SOCIEDAD DE BIBLIÓFILOS CHILENOS, fundada en 1945

Chile, fértil provincia, y señalada / en la región antártica famosa, / de remotas naciones respetada / por fuerte, principal y poderosa, / la gente que produce es tan granada, / tan soberbia, gallarda y belicosa, / que no ha sido por rey jamás regida, / ni a extranjero dominio sometida. La Araucana. Alonso de Ercilla y Zúñiga

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Location: Santiago de Chile, Región Metropolitana, Chile

Editor: Neville Blanc

Monday, August 31, 2009

INCONTURNABLE, UNA EXPRESION INGLESA

TRAMPAS LINGÜISTICAS
Oximorones conciliadores
El lenguaje se ha convertido, sobre todo en el ámbito de la política, en un espacio donde sustantivos y adjetivos antagónicos se unen de forma contradictoria, como puede apreciarse estos días en la campaña electoral que vive Italia

El Mundo.es 7 de abril de 2006
UMBERTO ECO
Hace tan sólo unos años, cuando se utilizaba la palabra oximorón, había que explicar de qué se trataba. Para definirla, se recurría a expresiones célebres, como «convergencia paralela», y era oportuno aclarar que hay oximorón cuando se combinan dos términos que se contradicen en profundidad, como fuerte debilidad, desesperada esperanza, dulce violencia, insensato sentido (Manganelli) y, para no olvidar el latín, «formosa deformitas, concordia discors, festina lente».
Hoy en día, todo el mundo habla del oximorón. Es una palabra que se lee a menudo en la prensa y hasta se la oí a los políticos en la televisión. En definitiva, o todo el mundo se puso a leer tratados de retórica o hay algo de oximórico en lo que está ocurriendo. Se podría objetar que el fenómeno no es síntoma de nada, porque siempre surgen modas lingüísticas debidas a la pereza y a la imitación. Unas duran el espacio de un segundo y otras sobreviven durante mucho más tiempo. Pero el caso es que, en los años 50, las chicas decían continuamente «bestial» y, ahora, dicen «absurdo», sin por eso referirse ni a la zoología ni a Ionesco.
Durante algún tiempo, mucha gente decía «un momentito», pero no porque el tiempo encogiese. Resiste todavía la insoportable costumbre de hablar de cónyuges, quizá sólo Dios sepa el porqué, en tiempos en los que se presenta al marido como compañero. Y, desde hace unos años, los franceses abusan del término incontournable, en el sentido de algo que no se puede evitar y que hay que tener en cuenta absolutamente. Y todo, en la radio, en la televisión, en las conversaciones y en las cenas, todo se torna incontournable. Una película, un problema, un libro, una comida, un tipo de zapatos...
Temo que, también entre nosotros, pronto se hable de algo «inconturnable». Y se terminará por decir: «Lo inconturnable es algo que nos llama, pero no porque haya aumentado de improviso el número de las cosas inevitables. Más aún, cuando todo se torna inconturnable, todo puede ser tranquilamente descuidado u obviado».
Sospecho, sin embargo, que el oximorón haya ganado popularidad porque vivimos en un mundo en el que, superadas las ideologías que intentaban, a veces de una forma un tanto ruda, reducir las contradicciones e imponer una visión unívoca de las cosas, ya sólo nos debatimos entre situaciones contradictorias.
¿Quieren un ejemplo evidente? La Realidad Virtual, que es algo así como una Nada Concreta. Además, hay «bombas inteligentes», que no parece un oximorón, pero lo es, si se considera que una bomba, por su propia naturaleza, es estúpida y debería caer donde la arrojan. De lo contrario, si se hace por propia iniciativa se torna en fuego amigo, bellísimo oximorón, si por fuego se entiende algo puesto en marcha para dañar al que no es amigo.
Me parece bastante oximórica la «exportación de las libertades» si libertad, por definición, es algo que un pueblo o un grupo conquista por medio de una decisión personal y no por la imposición de otro. Y, siendo sutiles, también hay un oximorón en el «conflicto de intereses» porque se puede traducir como Interés Privado Perseguido para el Bien Público o Interés Colectivo Perseguido para el Propio Bien Particular.
Son oximóricas la Movilización Global de los Antiglobalización, la Paz Armada y la Intervención Humanitaria, si por intervención se entiende, que se entiende, una serie de acciones bélicas en casa de otro.
Oigo cada vez más los programas electorales de los nuevos aliados de Berlusconi, una izquierda fascista, y me parecen bastante oximóricos los Ateos Clericales como Pera y Ferrara. Y no me olvido, aunque ya nos hayamos acostumbrado, de la Inteligencia Artificial e, incluso, del Cerebro Electrónico, si por cerebro se entiende esa materia viscosa que tenemos en la caja craneal. Por no hablar de los Embriones con Alma e, incluso, de la Variante del Desfiladero, dado que, por definición, un desfiladero es el único punto («inconturnable») por el que se puede pasar entre dos montañas. Díganme si no es oximórico ser «bipartidista», es decir Tomar Parte Valientemente Teniendo los Pies en Dos Zapatos. Y también me parece oximórica la propuesta del Olivo de un Voluntariado para el Servicio Civil Obligatorio.
En definitiva, al no saber ya cómo hacer cuadrar opciones que no pueden ir juntas, se recurre a Oximorones Conciliadores (otro bello oximorón) para dar la impresión de que lo que no puede convivir que conviva: la misión de paz en Irak, las leyes contra los magistrados (que son quienes deberían aplicarlas), la política en televisión y las farsas en el Parlamento, la censura de la sátira no autorizada, las profecías a toro pasado, como el tercer secreto de Fátima, los kamikazes árabes que serían algo así como los sarracenos sintoístas, los del mayo del 68 que se pasaron a Berlusconi o el populismo liberal. Para terminar con las parejas de hecho virtuosamente contrarias a los concubinos divorciados.

