SOCIEDAD DE BIBLIÓFILOS CHILENOS, fundada en 1945

Chile, fértil provincia, y señalada / en la región antártica famosa, / de remotas naciones respetada / por fuerte, principal y poderosa, / la gente que produce es tan granada, / tan soberbia, gallarda y belicosa, / que no ha sido por rey jamás regida, / ni a extranjero dominio sometida. La Araucana. Alonso de Ercilla y Zúñiga

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Location: Santiago de Chile, Región Metropolitana, Chile

Editor: Neville Blanc

Thursday, January 24, 2013

GUÍA DE LA BUENA ESPOSA

Folleto de 1953... Afortunadamente hoy recuperado...
Este maravilloso folleto fue publicado en 1953 tan solo hace 59 años
Imagínense: Que fueran así hoy en día!!!

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¿ COMO SE PUDO PERDER ESTE FOLLETO?.
Eran mucho más evolucionados antes !

Tuesday, January 22, 2013

Nos gusta esta tipografía. Eso sí, hay que usarla con moderación, y en ambientes selectos!!

Posted in Typeface

Paris typeface



Overview

Paris a typeface by Moshik Nadav. Paris typeface inspired by the world of fashion. Paris Typeface designed to be in use by the most popular fashion magazines and super luxury brands. Paris typeface include awesome ligatures and sexy numerals. Paris typeface include 9 different styles: Paris Regular, Paris Regular Exit, Paris Regular Strip, Paris Regular White, Paris Ultra Light, Paris Bold, Paris Bold Exit, Paris Bold, Strip, Paris Bold White. Paris is for sale and you can see the whole Paris typeface styles on: Moshik Nadav website

Sunday, January 20, 2013

MODIGLIANI Y LO FALSO

El pícaro guardián del legado de Modigliani

El responsable del archivo del pintor italiano en Roma certificaba y vendía como auténticas obras falsas

 
El País Cultura Roma 19 ENE 2013 - 21:24 CET5










Christian Gregori Parisot, presidente del Instituto Modigliani. / DOMENICO STINELLIS (AP)
Desde hace tres décadas, Christian Gregori Parisot, de 55 años, se dedica al noble arte de velar por el patrimonio de Amedeo Modigliani, el pintor y escultor nacido en Livorno en 1884 y fallecido en París en 1920 después de una de sus míticas borracheras. Al tiempo que se celebraba el funeral, su última amante, Jeanne Hébuteme, con la que acababa de tener una hija y estaba de nuevo embarazada, decidió seguirlo al más allá tirándose por la ventana de un quinto piso. La hija de ambos, Jeanne, de 14 meses, fue dada en adopción a una hermana del artista y con el tiempo escribiría la historia de su padre y confiaría su legado a Christian Gregori Parisot, quien desde 1983 se viene ocupando de certificar la autenticidad de las obras de Modigliani. El pasado 18 de diciembre, sin embargo, agentes de los Carabinieri detuvieron en Roma a Parisot y al marchante Matteo Vignapiano bajo la acusación de poner a la venta 59 piezas falsas del maestro de Livorno por más de seis millones y medio de euros.
La investigación se inició en 2010. Según explica el capitán Giampiero Romano, jefe de la sección que controla el comercio de antigüedades en los Carabinieri, sus agentes tuvieron noticia de que una exposición organizada por el Instituto Modigliani —presidido por Parisot— en un museo de Palestrina, provincia de Roma, incluía piezas de dudosa procedencia. Después de filmarlas y estudiarlas, llegaron a la conclusión de que al menos 22 no pertenecían al artista y procedieron a su incautación.
A partir de entonces, el trabajo consistió en tirar del hilo con mucha paciencia para que no se rompiera. Los agentes, bajo la tutela del fiscal adjunto de Roma Giancarlo Capaldo, lograron establecer el modus operandi. Todo empezaba y terminaba en un bello edificio del centro histórico de Roma, el Palazzo Taverna, sede de la asociación cultural Archives Legales Amedeo Modigliani, fundada en 1983 en París por Jeanne, la hija del artista, quien al tiempo había nombrado un “sucesor oficial”, su colaborador y confidente Christian Gregori Parisot. Solo un año después, Jeanne sufrió un extraño accidente en su casa de París y, desde ese momento, fue Parisot quien se ha venido ocupando del legado Modigliani.
Según la investigación, Parisot organizaba exposiciones en todo el mundo —desde el castillo Ursino de Catania a Bangkok— con el objetivo último de captar posibles clientes para las falsas piezas de Modigliani que astutamente intercalaba con las originales. Cuando aparecía algún pardillo interesado en la adquisición de algún desnudo femenino o algún busto africano de madera, el extrovertido Parisot conducía su interés hacia las obras falsificadas: Tenía todas las de ganar: ¿quién iba a desconfiar de la autenticidad de piezas avaladas por el mismísimo Instituto Modigliani? Mucho menos cuando el marchante encubierto dejaba caer que, entre sus muchas operaciones, estaba la de asesorar a los propios Carabinieri en la tutela del patrimonio cultural italiano.
El resultado tenía muchos ceros detrás. Un pequeño dibujo auténticamente falso de Modigliani superaba los 60.000 euros y una cabeza de bronce nunca bajaba de los 70.000. En total, la policía italiana logró recuperar de la casa de Parisot y de su oficina en el Palazzo Taverna un total de 41 dibujos, 13 pinturas, cuatro esculturas de bronce y un óleo sobre tela.

Retrato de Lunia Czechowska pintado por Modigliani en 1919. / LAURENT REBOURS (AP)
 
A Parisot y a su presunto cómplice, el anticuario Vignapiano, se les acusa de los delitos de falsificación, receptación y venta ilegal de obras de arte. El primero se encargaba de dotar de pedigrí a las piezas falsas; el segundo, de colocarlas en el mercado. Con la ayuda de otras siete personas investigadas, se encargaban de escanear los originales y luego plasmarlos en papel envejecido. También se ha localizado la fundición cercana a Roma donde se reproducían las esculturas.
Los dos socios se encuentran tras su detención en arresto domiciliario y, desde entonces, la sede del Instituto Modigliani en el Palazzo Taverna se encuentra cerrada a cal y canto. Ninguno de los colaboradores de Parisot han regresado al trabajo. “Desaparecieron antes de Navidad y no han venido ni a recoger las cartas”, dice un conserje del edificio, que alberga también un hotel de lujo.
No es, en cualquier caso, el primer encontronazo con la ley del presidente del Instituto Modigliani. En 2008 ya fue condenado por la justicia francesa por exhibir obras falsas como si fueran originales y, más tarde, exposiciones organizadas por él en Alemania y Brasil también estuvieron contaminadas por la sospecha. Tuvo que defenderse además de quienes en Italia lo acusaron de haber tenido algo que ver con la muerte, a los 66 años de edad, de Jeanne Modigliani. Ocurrió en París, en julio de 1984, justo un año después de haber nombrado “sucesor oficial” a Parisot y cuando se disponía a viajar a Livorno para participar en el centenario del nacimiento de Modigliani. Aquel viaje de Jeanne tenía además otro objetivo: investigar la aparición de obras falsas atribuidas a su padre. Pero lo impidió una caída inoportuna —o tal vez oportuna— por las escaleras de su casa .

