SOCIEDAD DE BIBLIÓFILOS CHILENOS, fundada en 1945

Chile, fértil provincia, y señalada / en la región antártica famosa, / de remotas naciones respetada / por fuerte, principal y poderosa, / la gente que produce es tan granada, / tan soberbia, gallarda y belicosa, / que no ha sido por rey jamás regida, / ni a extranjero dominio sometida. La Araucana. Alonso de Ercilla y Zúñiga

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Location: Santiago de Chile, Región Metropolitana, Chile

Editor: Neville Blanc

Sunday, November 18, 2012

DE NUESTROS SOCIOS: JOSÉ MIGUEL BARROS


 
Tupac Inca Yupanqui, según Guamán Poma de Ayala. En tiempos de su gobierno, medio siglo antes de los españoles, ingresaron gente del Tahuantinsuyo hasta el río Maule.

 
Fray Pedro Subercaseaux imaginó así la llegada de Diego de Almagro a Chile. Este cuadro está en el Congreso Nacional.
 
 
Cámara de Diputados
República de Chile

Proyecto de Ley

Establece el día 21 de octubre como el Día del Descubrimiento de Chile

Boletín N°7646-24

Diversas fuentes históricas señalan la llegada de Hernando de Magallanes como el momento en que se descubre el territorio nacional por parte de los conquistadores europeos. Específicamente, de dichos antecedentes se desprende que la fecha de descubrimiento del territorio nacional fue el 21 de octubre de 1520, fecha en que Hernando de Magallanes con su expedición comenzó a explorar la entrada oriental del Estrecho de Magallanes.

Diversos historiadores al momento de fijar históricamente el descubrimiento del territorio que actualmente constituye Chile, lo hacen conforme con la fecha en que Hernando de Magallanes llegó hasta las costas del estrecho ubicado en el extremo sur de nuestro país y que se bautizó posteriormente como Estrecho de Magallanes.

Así, Cesar Farmin señala: "[e]l año 1520, un portugués al servicio de España, Hernando Magalhaes o Magallanes, descubrió, entre la Patagonia y la Tierra del Fuego, un estrecho al cual dio su nombre. Habiendo penetrado en el grande Océano por este nuevo camino, fue sin duda el primero que vio el archipiélago de Chiloé y las costas de Chile: pero se pasaron aun diez y seis años hasta que pusieron un pie los Europeos arrastrados por su insaciable codicia."1.

Mateo Martinic, Premio Nacional de Historia, por su parte señala que "el 21 de octubre de1520, la armada superaba, navegando a la vista de la costa, los 52° de latitud austral. Aquel día pareció ser el hito de un cambio de fortuna: las naves pasaron más allá de la alta barranca de un cabo que Magallanes llamó de las Once Mil Vírgenes [...], siguieron luego a la cuadra de una tierra baja y arenosa que es la actual punta Dungeness y, al decir de Francisco Albo, contramaestre de la Trinidad, vieron 'una uberta -por abertura- como bahía (...) y dentro de esta bahía hallamos un estrecho que tendrá una legua de ancho'. [...] Se había iniciado entonces aquel 21 de octubre, en rigor histórico, el descubrimiento del paso interoceánico."2.
Más adelante, este mismo autor señala: "Durante el mismo viaje descubridor del estrecho se produjo un hecho al que los historiadores han acabado por reconocerle indisputada relevancia. Este acontecimiento coetáneo fue el descubrimiento de un territorio nuevo para los europeos, flanqueado por costas que por el norte en un comienzo eran áridas y
llanas, y después montuosas y arboladas: era la tierra de los indios agigantados, la PATAGONIA. Por el sur litorales y terrenos del interior que hasta donde podía verse guardaban semejanza con los del norte y aun con más montañas hacia el meridión, y que

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1 Farmin, Cesar, Historia de Chile, (Trad. Editores del Guardia Nacional) (1a edición, Barcelona, Imprenta del Guardia Nacional, 1839), pág. 21
2 Martinic, Beros, Mateo, Historia de la Reglón Magallánica T. I (1a edición, Punta Arenas, Ediciones de la Universidad de Magallanes, 2006). Pág 146.



por haber divisado los expedicionarios muchos humos o fuegos, los habían nombrado TIERRA DE LOS FUEGOS. [...]
Este nuevo territorio, mundo frió sempiternamente ventoso, amarillo y verde, blanco o azul por el colorido de sus elementos naturales dominantes, carecía de nombre que lo designara en su conjunto y si el descubridor le impuso alguno, la denominación se perdió para siempre. Pero aún sin nombre, ya existía desde aquellos momentos para la Geografía y la Historia. [...]

