HISTORIA DE LA IGLESIA EN CHILE
NUEVO PROYECTO
Habla director, Marcial Sánchez Gaete: Una historia de la Iglesia chilena para el Bicentenario
La Comisión Bicentenario de la Iglesia ha querido entregar, dentro de sus aportes a las celebraciones de los 200 años de la independencia nacional, una renovada mirada histórica de su larga trayectoria en Chile, iniciada junto con la Conquista. Para ello, encargó la realización de un trabajo de gran magnitud que ve la luz en estos días en su primer volumen de cinco.
El Mercurio Artes y Letras 18 de octubre de 2009
DANIEL SWINBURN
"La Iglesia cruza el océano de la historia impulsada por el soplo del espíritu de Dios". Con esta frase de Benedicto XVI, Marcial Sánchez, el director del proyecto, da inicio a la presentación de esta gran obra denominada Historia de la Iglesia en Chile , que tiene como editor general a Rodrigo Moreno Jeria y coordinador a Marco León. En ella participarán más de 50 historiadores nacionales y extranjeros provenientes de diversas universidades. El proyecto, encargado por el Arzobispado de Santiago en el marco de la celebración del Bicentenario, promete entregar una nueva visión historiográfica de la Iglesia chilena, aportando nuevas temáticas, renovadas metodologías de investigación y de disciplinas históricas, y sobre todo, escritos que se afirman todos en el trabajo de fuentes primarias (documentos y archivos). Ello asegura la novedad absoluta del conocimiento histórico que entregará esta obra de carácter general y que está dirigida a todo el público interesado en el pasado.
Las historias generales de la Iglesia comienzan en el siglo XIX y XX. Como antecedentes relevantes de esta nueva obra caben mencionar, a juicio de Marcial Sánchez, entre otras, Los orígenes de la Iglesia Chilena. 1540-1603 , escrita por Crescente Errázuriz; Compendio de la historia política y eclesiástica de Chile , de Miguel Amunátegui; Historia eclesiástica de Chile , de Carlos Silva Cotapos; La iglesia en Chile, contexto histórico , de Fernando Aliaga; Historia de la Iglesia en Chile , de Fidel Araneda, y La Iglesia en Chile , de Marciano Barrios. Referencia aparte debe hacerse sobre la publicación del Anuario de Historia de la Iglesia en Chile , que desde 1983 hasta la fecha ha congregado a un grupo importante de historiadores laicos y eclesiásticos, compilando estudios referentes a esta temática.
Un trabajo pensado para todo tipo de público, afirma Sánchez, quien desde su casa en la comuna de Machalí, Sexta Región, nos cuenta aspectos de la nueva colección, cuyo primer tomo fue lanzado hace algunos días. "Será el que lee el que identifique su propia relación con esta obra". Una característica peculiar de este esfuerzo editorial es el gran número de historiadores nacionales y extranjeros que participan. En total, suman más de 50. En este primer tomo son 13 los especialistas: María José Castillo Navasal, Rodrigo Moreno Jeria, Gabriel Guarda Geywitz O.S.B., Enrique García Ahumada F.S.C., Karin Pereira Contardo, Marco Antonio León León, Mauro Matthei Puttkamer O.S.B., Alejandro Vera Aguilera, Pbro. Jorge Falch Frey, Alfredo Palacios Roa, Alicia Rojas Abrigo, Fernando Guzmán Schiappacasse y el propio Marcial Sánchez Gaete. Todos ellos, reconocidos por su prodigiosidad y seriedad de sus trabajos, abordan las temáticas que conocen, "y un dato importante -sostiene Sánchez-, son personas que realizan sus estudios desde la fuente primaria, valor de gran relevancia y que caracteriza esta obra, ya que no es más de lo mismo que otros han escrito antes, sino que aporta antecedentes desconocidos para muchos".
La estructura general de la colección está delimitada por hechos específicos que marcan cambios y abren nuevas etapas en la dinámica de una iglesia siempre presente en la historia del país. Así, este primer volumen -denominado En los caminos de la conquista espiritual - se enmarca desde el asentamiento español en el territorio hasta la vacancia de la diócesis de Santiago con la muerte de Marán; el segundo volumen, La Iglesia en tiempos de la Independencia , comprende el período previo a ésta, hasta que la Santa Sede reconoce la Independencia de Chile; el tercer volumen, Los nuevos caminos: la Iglesia y el Estado , nos muestra el proceso que terminará con la separación de la Iglesia y el Estado; en el cuarto volumen, Una sociedad en cambio , se abordan las temáticas de una iglesia que comienza un desarrollo independiente del Estado hasta que asume el arzobispado de Santiago Raúl Silva Henríquez, y el quinto volumen, Conflictos y esperanzas. Remando mar adentro , aborda desde los años 60 hasta la declaración de la Santidad de Alberto Hurtado Cruchaga.