El andar al ritmo propio

Pedro Gandolfo

El Mercurio Sábado 19 de Enero de 2013


Del pasear 

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Las vacaciones son una ocasión para pasear, una entretención más bien morosa que favorece la conversación, la divagación y la ensoñación, actividades que escasean durante el período laboral. En "Cuento de Verano" -una película notable de Eric Rohmer-, los personajes se conocen y relacionan en medio de interminables paseos por la playa y los senderos que bordean una costa agreste y hermosa. El erotismo crece allí de manera luminosa y tentativa. Para Robert Walser, el gran escritor austríaco -él mismo un paseante inclaudicable-, en sus deslumbrantes narraciones el paseo es un tópico con una proyección casi ideológica: a contracorriente de la carrera predeterminada socialmente hacia el éxito, su obra propone el paseo azaroso como itinerario vital. En esta visión, el andar al ritmo propio (nada de trekking , esfuerzo ni metas que vencer, por favor), despreocupado y libre posibilita también una cierta conjunción -casi religiosa- con la naturaleza que, desde luego, el corredor, trotador, automovilista y, para qué decir, el motonetista, dilapidan por completo en la celeridad y autismo de su marcha.

El cultivo del paseo supone la existencia de una ruta a su medida, a la medida del andante: esa vía es el sendero. Paseo y sendero se corresponden como automóvil y carretera. En algunas regiones, más civilizadas, se ofrecen completos mapas de senderos que permiten al paseante ir cómodamente de un lugar a otro por caminos interiores delimitados y garantizados desde tiempos inmemoriales. Henry David Thoreau -el magnífico autor de "Walden" y de "La desobediencia civil", uno de los paseantes más convencidos y tenaces- escribió un par de opúsculos deliciosos sobre el caminar. Allí es posible encontrar las mejores razones dadas para esta práctica de vagabundos, ociosos y contemplativos. Es curioso cómo es usual que los autores -sean escritores, cineastas, filósofos- amantes del paseo introduzcan múltiples rastros y pausas de su vagar en la arquitectura de sus obras, siguiendo los zigzagueos de los protagonistas en su escritura o narración, incurriendo en sorprendentes elipsis y saltos, dejando historias sin concluir o abriendo digresiones de manera súbita, deteniéndose otras veces en escenas de modo semejante a quien se pone a descansar en una banca para mirar un paisaje. Esta forma muy suelta de narrar o pensar, que aparece también en "Las ensoñaciones de un paseante solitario", de Rousseau; en "Tristán Shandy", de Sterne, o en "Seymour. Una introducción", de J. D. Salinger, no hace perder la unidad de lo que se cuenta o se piensa y, a cambio, le confiere a su escritura esa cadencia andarina que es el equivalente en el texto o en las imágenes de un paseo donde lo importante es pasear.

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La Araucanía es una región de notables recursos, de culturas milenarias y de conflictos que lejos de ser obstáculos son el estímulo para avanzar.

150 años de incomprensión


El Estado actuó con violencia y cometió errores al desconocer la usurpación de tierras mediante compras fraudulentas o engaños.
Las demandas surgidas por reconocimiento como pueblo originario, cierta autonomía y que el Estado pida disculpas parecen razonables.
La Araucanía es una región de notables recursos, de culturas milenarias y de conflictos que lejos de ser obstáculos son el estímulo para avanzar.


por Jorge Pinto
 
 
La Tercera - 20/01/2013 - 04:00

 
HAY NUMEROSOS capítulos de nuestro pasado que desconocemos o simplemente conocemos mal, y uno de aquellos tiene relación con lo que sucedió en La Araucanía cuando el Estado llegó a la región. Han pasado 150 años y la nube que oscurece la comprensión de los hechos persiste, a pesar de los esfuerzos de Manuel Manquilef, Samuel Lillo, Gabriela Mistral, José Bengoa, Rolf Foerster, José Marimán, Augusto Samaniego, José Aylwin, Elicura Chiguailaf y José M. Zavala, entre otros.
Su frondosa producción no deja dudas. Con documentación abrumadora han demostrado que el Estado actuó con violencia y cometió errores al desconocer la usurpación de tierras mediante compras fraudulentas o simplemente engaños. Revela también que puso fin a la autonomía de que gozaba el pueblo mapuche y no fue capaz de contener los abusos una vez instalado en la región; ocultó esta historia, aplicó luego políticas centralistas que afectaron a la economía regional y, lo más grave, no ha sido capaz de reparar los daños cometidos contra el pueblo mapuche y una región que no merece el trato recibido. Por último, impidió que se constituyera una comunidad que, aceptando la diversidad, fuese capaz de impulsar proyectos y sueños colectivos, como en otras partes del país.
No podemos modificar el pasado, pero el futuro nos pertenece. Debemos construirlo entre todos, aun a partir de hechos tan dolorosos como las muertes ocurridas, del temor de las comunidades frente a los allanamientos, del reclamo por procesos judiciales que perciben injustos y del temor de los agricultores que viven en el campo.
Todos los sentimientos que invaden a La Araucanía se han convertido, por esas paradojas de la Historia, en una gran oportunidad para avanzar en la solución del conflicto que nos afecta. La gran mayoría de las organizaciones mapuches se han abierto al diálogo. Frente a voces destempladas de algunos políticos y funcionarios de gobierno, se han levantado otras que apuntan a fortalecer el diálogo. Es comprensible que el gobierno esté hoy en una difícil posición. Los agricultores del sur exigen protección y la ciudadanía mayor eficacia, aunque sin llevar más violencia a una región que requiere paz y tranquilidad para resolver sus problemas.
Las demandas surgidas en la cumbre celebrada el miércoles, de reconocimiento como pueblo originario, de una cierta autonomía, indemnización por los daños provocados y que el Estado pida disculpas por los abusos cometidos parecen razonables y no cuestan satisfacer. El dolor, los sentimientos de injusticias y nuestros temores pueden abrir paso a un diálogo fecundo y de esperanza, como en aquellos tiempos en que los parlamentos constituyeron la fórmula para que la diversidad no fuera obstáculo para lograr la paz. La Araucanía es una región de notables recursos, de una pluralidad que le concede más potencialidad, de gente de trabajo, de culturas milenarias y de conflictos que lejos de ser obstáculos, son el estímulo para avanzar resolviéndolos con lucidez. El pueblo mapuche, los que llegaron de otras partes del país, los que escaparon de la pobreza de una Europa que los expulsó hace ya más de un siglo y toda la región merecen otra historia. Tenemos hoy la gran oportunidad de empezar a escribirla nuevamente.