INVITACION A LOS SOCIOS Y AMIGOS DE LA SBCH


INVITACION A LOS SOCIOS Y AMIGOS DE LA SBCH


RIL Editores y ADICA tienen el agrado de invitar a Usted a la presentación del libro Cartas a Gabriela, de Pablo Neruda, editado por Abraham Quezada Vergara.
En la ocasión, comentarán esta obra Nureildín Hermosilla, abogado y bibliófilo y Pedro Pablo Zegers, Conservador Archivo del Escritor, DIBAM.
Esta actividad se realizará el día miércoles 9 de septiembre, a las 12:30 horas, en el Auditorium Abdón Cifuentes, de la Academia Diplomática de Chile "Andrés Bello", Catedral 1183, Santiago.
SRC: 8274676

Sunday, August 30, 2009


LOS PRIMEROS IMPRESOS CHILENOS
Un interesante artículo de nuestro consocio

Darío Oses Moya:


18 DE SEPTIEMBRE

Mateo de Toro y Zambrano
Presidente de la Primera Junta Nacional de Gobierno de Chile
18 de septiembre de 1810 – 26 de febrero de 1811






IOWA CITY TALLER LITERARIO


Roberto Ampuero

El Mercurio Jueves 27 de Agosto de 2009

El invento de Iowa City
Cuando viajo por Estados Unidos, siempre me llama la atención la competencia que despliegan entre sí las ciudades por “ser alguien” y conquistar visitantes, residentes y empresas. No debiera sorprenderme. En el fondo, Estados Unidos es un país de 300 millones de nómades que a menudo se mudan de ciudad buscando nuevas oportunidades. Las ciudades saben que nadie se queda para siempre, y que seducir para que personas opten por sus calles y ventajas es clave para lograr recursos, impulsar la economía y proyectar su identidad.
Nueva York, Chicago, San Francisco, Miami o Las Vegas, imanes planetarios que Hollywood también ha contribuido a instalar en nuestra imaginación, también compiten. Nueva York es “la ciudad que nunca duerme”; Miami, “la ciudad mágica”, y Las Vegas promete que “lo que ocurre en Las Vegas, queda en Las Vegas”, mensaje potente en un país puritano. También compiten ciudades pequeñas y apartadas, parecidas en tamaño a muchas nuestras. En las autopistas uno encuentra a menudo letreros de ciudades adyacentes que sugieren al viajero no pasar de largo. Uno de la minúscula Tampico, Illinois, subraya que allí nació Ronald Reagan. Tombstone, en Arizona, con mil 500 habitantes y la callejuela de los duelos, afirma que es “una ciudad demasiado dura para morir”, y Burlington, en Vermont, se ufana de ser “la más sana” del país.
Hay ciudades estadounidenses con menos de 100 mil habitantes que han logrado notable proyección internacional gracias a que destacan su identidad y un estilo de vida diferente. Santa Fe, en Nuevo México, por ejemplo, es un centro de artistas y artesanos donde las artes plásticas y la cultura originaria juegan un rol crucial. Key West, “la ciudad más austral del Estados Unidos continental” y hogar de Ernest Hemingway, atrae a la vez con aires tropicales. Todas ellas definieron su identidad y se construyeron y proyectaron en torno a ella, algo tal vez interesante para autoridades nuestras.Otra ciudad que muestra un éxito admirable es Iowa City, construida en gran medida alrededor de la literatura. En medio de la llanura infinita del Medio Oeste y conocida como “la Atenas entre los maizales”, alberga a 30 mil estudiantes de la Universidad de Iowa, su hospital adjunto de especialización médica con dos mil médicos, y el celebrado Taller de Escritores, por donde han pasado 28 premios Pulitzer en 73 años de historia; entre ellos, John Cheever, Raymond Carver, John Irving y Philip Roth. También está allí el Taller Internacional de Escritores (IWP), creado en 1967, entre cuyos alumnos figuran el Nobel turco Orhan Pamuk, o latinoamericanos como Fernando del Paso, Rodrigo Fresán y José Donoso.
Con 70 mil habitantes, Iowa City es la cuna mundial de los talleres literarios, la ciudad que exhibe la mayor concentración de posgraduados y la menor tasa de desempleo en Estados Unidos (2,9 por ciento). Muestra, además, uno de los mejores rendimientos en las pruebas de selección universitaria y se ubica entre las ciudades con mejor calidad de vida del país. Su palanca económica fue apostar por la educación, y su resorte para “ponerse en el mapa” fue apostar por la literatura. De lo contrario, Iowa City sería hoy quizás una ciudad más entre los maizales.