Entonces, con sobrada razón, debe afirmarse que también el 21 de octubre de 1520 Fernando de Magallanes descubrió Chile, por el sur."3.

Reconocimiento Educacional de la Historia de Chile

Por años en los textos de historia de Chile, fundamentalmente a nivel escolar de orden básico, medio y universitario, se ha señalado como la fecha de descubrimiento de Chile al año 1535 y como gestor de tan importante hecho histórico al explorador español Diego de Almagro.
Incluso en algunas guías de preparación de pruebas de selección universitaria se ha señalado entre las ¡deas fuerza, frases como: "Almagro y Valdivia iniciaron el proceso de descubrimiento y conquista."4

Otras reseñas históricas han presentado por separado y contribuido a algún grado de confusión en los procesos educacionales, señalando como hechos históricos el descubrimiento por el norte y el descubrimiento por el sur de nuestro territorio.

Entre los objetivos educacionales, respecto de la historia de Chile, se debe considerar el manejo de una ordenación cronológica de grandes períodos de la historia de Chile, y en este sentido es muy importante la absoluta claridad de la fecha "21 de Octubre de 1520" como el descubrimiento de Chile.

De esta forma, es necesario que se formule un ordenamiento cronológico y se aclare sobre la fecha más temprana del descubrimiento de Chile, que por cierto le da mayor relevancia a los territorios de la Patagonia en términos de soberanía.








En la proximidad del año 2020, estaríamos por celebrar los 500 años del descubrimiento de Chile y precisamente a través de la expedición del navegante Hernando de Magallanes, ingresando a nuestro territorio el 21 de octubre de 1520.
En la actualidad esta fecha es celebrada (ocalmente en la Región de Magallanes y la Antartica Chilena; mas, dada la importancia de esa efeméride, se considera que ella debería ser declarada como día en que se recuerda el descubrimiento de Chile.
_________________

3 Cfr. Ibíd. págs. 156-157.
4 Guía Historia de Chile, HCH-6, ano 2008, CEPECH



Por tanto, y en virtud de las facultades que la Constitución Política de ia República nos confiere, venimos en presentar el siguiente,

Proyecto de ley:


"Artículo Único.- Establécese el día 21 de octubre de cada año como 'Día del Descubrimiento de Chile', debiendo programarse para este efecto, en los establecimientos educacionales del país, clases alusivas sobre el descubrimiento del Estrecho de Magallanes como así también relativas a los pueblos originarios que originalmente habitaban en el extremo sur del país.
En los actos oficiales que se realicen en esa fecha, se deberá hacer alusión a dicha efeméride."



MIODRAG MARINOVIC

H. Diputado de la República

 
 
 
 
NACIONAL

El Mercurio Sábado 20 de Octubre de 2012

Iniciativa de magallánicos
Cámara tramita proyecto que cambiaría fecha del descubrimiento de Chile

Texto propone dar primacía a la expedición de Magallanes por sobre la de Almagro. Aunque el debate recién comienza, ya se fijan las primeras posiciones sobre la iniciativa.

 
Marcelo Pinto

Los libros de historia podrían experimentar adiciones y cambios, pero no por efecto de la investigación de nuevos hechos sino como resultado de un proyecto de ley que podría prosperar en su trámite legislativo y que fija oficialmente el día 21 de octubre de 1520 como la fecha del descubrimiento de Chile.

Hasta ahora, nuestra historia lo data entre 1535 y 1536, período de la expedición del español Diego de Almagro.

La iniciativa, en cambio, propone establecer oficialmente como el día del descubrimiento la fecha en que Hernando de Magallanes ingresó al estrecho que actualmente lleva su nombre.

El autor del proyecto es el diputado independiente por Magallanes Miodrag Marinovic. Nueve de sus colegas, pertenecientes a todas las bancadas, se sumaron a la iniciativa.

La discusión se abrió recién la semana pasada, cuando la comisión de Cultura de la Cámara comenzó a recibir a distintos historiadores. Uno a uno, los académicos han ido entregando sus puntos de vista.

En el proyecto se señala que los textos escolares mencionan exclusivamente 1535 como el año del descubrimiento: "Incluso, en algunas guías de preparación de pruebas de selección universitaria se han señalado frases como: "Almagro y Valdivia iniciaron el proceso de descubrimiento y conquista".