Hoy, la mayoría de los llamados mapuches gozan los avances de la vida moderna y pocos conocen su antigua lengua y los viejos ritos.

Falsedades ancestrales


La conquista fue un proceso violento por ambos lados. Se ignora, sin embargo, que los indígenas se adaptaron a la dominación y la propiciaron.
Las tierras habían sido ocupadas arbitrariamente en parte, pero también habían sido vendidas a cambio de aguardiente o especies.
Hoy, la mayoría de los llamados mapuches gozan los avances de la vida moderna y pocos conocen su antigua lengua y los viejos ritos.

por Sergio Villalobos
 
La Tercera - 20/01/2013 - 04:00
 
 
DESDE HACE algunas décadas los movimientos de izquierda -cuyo fracaso político es evidente en el mundo- han levantado como un bastión la causa indigenista. Es una nueva forma de demagogia que ha contado con eco en la prensa, en los círculos políticos de toda índole y entre etnohistoriadores y antropólogos necesitados de fama.
La construcción del mito se inició cambiando el nombre inmemorial de araucanos por mapuches, que no tiene asidero en la lengua autóctona. Pero había que cambiar la designación española por una que pareciese indígena para atraer la simpatía y dar autenticidad a un movimiento.
La conquista fue un proceso violento y cruel por ambos lados. Se ignora, sin embargo, que los indígenas, a pesar de una resistencia por momentos tenaz, se adaptaron a la dominación y la propiciaron. Junto a españoles y chilenos hubo “indios amigos” que lucharon contra sus hermanos a causa de rivalidades y para vengar viejos agravios. Colaboraban, recibían recompensas y acompañaban a los destacamentos invasores. Junto a grupos de 100 o 200 cristianos marchaban mil o dos mil indios que eran esenciales en la victoria y ejercían la crueldad con los vencidos. También hubo caciques amigos o gobernadores que recibían sueldo.
Los dominadores representaban mucho para los nativos: traían el caballo y ganados, productos vegetales, vestimentas, el fierro, el vino y el aguardiente. El contacto era inevitable y se estableció el comercio. También se produjo el mestizaje, de modo que después de dos siglos los araucanos eran simplemente mestizos, igual que todo el bajo pueblo chileno. En los parlamentos se ratificaban los tratos pacíficos con el auspicio de la corona española.
Cuando llegó la República, miles de chilenos residían en La Araucanía, mientras los ganados, cultivos y el uso abundante de alcohol habían transformado a los araucanos.
Las tierras de los indígenas habían sido ocupadas arbitrariamente en parte, pero también habían sido vendidas por sus antiguos poseedores a cambio de aguardiente o especies, en transacciones que ambas partes manejaban engañosamente. Durante la ocupación, los jefes araucanos vendieron grandes espacios para radicar colonos y terrenos para erigir fuertes fueron cedidos sin gravamen. También se reservaron tierras para las comunidades araucanas con prohibición de venderlas.
Estos hechos han sido investigados y publicados, pero se prefiere ignorarlos, porque no acompañan la demagogia política.
Desde que se incorporó La Araucanía, el Estado entregó beneficios que han significado progresos para los autóctonos: caminos, ferrocarriles, puentes, escuelas, liceos y hospitales. Se han otorgado ayudas a las comunidades de mestizos araucanos, asesoría técnica, acceso a créditos, becas, planes de salud y extensas tierras adquiridas a particulares, incorporándose sostenidamente a la sociedad.
Numerosos han sido los empleados en oficinas fiscales y particulares, los maestros, miembros de las Fuerzas Armadas, profesionales universitarios, integrantes de las municipalidades y no han faltado los ministros de Estado.
Hoy, la mayoría de los llamados mapuches viven en las ciudades, gozan los avances de la vida moderna, se declaran cristianos y pocos conocen su antigua lengua y los viejos ritos. Han llegado a constituir un sector privilegiado si se les compara con el común de la gente pobre del país.

Un retrato de Mandela alcanza un precio récord en una subasta en Sudáfrica | Informe21.com

Un retrato de Mandela alcanza un precio récord en una subasta en Sudáfrica | Informe21.com

Albert Camus en Chile

A 100 años de su nacimiento Recuerdos de su visita a Chile
Albert Camus: el extranjero en los parajes del fin del mundo

Escritor, filósofo, dramaturgo y ensayista francés nacido en Argelia, Albert Camus visitó América Latina en 1949. En Chile, el futuro premio Nobel de Literatura (1957) permaneció cinco días de agosto, en los que dio conferencias, fue testigo de protestas y no se separó nunca de su traductora, Carmen Yáñez, hija de Juan Emar.

Yael Mandler

El Mercurio Artes y Letras Santiago de Chile
domingo 20 de enero de 2013
Actualizado a las 10:54 hrs.

 
El suelo chileno fue la cuarta parada de Albert Camus en su autoexilio del fulgor parisino. Las luces, la atención y las expectativas eran un constante agobio para el autor que había alcanzado la fama hacia 1944, tras terminar un proyecto que incluía la creación del ensayo "El mito de Sísifo", la obra de teatro "Calígula" y la novela "El extranjero". El clima polarizado de los primeros años de posguerra en Francia obligaba a los intelectuales a tomar posición frente a ideas contrapuestas, pero Camus se había negado a unirse a las filas de un grupo determinado. Estas disputas terminaron por embarcarlo rumbo a Latinoamérica en 1949.

