una edición que se había dado por perdida de España aparta de mí este cáliz, de César Vallejo. Vale 15.000 dólares
Del best seller a ediciones millonarias: las dos caras del circuito del libro usado
Abierta hasta el domingo, la XVIII Feria del Libro Usado de la U. Mayor retrata al mercado local del libro de segunda mano.
por Roberto Careaga C.
Abierta hasta el domingo, la XVIII Feria del Libro Usado de la U. Mayor retrata al mercado local del libro de segunda mano.
por Roberto Careaga C.
La Tercera - 09/02/2010 - 07:01
Feria del libro usado "Un libro usado no vale nada hasta que alguien lo busca", dice Luis Rivano, mientras ordena una estantería de su clásica librería de San Diego. El calor aplasta en Santiago. Hay poca gente en el barrio. Los únicos que entran a la tienda vienen a vender, pero Rivano, viejo zorro del oficio, responde antes de la oferta: "No estoy comprando". Tampoco parece estar vendiendo. ¿Nadie busca sus libros? Sí, pero en otra parte: en la Feria del Libro Usado de la Universidad Mayor.
Impulsada por un grupo de libreros y la universidad en 1992, la Feria del Libro Usado lleva 18 años de éxito. Es parte del paisaje del verano de Santiago. Abierta hasta el 14 de febrero, representa todos los matices del variopinto circuito del libro usado local. Historia, clásicos, literatura chilena, best seller y algunas primeras ediciones exclusivas se encuentran en la feria. Todos los libreros del rubro de Santiago están ahí. También Rivano.
DE SAN DIEGO A PROVIDENCIA
"Todos los días llegan a venderme libros carísimos", cuenta Eduardo Morel. El, muchas veces, compra. Su negocio son las primera ediciones de lujo. La última novedad de su tienda, en la Galería La Merced, es una edición que se había dado por perdida de España aparta de mí este cáliz, de César Vallejo. Vale 15.000 dólares. Ha tenido joyas más valiosas: una primera edición de La araucana, de 1579, que vendió en alrededor de US$ 20.000. A Morel le compran universidades, la Fundación Neruda, coleccionistas y algunos escritores: "Dos días antes de morir, Alfonso Calderón me pidió que le guardara una edición rara de Historia de la Bolsa de Santiago", cuenta.
Morel es parte de un pequeño grupo de libreros que vende joyas. César Soto, entre ellos, es el caso más especial: su librería ubicada en calle Merced, a la altura de Lastarria, nunca está abierta. Soto, un coleccionista de Neruda, atiende por teléfono. Al frente de él, en cambio, Carlos Vivar siempre está en su librería El Cid Campeador. Ahí, el Presidente Ricardo Lagos compró la edición del Abate Molina de la Historia Natural de Chile que le regaló al Papa Juan Pablo II. Hoy, en la librería se pueden encontrar los cinco tomos de las Obras de Ignacio Domeiko (superan el millón de pesos). Pero también tiene mesones con ejemplares a $ 2.000.
En San Diego, histórico destino de cazadores de libros, algo está cambiando. "Teníamos gente cautiva del barrio alto que ya no viene", dice Carlos Yáñez, quien atiende en el local 14 de la típica galería del barrio. Por eso, Raúl Flores decidió orientar su librería a títulos para escolares y universitarios: la mitad de sus productos no pasa de los $ 4.000. Aunque ahí también se puede encontrar La pérdida de El Dorado de Naipaul a $ 7.000. Sí, en San Diego todavía hay oportunidades, pero sobre todo abundan las tiendas especializadas en derecho o ciencias.
Nada de eso está en la Galería Veneto. Ubicada a un costado de las Torres de Tajamar, hace 20 años las librerías se apoderaron de sus pasillos. Un vistazo rápido: Faulkner, Hemingway, Tabucchi, Marías, Carver, Bukoswki, Amis y otra larga lista de autores contemporáneos están ahí unos cuatro o cinco mil pesos más baratos que si fueran nuevos. Y si hay suerte y ganas de buscar, se puede tener fortuna: Vida y destino, de Vasili Grossman, vale nuevo cerca de $ 30 mil. En la galería está a $ 21.000. "Aquí la gente busca libros discontinuados o baratos", dice Fernando Galleguillos.
También los buscan los domingos en el paseo Estado, donde se instalan los libreros de segunda mano, y en la Plaza Almagro, en San Diego con Santa Isabel. Hoy, los lectores están en la Feria del Libro Usado. Ahí, lo último de Pablo Simonetti, Isabel Allende o Ken Follett baja de $ 8.000; La provincia de Marcelo Mellado está a $ 2.000, Los hombres duros no bailan de Norman Mailer a $ 5.000, y Oír su voz de Arturo Fontaine a $ 4.000. También hay joyas: El blasfemo coronado, del poeta Humberto Díaz Casanueva, dedicado por el autor a Jorge Teillier, a $ 65.000. Como se estila en el circuito, todos los precios son conversables.
