ALICE MUNRO
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Alice Munro
Alice Munro: Demasiado Maravillosa
La canadiense Alice Munro cumple años hoy y anunció hace poco que ya no escribirá más. La primera es una noticia ciertamente feliz: Munro es probablemente una de las mejores escritoras de la actualidad y habría que dar gracias todos los días por su existencia y la de sus maravillosos y fulminantes libros de cuentos. La segunda, en cambio, es de esas noticias que hacen que el aire se sienta pesado y que una grieta se instale en la realidad. Porque pensar en un mundo en el cual no pueda albergarse la esperanza, o cosquilla de expectativa, de un próximo libro de Munro es triste. Bien triste.
Hace poco leí un libro de ensayos de Jonathan Franzen, Farther Away, en el cual cantaba sus alabanzas a la obra de Munro, con una fascinación de fan en la que me reconozco. Decía: She is one of the handful of writers, some living, most dead, whom I have in mind when I say that fiction is my religion. For as long as I’m immersed in a Munro story, I am according to an entirely make-believe character the kind of solemn respect and quiet rooting interest that I accord myself in my better moments as a human being (“Ella es una de los contados escritores, algunos vivos, la mayoría muertos, en los que pienso cuando digo que la ficción es mi religión. Durante el tiempo que estoy inmerso en una historia de Munro, le estoy brindando a un personaje completamente ficticio el tipo de respeto solemne y fascinado interés que me brindo a mí mismo en mis mejores momentos como ser humano”). Para Franzen, no es posible resumir los cuentos de Munro para convencer un probable nuevo lector; nada le hace justicia a esa prosa brillante, a ese dolor que va impregnando de a poquito cada una de las líneas y que va haciendo que el suelo se vaya hundiendo de a poco, pero inevitablemente, bajo los pies de quien las lee. Para Franzen, y el comentario tiene la eficacia de un francotirador, la única recomendación posible con Munro es: léala-léala-léala. En mayúsculas, como un letrero luminoso, con la estridencia de fuegos artificiales.
Alice Munro nació el 10 de Julio de 1931. Vive en un pequeño pueblito canadiense y su nombre siempre está sobrevolando las candidaturas al premio Nobel de literatura. Si la Academia Sueca es justa y tiene ojos para leer, se lo va a ganar. Porque Munro es tremenda escritora. Porque uno lee los cuentos de Too Much Happiness (“Demasiada Felicidad”) o Dear Life (“Querida Vida”), sus libros de relatos más recientes, y la realidad parece adquirir una nueva textura. Una termina una historia como “Dimensiones” y sólo cabe preguntarse “qué tren me acaba de pasar por encima”, para responderse, una y otra vez, el tren Alice Munro, el tren más brillantemente escrito del mundo.
Sus historias están siempre centradas en las vidas de mujeres, en los mil y un matices que esconde la vida cotidiana, en los tantos dobleces y recovecos de algunos olvidados personajes históricos, como el de Sophia Kovalevsky, una joven matemática que sufre y se desvive por ser aceptada en el mundo de la ciencia. Son sus últimas palabras antes de morir, “demasiada felicidad”, las que dan el título a la colección de relatos; un título irónico, amargo, pero que despierta como cachetada.
Alice Munro siempre aparece sonriendo, luminosísima, en las contratapas de sus libros. Parece inofensiva, pero sus palabras apuntan directo al corazón, remeciendo mundos y certezas, diciendo cosas como Never underestimate the meanness in people’s souls…Even when they’re being kind…especially when they’re being kind (“Nunca subestimes la maldad en el corazón de las personas. Incluso cuando son amables…especialmente cuando son amables”), o In your life there are a few places, or maybe only the one place, where something happened, and then there are all the other places (“En tu vida hay algunos lugares, o tal vez EL único lugar, en el que algo pasó, y luego están todos los demás”).
La precisión de Munro es brutal. En un momento de “Demasiada Felicidad” uno de los personajes comenta:Always remember that when a man goes out of a room, he leaves everything in it behind…When a woman goes out she carries everything that happened in that room with her (“Recuerda siempre que, cuando un hombre sale de una habitación, deja atrás todo lo que hay en ella…Cuando una mujer sale, se lleva consigo todo lo que pasó en esa habitación”).
Feliz Cumpleaños, Alice Munro.
(Y, como dice Franzen: léala, léala, léala.)
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