En ese contexto arribó al país el autor de libros de fama mundial como "La peste" y obras de teatro como "El malentendido".

A cien años de su nacimiento, el recuerdo de su paso por Chile está plasmado en los diarios de la época y en la memoria de quienes lo conocieron. La gira propuesta por Roger Seydoux -de la Dirección General de Relaciones Culturales francesa- para realizar una serie de charlas como autor influyente del siglo XX europeo, contemplaba un recorrido con detenciones en Brasil, Argentina, Uruguay y Chile.

Con cuaderno en mano, Camus se subió al barco Campana en el puerto mediterráneo de Marsella el 30 de junio de 1949. "Espero la partida por los pasillos y puentes. Sentimiento de vergüenza viendo a los pasajeros de cuarta clase, alojados en el entrepuente, en literas superpuestas, estilo campo de concentración", detalló en su diario en uno de sus primeros días en altamar. Durante la travesía, el ánimo de Camus no lo acompaña. Pasa por momentos oscuros, que él atribuye en principio a una depresión, pero que después se acercan más a una recaída de la tuberculosis que lo persigue desde su juventud.

Su decaimiento también se debía al momento que vivía su carrera y su vida en Francia. Durante la Segunda Guerra Mundial, junto a Jean Paul Sartre, participó activamente y de forma clandestina en el diario de la resistencia francesa "Combat". Como ambos dedicaban sus escritos a tratar temas propios del existencialismo como la libertad, la nada o el absurdo, se les asoció a esta corriente de pensamiento. Pero Camus no se sentía parte de ésta. Por eso, una vez terminado el conflicto y consolidada la Guerra Fría, quiso desligarse de la imagen de miembro de la Resistencia y del existencialismo.

Otro frente de conflicto es el inicio de las primeras intenciones de independencia de su Argelia natal, movimiento del cual prefiere mantenerse al margen. Para algunos estudiosos del escritor, esta gira fue entonces como un autoexilio del clima de división y fama que le pesa. "Se mete en un período de creación nuevo, en el cual quiere revalidarse, dejar de ser el segundón de Sartre, el existencialista o el parte de algo", explica el historiador Patricio Arriagada, estudioso de Camus y quien está organizando unas jornadas para celebrar su centenario.

"Estado de sitio", estrenada en 1948, y otras de sus obras de teatro, no tienen la fama que alcanzó "Calígula". "Estaba preparando un gran ensayo sobre la rebeldía, que para él era el gran tema de la época, para contestar al concepto de revolución que ya todos abrazaban y que a él no le gustaba mucho, porque la implicaba como parte de un Estado que ejercía la violencia", afirma Arriagada.

En tierras latinas

El 15 de julio de 1949 desembarcó en Río de Janeiro. El recorrido siguió por Montevideo y Buenos Aires. En esta última ciudad, sufre en carne propia la censura del gobierno peronista. Meses antes de su visita, la actriz española Margarita Xirgu, preparaba una adaptación de "El malentendido", pero la presentación fue cancelada por tratarse de una obra atea y existencialista a los ojos de las autoridades. Con este antecedente, Camus se dispuso a hacer una conferencia sobre la libertad de expresión, pero cuando le pidieron revisar el contenido de su discurso, él se negó.

Después de esa experiencia, aterriza en Santiago el 14 de agosto y se queda por cinco días. A pesar de que tuvo problemas con su visa para entrar en territorio nacional, encuentra en Chile un país más tranquilo en comparación con los anteriores. Se hospeda en el Hotel Crillon, y Etienne Frois, agregado cultural de la época y columnista de la revista especializada Pro Arte, se encarga de gestionar su itinerario. A cada actividad iba acompañado de su traductora Carmen Yáñez, hija de Juan Emar (Álvaro Yáñez) y los medios nacionales lo observaban con atención. "Como continuador de la tradición francesa, el señor Camus posee una precisión notable en sus respuestas y en sus apreciaciones sobre los diversos temas que se le plantean y revela gran dinamismo en toda su personalidad", lo describe la nota de "El Mercurio" del 16 de agosto.

En Chile, la década de 1940 fue la época de los teatros universitarios -el Teatro Ensayo de la Universidad Católica y el Teatro Experimental de la Universidad de Chile ya tenían prestigio-, mientras los estudios filosóficos estaban en pañales. Fue a través de revistas culturales y obras dramáticas, entonces, que se dio a conocer una corriente de pensamiento más reflexiva. "Como tenía que ver mucho con el teatro y la literatura, Camus irrumpió con fuerza, porque era una figura más fácil de entender que Sartre. Lo que se conocía de Sartre era la parte literaria y teatral, pero Camus era mucho más digerible", comenta Arriagada.

Irónicamente, la prensa nacional anuncia su llegada con la presentación que él quería dejar atrás: la de un escritor existencialista, el número dos en su género después de Sartre. Por eso en sus conferencias intenta desmarcarse de esta imagen. El 15 de agosto asiste como invitado de honor a la sala auditorio de la radio Sociedad Nacional de Minería, donde expone y responde a las preguntas de la audiencia. "El visitante subraya que no es existencialista, que jamás lo ha sido y que nunca será existencialista, ya que aquella filosofía, como toda otra, entraña un postulado y que él no ha adoptado postulado alguno", relata "El Mercurio" al día siguiente.

Camus realiza dos charlas, "El asesinato y nosotros" y "Novela y rebeldía". En ese entonces ya fraguaba lo que escribiría en su ensayo "El hombre rebelde", de 1951; por eso plantea temas en los que la emancipación social tiene un rol principal. "Al referirse a la cruenta lucha entre la libertad y el despotismo, declara que la mentira más grande de nuestro tiempo es que hay que sacrificar la libertad para conseguir la justicia social", publica el diario La Nación el 16 de agosto de ese año.

No sólo paz social vio Camus en Chile. A los pocos días de su llegada, el gobierno de Gabriel González Videla aumentó en 20 centavos -una chaucha- el pasaje de transporte público. Esta medida desató una violenta manifestación que incluyó la quema de buses y enfrentamientos con Carabineros el 16 y 17 de agosto: el llamado "Chauchazo".