Feria del libro usado "Un libro usado no vale nada hasta que alguien lo busca", dice Luis Rivano, mientras ordena una estantería de su clásica librería de San Diego. El calor aplasta en Santiago. Hay poca gente en el barrio. Los únicos que entran a la tienda vienen a vender, pero Rivano, viejo zorro del oficio, responde antes de la oferta: "No estoy comprando". Tampoco parece estar vendiendo. ¿Nadie busca sus libros? Sí, pero en otra parte: en la Feria del Libro Usado de la Universidad Mayor.
Impulsada por un grupo de libreros y la universidad en 1992, la Feria del Libro Usado lleva 18 años de éxito. Es parte del paisaje del verano de Santiago. Abierta hasta el 14 de febrero, representa todos los matices del variopinto circuito del libro usado local. Historia, clásicos, literatura chilena, best seller y algunas primeras ediciones exclusivas se encuentran en la feria. Todos los libreros del rubro de Santiago están ahí. También Rivano.
DE SAN DIEGO A PROVIDENCIA
"Todos los días llegan a venderme libros carísimos", cuenta Eduardo Morel. El, muchas veces, compra. Su negocio son las primera ediciones de lujo. La última novedad de su tienda, en la Galería La Merced, es una edición que se había dado por perdida de España aparta de mí este cáliz, de César Vallejo. Vale 15.000 dólares. Ha tenido joyas más valiosas: una primera edición de La araucana, de 1579, que vendió en alrededor de US$ 20.000. A Morel le compran universidades, la Fundación Neruda, coleccionistas y algunos escritores: "Dos días antes de morir, Alfonso Calderón me pidió que le guardara una edición rara de Historia de la Bolsa de Santiago", cuenta.
Morel es parte de un pequeño grupo de libreros que vende joyas. César Soto, entre ellos, es el caso más especial: su librería ubicada en calle Merced, a la altura de Lastarria, nunca está abierta. Soto, un coleccionista de Neruda, atiende por teléfono. Al frente de él, en cambio, Carlos Vivar siempre está en su librería El Cid Campeador. Ahí, el Presidente Ricardo Lagos compró la edición del Abate Molina de la Historia Natural de Chile que le regaló al Papa Juan Pablo II. Hoy, en la librería se pueden encontrar los cinco tomos de las Obras de Ignacio Domeiko (superan el millón de pesos). Pero también tiene mesones con ejemplares a $ 2.000.
En San Diego, histórico destino de cazadores de libros, algo está cambiando. "Teníamos gente cautiva del barrio alto que ya no viene", dice Carlos Yáñez, quien atiende en el local 14 de la típica galería del barrio. Por eso, Raúl Flores decidió orientar su librería a títulos para escolares y universitarios: la mitad de sus productos no pasa de los $ 4.000. Aunque ahí también se puede encontrar La pérdida de El Dorado de Naipaul a $ 7.000. Sí, en San Diego todavía hay oportunidades, pero sobre todo abundan las tiendas especializadas en derecho o ciencias.
Nada de eso está en la Galería Veneto. Ubicada a un costado de las Torres de Tajamar, hace 20 años las librerías se apoderaron de sus pasillos. Un vistazo rápido: Faulkner, Hemingway, Tabucchi, Marías, Carver, Bukoswki, Amis y otra larga lista de autores contemporáneos están ahí unos cuatro o cinco mil pesos más baratos que si fueran nuevos. Y si hay suerte y ganas de buscar, se puede tener fortuna: Vida y destino, de Vasili Grossman, vale nuevo cerca de $ 30 mil. En la galería está a $ 21.000. "Aquí la gente busca libros discontinuados o baratos", dice Fernando Galleguillos.
También los buscan los domingos en el paseo Estado, donde se instalan los libreros de segunda mano, y en la Plaza Almagro, en San Diego con Santa Isabel. Hoy, los lectores están en la Feria del Libro Usado. Ahí, lo último de Pablo Simonetti, Isabel Allende o Ken Follett baja de $ 8.000; La provincia de Marcelo Mellado está a $ 2.000, Los hombres duros no bailan de Norman Mailer a $ 5.000, y Oír su voz de Arturo Fontaine a $ 4.000. También hay joyas: El blasfemo coronado, del poeta Humberto Díaz Casanueva, dedicado por el autor a Jorge Teillier, a $ 65.000. Como se estila en el circuito, todos los precios son conversables.
<< Home