El artículo único de esta iniciativa legal propone: "Establécese el día 21 de octubre de cada año como 'Día del Descubrimiento de Chile', debiendo programarse para este efecto, en los establecimientos educacionales del país, clases alusivas sobre el descubrimiento (...), como así también relativas a los pueblos originarios que habitaban en el extremo sur".

La moción se apoya en las fundamentaciones del historiador magallánico Mateo Martinic, galardonado con el premio nacional de la especialidad en el año 2000.

En una de sus obras, Martinic reconstruyó lo ocurrido el 21 de octubre de 1520: "La armada superaba, navegando a la vista de la costa, los 52° de latitud austral. Aquel día pareció ser el hito de un cambio de fortuna: las naves pasaron más allá de la alta barranca de un cabo que Magallanes llamó de las Once Mil Vírgenes (...), vieron 'una uberta' -por abertura- (...). Se había iniciado entonces (...) el descubrimiento del paso interoceánico".

La propuesta consigna, además, que la fecha del descubrimiento se recuerda regularmente en Magallanes. Los organismos públicos organizan actividades oficiales y se iza la bandera regional.

"Este proyecto no busca cambiar la historia, sino rectificar una injusticia. La idea es reconocer un hecho previo", resume el diputado Marinovic.

Aunque resta todavía un largo camino para que el proyecto sea votado, su mero trámite ya genera debate en el círculo de los historiadores.

Mateo Martinic resalta los méritos que tiene el descubrimiento de Magallanes por sobre el de Almagro. Advierte que junto con haber divisado por primera vez un área que hoy forma parte del territorio nacional, la puso a disposición del "conocimiento de Occidente".

Respecto de Almagro, en cambio, anota que tras avanzar hacia la zona central, se limitó a regresar al Perú. "No encuentra el oro, vuelve y aquí no ha pasado nada".

Está convencido, además, de que el centralismo propio de la cultura nacional terminó dando primacía a la expedición del español por sobre la del portugués.

Como él, Julio Retamal Favereau, historiador y profesor de la PUC, considera que el descubrimiento de Chile tuvo lugar en 1520 y no en 1536.

La argumentación de que el estrecho no era en ese entonces parte del país le parece incorrecta: "Entonces, yo digo: Colón no descubrió América, porque en 1492 esto no se llamaba América".

Recuerda, también, que Pedro de Valdivia pidió permanentemente títulos a la corona para que sus dominios se extendieran hasta el estrecho. Incluso la literatura, dice, prueba que esa parte siempre perteneció a Chile. Se refiere a los primeros versos de La Araucana, que mencionan expresamente el paso austral.

El presidente de la Sociedad Chilena de la Historia, Sergio Martínez, tiene una mirada distinta. "Ya tenemos una fecha, es difícil que vaya a cambiar. El que hemos tenido siempre como descubrimiento es el de Almagro. Tiene el mérito de que fue por la misma vía por la que después vino Pedro de Valdivia a fundar definitivamente la chilenidad".

Hay, asimismo, posturas intermedias, como la del historiador de la PUC Cristián Gazmuri. A su juicio, ambos constituyeron descubrimientos: "Respecto del Chile de los primeros tres siglos, el descubridor fue Almagro. Pero si tomamos el Chile actual, el descubridor fue Magallanes. Lo mejor sería decir las dos cosas".






ARTES Y LETRAS

El Mercurio Domingo 4 de Noviembre de 2012

DEBATE Sobre el proyecto de ley de la Cámara:
El descubrimiento de Chile: datos y reflexiones

A propósito de la polémica que ha suscitado un proyecto de ley que estudia la Cámara de Diputados sobre la fecha del descubrimiento de Chile, el autor rechaza que se pretenda vincular ésta al descubrimiento del Estrecho de Magallanes. 

José Miguel Barros


Algunas semanas atrás supe que en la Cámara de Diputados algunos de sus miembros habían presentado un inesperado proyecto de ley. En éste, se establece el 21 de octubre de cada año como "Día del descubrimiento de Chile" y se dispone que nuestros establecimientos educacionales deben programar clases alusivas al descubrimiento del Estrecho de Magallanes y referentes a los pueblos originarios que originalmente habitaban en el extremo sur del país. Más aún, en los actos oficiales que se realizaren en esa fecha debería "hacerse alusión a dicha efemérides".