La situación complicó la realización de una de las charlas del escritor, pero también le permitió hacer algunas reflexiones. Durante la segunda jornada de revueltas, Camus escribió: "Ya en el día de ayer se habían registrado manifestaciones. Pero hoy esto parece un terremoto. El motivo es el aumento del pasaje de las 'micros' (los autobuses de Santiago). Se dan vuelta los autobuses y se les incendia. Se rompen los vidrios de los que pasan". "Cuando salgo, los negocios están con sus rejas abajo y las tropas encasquetadas y armadas ocupan literalmente la ciudad. A veces tiran al blanco. Es el estado de sitio. En la noche, escucho tiros aislados", agrega.

A pesar de este ambiente de confusión, a sus charlas asiste un público de élite y también jóvenes que veían en los planteamientos de los filósofos y escritores franceses la personificación de un descontento con las generaciones mayores. El escritor Alfonso Calderón era uno de ellos. "El mundo se encontraba experimentando una cada vez más aguda desespiritualización; el progreso iba en contra de la espiritualidad", dijo Calderón en 2009, poco antes de su muerte, en una entrevista realizada por Patricio Arriagada. Tenía 19 años cuando Camus visitó Chile y, como seguidor ferviente de Sartre, asistió a una de sus conferencias. "Me acuerdo de que ese día pasé por la librería Lope de Vega a comprar unos libros y después me sumé a las manifestaciones contra el alza del pasaje de las micros. En la tarde dejamos la revolución un rato y asistimos a la conferencia del llamado 'filósofo del absurdo'. Me causó una gran impresión, el recinto estaba repleto", recordó entonces Calderón.

Albert Camus deja el país el 19 de agosto. El escritor volvió a París para ir al estreno de su obra "Los inocentes". Aunque estuvo en Chile sólo por cinco días, en medio de revueltas sociales, confesó que le gustó y que incluso podría vivir acá, pero en otras circunstancias.

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La emancipación social era un tema que inquietaba a Camus en su visita y fue el eje principal de sus charlas en Santiago.
De vuelta, 63 años después
Para conmemorar los 100 años del nacimiento de Albert Camus, Chile se ha sumado a las celebraciones que se realizarán en el mundo.

Las Jornadas Internacionales Albert Camus 2013, organizadas por el historiador Patricio Arriagada, estarán a cargo del Instituto de Historia de la Pontificia Universidad Católica y se encargarán de destacar la vida y obra de este influyente intelectual. El proyecto que contempla una exposición fotográfica, ciclos de cine francés, seminarios internacionales, montajes teatrales y charlas se llevará a cabo a lo largo del año, y además cuenta con el apoyo de la Embajada de Francia, Liceo Saint-Exupéry (Alianza Francesa) y el Instituto Chileno-Francés. Para más información, contactar en Camus2013@gmail.com.

"La Ruta de los Naturalistas. Las Huellas de Gay, Domeyko y Philippi",


Historia Libro recuerda la ruta seguida por estos tres científicos
De viaje con Gay, Domeyko y Philippi


"La Ruta de los Naturalistas" permite recorrer el Chile de hoy siguiendo las observaciones del paisaje y la población que hicieron estos tres investigadores europeos a mediados del siglo XIX. El proyecto de Max Donoso, con textos de Rafael Sagredo, hace un interesante contrapunto entre los relatos del pasado y las imágenes del presente.

María Soledad Ramírez R.

El Mercurio Artes y Letras Santiago de Chile
domingo 20 de enero de 2013
Actualizado a las 10:54 hrs.


 
Fueron, si se permite la frivolidad, un "trío dinámico" del siglo XIX. Claudio Gay, Ignacio Domeyko y Rodulfo Philippi llegaron a Chile en un lapso de 23 años; el primero en 1828, el último en 1851. Recorrieron, si no todo, casi todo lo que en ese entonces era el país, desde el desierto de Atacama hasta Chiloé (la Patagonia ya eran palabras mayores para la época). Como científicos, catalogaron, analizaron, describieron, dibujaron y anotaron cada planta, animal, accidente geográfico, composición geológica o recurso mineral del territorio al que vinieron a trabajar desde su natal Europa. No dejaron a un lado las costumbres de la población que habitaba este territorio, describiendo a un chileno que todavía podríamos reconocer en algunos aspectos, por sus hábitos o su carácter.

Gay abandonó Chile en 1842, pero Domeyko -quien había arribado en 1838- y Philippi -en 1851- se quedaron acá, formaron familia, ayudaron a fortalecer el novel sistema educativo del país y murieron en estas tierras que finalmente amaron como la propia patria (polaco uno, alemán el otro).

"Afortunadamente para Chile, Claudio Gay, Ignacio Domeyko y Rodulfo Philippi cumplieron con creces las tareas que se les encomendaron", escribe el historiador Rafael Sagredo en el texto introductorio del libro de reciente publicación, "La Ruta de los Naturalistas. Las Huellas de Gay, Domeyko y Philippi", un proyecto del fotógrafo Max Donoso, financiado por LarrainVial con el patrocinio de la Corporación Patrimonio Cultural de Chile, bajo la ley de donaciones culturales (por este motivo, no se vende).

En un lujoso formato rectangular, la obra está ilustrada con los dibujos decimonónicos de los naturalistas y las fotografías actuales de Donoso. Se divide en un capítulo introductorio y tres biográficos. Luego, una selección de textos de los diarios de viaje de Domeyko y Philippi, y notas de la biografía "Vida de Claudio Gay", de Carlos Stuardo Ortiz, que van acompañados de la mirada fotográfica que hizo Donoso de las vivencias relatadas en los textos. El libro está traducido al inglés y sugiere lecturas para ahondar en estos tres personajes históricos.

"Formulé este proyecto, que busca actualizar el legado de los naturalistas del siglo XIX, por mi relación con este tema desde la infancia", señala Donoso, quien se apasionó de pequeño con la entomología. "Viajé a lo largo de Chile con estos párrafos seleccionados, un guión escrito hace 150 años, siguiendo los pasos de estos sabios, que además eran artistas que dibujaban los animales y plantas en vivo; también aventureros, para recorrer territorios inhóspitos por meses arriba de una mula, sin ninguna comodidad. En este contexto, quise acercarme a la visión que ellos habrían tenido, sentir lo que ellos sintieron al descubrir estos territorios; el desierto, la cordillera, los bosques sureños, sus emocionantes relatos en La Araucanía, y que las imágenes dieran cuenta de esa mirada. El desafío como fotógrafo era ilustrar estos textos con imágenes sugerentes y atemporales, como si ellos, Domeyko, Philippi y Gay, estuvieran mirando a través de mi cámara", explica.

