"La Ruta de los Naturalistas. Las Huellas de Gay, Domeyko y Philippi",
Historia Libro recuerda la ruta seguida por estos tres científicos
De viaje con Gay, Domeyko y Philippi
"La Ruta de los Naturalistas" permite recorrer el Chile de hoy siguiendo las observaciones del paisaje y la población que hicieron estos tres investigadores europeos a mediados del siglo XIX. El proyecto de Max Donoso, con textos de Rafael Sagredo, hace un interesante contrapunto entre los relatos del pasado y las imágenes del presente.
María Soledad Ramírez R.
El Mercurio Artes y Letras Santiago de Chile
domingo 20 de enero de 2013
Actualizado a las 10:54 hrs.
Fueron, si se permite la frivolidad, un "trío dinámico" del siglo XIX. Claudio Gay, Ignacio Domeyko y Rodulfo Philippi llegaron a Chile en un lapso de 23 años; el primero en 1828, el último en 1851. Recorrieron, si no todo, casi todo lo que en ese entonces era el país, desde el desierto de Atacama hasta Chiloé (la Patagonia ya eran palabras mayores para la época). Como científicos, catalogaron, analizaron, describieron, dibujaron y anotaron cada planta, animal, accidente geográfico, composición geológica o recurso mineral del territorio al que vinieron a trabajar desde su natal Europa. No dejaron a un lado las costumbres de la población que habitaba este territorio, describiendo a un chileno que todavía podríamos reconocer en algunos aspectos, por sus hábitos o su carácter.
Gay abandonó Chile en 1842, pero Domeyko -quien había arribado en 1838- y Philippi -en 1851- se quedaron acá, formaron familia, ayudaron a fortalecer el novel sistema educativo del país y murieron en estas tierras que finalmente amaron como la propia patria (polaco uno, alemán el otro).
"Afortunadamente para Chile, Claudio Gay, Ignacio Domeyko y Rodulfo Philippi cumplieron con creces las tareas que se les encomendaron", escribe el historiador Rafael Sagredo en el texto introductorio del libro de reciente publicación, "La Ruta de los Naturalistas. Las Huellas de Gay, Domeyko y Philippi", un proyecto del fotógrafo Max Donoso, financiado por LarrainVial con el patrocinio de la Corporación Patrimonio Cultural de Chile, bajo la ley de donaciones culturales (por este motivo, no se vende).
En un lujoso formato rectangular, la obra está ilustrada con los dibujos decimonónicos de los naturalistas y las fotografías actuales de Donoso. Se divide en un capítulo introductorio y tres biográficos. Luego, una selección de textos de los diarios de viaje de Domeyko y Philippi, y notas de la biografía "Vida de Claudio Gay", de Carlos Stuardo Ortiz, que van acompañados de la mirada fotográfica que hizo Donoso de las vivencias relatadas en los textos. El libro está traducido al inglés y sugiere lecturas para ahondar en estos tres personajes históricos.
"Formulé este proyecto, que busca actualizar el legado de los naturalistas del siglo XIX, por mi relación con este tema desde la infancia", señala Donoso, quien se apasionó de pequeño con la entomología. "Viajé a lo largo de Chile con estos párrafos seleccionados, un guión escrito hace 150 años, siguiendo los pasos de estos sabios, que además eran artistas que dibujaban los animales y plantas en vivo; también aventureros, para recorrer territorios inhóspitos por meses arriba de una mula, sin ninguna comodidad. En este contexto, quise acercarme a la visión que ellos habrían tenido, sentir lo que ellos sintieron al descubrir estos territorios; el desierto, la cordillera, los bosques sureños, sus emocionantes relatos en La Araucanía, y que las imágenes dieran cuenta de esa mirada. El desafío como fotógrafo era ilustrar estos textos con imágenes sugerentes y atemporales, como si ellos, Domeyko, Philippi y Gay, estuvieran mirando a través de mi cámara", explica.
Esa búsqueda se plasma en fotografías que logran interesantes contrapuntos. Por ejemplo, algunas muestran, más de 100 años después, que lo relatado o dibujado en el siglo XIX sigue aún vigente. Otras son más bien metafóricas de lo descrito o muestran cómo el paisaje ha cambiado.
La selección de los textos "se hizo buscando aquellos que dan cuenta más vívidamente de realidades naturales o culturales que es posible apreciar hasta el día de hoy", explica Rafael Sagredo. "La interpretación que se ofrece en el texto muestra que en la actualidad es posible seguir la huella que trazaron científicos como Gay, Domeyko y Philippi", señala. Así, podemos identificar las especies naturales y animales que recogieron (como el bailarín, que es un ave de rapiña, o la típica culebra del campo chileno, pequeña y café); los paisajes que recorrieron, como el Salto del Laja, el archipiélago Juan Fernández, el volcán Antuco y hasta algunas fiestas que todavía se realizan, como la de Andacollo.
Reconocer en esos dibujos antiguos rasgos de la identidad chilena es, de hecho, reconocer que el objetivo que se planteó el Estado al contratar a estos científicos para que hicieran un gran "catastro" nacional fue ampliamente exitoso. Ese material que le dio contenido al Chile decimonónico nos interpela hasta hoy.
"La noción de la existencia de una comunidad llamada Chile representa uno de los principales aportes de los científicos. La materialización de esa realidad natural e histórica en un mapa 'de' Chile, una historia del país, una botánica y una zoología del territorio y en la identificación de los recursos naturales que darían viabilidad a la nueva república, muestra que ellos, después de recorrer el país, conocer su población y apreciar sus características culturales, lo concibieron como una unidad", explica Sagredo. Ese trabajo, agrega, "contribuyó a la formación de la nación, el ejercicio de la soberanía por parte del Estado y la subsistencia económica de la república".
Desde su especificidad, cada uno de estos científicos aportó algo. Claudio Gay tuvo una mirada más amplia, abarcando lo más posible de la Historia Natural de Chile, incluso de la historia política y social. Al contrario, Domeyko tuvo un mirada más focalizada hacia la mineralogía y una visión del mundo araucano teñida por su añoranza de la tierra polaca. Mientras Philippi recorrió el desierto de Atacama, dejando un exhaustivo registro de él y formó el Museo de Historia Natural. También, "Philippi y Domeyko permanecieron en Chile promoviendo la ciencia y la investigación, formando discípulos y desarrollando instituciones que se consolidaron como esenciales en la república. Gay ejerció un magisterio más lejano, aunque no por ello menos importante, al ser su monumental 'Historia física y política de Chile' la obra que sirvió de base para el trabajo de todos los que lo sucederían, incluidos Domeyko y Philippi", señala Sagredo.
En el extranjero, los trabajos y publicaciones de estos tres personajes fueron muy valorados, sus escritos fueron publicados en prestigiosas revistas científicas, y en el caso de Claudio Gay, lo hicieron miembro de la Academia de Ciencias de París en 1856. "La calidad de su trabajo científico, como el hecho de que dieran a conocer un territorio y especies casi absolutamente inéditos para la ciencia, como lo eran Chile y su naturaleza, explican el interés por el conocimiento generado por estos científicos. Un ejemplo de ello se puede apreciar en el uso que Alexander von Humboldt hizo de la obra de Gay, Domeyko, Philippi y muchos otros que escribieron sobre Chile", concluye Sagredo.
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