Al imponerme de ello, sólo atiné a compartir la información con una observadora autoridad de nuestra prensa quien, prontamente, la dio a conocer en este diario. Posteriormente, en la sección "Cartas al Director", han aparecido algunos comentarios sobre el tema. Que yo sepa, no ha habido otras referencias periodísticas, salvo transcendidos acerca de que una de la comisiones de la Cámara se ha reunido para oír opiniones de personas invitadas.

En estas circunstancias, me ha parecido conveniente redactar estas líneas, en la esperanza de que contribuyan a que se comprenda mejor el caso.

Evitaré entrar en el alto y especializado escenario de la antropología en el cual, a no dudarlo, existen quienes podrían aportar profundas disquisiciones técnicas. Me ceñiré a exponer, en términos simples unas cuantas reflexiones personales y, de entrada, diré que me choca el "europeocentrismo" con que se enfoca y analiza este proyecto de ley relativo al "descubrimiento".

En su preámbulo, se critica que, hasta hoy, en el nivel escolar se mencione como "descubridor" a Diego de Almagro y se señale el año de 1536 como aquél en que se inició el "descubrimiento" de nuestro país. Por otro lado, en parte alguna del texto introductorio del proyecto, se analiza el alcance del término "Chile".

De ahí que piense que, si se desea estudiar a fondo el caso, debería examinarse la situación desde dos ángulos: el concepto de "Chile" y el concepto de "descubrimiento".

Acerca de "Chile"

Se me plantea una primera interrogante: ¿a qué "Chile" se refiere el proyecto de ley?

¿Es al Chile de hoy, que se extiende desde Arica al Cabo de Hornos y, mas allá, prolonga su territorio hacia el Polo Sur? ¿Es al Chile que mencionaban nuestras Constituciones del siglo XIX? ¿Es al Chile en que entró Almagro, procedente del Perú?

No se dice, lo cual afea el proyecto con una falta de seriedad que arroja aun mayores sombras en estas materias.

Los datos históricos disponibles revelan que "Chile" o "Chire" era el nombre primitivo del valle y río de Aconcagua (que algunos documentos mencionaban también como "Canconcagua").

En la margen sur de ese río, surgió la población de Quillota. A su respecto, un reputado investigador chileno -don Francisco Solano Astaburuaga- escribió en el siglo antepasado: "Primitivamente, antes de la entrada de los españoles, existía en estos parajes un centro de población indígena que se supone era colonia de los incas del Perú"· (Ver su "Dicccionario Geográfico de la República de Chile")

Y, ya que menciono a Astaburuaga, permítaseme otra atinente cita de esa reputada obra suya. Al referirse al topónimo que examinamos, confirma el mismo autor: "Chile (río) Nombre con que se conoció por los primeros españoles que entraron en Chile el río de Aconcagua, cuyo valle denominábase también de Chile. Por la cabecera de este río entraban asimismo los antiguos indios del Perú por un camino abierto a lo largo de él por los incas, y en el que se veían construcciones de éstos". (Astaburuaga, op. cit.,. pág. 230)

No podrá desconocerse, ante estos irrefutables antecedentes, que, simplemente, es erróneo que el "descubrimiento" de "Chile" haya sido obra de Hernando de Magallanes. Tampoco procede atribuirlo a Almagro, si bien es cierto que, desde su retorno al Perú, algunos comenzaron con sorna a referirse a los almagristas como "los chilenos" o "los de Chile"...

Acerca de "descubrimientos"

Como he anticipado, hay otro punto que no cabe eludir y convendría considerar más ampliamente en el Congreso Nacional y en medios de opinión pública. Aludo al tema del "descubrimiento".

Desde una visual lingüística, cabe recordar que, según el léxico, dicha palabra significa, por antonomasia, "encuentro, invención o hallazgo de una tierra o un mar ignorado".

De esto deriva otro interrogante: ¿era ignorado "Chile" cuando Magallanes descubrió el estrecho que lleva su nombre?

¡La respuesta es un categórico NO! Paso a demostrarlo.

Alrededor de medio siglo antes de los viajes o incursiones de origen ibérico, otros hombres no-europeos descubrieron Chile desde el norte. Entre otros, hubo gente del Tahuantinsuyo (o, para simplificar, desde el "Perú") que ingresó a actual territorio "chileno" y en su avance penetró hasta el río Maule; esto es, algo más allá de los 35º de latitud sur. (Ello acaeció en tiempos de Tupac Inca Yupanqui, soberano incaico en la segunda mitad del siglo XV).