Esa búsqueda se plasma en fotografías que logran interesantes contrapuntos. Por ejemplo, algunas muestran, más de 100 años después, que lo relatado o dibujado en el siglo XIX sigue aún vigente. Otras son más bien metafóricas de lo descrito o muestran cómo el paisaje ha cambiado.

La selección de los textos "se hizo buscando aquellos que dan cuenta más vívidamente de realidades naturales o culturales que es posible apreciar hasta el día de hoy", explica Rafael Sagredo. "La interpretación que se ofrece en el texto muestra que en la actualidad es posible seguir la huella que trazaron científicos como Gay, Domeyko y Philippi", señala. Así, podemos identificar las especies naturales y animales que recogieron (como el bailarín, que es un ave de rapiña, o la típica culebra del campo chileno, pequeña y café); los paisajes que recorrieron, como el Salto del Laja, el archipiélago Juan Fernández, el volcán Antuco y hasta algunas fiestas que todavía se realizan, como la de Andacollo.

Reconocer en esos dibujos antiguos rasgos de la identidad chilena es, de hecho, reconocer que el objetivo que se planteó el Estado al contratar a estos científicos para que hicieran un gran "catastro" nacional fue ampliamente exitoso. Ese material que le dio contenido al Chile decimonónico nos interpela hasta hoy.

"La noción de la existencia de una comunidad llamada Chile representa uno de los principales aportes de los científicos. La materialización de esa realidad natural e histórica en un mapa 'de' Chile, una historia del país, una botánica y una zoología del territorio y en la identificación de los recursos naturales que darían viabilidad a la nueva república, muestra que ellos, después de recorrer el país, conocer su población y apreciar sus características culturales, lo concibieron como una unidad", explica Sagredo. Ese trabajo, agrega, "contribuyó a la formación de la nación, el ejercicio de la soberanía por parte del Estado y la subsistencia económica de la república".

Desde su especificidad, cada uno de estos científicos aportó algo. Claudio Gay tuvo una mirada más amplia, abarcando lo más posible de la Historia Natural de Chile, incluso de la historia política y social. Al contrario, Domeyko tuvo un mirada más focalizada hacia la mineralogía y una visión del mundo araucano teñida por su añoranza de la tierra polaca. Mientras Philippi recorrió el desierto de Atacama, dejando un exhaustivo registro de él y formó el Museo de Historia Natural. También, "Philippi y Domeyko permanecieron en Chile promoviendo la ciencia y la investigación, formando discípulos y desarrollando instituciones que se consolidaron como esenciales en la república. Gay ejerció un magisterio más lejano, aunque no por ello menos importante, al ser su monumental 'Historia física y política de Chile' la obra que sirvió de base para el trabajo de todos los que lo sucederían, incluidos Domeyko y Philippi", señala Sagredo.

En el extranjero, los trabajos y publicaciones de estos tres personajes fueron muy valorados, sus escritos fueron publicados en prestigiosas revistas científicas, y en el caso de Claudio Gay, lo hicieron miembro de la Academia de Ciencias de París en 1856. "La calidad de su trabajo científico, como el hecho de que dieran a conocer un territorio y especies casi absolutamente inéditos para la ciencia, como lo eran Chile y su naturaleza, explican el interés por el conocimiento generado por estos científicos. Un ejemplo de ello se puede apreciar en el uso que Alexander von Humboldt hizo de la obra de Gay, Domeyko, Philippi y muchos otros que escribieron sobre Chile", concluye Sagredo.

20 de enero de 2013: Día del Roto Chileno

Chile - Día del Roto Chileno
 
Cada día 20 de enero se celebra el “Día del Roto Chileno’’ en reconocimiento a los soldados que participaron en la Batalla de Yungay el 20 de enero de 1839 donde las tropas comandadas por el general Manuel Bulnes vencieron a la Confederación Peruano-Boliviana.

La batalla tuvo lugar cerca del pueblo de Yungay, Perú, entre el ejército Confederado (peruano-boliviano) al mando del mariscal Andrés Santa Cruz y el ejército unido (chileno-peruano) al mando del general Manuel Bulnes.

El 7 de octubre de 1888, cuando gobernaba José Manuel Balmaceda Fernández, se le erigió una estatua al ’’Roto Chileno’’ en la plaza de Yungay, para recodar el triunfo de las tropas chilenas. En dicha plaza se celebra desde el 1889 esta fiesta.

* En Chile se entiende por "roto" a la persona de origen humilde que por lo general no sabe comportarse en sociedad, aunque este uso que llega a ser despectivo en mucha ocasiones se utiliza más cuando quien lo utiliza es de otra nación.

Para dicha celebración se creo la "Canción de Yungay" compuesta por José Zapiola (música) y Ramón Rengifo (letra).
 
 
Roto Chileno
 
 
La letra la canción dice así:
 
Cantemos la gloria
del triunfo marcial
que el pueblo chileno
obtuvo en Yungay.
Del rápido Santa
pisando la arena,
la hueste chilena
se avanza a la lid.
Ligera la planta,
serena la frente,
pretende impaciente
triunfar o morir.
Oh, patria querida,
que vidas tan caras,
ahora en tus aras
se van a inmolar!
Su sangre vertida
te da la victoria;
su sangre, a tu gloria
da un brillo inmortal!
Al hórrido estruendo
del bronce terrible,
el héroe invencible
se lanza a lidiar.
Su brazo tremendo
confunde al tirano,
y el pueblo peruano
cantó libertad.
Desciende Nicea,
trayendo festiva,
tejida en oliva,
la palma triunfal.
Con ella se vea
ceñida la frente
del héroe valiente
del héroe sin par.

Saturday, January 19, 2013

DE NUESTROS SOCIOS: ROBERTO AMPUERO

Artes
Um Poema Perigoso

http://www.revistacapitu.com/materia.asp?codigo=371


Quem seria contra o ideal da igualdade, do ser humano irmanado? É aí que o narrador descobre dolorosamente: a política é aquilo que não se vê.

Fidel
Registro de Cuba, 2007. Veja mais no Flickr do autor.