Visiones para un tema común
-¿Qué atributos de novedad tiene este nuevo aporte que se hace a la historiografía chilena sobre el tema?
"Se abordan líneas temáticas que trascienden la cronológica de siglos. Conceptos que fueron instalados desde la Conquista, de los cuales podremos observar su evolución histórica, además de instituciones que se instauraron desde la llegada y que han tenido una relación directa con nuestro desarrollo hasta nuestro tiempo. Pienso que uno de los grandes atributos que tiene esta obra es la congregación de visiones distintas hacia un tema en común, lo que enriquece la discusión y ayuda a la comprensión, sin caer en los absolutos ni tampoco en los relativismos absurdos.
"Es una obra inédita, ya que es la primera que se realiza en más de un volumen y que abarca el esfuerzo de muchos investigadores. Destacando además que es una donación, es decir, ninguna de las personas que trabaja en este proyecto recibe remuneración alguna; tanto así, que los frutos económicos de las ventas de los volúmenes serán utilizados en el financiamiento de los próximos tomos. Lo que se debe agradecer a la Editorial Universitaria y al arzobispado de Santiago.
"Además, se trata de una historia de la Iglesia de Chile, que abarca al territorio en su generalidad".
-¿Se introducen las nuevas disciplinas de la historia como la historia de la sociabilidad o de las mentalidades?
"La obra está escrita desde las nuevas disciplinas. Lo que sí, no me gustaría enmarcarla bajo un rótulo específico, porque se caería en desmedro de otra línea historiográfica tan respetada como la que usted menciona. Ahora bien, refleja lo cotidiano y la institucionalidad buscando plasmar elementos de larga duración, que ayuden a la comprensión de las formas de ser y estar de la sociedad en su conjunto".
-¿La participación de los autores es mediante artículos monográficos independientes unos de otros?
"Una de las dificultades que podíamos encontrar, cuando comenzamos a convocar a los historiadores, era cómo contar con el aporte de todos, sin entrar a polémicas de planteamientos y diferencias en los puntos de vista de cada uno, que siendo muy legítimos podía alargar unos 200 años más la generación de un estudio como el que se presenta. Por ello, se realizó un desglose específico y se buscó a las personas más indicadas para su tratamiento, con la referencia de las líneas temáticas de cada uno. Entonces, se encargó tema por tema en forma separada, pero el encargo fue tan específico que ninguno se tocó con otro, y las pocas interferencias que se pudieran haber realizado fueron subsanadas por los mismos autores y por el trabajo de edición. La idea era la construcción de un todo, lo cual creemos fue logrado; por ello es que el nombre de los autores está sólo en el índice y no en las portadillas de cada uno de los capítulos, de manera que el lector tuviera una continuidad armónica."
-Llama la atención el tema del primer capítulo de este primer volumen de la Historia... "Pasos silenciosos en las bóvedas de la Iglesia Católica Chilena". ¿Podría definir usted su objeto y su ubicación como primer capítulo de esta Historia...?
"La archivística y la paleografía son disciplinas que habitualmente no se consideran como un aporte a la historiografía, ya que se parte de la base de que todos saben acudir, manejar y leer los archivos manuscritos que guarda el registro historiográfico. Pero para poder comprender y acceder a la información es necesario llegar a ellos, y si además queremos escribir nuestra historia eclesial, debemos comprender elementos fundamentales para su acceso, manipulación, interpretación y lectura. Hoy en día son pocas las universidades que tienen en su plan de estudios la paleografía como ramo obligatorio; y sobre la archivística, no existe como carrera a nivel técnico o universitario.
"Iniciamos la obra planteando que la mejor manera de poder acercarnos a la historia de la Iglesia era conociendo algo de sus archivos y destacando la importancia de la fuente primaria, considerando además que los archivos eclesiásticos comenzaron a abrir sus puertas a la investigación de laicos hace muy pocos años. Por tanto, es un aporte comenzar a reescribir la historia y a desmitificar planteamientos que no se podían corroborar por no tener acceso a las fuentes.
"Este capítulo sitúa al archivo en el lugar que se debe tener, dando un valor especial a aquellos que han dedicado parte de su vida al cuidado de los registros documentales de nuestra historia, no sólo eclesial, sino que también patria."
-No hay un capítulo especial para reseñar la labor de los jesuitas en Chile en este primer volumen. Ni de ninguna otra orden regular. ¿No se contempla ese desglose en los siguientes libros?
