LIBROS DESDE LA CARCEL
10 libros importantes que fueron escritos en la cárcel
¿Qué harían ustedes si, por la razón que sea, se vieran obligados a cumplir una condena en prisión? Miguel de Cervantes, cuando se encontró en esas circunstancias, se las arregló para escribir el Quijote, una novela definitiva. Y hubo otros escritores que se curaron la falta de libertad con el mismo método. Entre la injusticia y el crimen (ambos conceptos imposibles y llenos de agujeros), los autores de estos 10 libros fueron encarcelados y escribieron libros importantes tras las rejas.
Foto: Nerja Book Centre
Foto: Hispanidad
Foto: Ibiep
Foto: ebookw.ws
Foto: Wikipedia y Libros Mundi
Fotos: Academia Paraninfo y Siruela
Foto: Wikipedia y Personal Libraries Library
Fotos: Memoria Pública y BNE
Foto: Loverofbeauty y Alba
Fotos: Ultrababe y Todo el mundo ha oído hablar de Bartleby
11. San Pablo: Cartas
Mención especial merecen las cartas a los Filipenses, Filemón, a los Colosenses y a los Efesios escritas por San Pablo en la cárcel, y aunque no son libros sino epístolas, son hoy parte de la Biblia
1. Sir Thomas Malory: La Muerte de Arturo (1485)
Se tiene poca información sobre Malory, pero me encanta entenderlo como el representante del fin de la caballería. Creemos que estuvo en la cárcel por los comentarios que él mismo hace en sus textos, ajenos a la narrativa. Si ya estoy aquí refundido, me pondré a reescribir los textos franceses e ingleses sobre el rey Arturo, se dijo. Y sí le quedó.Foto: Nerja Book Centre
2. Fray Luis de León: De los nombres de Cristo (1587)
Fray Luis estuvo un tiempo en la cárcel por traducir la Biblia a lengua vulgar sin permiso. En prisión escribió los tres libros que componen De los nombres de Cristo. El conjunto es complejo, lleno de pistas que dan ganas de seguir en plan detective, o por lo menos a mí me lo parece así. Un intento por interpretar los diferentes nombres que Cristo recibe en la Biblia no es para menos. Es como nombrar el vacío mitificado. Los expertos dicen que gracias a esta obra, el autor llegó al esplendor de su prosa.Foto: Hispanidad
3. Miguel de Cervantes: El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (1605)
Yo prefiero decirle el Quijote nada más, para referirme a este libro y a su segunda parte, publicada en 1615. El asunto es que su autor, que era recaudador de impuestos, fue encarcelado en Sevilla, en 1597, por apropiarse de dinero público. Y escribió lo que la historia de la literatura considera la primera novela moderna de Occidente. Fíjense qué cosas, muchachito loco éste.Foto: Ibiep
4. John Cleland: Fanny Hill. Memorias de una cortesana (1748)
El autor se encontraba en una prisión para morosos. Su libro es precursor de la narrativa pornográfica inglesa. Hasta hay quienes dicen que es la primera vez que la pronografía se plasma en formato de novela. Yo, la verdad, tengo mis dudas. Que se trata de pornografía, en cambio, lo tengo clarísimo.Foto: ebookw.ws
5. Marqués de Sade: Justine o los infortunios de la virtud (1791 y 1797)
Donatien Alphonse François de Sade escribió la primera versión en 1787. Posteriormente se editaron dos versiones diferentes de la novela. Sade la escribió en prisión porque era encarcelado con frecuencia: la banda (y en especial la banda poderosa) se escandalizaba y lo mandaba encerrar. Se dice que la publicación de la novela fue la principal razón que lo llevó a ser un abonado recurrente en manicomios.Foto: Wikipedia y Libros Mundi
6. Oscar Wilde: De profundis (1897)
Es la carta de amor de Wilde a su amante, Alfred Douglas. Fue escrita en la prisión de Reading, donde el autor había sido encerrado tras cargos de sodomía y otras faltas a la moral. En ella hay sentimiento, enamoramiento, todo eso, pero también el rencor suficiente como para que necesitemos seguir leyendo. Como obtuvimos una versión de este texto hasta 1962 y pasaron muchas cosas entre su escritura y su publicación, dudamos de su apego a la versión original. Pero eso pasa con más libros de los que nos imaginamos. Eso cuando logramos imaginar.Fotos: Academia Paraninfo y Siruela
7. Ezra Pound: Cantos (1922)
Su obra más importante. Invirtió gran parte de su vida en escribirla. No la compuso por completo en la cárcel, sino también en una institución de salud mental, en donde fue recluido después de haber sido declarado loco (algo preferible a la pena de muerte). Más que un conjunto de poemas, es un poema enorme que, si Pound viviera, continuaría en construcción.Foto: Wikipedia y Personal Libraries Library
8. Miguel Hernández: Cancionero y romancero de ausencias (1938–1941)
En la guerra civil española, Hernández formaba parte del bando republicano, así que fue encarcelado cuando Franco declaró concluida la guerra. Hay que leer a Hernández hablando de libertad en esas circunstancias. Hagan de cuenta la redención que nunca alcanzaremos (nosotros, tan mínimos) ésa que él supo enunciar.Fotos: Memoria Pública y BNE
9. Jean Genet: Santa María de las Flores (1942)
Fue su primera novela. Genet pasó la mitad de su vida en la cárcel y la otra mitad en el ejército, una institución en la que no creía pero que le representaba la única opción viable para sobrevivir. Fue ladrón y vagabundo, se codeó con prostitutas, mendigos, entes de una sociedad periférica que ni siquiera era considerada sociedad. Imagínense: una novela de tema homosexual, con profundidad psicológica, publicada en los 40. El submundo homosexual de aquellos tiempos. Alguna vez Genet dijo que la cárcel lo había convertido en escritor.Foto: Loverofbeauty y Alba
10. Wole Soyinka: Lanzadera en una cripta (1967)
Su autor, nigeriano de escritura en lengua inglesa, es el primer africano en obtener el Nobel de Literatura (1986). En los sesenta fue recluido en una prisión nigeriana, debido a su lucha social y sus ideas contra el abuso de poder. Soyinka tuvo que escribir el libro en donde podía: cajetillas de cigarros, papel higiénico, páginas impresas de los libros que a duras penas conseguía…Fotos: Ultrababe y Todo el mundo ha oído hablar de Bartleby
11. San Pablo: Cartas
Mención especial merecen las cartas a los Filipenses, Filemón, a los Colosenses y a los Efesios escritas por San Pablo en la cárcel, y aunque no son libros sino epístolas, son hoy parte de la Biblia
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