O militante de esquerda deve acusá-lo de traidor e de pequeno-burguês, se é que essa terminologia existe ainda; o conservador, ao contrário, com certeza terá ímpeto de esfregar na cara do primeiro esquerdista que lhe cruzar o caminho o livro de Roberto Ampuero, Nossos anos verde-oliva, da Benvirá. No entanto, em ambas as situações, o leitor estará errado. Pois antes de ser político o romance autobiográfico do escritor chileno é um tratado sobre a desilusão.
++ Totalitarismo Interior: Kundera fala da ideia de totalitário, em regimes e pessoas, nos pequenos gestos, como o riso, e nos grandes, como o esquecimento
++ Drummond e a Política: Drummond e política: o modo como o poeta usava as relações que tinha com poderosos, não havia sido bem delineado — até agora.
Livro
'O calor, a umidade pegajosa, a pobreza, as filas intermináveis, a falta de gêneros alimentícios, a cerveja morna e o rum barato, as constantes campanhas de Fidel para tentar recrudescer na alma de cada cidadão o compromisso com a revolução.'
Tudo começou quando ele militava na Juventude Comunista, organização que apoiou o presidente Salvador Allende em sua tentativa de instaurar o socialismo no Chile. Em 11 de setembro de 1973, liderados por Augusto Pinochet, os militares tomaram o poder. Acuado e sem saída, Allende teria se matado com um tiro na cabeça. Perseguidos sem trégua — os presos políticos apareciam boiando no rio Mapocho com sinais de tortura e balaços na nuca —, os militantes que tiveram a sorte de não caírem prisioneiros fugiram do país. O estudante Ampuero foi um deles — pediu asilo na Alemanha Oriental.
Morando agora num alojamento universitário em Leipzig, com refugiados políticos de outros países, o jovem idealista, leitor de Marx e Lênin, sonha em retornar para o Chile. As notícias, porém, não são animadoras. Pinochet impôs uma ditadura sanguinária, rancorosa. Circulando na cidade alemã, o rapaz conhece Margarita, uma cubana linda, de olhos verdes, filha do comandante Ulises Cienfuegos (personagem real, mas com nome fictício). Só bem mais tarde, e já casado, é que ele descobrirá que o sogro é chamado pelas costas, até mesmo pelos partidários, de Charco de Sangue. Nos anos iniciais da revolução o papel que este desempenhou, como homem de confiança de Fidel, foi o de matar às centenas os que se opunham ao regime, os chamados contrarrevolucionários, sem que isso lhe pesasse na consciência. Daí a alcunha. O antigo comandante terá ainda um peso enorme na vida de Ampuero.
Pressionado por Cienfuegos a se mudar para Cuba, a única condição que lhe permitirá casar com Margarita, o rapaz se rende aos fatos. A partir daí o relato se adensa. Pouco a pouco o leitor vai submergindo na composição dos detalhes de como o ideal político é suprimido, de tal modo que a vida agora é um enredo medonho, inventado por Kafka ou por Orwell. Uma das epígrafes de Nossos anos verde-oliva é o trecho de um poema de Heberto Padilla, um dos intelectuais cubanos perseguidos por Fidel e que também é personagem do livro: Não esqueças, poeta./ Em qualquer lugar e época/ em que fizeres ou sofreres a História,/ sempre estará a espreitar-te algum poema perigoso.
Ampuero
Ampuero: “Em que momento havia se posto em movimento aquele círculo que me fizera naufragar na ilha e me impedia de fugir dela? A única coisa que eu havia desejado era uma pátria melhor”.
Travada na engrenagem dominada por sujeitos espertos que conseguem usufruir o que o poder proporciona de aprazível e de luxuoso — estes jamais deixam de lado o discurso marxista, é claro —, a existência de Ampuero se torna um poema perigoso. Ingênuo, ele custa a crer que a linda Margarita, com o apoio do pai, é capaz de tudo a fim de garantir para si o cargo que tanto almeja na Federação de Mulheres de Cuba. Na ilha, o homem só adquire importância, e ainda assim relativa, se fizer parte de alguma agremiação política. O dia a dia é submetido pelas palavras de ordem, pelos discursos, pela concordância, pelo culto à personalidade, pela hipocrisia, pela delação, pelo medo e até pelo ato extremo do suicídio. Não era nada disso que o jovem Ampuero havia sonhado um dia. De sã consciência quem seria contra o ideal da igualdade, do ser humano irmanado? É então que o narrador descobre dolorosamente: a política é aquilo que não se vê.
Estudante de Letras, avesso às armas e ainda por cima amigo de um poeta maldito, Ampuero passa a ser desacreditado na organização em que milita em Havana, denominada Juventudes Comunistas do Chile. Da noite para o dia conhecidos seus somem. A versão é a de que podem estar lutando em algum conflito longínquo em que Cuba tem interesse. Mas nunca se sabe e jamais se toca em assuntos dessa gravidade sem ser duramente advertido. Ao redor, tudo o mais contribui para o pesadelo: o calor, a umidade pegajosa, a pobreza, as filas intermináveis, a falta de gêneros alimentícios, a cerveja morna e o rum barato, as constantes campanhas de Fidel para tentar recrudescer na alma de cada cidadão — melhor dizendo, de cada companheiro — o compromisso com a revolução.
Nem seria preciso dizer: Nossos anos verde-oliva é proibido pelo governo castrista. No entanto, isso não significa que a autobiografia do escritor chileno não circule clandestinamente na ilha. Publicada em 1999, só agora foi editada no Brasil. O autor a definiu de “romance autobiográfico” porque muitos que figuram em suas páginas estão vivos ainda. Estes tiveram os nomes inventados. Já os personagens históricos aparecem com os nomes verdadeiros.
No fim dos anos 1970, ao cair em desgraça em Cuba ao renunciar à organização na qual atuava, o desamparado Ampuero se põe a refletir: “Em que momento havia se posto em movimento aquele círculo infernal que me fizera naufragar na ilha e me impedia de fugir dela? A única coisa que eu havia desejado era uma pátria melhor.” Eis aí a desilusão, o sentido exemplar da obra.

Friday, January 18, 2013

DE NUESTROS SOCIOS: CARLOS ALBERTO CRUZ


Inside Art

New Showcase for a Neglected Era


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New York Times Published: January 17, 2013

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When the curator of American art at the Brooklyn Museum began work on an exhibition to coincide with next year’s anniversary of the Civil Rights Act of 1964, she happened on a trove of works from the Black Arts Movement, the cultural arm of the black power movement of the 1960s and ’70s. This was an area of the art market long neglected but recently attracting attention.