"En la introducción a la obra de este primer volumen se hace mención a las distintas órdenes que llegaron al territorio en los primeros años, y en todos los capítulos se van desglosando los aportes que éstas tuvieron. La idea no era generar un resumen de lo que hicieron o dejaron por hacer, sino insertarlas en la vida cotidiana del periodo. No se puede generar un capítulo especial para una, en desmedro de la otra; cada una fue partícipe de la instauración del Cristo vivo en nuestras tierras, a cada una le tocó vivir los avatares de su realidad particular. Así, en el segundo tomo - La Iglesia en tiempos de la Independencia - se abordarán en su conjunto las diferentes situaciones que le tocó vivir a cada una de ellas ante los cambios que marcarán los destinos de nuestra patria, y nos detendremos en algunos casos específicos que considero serán un verdadero aporte para el estudio de la época."
Capellanías, cofradías, la buena muerte...
-Hay capítulos sugerentes en este volumen, como la importancia que cumplió la capellanía en la colonia, las cofradías, o el sentido de la buena muerte en el Chile colonial. ¿Qué me puede adelantar de ellos brevemente en términos de las novedades de la investigación?
"Para poder adentrarnos al estudio de la Iglesia, debemos tener presentes elementos que entrelazan categorías naturales y sobrenaturales, que van plasmando una relación de pertenencia que lleva al ser humano a generar actos que sobrepasan su propia experiencia cotidiana y lo colocan frente a la necesidad de comprender los códigos de la trascendencia. Así usted me menciona tres de los doce capítulos que se abordan y los tres tienen en sí una relación: la problemática de la salvación del alma. Cada uno de ellos responde en forma separada al acompañamiento necesario del entorno en el proceso del crecimiento espiritual cotidiano y previo a la muerte, y luego a la colaboración de los vivos en el paso particular por los diferentes estados para lograr la tan anhelada salvación. El concepto de sugerente avala lo lejano que queremos estar de un límite natural del hombre, es parte de nuestro mundo relativo y complejo que nos hace creer cosas que no son y nos hace eternizar situaciones pasajeras, dejando de lado las reales circunstancias por las cuales un ser humano debe transitar hasta su último aliento. No es extraño observar que en los supermercados o grandes tiendas se vendan 'hoyos' o últimas moradas como un elemento de adquisición en la dinámica relación de la oferta y la demanda, pero en sí, la conceptualización de la muerte es ajena a nuestra realidad contemporánea. Cuando avancemos en los próximos tomos, se irá desglosando paulatinamente este alejamiento de un 'buen morir' para llegar al cuestionamiento de un 'morir' a secas".
"La Iglesia cruza el océano de la historia impulsada por el soplo del espíritu de Dios". Con esta frase de Benedicto XVI, Marcial Sánchez, el director del proyecto, da inicio a la presentación de esta gran obra denominada Historia de la Iglesia en Chile , que tiene como editor general a Rodrigo Moreno Jeria y coordinador a Marco León. En ella participarán más de 50 historiadores nacionales y extranjeros provenientes de diversas universidades. El proyecto, encargado por el Arzobispado de Santiago en el marco de la celebración del Bicentenario, promete entregar una nueva visión historiográfica de la Iglesia chilena, aportando nuevas temáticas, renovadas metodologías de investigación y de disciplinas históricas, y sobre todo, escritos que se afirman todos en el trabajo de fuentes primarias (documentos y archivos). Ello asegura la novedad absoluta del conocimiento histórico que entregará esta obra de carácter general y que está dirigida a todo el público interesado en el pasado.
Las historias generales de la Iglesia comienzan en el siglo XIX y XX. Como antecedentes relevantes de esta nueva obra caben mencionar, a juicio de Marcial Sánchez, entre otras, Los orígenes de la Iglesia Chilena. 1540-1603 , escrita por Crescente Errázuriz; Compendio de la historia política y eclesiástica de Chile , de Miguel Amunátegui; Historia eclesiástica de Chile , de Carlos Silva Cotapos; La iglesia en Chile, contexto histórico , de Fernando Aliaga; Historia de la Iglesia en Chile , de Fidel Araneda, y La Iglesia en Chile , de Marciano Barrios. Referencia aparte debe hacerse sobre la publicación del Anuario de Historia de la Iglesia en Chile , que desde 1983 hasta la fecha ha congregado a un grupo importante de historiadores laicos y eclesiásticos, compilando estudios referentes a esta temática.
