MAPAS DE AMERICA Y CHILE
Chile acostado, obra de Arnoldo Montanus. Publicado en 1671.
América Central Obra del geógrafo jesuita alemán Heinrich Scherer. Munich 1699.
América Central Obra del geógrafo jesuita alemán Heinrich Scherer. Munich 1699.
Exposición "Construcción de mundos" en Museo Andino:
El descubrimiento de América y Chile por los cartógrafos
A los mapas les pedimos que nos conduzcan con eficacia, pero casi nunca nos detenemos a escuchar su historia, y ésa es una de las virtudes de la exposición que inaugura por estos días el Museo Andino en memoria del empresario Ricardo Claro: guiarnos cartográficamente por el descubrimiento de América.
Sara Bertrand
Artes y Letras El Mercurio 25 de octubre de 2009
Los niños chilenos hoy saben cómo luce el skyline de Tokio, Londres o Dubai. Es más, no sólo lo saben, lo han visto. Conocen también el número de habitantes de estas ciudades, su población, sus principales credos e incluso manejan uno que otro dato freak , como cuántas horas demora un automóvil en ir de un lado a otro en hora punta. Todo esto gracias a internet y herramientas como Google Earth. Lo que desconocen es que en los primeros procesos de acercamiento global -la "primera globalización", podríamos decir- que devino a causa del descubrimiento del Nuevo Mundo, Chile tuvo bastante protagonismo, es decir, ya estaba presente en el contexto de la cartografía mundial a partir del siglo XVI cuando se descubre el Estrecho de Magallanes. Ésa es una parte de la historia que se desprende al contemplar los 60 mapas seleccionados para la exposición "Construcción de mundos. Mapas de Chile y América", acogida a la Ley de Donaciones Culturales y que exhibirá el Museo Andino hasta abril de 2010, en memoria del empresario Ricardo Claro. Piezas de indiscutible valor patrimonial que pertenecieron a su colección privada de más de 200 grabados originales, entre los cuales se cuentan 80 mapas de América y Chile.
Artefactos culturales
El resto de la historia está enmarcada en una muestra cartográfica que va desde el siglo XVI al XIX y que cuenta el proceso de incorporación de América al concierto mundial y, paralelamente, el proceso cultural que fue perfilando la identidad de nuestro continente. Porque, como explica la historiadora Olaya Sanfuentes, encargada junto a su colega Alejandra Vega de seleccionar y crear el guión de la exposición, nos hemos habituado a las representaciones de un mundo conocido y explorado, pero resulta tremendamente ilustrativo ver en papel cómo se produjeron los avances y retrocesos en las diferentes concepciones de la Tierra, el valor que cobraron las exploraciones y descubrimientos y que al ir incorporando nuevos territorios, se plasmaron en una cartografía más científica y verosímil.
Se trata, entonces, de mapas de América y Chile que fueron realizados en el Viejo Mundo entre los años 1590 y 1860, en su mayoría por cartógrafos que jamás pisaron suelo americano, pero que representaron nuestra geografía con bastante precisión. Para escogerlos, cuenta Sanfuentes, utilizaron criterios estéticos y pedagógicos; es decir, por una parte, se preocuparon de seleccionar aquellos que demostraran el enorme esfuerzo artístico que hubo detrás de este tipo de construcciones y que los convierte en verdaderos objetos de arte. Porque, asegura, "los cartógrafos no sólo eran matemáticos y científicos, sino conocedores del arte de la miniatura, de las bonanzas del papel o la tinta, del valor simbólico de los colores, las palabras, la tipografía y el dibujo". Y, por otra, aquellos que hablaran por sí mismos y narraran esta historia de descubrimiento. Porque los mapas también son artefactos culturales y en ellos están presenten no sólo las concepciones políticas, sino los mitos y proyecciones de los hombres en cada una de sus épocas. Como explica la historiadora Alejandra Vega, "nos recuerdan que las cosas se forjaron en un tiempo y circunstancias precisas. Algunas nos extrañan: los topónimos, unos cambian, otros permanecen; la precisión de las formas del litoral, hecho en condiciones tecnológicas tan diversas a las de hoy. Otras nos divierten o asombran, como esa América identificada con un indígena en una hamaca, imagen que evoca, de inmediato, la publicidad turística con la que somos bombardeados". Y por eso mismo se hacen cargo de la inercia que cada época tuvo por conservar algunos mitos o fantasías, los que finalmente jugaron un rol decorativo. De ahí que una de las temáticas en las que estará dividida esta presentación abarque precisamente el "imaginario americano". Es decir, cómo fue percibido nuestro territorio. Por ello, más que hacerse cargo de la representación geográfica, las historiadoras buscaron rescatar la ideología expresada en su iconografía.
Al respecto, una nota curiosa fue, según Sanfuentes, comprobar que durante mucho tiempo la representación más popularizada de Chile era aquella que lo mostraba como país "acostado"; en otras palabras, el mapa vertical como única representación de nuestro territorio tan asentada en nuestros días, era superada por esa imagen horizontal que da nuestro país desde el mar. Asimismo, aunque las cartas de esta exhibición no fueron utilizadas como instrumentos de navegación, sí tuvieron otros fines prácticos, como fortalecer las relaciones, al ser obsequiadas por un embajador a una autoridad política, religiosa o comercial, y recordar los espacios de dominio sobre el mundo extraeuropeo.