Análisis:
Falsedades sobre la Araucanía
Para el historiador Sergio Villalobos, "quienes se dicen 'mapuches' no son indígenas, sino mestizos" y agrega que sólo el 9,7% de ellos se define como integrante de la etnia.
El Mercurio 30 de agosto de 2009
Sergio Villalobos R.*
Mucho se habla de una deuda histórica con el pueblo araucano, pretendiendo crear una fuerza moral para aceptar las demandas de quienes se dicen herederos de aquella etnia.
La verdad histórica objetiva, no sujeta a posiciones políticas, ni al eco de los medios de comunicación y, lo que es más grave, a las actitudes del gobierno y la clase política, descansa en errores generalizados.
Para empezar, quienes se dicen "mapuches" no son indígenas, sino mestizos generados en un transcurso que se inició con los conquistadores y prosiguió hasta el día de hoy con los chilenos. Esa fue la gran masa que habitó en la Araucanía con plena aceptación del pueblo araucano y con un mimetismo físico y cultural que conformó su realidad. Basta pensar, para medir la intensidad del fenómeno, que los mestizos llegaron a ser caciques, como el famoso Chicahuala y los caciques gobernadores de Toltén.
La mezcla racial comenzó con el desenfreno de la Conquista, prosiguió con los colonos españoles en los lavaderos de oro, las faenas agrícolas y en cuanto lugar se pueda pensar. También hubo cautiverio de mujeres blancas en la caída de las ciudades del sur y el asalto a las posesiones hispánicas. Durante la República, el fenómeno continuó más o menos igual.
Quienes se dicen mapuches descienden, por lo tanto, de los dominados como de los dominadores. Son tan chilenos como todos, porque la inmensa mayoría del país es mestiza y cabría, en consecuencia, preocuparse de igual manera del poblador de la periferia de las ciudades, de todos los campesinos y los habitantes de Combarbalá, Renca o Melipilla. En todos ellos hay mestizos chilenos pobres que merecerían iguales beneficios que quienes invocan "derechos ancestrales".
¿Dónde está la igualdad de los chilenos?
Desde otra perspectiva, ya es tiempo de que todos conozcamos que la Guerra de Arauco tiene mucho de mito. En los comienzos y durante poco más de cien años, hubo una lucha intensa y despiadada por ambos lados; pero desde mediados del siglo XVII reinó la paz, con pequeñísimas interrupciones hasta los días de la Independencia. La tranquilidad generó una convivencia fronteriza en que hubo toda clase de relaciones, como lo han demostrado obras más o menos recientes. El comercio fue intenso. Los nativos se sintieron atraídos por los géneros, las cintas, las baratijas, el hierro, y, por sobre todo, el vino y el aguardiente. Por su parte, los aborígenes entregaban ponchos, alimentos, cuero y otras especies, produciéndose un trato muy conveniente para todos. También vendían mujeres y niños de acuerdo con la "usanza". Bajo ese sistema, los fuertes y misiones de la Araucanía eran lugares de trato, adonde todos concurrían.
La vida y la lucha en la Frontera fue de gran complejidad e impide manejar conceptos ligeros o aparentes. Los aborígenes no formaban una comunidad unitaria y cohesionada, sino que eran una sociedad segmentada por parcialidades con caciques a la cabeza. Vivían con rivalidades, odios y luchas entre ellos, y por esa razón rara vez y sólo en los comienzos presentaron un frente unido. Debido a esas circunstancias, muchas parcialidades se aliaron a los españoles y combatieron junto a ellos. Arreglaban los malos pasos del camino, ayudaban a cruzar los ríos; llevaban alimentos, leña y agua a los fuertes. Más aún, sus destacamentos acompañaban a los hispano-chilenos y luchaban con ardor junto a ellos. En la persecución eran implacables y se apoderaban de los despojos, las mujeres y los niños. Eran los "indios amigos", cuyos jefes eran caciques gobernadores por designación oficial, se les otorgaba un bastón con cabeza de plata y recibían sueldos.
Con el tiempo, algunos grupos se incorporaron al ejército y recibían remuneraciones. No es extraño, entonces, que destacamentos de 150 o 200 españoles triunfasen sobre masas de enemigos. A su lado combatían cientos y quizás miles de indios amigos, situación que continuó durante la República.
En suma, los araucanos contribuyeron a su propio sometimiento.
Durante el período de la Independencia se renovó la lucha temporalmente, debido a que la vida fronteriza se desorganizó. Generalmente, las tribus fueron soliviantadas por los jefes realistas.
Avanzado ya el período de la República, hubo épocas esporádicas de lucha, que no pueden compararse con las grandes rebeliones de los primeros tiempos. Ocurrió entonces el mayor despojo de tierras, un fenómeno que tampoco puede simplificarse. Antes del avance de las armas, infinidad de colonos, en forma pacífica, se habían instalado en tierras de los indígenas aceptados por éstos, quienes aprovechaban el contacto y les vendían tierras. Durante el avance oficial iniciado en la década de 1860 por el coronel Cornelio Saavedra, grandes extensiones fueron vendidas por los nativos a los colonizadores, y el mismo Saavedra adquirió terrenos para la fundación de Angol y levantar fuertes hasta la líneas del río Malleco.
Es cierto que hubo despojo por la fuerza, pero también se reservaron espacios no desdeñables para los indígenas.
La ocupación de la Araucanía se debió a la necesidad de extender de manera efectiva la soberanía nacional a un espacio que le pertenecía desde los comienzos de la Conquista, y que era necesario incorporar a la producción agrícola y ganadera con efectivos métodos modernos. Los primitivos poseedores tenían sólo una economía de subsistencia, sin aprovechar los enormes terrenos que poseían. Ahora se beneficiaban no únicamente el común de los chilenos, sino también los nativos y mestizos, quienes con el contacto se sumaron a una economía de mercado.
Los mestizos de araucanos, al disponer de enormes espacios no aprovechados, procedían a efectuar ventas a los chilenos y ello contribuyó a perder parte de su patrimonio. Generalmente cambiaban sus tierras por unos cuantos bienes materiales y chuicos de aguardiente. No puede desconocerse que también hubo abusos y que simplemente los aventureros los despojaban de sus terrenos. Todo ello ocurrió a pesar de que el Estado protegió las tierras dejadas a los nativos y prohibía su enajenación.
La ocupación de la Araucanía significó introducir innovaciones que favorecieron a toda su población. Se construyeron caminos, puentes y obras públicas; el ferrocarril y el telégrafo penetraron en forma sostenida. Se establecieron escuelas, algunos liceos y escuelas normales. También hospitales y puestos policiales, sin contar todo el apartado administrativo y municipal.
Mediante esas tareas de progreso, los mestizos de araucanos pudieron incorporarse a la existencia moderna. La educación les abrió paso a los puestos fiscales, a los negocios particulares, a las filas del Ejército y de Carabineros; algunos alcanzaron cargos de parlamentarios y aun de ministros.
El 84% no habla su idioma
Hay que hacer notar que los más empeñosos y hábiles desarrollaron sus aptitudes, como en toda sociedad humana, logrando mejorar sus condiciones de vida. Los rutinarios de poca voluntad permanecieron en su vieja situación, cultivando resquemores y deseos de protesta.
En tiempos actuales se ha sugerido que las agrupaciones de la Araucanía formaban un Estado, lo que no pasa de ser un error conceptual, porque ni siquiera tenían unidad ni gobierno centralizado.
Se ha creído ver en la realización de parlamentos unas especies de tratados concertados por dos estados, lo que no pasa de ser una fantasía indigenista.
Todos los habitantes de las colonias eran súbditos del rey, y luego fueron ciudadanos de un país independiente. Si en ocasiones hubo acuerdos con ellos fue por consideración especial, tal como podía ocurrir, por ejemplo, con los mineros del Norte Chico o los comerciantes de Santiago.
Los parlamentarios eran convocados por las autoridades oficiales a petición de grupos de caciques y apremiando a los reticentes. Atractivo especial eran las comilonas en grande, la borrachera interminable y la concurrencia de pequeños mercaderes.
Por lo general, los acuerdos eran impuestos por las autoridades hispanas y chilenas, y tenían por objeto crear condiciones de paz para la vigencia de las relaciones fronterizas. Los caciques reconocían la autoridad del rey de España y del gobernador, y solían ser reconocidos en sus derechos de jefatura mediante el título de cacique gobernador y la entrega simbólica de los bastones.
Hubo, además, otros avances. Existía en el Ejército el cargo de Comisario de Naciones, con la función de mantener el contacto con los caciques y vigilar sus actividades. También se designaban "capitanes de amigos", colocados junto a los caciques para controlar sus pasos, ayudarlos en lo que se pudiese y evitar que sufriesen tropelías de los soldados desmandados. Tales capitanes se identificaban con las formas de vida de los mestizos araucanos, tenían varias mujeres de las tribus y procreaban muchos hijos.
Los nativos les tenían aprecio y solían luchar bajo su mando contra otras parcialidades. En muchas ocasiones, reducciones que no tenían capitanes de amigos los solicitaban, y otras protestaban cuando se pretendía remover a alguno de ellos.
Esa institución, igual que tantas otras, pasó a la República.
Desde fines de la Colonia y después de la Independencia, la vida de las agrupaciones al sur del Biobío había prosperado mucho. Varios caciques habían mejorado sus tierras de cultivo, y más que nada, poseían grandes manadas de animales, principalmente vacunos, ovejunos y caballares. Sus rucas habían tomado la forma del rancho campesino y constaban con otras instalaciones. Por todas estas razones, muchas de las tribus no deseaban la guerra, que les era perjudicial.
La incorporación definitiva, concluida en 1883, abrió todas las posibilidades de participación en la vida nacional.
Según el censo de 1992 y la encuesta CEP de 2002, sólo el 9,7% se define como mapuche, el 79% vive en ciudades, el 84% no habla la lengua propia, el 49% no sabe o no recuerda las ceremonias o ritos, y el 60% es católico.
Pese a esta información objetiva, que prueba la integración, los indigenistas, antropólogos y políticos oportunistas insisten en crear formas de separación. Son paternalistas.
*Historiador chileno. Ganador del Premio Nacional en 1992. Ex director de la Biblioteca Nacional entre 1990 y 1993. Actualmente hace clases en las universidades de Chile y Andrés Bello.