Un trabajo pensado para todo tipo de público, afirma Sánchez, quien desde su casa en la comuna de Machalí, Sexta Región, nos cuenta aspectos de la nueva colección, cuyo primer tomo fue lanzado hace algunos días. "Será el que lee el que identifique su propia relación con esta obra". Una característica peculiar de este esfuerzo editorial es el gran número de historiadores nacionales y extranjeros que participan. En total, suman más de 50. En este primer tomo son 13 los especialistas: María José Castillo Navasal, Rodrigo Moreno Jeria, Gabriel Guarda Geywitz O.S.B., Enrique García Ahumada F.S.C., Karin Pereira Contardo, Marco Antonio León León, Mauro Matthei Puttkamer O.S.B., Alejandro Vera Aguilera, Pbro. Jorge Falch Frey, Alfredo Palacios Roa, Alicia Rojas Abrigo, Fernando Guzmán Schiappacasse y el propio Marcial Sánchez Gaete. Todos ellos, reconocidos por su prodigiosidad y seriedad de sus trabajos, abordan las temáticas que conocen, "y un dato importante -sostiene Sánchez-, son personas que realizan sus estudios desde la fuente primaria, valor de gran relevancia y que caracteriza esta obra, ya que no es más de lo mismo que otros han escrito antes, sino que aporta antecedentes desconocidos para muchos".
La estructura general de la colección está delimitada por hechos específicos que marcan cambios y abren nuevas etapas en la dinámica de una iglesia siempre presente en la historia del país. Así, este primer volumen -denominado En los caminos de la conquista espiritual - se enmarca desde el asentamiento español en el territorio hasta la vacancia de la diócesis de Santiago con la muerte de Marán; el segundo volumen, La Iglesia en tiempos de la Independencia , comprende el período previo a ésta, hasta que la Santa Sede reconoce la Independencia de Chile; el tercer volumen, Los nuevos caminos: la Iglesia y el Estado , nos muestra el proceso que terminará con la separación de la Iglesia y el Estado; en el cuarto volumen, Una sociedad en cambio , se abordan las temáticas de una iglesia que comienza un desarrollo independiente del Estado hasta que asume el arzobispado de Santiago Raúl Silva Henríquez, y el quinto volumen, Conflictos y esperanzas. Remando mar adentro , aborda desde los años 60 hasta la declaración de la Santidad de Alberto Hurtado Cruchaga.
Visiones para un tema común
-¿Qué atributos de novedad tiene este nuevo aporte que se hace a la historiografía chilena sobre el tema?
"Se abordan líneas temáticas que trascienden la cronológica de siglos. Conceptos que fueron instalados desde la Conquista, de los cuales podremos observar su evolución histórica, además de instituciones que se instauraron desde la llegada y que han tenido una relación directa con nuestro desarrollo hasta nuestro tiempo. Pienso que uno de los grandes atributos que tiene esta obra es la congregación de visiones distintas hacia un tema en común, lo que enriquece la discusión y ayuda a la comprensión, sin caer en los absolutos ni tampoco en los relativismos absurdos.
"Es una obra inédita, ya que es la primera que se realiza en más de un volumen y que abarca el esfuerzo de muchos investigadores. Destacando además que es una donación, es decir, ninguna de las personas que trabaja en este proyecto recibe remuneración alguna; tanto así, que los frutos económicos de las ventas de los volúmenes serán utilizados en el financiamiento de los próximos tomos. Lo que se debe agradecer a la Editorial Universitaria y al arzobispado de Santiago.
"Además, se trata de una historia de la Iglesia de Chile, que abarca al territorio en su generalidad".
-¿Se introducen las nuevas disciplinas de la historia como la historia de la sociabilidad o de las mentalidades?
"La obra está escrita desde las nuevas disciplinas. Lo que sí, no me gustaría enmarcarla bajo un rótulo específico, porque se caería en desmedro de otra línea historiográfica tan respetada como la que usted menciona. Ahora bien, refleja lo cotidiano y la institucionalidad buscando plasmar elementos de larga duración, que ayuden a la comprensión de las formas de ser y estar de la sociedad en su conjunto".
-¿La participación de los autores es mediante artículos monográficos independientes unos de otros?
"Una de las dificultades que podíamos encontrar, cuando comenzamos a convocar a los historiadores, era cómo contar con el aporte de todos, sin entrar a polémicas de planteamientos y diferencias en los puntos de vista de cada uno, que siendo muy legítimos podía alargar unos 200 años más la generación de un estudio como el que se presenta. Por ello, se realizó un desglose específico y se buscó a las personas más indicadas para su tratamiento, con la referencia de las líneas temáticas de cada uno. Entonces, se encargó tema por tema en forma separada, pero el encargo fue tan específico que ninguno se tocó con otro, y las pocas interferencias que se pudieran haber realizado fueron subsanadas por los mismos autores y por el trabajo de edición. La idea era la construcción de un todo, lo cual creemos fue logrado; por ello es que el nombre de los autores está sólo en el índice y no en las portadillas de cada uno de los capítulos, de manera que el lector tuviera una continuidad armónica."
