DOCUMENTOS SILENCIADOS
REPORTAJE
Wikileaks, una voz contra la censura
El portal promueve las filtraciones de documentos silenciados como modo de lucha contra las falsas versiones oficiales
CARLOS BELLO
Wikileaks, una voz contra la censura
El portal promueve las filtraciones de documentos silenciados como modo de lucha contra las falsas versiones oficiales
CARLOS BELLO
El Pais - Madrid - 06/04/2010
Desde diciembre de 2006, las mordazas de los poderes públicos y económicos cuentan con un incómodo altavoz en la Red. Con el ánimo de hacer públicos para el ciudadano comprometidos documentos que los Gobiernos o las empresas intentan en vano silenciar, el portal ciudadano Wikileaks (también en Twitter y en Facebook) se erige en la era de Internet como una alternativa real que pueda servir de contrapeso al silencio impuesto por lo que el grupo denomina los "regímenes opresivos".
Con más de un millón de documentos o informes en su haber en algo más de tres años de existencia, Wikileaks (wikifiltraciones, en castellano), ofrece a cualquier usuario la posibilidad de alojar anónimamente mediante una conexión cifrada textos, audios o vídeos confidenciales cuya autenticidad el portal se encarga posteriormente de verificar. El sitio, creado por periodistas y activistas anónimos al modo de la enciclopedia participativa Wikipedia, se alimenta de las donaciones y, según asegura, no acepta publicidad ni ayudas públicas. Una falta de financiación que hace algo más de un mes le obligó a cerrar temporalmente.
El portal, que en los últimos meses ya había difundido las comunicaciones realizadas desde el World Trade Center durante los atentados del 11-S, las identidades de los miembros de un partido de ideología xenófoba en Reino Unido o un informe medioambiental sobre las acciones emprendidas por una multinacional en Costa de Marfil, hizo ayer público un controvertido vídeo grabado en Bagdad desde un helicóptero militar estadounidense.
Las polémicas imágenes, confirmadas como auténticas por un portavoz del Ejército de EE UU, contradicen, en este caso, la versión oficial del Pentágono sobre la muerte "en defensa propia" de 11 personas en Irak en 2007, entre ellos un periodista de la agencia Reuters. Su empresa ya había argumentado, sin éxito, su derecho a obtenerlas.
Desde diciembre de 2006, las mordazas de los poderes públicos y económicos cuentan con un incómodo altavoz en la Red. Con el ánimo de hacer públicos para el ciudadano comprometidos documentos que los Gobiernos o las empresas intentan en vano silenciar, el portal ciudadano Wikileaks (también en Twitter y en Facebook) se erige en la era de Internet como una alternativa real que pueda servir de contrapeso al silencio impuesto por lo que el grupo denomina los "regímenes opresivos".
Con más de un millón de documentos o informes en su haber en algo más de tres años de existencia, Wikileaks (wikifiltraciones, en castellano), ofrece a cualquier usuario la posibilidad de alojar anónimamente mediante una conexión cifrada textos, audios o vídeos confidenciales cuya autenticidad el portal se encarga posteriormente de verificar. El sitio, creado por periodistas y activistas anónimos al modo de la enciclopedia participativa Wikipedia, se alimenta de las donaciones y, según asegura, no acepta publicidad ni ayudas públicas. Una falta de financiación que hace algo más de un mes le obligó a cerrar temporalmente.
El portal, que en los últimos meses ya había difundido las comunicaciones realizadas desde el World Trade Center durante los atentados del 11-S, las identidades de los miembros de un partido de ideología xenófoba en Reino Unido o un informe medioambiental sobre las acciones emprendidas por una multinacional en Costa de Marfil, hizo ayer público un controvertido vídeo grabado en Bagdad desde un helicóptero militar estadounidense.
Las polémicas imágenes, confirmadas como auténticas por un portavoz del Ejército de EE UU, contradicen, en este caso, la versión oficial del Pentágono sobre la muerte "en defensa propia" de 11 personas en Irak en 2007, entre ellos un periodista de la agencia Reuters. Su empresa ya había argumentado, sin éxito, su derecho a obtenerlas.
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