"Niña Errante":

Entrevista
Pedro Pablo Zegers, editor de "Niña Errante":
"Quiero que el texto hable por sí mismo"
El epistolario de Gabriela Mistral y Doris Dana se encuentra a partir de hoy en librerías. Pedro Pablo Zegers, conservador del Archivo del Escritor, de la Dibam, se encargó de la transcripción, prólogo y notas del volumen. "Yo fui respetuoso con el original, en el sentido de ir al fondo del asunto, y el tema de género lo dejo abierto", asegura.
El Mercurio Artes y Letras 30 de agosto de 2009
PEDRO PABLO GUERRERO
En diciembre de 2007 llegó a la Biblioteca Nacional el legado de Gabriela Mistral entregado a Chile por Doris Atkinson, sobrina de Doris Dana. Son más de cincuenta mil hojas -estima Pedro Pablo Zegers, conservador del Archivo del Escritor-, y las cartas ascienden a unas diez mil. Doscientas cincuenta de ellas integran el epistolario de Gabriela Mistral y Doris Dana que, bajo el título " Niña errante" , publica Lumen (Random House-Mondadori), con transcripción, prólogo y notas de Zegers.
La correspondencia se extiende por nueve años, desde 1948 a 1956. Doris Dana (1920) había conocido a Gabriela Mistral en mayo de 1946, cuando la poeta dictó una conferencia en el Barnard College, de la Universidad de Columbia. Sin embargo, no fue sino hasta el invierno boreal de 1948 que ambas tomaron contacto por vía epistolar. El acercamiento se produjo gracias a otro Premio Nobel. Doris Dana había colaborado con el crítico Charles Neider en la edición del libro La estatura de Thomas Mann (1947), una compilación de ensayos sobre el autor alemán, por entonces radicado en California. La traducción del texto que escribió Gabriela Mistral fue supervisada por Doris Dana, quien le envió desde Nueva York un ejemplar del libro a la poeta chilena, que vivía en California. En la primera carta, Doris la trata de "Mi querida Maestra". Mistral le responde: "Cara señorita". Al parecer se encuentran en septiembre de ese año y de ahí en adelante el tono de la correspondencia alcanza un grado de intimidad cada vez mayor.
En su revelador epílogo, Doris Atkinson aporta detalles inéditos sobre la vida familiar de su tía y da a entender, tácitamente, que se trata de un epistolario autorizado: "Doris Dana no hizo esfuerzo alguno por restringir el uso de las cartas ni dejó instrucciones al respecto".
Pedro Pablo Zegers, que ve en el texto que le pidió a Atkinson un "espaldarazo" definitivo al libro, es aún más categórico. "Si Doris Dana hubiera querido que esto no se publicara, las habría eliminado", asegura a "El Mercurio".
-¿Y cómo explica la desproporción entre las cartas de Gabriela y las de Doris Dana, que son apenas dieciséis?
-Yo puedo sospechar que, a la luz de este epistolario, indudablemente ella se autocensuró, porque hay muchas cartas de Doris que no están. Es muy probable que ella misma se haya encargado de eliminarlas. Del ciento por ciento de cartas que están en el legado se han publicado 99,9. Solamente dejamos afuera, por razones de conservación, algunas pocas que estaban en mal estado. Opté por no manipularlas.
-¿Por qué Doris destruye la mayoría de sus cartas y deja todas las de Gabriela, incluso las que escribió y nunca le despachó?
-Bueno, muy simple, es la voz de Gabriela la que habla por esas cartas y no la de ella. Por lo demás, esto podría explicar la veneración y culto que sentía Doris Dana por Gabriela Mistral.
-Usted dice en el prólogo que la verdad de Mistral parece siempre envuelta en la niebla, pero tampoco aclara cuál sería esa supuesta verdad.
-Lo dejo abierto ex profeso. Yo puedo tener mi interpretación lógica y real, la puedo tener absolutamente clara. Sin embargo, quiero seguir con honestidad el texto, que hable por sí mismo y no prejuiciar en absoluto al lector común. Porque al lector ideal no tengo para qué decirle nada: va a interpretar lo que quiera y va a interpretar bien, pero quiero que el lector común se haga su propia visión de ese mundo, de ese contenido.
-En las cartas asombra el frecuente uso del género gramatical masculino que hace Mistral. Usted lo explica como "un ascendiente de carácter paternal y protector".
-Sí. Al principio pensé que era un error de transcripción, pero lo releí con más calma y lo revisé, literalmente, con lupa, porque trabajaba con una lupa enorme. Incluso les consulté a los chiquillos del proyecto: ayúdenme a ver si es una "o" o una "a". Yo lo endoso a una visión más que sexual, paternal.
-¿Por qué paternal?
-Porque es un sentido protector.
-Pero en ese caso podría haber sido también un sentido maternal y no hubiera cambiado el género.
-Sí, pero yo lo veo más como una figura protectora. Padre, madre, como quieras llamarla, pero es protectora: "oye, si te falta algo, saca de la cuenta, no te olvides de comprar ropa, no te olvides que los pasajes los pago yo, todos tus gastos son por cuenta mía". Eso se va reiterando en las cartas. Ese sentido protector obedece a esa visión padre-madre, que, como bien dices, puede ser uno u otra.
-Usted evita cuidadosamente calificarla como una relación lésbica.
-Lo quise hacer así, ex profeso, de manera tal de respetar la intimidad.
-Tiene que admitir, sin embargo, que las cartas van más allá de lo filial: hablan derechamente de amor.
-Por supuesto. El lector me va a decir no me vengan con cuentos, si eso está claro, pero yo dejo abierta la posibilidad a cualquier especulación, y, más que especulación, dejo abierta la puerta hacia la verdad. Si tú quieres zanjar el tema con respecto a la sexualidad de la Mistral, qué mejor que hacerlo de manera digna, sin esa carga farandulera, de titular de periódico de pacotilla. Te reitero: me cuidé de no utilizar nada que dijera relación con el tema en la introducción. Y eso lo hice de manera consecuente con la gente que sabía que estaba trabajando esto. A la misma Doris Atkinson le dije: no pretendo hacer una apología de la sexualidad ni una apología de los grupos marginales, lésbicos u homosexuales. El que quiera leer las cosas de otra manera que las lea y las interprete como quiera y como están. Se van a dar por sí solas, más allá de lo que yo diga. Si al final de cuentas el prólogo no lo lee nadie.
-Le aseguro que éste sí.
-Pero tampoco es un prólogo desorientador. Muestra situaciones, da indicios, señales, abre caminos.
-Algunos lectores pueden pensar qué tendría de farandulero o indigno decir que la relación entre ambas fue homosexual.
-Nada, absolutamente nada. Tampoco me cierro a esa opinión. Sería iluso, sería ingenuo de mi parte. Y no estoy dispuesto a ir a una pelea teórica, confrontacional respecto de eso, porque la perdería, si eso lo tengo claro. Yo fui respetuoso con el original, en el sentido de ir al fondo del asunto, y ese tema de género lo dejo abierto, lo que me parece, si quieres, una situación mucho más cómoda. Esa neutralidad suiza a lo mejor te permite estar en distintos lados, pero también habla de cómo yo he venido trabajando al personaje, cuál ha sido mi línea respecto de él durante todos estos años, que ya van a ser treinta el próximo. Es consistente con lo que he hecho.
-El propósito que declara en el prólogo de mostrar una cara de la Mistral más humana, sonriente y afable coincide, a nivel de lo público, con su reciente cambio de look en el billete de cinco mil pesos.
-Es una coincidencia feliz, azarosa. Pienso que se le hace justicia, porque aparece un personaje mucho más cercano, que uno podría sentir más íntimo. En esa perspectiva, pienso que el libro puede ser muy útil a la gente que va a seguir trabajando en los temas de su personalidad, por una parte, así como también de las figuraciones con su obra. Va a abrir puertas.
-Pero esa intención de presentar a una Mistral más próxima puede chocar con el hecho de verla, muchas veces, obsesiva, paranoica, manipuladora, incluso rencorosa, como ella misma se reconoce. Es humana, aunque no siempre en el sentido más luminoso.
-¡Pero lógico! Todos tenemos un lado oscuro. Todo ser humano tiene los matices de todas las gamas: blancos, negros y grises también. ¿Por qué ella no los iba a tener? Aquí los vemos y eso es lo interesante, porque antes veíamos un blanco y un negro, la buena o la mala, la poesía escolar o la pensadora. Acá la vemos en todo el espectro, tenemos un personaje que se va integrando al mundo, se convierte en un ser de carne y hueso.
Nuevo epistolario
con Palma Guillén
-¿Cuál es su próximo trabajo?
-Voy a trabajar otro epistolario. Son materiales que ya tengo transcritos. Es la correspondencia de Palma Guillén y la Mistral. Parte en 1942 y termina en 1955 o 1956. Es más grande que este libro: un corpus de 450 cartas, de las cuales vamos a dejar, tal vez, unas cien menos, porque algunas son muy reiterativas. Pero tiene la ventaja, a diferencia de este caso, que Palmita Guillén fechaba todo y las cartas son maravillosas. Se van a sorprender con Palma Guillén también.
Los celos de Mistral
-¿A qué atribuye la permanente inseguridad y celos de Mistral?
"Uno tiene que ponerse en los zapatos de esta señora. Había treinta años de diferencia con Doris. Mistral le escribe: recuerda que soy una mujer vieja, y yo sólo te estoy pidiendo que me des los últimos años de vida que me quedan. Esa es la obsesión de Mistral: pasar ese tiempo sola, sin esta persona que la apoya, con la que se siente cómoda, que la ayuda en todo. Perderla no le conviene, porque ella sabía, y no se equivocó, que le quedaba poco tiempo. A lo mejor porque ya se sentía mal, porque la diabetes estaba muy avanzada, porque probablemente tenía problemas al corazón fuertes, y quién te dice si a lo mejor el cáncer al páncreas no estaba ya gestándose, que fue lo que en definitiva la mató. ¿Y qué hace cuando se le va la vida? Aprovecha los mejores momentos, intenta retener a Doris, ciento por ciento para ella, no para los viajes ni para sus obras de teatro, ni para sus guiones de cine o televisión. Y lejos de la terrible Nueva York. Aunque transa con ella al final: se va a vivir en las afueras de esa ciudad. Hasta eso acomodó en su vida: escoger esa plaza diplomática, el consulado. En una carta le dice: Doris, yo estoy en Estados Unidos por ti".
-¿Quién es el personaje "M.M." que Mistral le menciona a Doris varias veces con irritación?
"Podría ser M. Madrigal o Monika Mann, la hija del escritor. Pero no tengo cómo pesquisarlo, y eso que las cartas fueron revisadas acuciosamente. No hay ninguna pista para aclararlo".

UNA PRIMERA EDICION

Gabriela Mistral junto a Doris Dana y unos amigos en México, el año 1948.
Cónsul de Chile en Nápoles Obtuvo esa destinación diplomática en 1951,
el mismo año en que ganó el Premio Nacional de Literatura.