Así pues, si se buscara situar históricamente el "descubrimiento" de Chile, debería tenerse presente este hecho, ocurrido una media centuria antes de la venida de Magallanes. Hoy podemos recurrir a testimonios que conservaron los incas y se transmitieron a los primeros cronistas españoles.

Empero, aparte, de lo anterior, podrían plantearse otras preguntas respecto del pasado histórico de nuestro actual territorio y sus primitivos pobladores. ¿Bajaron estos desde el norte del Continente, mucho después de que ancestros suyos cruzaran el Estrecho de Behring? ¿Ocurrieron remotas incursiones que, atravesando el océano que baña nuestro litoral, arribaron directamente a las costas de "Chile"? ¿Hubo visitantes que procedían de otras partes de nuestro propio Continente?

Explorar esas zonas de incógnitas e interrogantes históricos requeriría muchas carillas. Me limito a esbozar circunstancias y preguntas. (A quienes desearen adentrarse en tales materias, señalo que Francisco Antonio Encina, en su monumental "Historia de Chile", dedica más de un centenar de páginas del primer tomo a "El medio físico y la prehistoria" donde, basándose en una amplia bibliografía, sintetiza la época anterior al arribo de los españoles).

Colofón

Nuestro país no necesita una especie de inyección europeizante para reforzar su porvenir histórico.

Asimismo, Chile es Chile y continuará siéndolo, sin necesidad de leyes que le impongan erróneas concepciones de su "descubrimiento" por parte de europeos.

Chile es y seguirá siendo Chile gracias al denodado y sostenido empeño de nuestros compatriotas que continuarán esforzándose para mantener y, aun, sobrepasar el alto nivel que el país ha alcanzado entre las naciones americanas. Para ello, le basta ese incesante afán de sus habitantes, que bregan por un vasto avance social y económico.

Y para conservar el lugar señero que ha logrado, no necesita que se le adorne con una chapucera placa conmemorativa que recuerde el año 1520 o la fugaz aparición de un navegante portugués que ni siquiera exploró nuestro territorio. (Para disipar errores, destaco que el 21 de octubre de 1520, Hernando de Magallanes se encontraba en un lugar que hoy pertenece a la República Argentina....)

Concluyo, expresando que, a mi juicio, frente a los hechos que he reseñado, lo único que procede es archivar indefinidamente el infortunado proyecto de ley que busca consagrar un presunto descubrimiento de Chile que habría ocurrido en 1520.

Sin duda, nuestra Cámara de Diputados merece ocupar su tiempo en otros temas más premiosos y transcendentes.

El autor es Presidente de la Academia Chilena de la Historia; pero este artículo refleja solamente sus opiniones personales.





FUNDACIÓN DE CHILE Sobre la iniciativa de la Cámara de Diputados:
Acerca del descubrimiento de Chile por el sur

Réplica del historiador -Premio Nacional el año 2000- al artículo de José Miguel Barros publicado el 4 de noviembre en este suplemento. Martinic es uno de los defensores de la tesis del hallazgo del actual territorio chileno a partir del viaje de Hernando de Magallanes en 1520.

Mateo Martinic B.

El Mercurio Artes y Letras Santiago de Chile
domingo 18 de noviembre de 2012
Actualizado a las 9:43 hrs.

 
Sin haberlo querido me he visto envuelto en una polémica de carácter histórico referida al descubrimiento de Chile por el sur, con mis declaraciones hechas a este diario en la edición del día 20 de octubre pasado y a propósito de una iniciativa que sobre la materia se ha presentado en la Cámara de Diputados.

Nuestra cultura, en el más amplio sentido del conocimiento tiene su origen en Occidente, entendiendo por tal a Europa con sus raíces griegas y romanas (y los precedentes célticos), que a su tiempo habían recogido los aportes de los pueblos del Próximo Oriente y del antiguo Egipto, enriquecida con la contribución del Cristianismo a partir del siglo IV de nuestra era. Allí, en Europa se desarrolló y maduró la matriz cultural a la que pertenecemos y nos debemos. Fue en esa Europa, con la carga formativa de dos o más milenios y con la potencialidad acumulada en el lapso que corrió desde el siglo X hasta el XV, que cobró forma la noción de un mundo geográfico conocido y de otro por conocer que se fue develando en la medida que la capacidad exploratoria apoyada en la tecnología naval lo hizo posible.