-Llama la atención el tema del primer capítulo de este primer volumen de la Historia... "Pasos silenciosos en las bóvedas de la Iglesia Católica Chilena". ¿Podría definir usted su objeto y su ubicación como primer capítulo de esta Historia...?
"La archivística y la paleografía son disciplinas que habitualmente no se consideran como un aporte a la historiografía, ya que se parte de la base de que todos saben acudir, manejar y leer los archivos manuscritos que guarda el registro historiográfico. Pero para poder comprender y acceder a la información es necesario llegar a ellos, y si además queremos escribir nuestra historia eclesial, debemos comprender elementos fundamentales para su acceso, manipulación, interpretación y lectura. Hoy en día son pocas las universidades que tienen en su plan de estudios la paleografía como ramo obligatorio; y sobre la archivística, no existe como carrera a nivel técnico o universitario.
"Iniciamos la obra planteando que la mejor manera de poder acercarnos a la historia de la Iglesia era conociendo algo de sus archivos y destacando la importancia de la fuente primaria, considerando además que los archivos eclesiásticos comenzaron a abrir sus puertas a la investigación de laicos hace muy pocos años. Por tanto, es un aporte comenzar a reescribir la historia y a desmitificar planteamientos que no se podían corroborar por no tener acceso a las fuentes.
"Este capítulo sitúa al archivo en el lugar que se debe tener, dando un valor especial a aquellos que han dedicado parte de su vida al cuidado de los registros documentales de nuestra historia, no sólo eclesial, sino que también patria."
-No hay un capítulo especial para reseñar la labor de los jesuitas en Chile en este primer volumen. Ni de ninguna otra orden regular. ¿No se contempla ese desglose en los siguientes libros?
"En la introducción a la obra de este primer volumen se hace mención a las distintas órdenes que llegaron al territorio en los primeros años, y en todos los capítulos se van desglosando los aportes que éstas tuvieron. La idea no era generar un resumen de lo que hicieron o dejaron por hacer, sino insertarlas en la vida cotidiana del periodo. No se puede generar un capítulo especial para una, en desmedro de la otra; cada una fue partícipe de la instauración del Cristo vivo en nuestras tierras, a cada una le tocó vivir los avatares de su realidad particular. Así, en el segundo tomo - La Iglesia en tiempos de la Independencia - se abordarán en su conjunto las diferentes situaciones que le tocó vivir a cada una de ellas ante los cambios que marcarán los destinos de nuestra patria, y nos detendremos en algunos casos específicos que considero serán un verdadero aporte para el estudio de la época."
Capellanías, cofradías, la buena muerte...
-Hay capítulos sugerentes en este volumen, como la importancia que cumplió la capellanía en la colonia, las cofradías, o el sentido de la buena muerte en el Chile colonial. ¿Qué me puede adelantar de ellos brevemente en términos de las novedades de la investigación?
"Para poder adentrarnos al estudio de la Iglesia, debemos tener presentes elementos que entrelazan categorías naturales y sobrenaturales, que van plasmando una relación de pertenencia que lleva al ser humano a generar actos que sobrepasan su propia experiencia cotidiana y lo colocan frente a la necesidad de comprender los códigos de la trascendencia. Así usted me menciona tres de los doce capítulos que se abordan y los tres tienen en sí una relación: la problemática de la salvación del alma. Cada uno de ellos responde en forma separada al acompañamiento necesario del entorno en el proceso del crecimiento espiritual cotidiano y previo a la muerte, y luego a la colaboración de los vivos en el paso particular por los diferentes estados para lograr la tan anhelada salvación. El concepto de sugerente avala lo lejano que queremos estar de un límite natural del hombre, es parte de nuestro mundo relativo y complejo que nos hace creer cosas que no son y nos hace eternizar situaciones pasajeras, dejando de lado las reales circunstancias por las cuales un ser humano debe transitar hasta su último aliento. No es extraño observar que en los supermercados o grandes tiendas se vendan 'hoyos' o últimas moradas como un elemento de adquisición en la dinámica relación de la oferta y la demanda, pero en sí, la conceptualización de la muerte es ajena a nuestra realidad contemporánea. Cuando avancemos en los próximos tomos, se irá desglosando paulatinamente este alejamiento de un 'buen morir' para llegar al cuestionamiento de un 'morir' a secas".
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