Por último, el guión de la muestra permitirá hacer lecturas para distintos niveles. Los expertos podrán ver en cada grabado la cédula de verificación, catalogación en la que colaboró el historiador José Miguel Barros.
"Construcción de mundos. Mapas de Chile y América".
Lugar: Museo Andino. Abierta a público: Martes a domingo de 10:30 a 17 hrs.
Entrada Gratuita
Los niños chilenos hoy saben cómo luce el skyline de Tokio, Londres o Dubai. Es más, no sólo lo saben, lo han visto. Conocen también el número de habitantes de estas ciudades, su población, sus principales credos e incluso manejan uno que otro dato freak , como cuántas horas demora un automóvil en ir de un lado a otro en hora punta. Todo esto gracias a internet y herramientas como Google Earth. Lo que desconocen es que en los primeros procesos de acercamiento global -la "primera globalización", podríamos decir- que devino a causa del descubrimiento del Nuevo Mundo, Chile tuvo bastante protagonismo, es decir, ya estaba presente en el contexto de la cartografía mundial a partir del siglo XVI cuando se descubre el Estrecho de Magallanes. Ésa es una parte de la historia que se desprende al contemplar los 60 mapas seleccionados para la exposición "Construcción de mundos. Mapas de Chile y América", acogida a la Ley de Donaciones Culturales y que exhibirá el Museo Andino hasta abril de 2010, en memoria del empresario Ricardo Claro. Piezas de indiscutible valor patrimonial que pertenecieron a su colección privada de más de 200 grabados originales, entre los cuales se cuentan 80 mapas de América y Chile.
Artefactos culturales
El resto de la historia está enmarcada en una muestra cartográfica que va desde el siglo XVI al XIX y que cuenta el proceso de incorporación de América al concierto mundial y, paralelamente, el proceso cultural que fue perfilando la identidad de nuestro continente. Porque, como explica la historiadora Olaya Sanfuentes, encargada junto a su colega Alejandra Vega de seleccionar y crear el guión de la exposición, nos hemos habituado a las representaciones de un mundo conocido y explorado, pero resulta tremendamente ilustrativo ver en papel cómo se produjeron los avances y retrocesos en las diferentes concepciones de la Tierra, el valor que cobraron las exploraciones y descubrimientos y que al ir incorporando nuevos territorios, se plasmaron en una cartografía más científica y verosímil.
Se trata, entonces, de mapas de América y Chile que fueron realizados en el Viejo Mundo entre los años 1590 y 1860, en su mayoría por cartógrafos que jamás pisaron suelo americano, pero que representaron nuestra geografía con bastante precisión. Para escogerlos, cuenta Sanfuentes, utilizaron criterios estéticos y pedagógicos; es decir, por una parte, se preocuparon de seleccionar aquellos que demostraran el enorme esfuerzo artístico que hubo detrás de este tipo de construcciones y que los convierte en verdaderos objetos de arte. Porque, asegura, "los cartógrafos no sólo eran matemáticos y científicos, sino conocedores del arte de la miniatura, de las bonanzas del papel o la tinta, del valor simbólico de los colores, las palabras, la tipografía y el dibujo". Y, por otra, aquellos que hablaran por sí mismos y narraran esta historia de descubrimiento. Porque los mapas también son artefactos culturales y en ellos están presenten no sólo las concepciones políticas, sino los mitos y proyecciones de los hombres en cada una de sus épocas. Como explica la historiadora Alejandra Vega, "nos recuerdan que las cosas se forjaron en un tiempo y circunstancias precisas. Algunas nos extrañan: los topónimos, unos cambian, otros permanecen; la precisión de las formas del litoral, hecho en condiciones tecnológicas tan diversas a las de hoy. Otras nos divierten o asombran, como esa América identificada con un indígena en una hamaca, imagen que evoca, de inmediato, la publicidad turística con la que somos bombardeados". Y por eso mismo se hacen cargo de la inercia que cada época tuvo por conservar algunos mitos o fantasías, los que finalmente jugaron un rol decorativo. De ahí que una de las temáticas en las que estará dividida esta presentación abarque precisamente el "imaginario americano". Es decir, cómo fue percibido nuestro territorio. Por ello, más que hacerse cargo de la representación geográfica, las historiadoras buscaron rescatar la ideología expresada en su iconografía.
Al respecto, una nota curiosa fue, según Sanfuentes, comprobar que durante mucho tiempo la representación más popularizada de Chile era aquella que lo mostraba como país "acostado"; en otras palabras, el mapa vertical como única representación de nuestro territorio tan asentada en nuestros días, era superada por esa imagen horizontal que da nuestro país desde el mar. Asimismo, aunque las cartas de esta exhibición no fueron utilizadas como instrumentos de navegación, sí tuvieron otros fines prácticos, como fortalecer las relaciones, al ser obsequiadas por un embajador a una autoridad política, religiosa o comercial, y recordar los espacios de dominio sobre el mundo extraeuropeo.
Por último, el guión de la muestra permitirá hacer lecturas para distintos niveles. Los expertos podrán ver en cada grabado la cédula de verificación, catalogación en la que colaboró el historiador José Miguel Barros.
"Construcción de mundos. Mapas de Chile y América".
Lugar: Museo Andino. Abierta a público: Martes a domingo de 10:30 a 17 hrs.
Entrada Gratuita
<< Home