Así entonces, en especial desde fines del siglo XV comenzó a hablarse y escribirse de "los descubrimientos geográficos" y aceptarse implícita y plenamente que tal noción lo era para nuestro conocimiento, en otras palabras, para el de Occidente. Y en este entendido es claro que si se acepta que los europeos descubrieron el nuevo continente que después se llamaría América (los vikingos y Colón), debe aceptarse que gente de tal procedencia tuviera la primera noción del territorio actual de Chile a contar de 1520, con la empresa exploratoria de Hernando de Magallanes.

Una consideración se impone con respecto a la valorización y significación del viaje magallánico. Y en este punto no ha dejado de llamarme la atención desde hace tiempo la ligereza, como expresión intelectual de escasa importancia, con que se lo ha tratado y se lo trata por algunos historiadores chilenos, aunque no por los extranjeros. Se escribe (y habla) del "paso" de Magallanes como quien lo hace por un camino trillado por bien conocido, como lo hace don José Miguel Barros en el artículo mencionado al referirse al viaje como "la fugaz aparición de un navegante que ni siquiera exploró nuestro territorio". ¿Fue de verdad así en la realidad de los hechos algo tan sencillo y fácil como intrascendente? Y usando las mismas palabras del señor Barros repito ¡La respuesta es un categórico NO! Paso a demostrarlo.

La expedición de Magallanes fue una empresa de la Corona de Castilla con un objetivo clarísimo: encontrar un paso de mar a través del Nuevo Mundo y hallado, navegar desde el oriente hacia el occidente siguiendo la curvatura planetaria para acceder a las islas de las Especias, su objetivo económico en tanto que fundamento para el poderío imperial y cuanto con el mismo se relacionaba. Debe entenderse que el viaje fue una aventura colosal con un propósito trascendente, algo más que un mezquino viaje privado en busca de oro.

En consecuencia se la organizó bien y se la dotó según mejor se pudo y de esa manera la flota al mando de Hernando de Magallanes zarpó en agosto de 1519 del puerto de San Lucas de Barrameda en procura de lo desconocido, característica que efectivamente se dio al superarse con rumbo sur la presunta mayor latitud alcanzada por Amerigo Vespucci en 1502 (aproximadamente los 50° S). Desde allí en más todo era una gran incógnita que comenzó a resolverse a partir del afortunado día 21 de octubre de 1520.

La historia escrita ha conservado las informaciones que dan cuenta de la acuciosidad con que Magallanes asumió la exploración que a partir de entonces, llevó adelante. Hubo así un avistamiento preliminar desde la tierra firme, reconocimientos reiterados por las naos destacadas para el efecto que tomaron a lo menos una semana si no más días y recién una vez que tuvo la certidumbre de que esa entrada de mar parecía ser más bien el principio de un gran canal, el capitán general dio la orden de continuar al interior y, así y todo, tanteando siempre, explorando, oyendo a sus capitanes en junta hasta que al fin se navegó por el tercio final del que desde entonces en adelante sería "su" estrecho, para penetrar por el inmenso Pacífico. Todas esas idas, venidas, faenas y demás insumieron un total de cinco semanas y algo más, desde el 21 de octubre hasta el 28 de noviembre de 1520, es decir mucho tiempo. ¡Convengamos en que para haberse tratado, según algunos, de un mero sencillo paso o de una fugaz aparición, el asunto fue harto laborioso y demoroso! Convengamos igualmente que considerado seriamente, el suceso fue mucho más que un "hecho anecdótico" del largo periplo navegatorio.

¿Pero fue eso, con todo, algo infructuoso? No, otra vez y categóricamente, porque en el transcurso del viaje hubo de todo cuanto se requería para la época y la posteridad, para reconocerle valía a la empresa exploratoria y descubridora: relevamientos geográficos y designaciones toponímicas, fondeos y desembarcos, hitos señalizadores, actos solemnes de posesión y de acción de gracias a la Divinidad. Y Ello no sólo en el Estrecho, sino fuera del mismo como ocurrió con la costa sudoccidental de Chile a cuya vista llegó Magallanes el primer día del último mes de aquel año 1520 y que por lo mismo bautizó en su larga extensión como "Terra do Dizembre", que no es otra cosa que el litoral de Aysén.

Y hubo más todavía y de incuestionable valor por cierto como fueron las relaciones escritas sobre el viaje y sus acontecimientos de las que algunas han llegado hasta nuestros días, como es el caso de la crónica memorable de Antonio Pigafetta; y, los mapas del mundo que recogieron el portentoso hallazgo del gran lusitano en una producción que comenzó en 1522 y que personalmente hemos valorizado como el acervo fundacional de la cartografía de Chile.