Fragmentos del libro editado por el Conservador del Archivo del Escritor:
Las cartas de amor de Mistral y Doris Dana "Niña errante", que publica la Biblioteca Nacional y Random House-Mondadori, abarca la correspondencia desde 1948 a 1956.
El Mercurio 30 de agosto de 2009
April 21 st, 1949
Mi amor:
[...]
Cuando veo el color de verde de la primavera, pienso «esto es
especial, es sacrado para mí, esto color, porque quizás en esto momento
mi amor ve el mismo color -y quizás ella siente las mismas
emociones inexplicables, inefables y misteriosas- en esto momento.
Yo veo una flor, y recuerdo de unas flores que tú me has dado,
sin palabras, en nuestro coche, en San Juan de Cocomatepec. Y súbitamente,
con esto recuerdo, toda [...] es una flor, ofrecido, dado
por tu mano. Veo el cielo, recuerdo millones de cielos sobre la cabeza
más querida en el mundo. Y pienso «este mismo cielo toca a la
cabeza de mi querida», y yo mando a ti un beso, un toque tierno y
pasionado por los nubes que pasan, que tal vez van a verte pronto en
[...]. Y tengo celos de estos nubes que pueden verte más pronto que
yo. Y el viento -el viento me abraza- y yo ruego al viento «abraza
a ella para mí, haga que ella que es mi abrazo, tierno, y pasionado».
Yo me pongo en el viento y en la lluvia tierna, para que estos, viento
y lluvia, pueden abrazarte y besarte para mí.
Doris Dana
24 de noviembre de 1949
Doris Mía:
[...]
A mi edad, se sabe una cosa que los jóvenes parecen ignorar:
que es preciso vivir la dicha hasta que ella se va o se agota; que
es estúpido abandonarla por lo que sea: negocios, cortesías familiares,
turismo, etc. Que lo divino no se ha de romper, quebrar,
postergar. Porque todo daña al amor, excepto él mismo. Todo es
duro agrio e insípido, tonto y robado menos Él mismo. Todo es
basura, desperdicio, chatez, vulgaridad, plebe, menos Él mismo.
Ojalá si eso divino dura en ti, tú te aprendas esto. Es lo único que
te falta entender. Tú entiendes de este mundo casi todo, Doris
Mía, «fenomenito» en el «espíritu de sutileza».
Procuro cuidarme para ti. Yo no tengo razón de vivir. Cuando
llegaste, yo no tenía nada, parecía desnuda, y saqueada, paupérrima,
anodina como las materias más plebeyas. La pobreza pura y el tedio
y una viva repugnancia de vivir. Todo lo has mudado tú y espero
que lo hayas visto. [...]
Un abrazo tierno, Gabriela
1954
Doris querida:
[...] La única ambición que yo tengo hoy es la de tener una casa
donde no me hiele. Pedir la calefacción, no anda porque yo sé
que los patrones quieren ahorrarse eso. Procura tú, comprar un
calentador para este cuarto nuestro. O llévame a lugar tibio. Yo
no lo veo. ¿Florida? ¿Y qué hago allá solita y entregada sólo a mi
niñito-fantasma y a algunas feministas? Dime lo que debo hacer;
pero dímelo sin cólera. Y dime a la vez si, muerta yo, te serviría
de algo esa casa de Florida, pequeña pero bonita... La compraríamos
a nombre de las dos, naturalmente. Podríamos ensayar de ver
Florida. Aunque me pone miedo aquello de los ciclones. ¿No es
mejor, dear, Nueva Orleans para el frío?
Pero si tú no quieres dejar tu casa, cómprame, repito, un calentador
y quedamos aquí. Sé franca. Nunca lo eres con tu pobre
indita. ¿Por qué?, ¿por qué? Dímelo, por favor. [...]
Tu Gabriela tuya
31 de noviembre de 1949
Doris,
[...]
Yo estoy haciéndote un llamado a la piedad. Tú sabes que no
tengo orgullo, pero ese papel a la lástima no es cosa de mi uso,
Doris Dana.
Tal vez el caso tuyo actual sea el de que el amor que me diste ha
pasado a otro y es a estas horas la dicha de otro.
Yo prefiero saberte feliz y plena a saberte sola y vacía. Tú mereces
la felicidad como pocos seres y tú no debes crear en el dolor
como yo sino en la dicha, que también es creadora, Doris Dana.
Me duele no conocer a ninguna amiga tuya que pudiese decirme
cómo estás, cuál es tu salud y qué trabajo haces.
Y no hay nadie, nadie, de las gentes de aquí que pueda recibir
tus noticias y dármelas.
Pero, así y todo, te pido no escribirme. Déjame curarme, déjame
reaprender mi pobre vida de antes.
Y no me hagas la ofensa gratuita de atribuir todo esto a la presencia
de Emma Godoy aquí. Te lo repito por última vez: yo no soy
la bestia de mera calentura física que tú has visto en mí.
Doris Dana: yo he pagado mi culpa. Mi culpa fue forzarte al
amor, llevarte a él sin que hubiese una sola chispa en ti de amor.
Esto es lo que he pagado. Tú nunca habrías hecho lo que yo hice
por tenerte. Pero eso no fue hecho por otra cosa, fue un amor violento
de alma y cuerpo.
Gabriela
15 de agosto de 1949
Doris querida ,
[...]
Tu reserva conmigo, cosa para mí imperdonable, me cierra
ahora la boca. Yo aceptaré perderte sin decirte un ¡ay! De ayes
está llena mi garganta, Doris Dana, pero yo no soy un romanticón
ni un sentimentaloide. Yo voy a callar y a dejar tu vida libre. Tal
vez lo que tú has buscado en estos días es sólo eso: recobrar tu
libertad entera. (Tú eres de una raza libertaria y yo de una raza
esclavista.)
No llores por esta carta. Me es más fácil, mi amor, escribir que
hablar estas cosas.
Tu Gabriela. Tuyo
Septiembre de 1952
Doris mía : [...]
El asunto Ibáñez, vida mía, me ha hecho una impresión horrible,
Él y su segundo, Torreblanca, son mis peores enemigos y
han vuelto los dos. Para resolver o no mi jubilación, necesito de ti.
Comunica a quien sea necesario que vamos rectamente hacia un
