LA PRIMERA HISTORIADORA DE CHILE SEGUN COCHRANE
El curioso Chile de María Graham
El Mercurio, La revista del Domingo
Escritora, pintora y grabadora inglesa, recorrió la India e Italia antes de llegar a Chile, donde se hizo amiga de Bernardo O'Higgins y Lord Cochrane. En sus memorias retrató con agudeza la sociedad chilena de esa época: tenía claro que estaba a años luz de la civilizada Inglaterra. Por Andrés EscobarEs abril de 1822 y han pasado casi 12 años desde que se formó la Primera Junta de Gobierno. En Valparaíso acaba de atracar el HMS Doris, un buque británico procedente de Río de Janeiro. A bordo viene una inglesa de 36 años que aún no se acostumbra a su nuevo estatus: su marido, justamente el capitán del barco, ha muerto hace pocos días debido a una fiebre. En Valparaíso, marinos británicos, estadounidenses y chilenos le ofrecen a la viuda asistencia para que regrese a Europa. Pero María Graham no acepta y decide quedarse en ese país recién creado. Es una mujer inquieta. Nacida en Escocia en 1786, ya a los 22 años se había embarcado hacia India en un buque comandado por su padre, el capitán de la Royal Navy George Dundas. En el trayecto, María conoció al oficial Thomas Graham, quien terminaría convertido en su marido.Durante su estadía en India, ella aprendió persa y estudió la religión local. Más tarde, en 1812, publica su primera obra: Diario de mi residencia en India, donde relata sus experiencias en ese país. Como ocurría con muchas de las esposas de los oficiales de la marina inglesa, pasaba mucho tiempo sola en Londres. Pero en lugar de dedicarse a las labores domésticas, ella trabajó como traductora y editora. En 1819 se fue a vivir a Italia por un tiempo y escribió dos nuevas obras, una sobre su estancia en las cercanías de Roma y otra sobre el pintor francés Nicolas Poussin. Estaba en eso cuando llegó la invitación que la llevaría a Valparaíso junto a su marido, en 1821. Pero Thomas Graham nunca vería el puerto chileno. Murió poco después de cruzar el Cabo de Hornos.
El retrato de Chile
La sociedad porteña adopta muy rápido a la viuda, que al poco tiempo arrienda una casa en las afueras de Valparaíso. Pero ella está de luto después de todo, y se tarda casi un mes en animarse a conocer la ciudad a la que ha llegado. Así lo cuenta en su Diario de mi residencia en Chile en el año 1822: "Mayo 23.– Hoy, por vez primera desde que llegué a mi hogar, cabalgué hasta el puerto y me di tiempo para conocer las tiendas, los mercados y el muelle (...). Las tiendas nacionales, aunque muy pequeñas, me parecen mucho más limpias que las de la América portuguesa. Las sedas de China, Francia e Italia, los algodones estampados de Gran Bretaña, los rosarios, amuletos y cristales de Alemania, generalmente surten este comercio".Pero los intereses de la Graham van más allá de las tiendas porteñas. Algunas semanas después, y debido a la llegada al puerto de la flota comandada por Lord Cochrane, ella comienza a interesarse por la situación política en la naciente república. A Bernardo O'Higgins, por ejemplo, lo conoce en el mismísimo Palacio de Gobierno: "Es modesto, llano, sencillo, sin pretensiones de ninguna clase (...) y sus facciones algo toscas no desmienten su origen irlandés; al mismo tiempo, sus pies y manos son pequeños, signos de su procedencia indígena". Claro que sus palabras más amables son para Lord Cochrane, que había sido compañero de su marido en la Real Marina Británica. De hecho, algunos cronistas señalan que hubo un romance entre la viuda y el almirante. Lo único concreto es que se juntaban con frecuencia a tomar el té, partieron juntos a Brasil en 1823 y en sus memorias Cochrane hablaría de ella como la primera historiadora de Chile. Un título que no obedece sólo al entusiasmo del marino inglés. Cuando la Graham llegó a Chile, eran pocos los documentos que daban cuenta de los primeros años de vida independiente. La mayor parte de esos registros había sido quemada después del Desastre de Rancagua, para evitar que cayeran en manos realistas y pusieran en evidencia los nombres de los patriotas. De manera que el diario escrito por la viuda inglesa constituye una de las pocas fuentes de información de aquel período.
Mates y bombillas
Pero más allá de los grandes temas, lo que sorprende del texto de María Graham es su habilidad para mezclar con tino la descripción de caracteres, los detalles de la vida diaria y sus "civilizados" escrúpulos. Graham dixit: "Junio 8.– Fui a visitar a la esposa de mi arrendador, quien siempre me tiene invitada para tomar mate con ella, pero mi temor de usar una bombilla que pasa de boca en boca me lo había impedido. Sin embargo, resolví superar mi prejuicio y fui a su casa, por la noche". Finalmente, María deja Chile en enero de 1823, rumbo a Brasil. Allá se convierte en la institutriz de la futura reina de Portugal por un breve período. Después decide regresar a Londres, pero no lo logra hasta 1825. Una vez en la capital inglesa, se instala en Notting Hill, frecuenta a un grupo de artistas y conoce a su segundo marido, el pintor Augustus Callcott. Tiene 48 años, pero no ha perdido el ímpetu. Parte de luna de miel rumbo a Italia, Alemania, Austria y Checoslovaquia. Y sigue escribiendo. En 1831, mientras viaja por Italia, sufre un accidente y queda inválida. Ese sería su último viaje. Moriría en 1842, a los 57 años. Poco antes su marido había sido nombrado caballero. De manera que a quien entierran en Londres no es María Graham, sino Lady María Callcott.
El terremoto
María Graham recorrió Valparaíso, Santiago, Melipilla, Reñaca y Quinteros. Y fue en esa localidad donde vivió el terremoto de 1822. Además de la descripción del terremoto en Diario de una residencia..., ella envió una carta a uno de los fundadores de la Sociedad Geológica. En 1823, su relato fue publicado en Transactions of the Geological Society of London generando un fuerte debate científico. El presidente de la Sociedad criticó las observaciones de Graham y ridiculizó públicamente sus observaciones. Ante esto, el nuevo marido y el hermano de María lo retaron a duelo. Sin embargo, ella no dejó que intercedieran y resolvió publicar una respuesta, la que poco después fue avalada por el propio Charles Darwin.
Andrés Escobar.
Andrés Escobar.