Hasta aquí las consideraciones que he estimado como las más necesarias para precisar mi posición sobre la materia y a propósito de la polémica suscitada. Pero debo añadir una rectificación obligada, por necesaria, a una afirmación hecha por el señor José Miguel Barros. Transcribo para ello el texto de la parte final del antepenúltimo párrafo puesto por él entre paréntesis: "(Para disipar errores, destaco que el 21 de octubre de 1520, Hernando de Magallanes se encontraba en un lugar que hoy pertenece a la República Argentina...)".

Es esta una afirmación completamente errada en cuanto se refiere a la posición de las naves de Magallanes a contar del mediodía del día señalado, reflejo quizá del desconocimiento de la geografía magallánica y del suceso al que se refiere. En efecto, al llegar a lo que sería la boca oriental del Estrecho la "uberta" del piloto Francisco Albo de la nao Trinidad, las carabelas penetraron por ella y tras la recalada breve frente a una altura de la costa para permitir que Joao Carvalho (o Juan Carvallo) pudiera avistar hacia el interior del gran saco marino para ver si se advertía alguna abertura, el capitán general dispuso que la San Antonio y la Concepción navegaran hacia el sur para bordejear la costa del saco y explorar por allí alguna posible continuación hacia el interior del continente, prosiguiendo él mismo con la Trinidad y la Victoria aguas adentro por el lado norte para ir a fondear al abrigo de la barranca del actual cabo Posesión, aproximadamente. Allí aguardaría el retorno de las naos exploradoras. Todo eso sucedió en la tarde del 21 de octubre de 1520 y a partir de ello en un lugar que ha sido chileno desde la concesión hecha a Pedro de Valdivia por real cédula de 1554, reiterada al año siguiente por otra en favor de Jerónimo de Alderete en tanto que su sucesor en la Gobernación de Chile; ratificada por la posesión de Juan Ladrillero en 1558 en nombre del Gobernador García Hurtado de Mendoza y por el capitán Juan Williams en 1843 en la punta de Santa Ana en nombre de la República de Chile, y confirmada por fin en el Tratado de 1881 que estableció los límites entre nuestro país y la República Argentina. En otras palabras, desde que hubo concesiones y disposiciones de jurisdicción sobre esas comarcas nunca las hubo en favor de otro que no fuera Chile.

Para concluir esta exposición, lo hago como lo hice ante la Comisión de la Cámara de Diputados reiterando la importancia y necesidad de reconocer sin retaceos el mérito de Fernando (1) de Magallanes como descubridor para el conocimiento de nuestra cultura de lo que habría de ser la futura tierra de Chile, y dejemos a Diego de Almagro el suyo con el honroso título de "Bautista de Chile", según la acertada expresión de don Sergio Fernández Larraín, que fuera Presidente de la Academia Chilena de la Historia años atrás.

Dejemos a Diego de Almagro el honroso título de "Bautista de Chile".

_______________

(1) Debe decir Hernando, nota del Editor del Blog SBCH.


Cartas
El Mercurio Martes 20 de Noviembre de 2012

Magallanes

Señor Director:

Acabo de leer en ese diario (Artes y Letras, 18 del presente) lo que se describe como una "réplica" de don Mateo Martinic, galardonado historiador magallánico, a mi reciente artículo relativo al descubrimiento de Chile, que apareció en dicho suplemento dominical.

Lamento verme en la necesidad de precisar que el señor Martinic me atribuye algo que no he dicho, sin reparar en que mis referencias eran a la persona de Hernando de Magallanes y no a sus naves.

En efecto, entre otras cosas, en aquel artículo afirmé -y lo reitero- que el 21 de octubre de 1520 ese navegante se encontraba, personalmente, en un sitio que hoy se halla bajo soberanía argentina. (Con el mayor respeto, le aconsejo releer el tratado chileno-argentino de 23 de julio de 1881).

Con todo, si don Mateo persistiera en sostener que estoy equivocado a ese respecto, le quedaría muy reconocido si revelara la documentación en que se ha basado.

José Miguel Barros




El Mercurio Editorial Martes 20 de Noviembre de 2012

"Descubrimiento" por ley

La Cámara de Diputados está estudiando una curiosa iniciativa que busca fijar mediante ley el día del descubrimiento de Chile, para lo cual plantea conmemorar aquel en que Hernando de Magallanes avistó el estrecho que lleva su nombre, lo que según las fuentes históricas conocidas fue el 21 de octubre de 1520.