Brooklyn Museum

Jae Jarrell’s “Urban Wall Suit,” from 1969, recently bought by the Brooklyn Museum.


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2013 Artists Rights Society (ARS), New York/VG Bild-Kunst, Bonn

A Moholy-Nagy photogram from 1925 valued at $200,000 to $300,000, part of an auction of vintage prints at Christie’s.

Noticing that the collection bridged two generations of works already among the museum’s holdings — by earlier African-American artists like John Biggers, Sargent Johnson and Lois Mailou Jones, and by their contemporary successors — the curator, Teresa A. Carbone, persuaded the museum to acquire it.

“Even at a time when people are more aware of the established canon of black artists,” Ms. Carbone said, “these artists are only now gaining the recognition they deserve.”

The collection — 44 works by 26 artists — was assembled by David Lusenhop, a former Chicago dealer now living in Detroit, and his colleague Melissa Azzi. About a dozen years ago the two began buying pieces they felt were prime examples of the Black Arts Movement.

The works include Wadsworth Jarrell’s “Revolutionary,” from 1971, a 5-by-4-foot acrylic painting of Angela Davis rendered in Day-Glo colors; and “Urban Wall Suit,” a patchwork woman’s garment meant to resemble a graffiti-covered brick wall, by Mr. Jarrell’s wife, Jae, and Jeff Donaldson’s watercolor “Wives of Shango,” both from 1969.

“This material is now incredibly rare,” Ms. Carbone said.

In March she will start putting some of the acquisitions in the museum’s American Identities galleries. “So much of what we do is tied up with respect to our community,” she explained. “It will be incredibly resonant for people who lived through the civil rights movement, and surprising for a younger generation unfamiliar with the cultural history of the 1960s.”

CHASE OVER, TIME TO SELL

The Chilean architect Carlos Alberto Cruz is one of those compulsive collectors who enjoy the chase of putting together a coherent group of artworks more than living with them. Starting in 1979 Mr. Cruz bought Modernist photographs with the help of an adviser, Jill Rose, and put the purchases in storage. The collection has been exhibited only once, in a show called “Modernist Masterworks to 1925,” at the International Center of Photography in New York. But that was 28 years ago.

Now Ignacio Cruz, one of Mr. Cruz’s two sons, says that he and his siblings have convinced their 74-year-old father that it’s time to sell. “When he started collecting, these photographs were not very popular,” the younger Mr. Cruz said in a telephone interview from Chile. “They are also very fragile.”

Among photography collectors these works are considered particularly rare, so much so that when Sotheby’s and Christie’s learned of the Cruzes’ interest in selling the collection, they fought to get it. Christie’s won, offering the elder Mr. Cruz a guarantee — a sum he’ll get regardless of the outcome of the sale — that is believed to be around $5 million.

On April 4 Christie’s will hold an auction in New York it is calling “the deLIGHTed eye: Modernist Masterworks From a Private Collection.” Consisting of 72 prints executed from 1900 to 1925, the sale is expected to bring $5.2 million to $7.8 million.

“If you tried to put together a collection like this it would be impossible,” said Joshua Holdeman, international director of 20th-century art at Christie’s. “These vintage prints are simply no longer available. It’s the most important private collection of concentrated Modernist prints that we know of.”

Among the highlights are Edward Weston’s “Nude,” from 1925, which is expected to bring $400,000 to $600,000; Edward Steichen’s “Bricks,” from around 1922, taken looking through the open window of a city apartment at a man reading a newspaper; Alfred Stieglitz’s “From the Back Window ‘291;’ ” from 1914, an image he took from his office at 291 Fifth Avenue; and one of Moholy-Nagy’s abstract photograms from 1925. The last three works are expected to bring $200,000 to $300,000 each.

The collection is just one of Mr. Cruz’s many. He has also bought old master paintings and Dada objects, along with English furniture, coins, books and silver.

“For my father,” the younger Mr. Cruz said, “it’s not about seeing the photographs. He simply loves the idea of collecting them.”

‘YOU’ ON A BILLBOARD

“February is such a gray month,” said Cecilia Alemani, curator and director of High Line Art. “I thought: Why not add a little color to brighten things up?”

Ms. Alemani was explaining why she had asked the California Conceptual artist Allen Ruppersberg to create the next 25-by-75-foot billboard at West 18th Street and 10th Avenue in Chelsea, in a parking lot next to the High Line.


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On view Feb. 1 through 28, the billboard will be a variation on one of Mr. Ruppersberg’s signature posters. The posters, which he started exhibiting in the 1960s, are made from everyday objects and snippets from magazines, advertisements, postcards and records.

The billboard is adapted from a work that dates from the 1980s called “You & Me,” inspired by posters Mr. Ruppersberg saw on the streets of Los Angeles to promote neighborhood events like wrestling matches, carnivals and religious meetings. On it combinations of the words “you” and “me,” appropriated from the posters, are arranged in fluorescent pinks, oranges and yellows.

“There is no narrative, so you can read it any way you like,” Ms. Alemani said. This is her eighth artist-designed billboard, an initiative that started in 2011 and has featured works by John Baldessari, Maurizio Cattelan and Paola Pivi.

“After having several image-based billboards I was looking for an artist who uses language in a visual way,” Ms. Alemani said. “It’s do-it-yourself urban poetry.”

NEW PARTNER FOR GALLERY

As David Zwirner’s empire grows, so does the number of his partners. Christopher D’Amelio is the latest. Mr. D’Amelio is no stranger to Chelsea; he was a director at the Paula Cooper Gallery and ran his own space at 525 West 22nd Street, first with Lucien Terras and then on his own.

“He is in the process of closing his gallery to join us,” Mr. Zwirner said in a telephone interview. “Chris brings a lot of experience and knowledge, especially when it comes to Minimalism.” (Mr. Zwirner represents the estates of two giants of Minimalism, Dan Flavin and Donald Judd.)

Mr. Zwirner is gearing up for the Feb. 15 opening of his second Chelsea space, at 537 West 20th Street, on the former site of a three-story garage, a block away from his 19th Street gallery.

Mr. D’Amelio will be Mr. Zwirner’s fifth partner. The other four are Angela Choon, who runs his London gallery; Kristine Bell, who is on 20th Street, where Mr. D’Amelio will be; and Bellatrix Hubert and Hanna Schouwink, who are at 19th Street.

 

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