fascismo militar y civil. (La mujer Guevara [Matilde Ladrón de Guevara] está ya organizando a
las mujeres.) Todo lo que acabo de leer -y es mucho- todo es de
un fascismo directamente dirigido a tu país, como una flecha. Pero
esto mismo tiene, a la vez, entraña comunistoide. Debes seguir «los
pasos» de esa mujer que viaja mucho ahora a la Argentina.
[...]
Toda tuya,
Gabriela
April 21, 1949
Preciosa ,
[...]
Vida mía, no sé qué debo decir sobre tus preguntas respecto a
dónde podemos ir. Sobre todo quiero tu felicidad! No sé si de veras,
tú podrías ser feliz en los Estados Unidos. Si tú regresas a Santa
Bárbara o a otro lugar en EE.UU. tú vas a ser más feliz que antes
-porque tú eres libre ahora de la maldad, la brujería venenosa de
Coni [Saleva]- y tú tienes a mí. Yo tengo muchas faltas, chiquita,
muchas faltas. Yo no soy nada. Soy un ser muy pobre para ti,
pero, al pesar de esto, no tengo maldad, y, tal vez, tú puedes vivir
conmigo una vida más alegre, y más segura (con más confianza).
[...]
Te quiero -linda- y todas mis esperanzas viven en ti. ¡Cuídate
para mí! ¡Come! ¡Duerme!
Yo
veo a retratos tuyos -yo leo otra vez tus cartas- y, para mí,
todo el aire de Nueva York es lleno, lleno, lleno, de ti. Tú estás
en mi sangre. No hay nada que pueda hacer sin ti, porque tú vivas
conmigo. Y a cado rato yo pienso del edificio tan cerca, en lo
cual he visto a tus ojos por primera vez, hace tres años. Nunca en
mi vida puedo olvidar la conferencia famosa de Barnard. Nunca
he olvidado esto.
[...]
Duerme, duerme bien -te quiero- tú eres mi esperanza. Mañana
voy a leer otra vez tus cartas, y voy a contestar las cosas que
no he contestado hoy. Cuídate, para nosotros.
Tu «amor mío», tu hijita que siempre te quiere, ¡¡para siempre!!
[Doris]
6 de agosto de 1952
Doris mía : hoy, de tarde, llegará Palma. Eso parece; con ella nunca
se sabe. Y pasado mañana parece que llega Gilda. Tanto que me
habrían servido en estos días de la crisis -¿histérica?- de Alone.
Este mal hombre ha vivido en esta casa sólo su noche y al final
ni aun la noche. Yo le había escrito y dicho que si le faltaba dinero
yo se lo daría. Tiene toda la soberbia chilena más la de los jueces
literarios (críticos). Usaba en la casa solamente la cama. Salía de
mañana antes del desayuno y no regresaba sino de noche. Nunca
lo he visto leer ni comprar un solo libro ni una sola revista. Aun
pobrecita, yo, con mi jubilación suprimida, nunca dejé de leer en
Italia. Él, ni aun el periódico leyó...
Tú recuerdas lo del escándalo que lo hizo salir de Chile. No
puedo pensar sino que aquí ha hecho la misma vida y nunca sabré si
esta partida suya violenta y sin despedirse, como un patán, venga de
que la policía lo haya descubierto en algo... Pero le vi al final unos
ojos de odio chileno. Tendré en él un nuevo y tremendo enemigo.
A ti te quiso y las dos veces en que te nombró su cara se iluminaba
por una sonrisa de cariño. (Tú eres, Doris, una tremenda
coqueta, hasta para esos solterones que odian a las mujeres.)
[...]
Un abrazo Gabriela
1953 Sueño con Yin Yin
Chiquita Doris : [...] De pronto, yo he tenido esta noche una presencia de Yin que me ha despertado bruscamente.
Yo he soñado a Yin de una manera penosa para mí. Él me
ha dicho que yo lo he olvidado y me desperté bruscamente y me
he quedado pensando muchas cosas. Al fin he quedado viendo
-creo- la razón de esto. La cara de él era muy seria y me hablaba
pero yo no le he entendido. Me decía que yo no tenía nada de él
conmigo ni la casa donde él vivió conmigo. No sé decirte y no sabré
contarte su cara y la expresión de ella. Por fin yo le dije: ¿Qué
quieres chiquito? ¿Es verdad que has venido, que eres tú? Y, con
la misma expresión que no sé expresar me dijo: No tienes nada de
lo que tenías para acordarte de mí.
A mí se me trabó la lengua. Yo sólo miraba su rostro, el mismo
suyo, que he visto varias veces, en el sueño siempre. Pero esto era
tan fuerte esto que, como siempre cuando lo veo en sueño. Le dije
como otras veces:
Tuve valor para hablar y me senté en la cama.
Había bajado la cara y así y así me dijo: Vas a vender todo lo
que era mío y te vas a olvidar de mí.
Yo no podía más y le dije con un habla que no parecía de mí:
Chiquito, eres tú, ¿por qué me hablas así? Quería yo y no podía
hablarle claro sino como cuando se balbucea. Yo temblaba y quería
y no podía pensar si le respondía o no. Él seguía fijo, fijo, mirándome.
Le dije al fin con un habla cortada de puro miedo: Tú no
quieres que yo venda eso. Siguió: Buda has perdido todo lo mío y
no tienes nada. Y aquí, en este punto ya no pude más hablarle. Estuvo fijo y no sé cómo desapareció. [...]
De sus palabras no entiendo sino esto: que yo me he separado
de él, porque yo iba a su sepultura con frecuencia en mi país, y
aquí le rezo mucho menos. Pero además, te lo digo con toda verdad,
nunca me había hablado así, como celoso, con un tono nada
cariñoso, Doris. [...] Tu Gabriela
15 de diciembre de 1952
Doris silenciosa y alejada.
[...]
Yo pediré a Nueva Orleans, Florida o Tacna. Contaron que ya
está ocupado. Eso era estar al lado de Chile. Tal vez tienen miedo
de esto porque Ibáñez debe recordar bien que él me echó del
servicio. Nadie puede saber el efecto que tiene en mí el perderte,
Dana. Es realmente caer en un pozo vacío y negro: es algo que se
parece mucho a la muerte. [...]
El Señor te guarde,
Tu Gabriela

