpla. Luciano Cruz-Coke pasó la línea que muchos actores ligados a la derecha no se atreven a cruzar. Hizo público su apoyo a la candidatura de la Alianza, y si bien asegura que en un principio no fue del todo fácil, con el tiempo las opiniones y miradas sobre su participación fueron moderándose. Para muchos, Cruz-Coke sigue siendo sólo un actor, pero a través de su proyecto cultural, Lastarria 90, donde junto a Felipe Braun han logrado levantar capitales y crear un reputado teatro, ha ido acumulando experiencia como gestor cultural y esa misma expertise es la que lo hizo aceptar la invitación de Sebastián Piñera para sumarse a su comando. Los primeros acercamientos se produjeron para la campaña pasada, pero en ese entonces el candidato no logró encantar al actor. “Esa campaña fue bastante más rápida y no vi que se enunciara la idea de un plan cultural potente. Tanto la Concertación como la derecha tenían poco en esos términos”, comenta, al mismo tiempo que aclara que si bien no trabajó en la campaña, sí lo hizo con Piñera a través de los comités ciudadanos que el candidato creó hace unos años y donde Cruz-Coke dio sus lineamientos en cuanto a cultura. Pasaron cuatro años, el llamado se repitió y la respuesta fue positiva. “Cuando me llamó esta vez, me di cuenta de que había un plan cultural importante, que estaba el anhelo de no sólo hacerle el peso a los planes de la Concertación, sino un proyecto con ganas y ambición. Acepté y me embarqué, porque siento que la cultura no es monopolio de un sector político”, afirma.


–Pero de alguna manera ese monopolio existe y es la propia derecha la que se ha quedado en el camino.
–Efectivamente, y eso es lo que hace un poco atípico a Sebastián. La izquierda, en general, ha tenido más propensión a los temas culturales y particularmente durante el siglo XX ha colonizado ese tema a su favor. No sólo para instrumentalizarlo en términos políticos, que es una cosa, sino porque hay una sensibilidad en la gente de izquierda, que la hace más proclive a este mundo. Si bien los aparatos estatales ligados a la izquierda, los socialismos reales, siempre usaron propagandísticamante la cultura, por otra parte hay una buena fe de su parte. Aunque hay una derecha que siempre fue culta y que gobernó en el siglo XIX. Hicieron la Biblioteca Nacional, el Museo Histórico…


–No obstante, todavía pesa el tema del golpe de Estado, donde se quemaron libros y se atacó a los diferentes artistas nacionales.
–Pesa mucho ese ideologismo del siglo XX y como se produjo esta guerra entre capitalistas y comunismo, la derecha se ubicó, en términos del imaginario colectivo, asociado a conceptos ligados a las obligaciones, a lo patronal, lo empresarial, el poder y lo fáctico. La izquierda, muy hábilmente a pesar de tener gobiernos desastrosos, se asoció a la sensibilidad que estaba en la epidermis mundial como los derechos humanos y la cultura. Evidentemente la derecha debe hacer un mea culpa en cuanto a estos temas y eso transforma a Piñera en un candidato atípico de derecha.


–¿Es el mejor intento por tratar de romper con ese monopolio?
–Esta es una derecha que si bien tiene acentos en la productividad y el crecimiento, también pretende pelear en la misma cancha en temas como la cultura o medio ambiente. Y en esto me he encontrado con mucha gente, porque son muchos los que se me han acercado, porque uno toma un riesgo al asociarse a figuras de la derecha, que en mi caso es de una derecha más liberal.


–¿Cómo te sientes cuando esa derecha liberal tiene que convivir con el conservadurismo, que muchas veces está en las antípodas de lo que dices representar? ¿Tienes miedo de que se interpongan en los proyectos que pueden llevar adelante?
–No lo siento así. Acá habría un gobierno, encabezado por Sebastián Piñera, y éste es un país muy presidencialista. Creo que durante la campaña se ha podido corroborar la eficiencia de su comando y la supremacía de la generación sub 40, donde se delegan las decisiones a gente de otra mentalidad. Son personas que no quieren dividir al país en los buenos y en los malos, en upelientos o fachos. Están tratando de trenzar las ideas con un concepto de futuro. Es más, los partidos están bastante retirados de la primera línea.




–¿Es creíble en la derecha esa sensibilidad que dices que existe en los equipos de Piñera?
–Bueno, tenemos que hacerla creíble nosotros. Si miras los programas, Piñera es el único que tiene uno armado y no son dos páginas de Word, como presenta Frei, a pesar que sé que detrás hay propuestas buenas, pero inferiores a las nuestras.