Con esto, esa Cámara busca innovar en cuanto a los hechos que la historiografía chilena da por establecidos hace ya largo tiempo como hitos fundantes de la nación chilena, y que obedecen a procesos y no a un mero día de calendario: la expedición de Diego de Almagro, iniciada desde Perú en 1536, y, posteriormente, la más exitosa y definitiva de Pedro de Valdivia, que pudo fundar en el territorio las primeras ciudades que habrían de darle a la empresa descubridora una continuidad política, social y cultural hasta nuestro presente.

Por iniciativa de magallánicos, se ha propuesto cambiar esta interpretación en el sentido referido. En sedes especializadas, sin embargo, esta propuesta es objeto de inconcluso debate, pues pese a ser el viaje del notable portugués al servicio de España una de las grandes hazañas en la historia de las expediciones marítimas mundiales, no tuvo el carácter propio de un descubrimiento del territorio nacional, y difícilmente puede compararse con la complejidad y el carácter más permanente de las antes mencionadas expediciones por vía terrestre. Esto, sin perjuicio del consenso general entre nuestros historiadores en cuanto a que dicha expedición recorrió a lo largo de todo ese estrecho un trayecto que con el tiempo sería reconocido como territorio íntegramente chileno.

Resulta inconveniente incluir en la tarea legislativa temas de historia que sólo fructifican a partir del debate libre entre especialistas, y que, siendo eminentemente dinámicos y sujetos siempre al escrutinio y contraste con nuevos datos, no dan cabida a las definiciones imperativas de una ley. ¿Qué sería de esa ley si cambian las apreciaciones históricas? Los especialistas discuten hoy, entre otros, si procede el término "descubrimiento", dado que se trataba de tierras ya habitadas; también se analizan las hipótesis sobre el anterior poblamiento por grupos polinesios, o si expediciones chinas avistaron o tocaron tierra en el siglo anterior a Magallanes, o si el descubrimiento debe atribuirse al fugaz imperio inca, que le habría dado el nombre a Chile. En ese debate, lo único claro hasta ahora es que hay posiciones distintas, y no tiene sentido legislar al respecto, como lo ha hecho ver en un documentado artículo en este diario José Miguel Barros. Los hechos históricos no se fijan por ley.

Asunto diferente es que los afanes legislativos busquen asignar honores a héroes individuales y colectivos de nuestro pasado, que merecen ser recordados periódicamente como parte de nuestra identidad nacional, en la cual el aporte de Magallanes está indisolublemente incorporado.


Cartas
El Mercurio Miércoles 21 de Noviembre de 2012


Día del descubrimiento

Señor Director:

Concuerdo con el editorial del día de ayer sobre la inconveniencia del proyecto de ley que pretende fijar como día del descubrimiento de Chile el 21 de octubre, atribuyendo este hecho a Hernando de Magallanes y tratando de zanjar por imperativo legal una controversia entre historiadores.

La cuestión, sin embargo, debiera alertarnos sobre lo que está convirtiéndose en una verdadera "plaga" parlamentaria: la de tramitar proyectos de ley que declaran el día nacional de algo. Sólo este año ya se han aprobado dos leyes de este tipo: la del día del niño o niña prematuros, y la del día del trabajador ferroviario.

Pero hay muchos proyectos más en camino, como los que fijan el día del suplementero, de la democracia, de la pesca artesanal, del dirigente vecinal, de la diversidad, de la esperanza, de las cooperativas, del enfermo, del trabajador radial, del auditor radial, de las personas de edad, de la familia, de la ciencia y tecnología, de los pueblos originarios, del que está por nacer y del adoptado, de los ejecutados políticos, del trabajador forestal, de las regiones... y suma y sigue.

No faltan las iniciativas que establecen el día nacional del "recolector de residuos sólidos domiciliarios", el día de la dueña de casa, ni -como no- el día del Congreso Nacional.

No se ha advertido que la Constitución establece un número fijo para las materias de ley (arts. 63 y 65), y en ninguna de ellas se admite que se aprueben leyes que fijan "días nacionales" que no sean festivos. Todas estas leyes o proyectos son, por tanto, inconstitucionales.

Más grave aún: son inútiles. Su tramitación ocupa un tiempo que nuestros diputados y senadores harían bien en dedicar a iniciativas realmente necesarias.


Hernán Corral Talciani
Profesor de Derecho Civil
Universidad de los Andes

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