21 de mayo de 1949
Cara Doris:
[...]
Me parece tonto y vano contarte la vida que ha sido la mía en
las dos semanas de tu silencio. Es vano porque tú, a pesar de tu inteligencia
y tu sutileza no has comprendido ni la a de mi temperamento.
Sólo viste en mí el lado de niño estúpido y carente de toda
lógica. No has conocido la naturaleza primitiva, no civilizada, que
me llevó siempre a pedir a los seres que quise una total limpieza del
alma y el cuerpo y una absoluta lealtad. Por esto me quedé solo.
Pero, aun cuando sea tan espantoso perder a los seres queridos,
voy a morirme como vine, bajo el signo de lo Absoluto. No todo es
en mí infancia y torpeza, Doris; hay también una adultez recóndita
que en el momento dado me hace ver y palpar toda la realidad. Es
el caso presente.
Lo que pierdes en mí son muy pocos años de amistad terrestre.
Y esto mismo lo pierdes a medias. Porque yo te pido contar conmigo
en cualquier situación dura que se te presente. El afecto que
tú me has tenido ha sido, según la propia expresión tuya, filial. No
quemes eso también, no lo arrojes de ti por orgullo herido. Escríbeme
en cualquier caso de emergencia.
Pero yo te ruego que no me escribas sino por una razón de esa
especie. Y te pido igualmente no venir a Jalapa. Mi ánimo está
muy trabajado por los días pasados. Me harías mal y tú no quieres
hacérmelo. (Un mal moral muy fuerte y el daño físico correspondiente
a él.)
Tu psicología es cabal para la gente de tu raza; pero ello ha
errado enteramente con este ser elemental, sin matices y brutalmente
sincero, que llama al pan pan y al vino vino. Te engañaron
mis horas y mis días de sonambulismo. Yo recobré por
unos meses contigo, mi fe en lo humano; yo creí, yo confié, yo
me di. La caída ha sido tremenda. Necesito ahora rehacer mi
espíritu y también mi cuerpo. Así, en soledad y en silencio. No
intentes tú, con esa piedad que en ti reemplaza al amor, rehacer
lo dañado y zurcir lo roto. Yo no sirvo para esa clase de manipulaciones.
La piedad te falló esta vez; no supiste que una criatura puede
deshacerse, estropearse, en unos cuantos días de angustia pura
(absoluta).
Es cierto que eres muy joven y que tienes mucha fe en ti y en el
poder del encanto no poco misterioso que Dios puso en ti y que
obró sobre mí.
Pero la verdad es que lo vivido por mí contigo era algo tan absurdo
-y tan perfecto- que no podía durar. Era de un absurdo
descomunal.
[...]
Me parece un sueño el que yo tenga que escribir una carta
como la que estoy haciendo para ti. Yo te he visto ser con todos de
una extremada cortesía, y ser además una persona bondadosa. No
sé por qué causa yo vivo esta pesadilla de que tú me rehúses una
carta de diez líneas, diciéndome qué cosa ocurre.
Sea que hayas reanudado tu relación con el psiquiatra, o con
M.M., es asunto de mera humanidad escribir, responder a una persona
que no te ha ofendido ni en pensamiento. Ay, Doris Dana, ¡no te
hagas un Karma doble con esta crueldad que no tiene superlativo!
He visto un verdadero examen de conciencia y no hallo en mí
sino una culpa: haber creído, a base de la coquetería que tú tienes
con casi todos, que había en ti algo parecido al cariño por mí y
haber obrado en consecuencia con eso. Debiste tú haberme dado
una rehúsa neta e inmediata. No hubo nada parecido a eso. Tal vez
comenzaste un juego conmigo cuyo calificativo prefiero no estampar.
No se juega así con seres de mi especie; creo que nadie hizo
nunca conmigo algo semejante.
Y por esto y por mucho más, yo vivo ahora en un verdadero
estupor, en un asombro del cual no logro salir. Parece una burla
que me hiciese el Demonio. [...]
Quemados el sentimiento y la pasión, yo guardaré hacia ti un agradecimiento
profundo de la ayuda que me diste para vivir. En esta
vida o en otra, eso te será devuelto por Dios o por los seres.
Adiós, Doris Dana. Sé feliz con quien sea.
Gabriela