–¿Cuáles son las diferencias que hace que el programa de ustedes sea superior al de Frei?
–Las diferencias sustanciales son que nosotros creemos que pasó la etapa fundacional de la institucionalidad cultural. Hoy estamos quedándonos atrás en temas como la internacionalización de nuestros productos y la entrada de dineros privados al financiamiento cultural, como la línea de monumentos nacionales que están botados. Hay que jerarquizar y darle una nueva categoría a este aspecto. Es impresentable que los consejeros nacionales del Consejo de la Cultura trabajen ad honorem. Si queremos hacer de la cultura un derecho exigible, debemos remunerar a los profesionales, para que esto no sea una especie de hobby de gente que hace esto por mero altruismo.


–¿Estás satisfecho con lo alcanzado por la Concertación en términos culturales?
–Creo que en este momento estamos abandonando los últimos estratos de llegada, de posproducción, marketing y colocación de productos en el extranjero. Debemos enfocarnos en buscar un impulso desde la génesis, hasta la llegada a los mercados internacionales, que todavía es débil. Si bien se está llegando, lo hacemos como una suerte de colonización cultural, no penetramos los mercados, y los que logran eso no vienen desde el Consejo Nacional de la Cultura, sino obras como “La Nana” o “Tony Manero”. Hay que buscar mecanismos que sustenten la colocación de nuestros productos. Tenemos que tener ciertas ventajas comparativas en términos legislativos. Si nos sentamos en una mesa de negocios con Argentina, Colombia o México, no tenemos ventajas comparativas. Ellos tienen legislaciones que permiten descuentos tributarios a la inversión. Hoy, Colombia tiene cinco producciones hollywoodenses. Acá se vino a grabar “James Bond” y no quedó nada. Hay que promover la inversión extranjera a todo nivel, incluyendo estos temas. Si se graba en Chile se promueve la industria turística, se usan los hoteles, restaurantes y eso hacen que los productos culturales tengan alguna incidencia en el PIB. Tenemos que llegar a una etapa sustentable, pasar la etapa infantil y pegarnos el estirón, para pasar a la adolescencia.

Desembarco político

–¿Cómo fue la reacción del mundo cultural, tradicionalmente identificado con la izquierda, cuando aceptaste representar las posturas de derecha en ese ámbito? ¿Te han quitado el saludo o te has ganado miradas feas?
–Cuando salí públicamente, mucha gente se me acercó a decirme que cómo se me ocurría, que si no me daba cuenta de qué significa la derecha.


–¿Acaso no sabían desde antes que eras de derecha?
–No sé. Yo tengo una raigambre familiar de centroderecha. Mi familia es gente moderada. No creo que haya sorpresas respecto de mi posición, pero sí por el hecho de que sea explícito. Obviamente hubo desconfianza de algunas personas, porque la derecha por mucho tiempo ha dado pocas muestras de cercanía al mundo cultural. Pero también se me acercó mucha gente para decirme que era bueno que alguien como yo estuviese en ese rol, porque daba garantías y que no se va a desmantelar la buena obra de la Concertación en estas materias. Además, con el tiempo empecé a capitalizar ciertos comentarios de descontento al interior y se empezó a sumar gente como Lucho Gnecco. Porque más allá de que quieran o no que salga Sebastián, quieren un cambio.


–De todas maneras, a pesar de que tú y otros han hecho público su apoyo a la derecha, existe mucho miedo a hacer visible esa opción dentro del gremio.
–Sí, porque hay un desconocimiento acerca de la derecha. Pero mi experiencia ha sido muy buena. Dentro de los grupos Tantauco hay gente con mucha experiencia en las áreas patrimoniales, de artesanía, de alta cultura, en la academia. Son gente muy legitimada. Se sumó Jorge Edwards y Roberto Ampuero. En el área de la música también se ha sumado gente que si bien piensa que la Concertación ha avanzado, encuentra que es perfectible. Hoy se está rompiendo el monopolio cultural de la izquierda.


–¿Te sentiste solo cuando te lanzaste a apoyar a Piñera?
–No, porque yo tengo la convicción de que después de 20 años, la Concertación se ha convertido en un cuchillo con poco filo y hoy está marcando el paso. Y si Frei tiene pacto con los comunistas, nosotros también tenemos que transar con sectores más conservadores. Es algo que tiene que existir en un gobierno de coalición. Además, la derecha conservadora es una minoría. La gente de menos de 40 años no piensa así. Hay que asomar la cabeza más allá de Chile. Por ejemplo, nadie le pregunta a John Malkovich por qué votó por Bush. ¡Por Bush! Con Bush tengo problemas éticos, cosa que con Piñera no me ocurre, que es de una idoneidad democrática como ningún candidato de derecha ha tenido desde que se terminó la dictadura militar.

Circuit City Coupon
Circuit City Coupon