Friday, August 28, 2009

DIRECTORIO DE LA SOCIEDAD DE BIBLIOFILOS CHILENOS

Arturo Alessandri Palma

Presidente Don Juan Agustín Figueroa Yavar

Jose Miguel Barros Franco

Felipe Vicencio Eyzaguirre
El Directorio de la Sociedad de Bibliófilos Chilenos

sesiono el jueves 27 de agosto de 2009,

presidida por su Presidente Don Juan Agustín Figueroa Yavar y

acordó lo siguiente:

Aceptar la incorporación de los siguientes nuevos socios:

Don Luis Felipe Cordero Echeverria, abogado y bibliófilo.
Don Cristóbal Pérez Barra, abogado y bibliófilo.
Don Oscar Cruz Berney y Don Alejandro Mayagoitia, ambos mexicanos, abogados y bibliófilos.
Don Alfredo Matus Olivier, Director de la Academia Chilena de la Lengua, filólogo y lingüista.
Don José de la Puente Brunke, distinguido bibliófilo peruano.
Don Felipe Gana, editor y coleccionista.

Editar el facsímil del folleto “Pablo Neruda. Saludo al Norte y Stalingrado. Iquique – 1945” y cuyo original – facilitado por nuestro socio Don Luis Alberto Camus - con toda probabilidad es único y su rescate contribuye a la conservación del patrimonio cultural de Chile. Su digitalización y retoque de todas las imágenes originales, diagramación y producción de 48 originales + portada ha sido realizada por Racic Diseños y su impresión será realizada por Productora Grafica Andros Limitada.

Asimismo iniciar las conversaciones, por parte del Secretario-Tesorero de la Sociedad, con nuestro socio Don Luis Felipe Cordero Echeverria, el que ha ofrecido aportar una pagina Web para la Sociedad de Bibliófilos Chilenos.

Editar una tirada especial y numerada para los socios del futuro libro de nuestro socio y Presidente de la Academia Chilena de la Historia Don José Miguel Barros Franco, que editara la Academia Chilena de la Historia sobre Don Arturo Alessandri Palma.

Destacar y agradecer a nuestro socio Don Felipe Vicencio Eyzaguirre por su investigación iniciada sobre la Historia de la Sociedad de Bibliófilos Chilenos, la que se publicara en conjunto con el Reglamento de la Sociedad, listado onomástico histórico de los socios de la institución, y la bibliografía de las ediciones de la SBCH, a partir de su fundación, en el curso del ano 2010.


Thursday, August 27, 2009

RICHARD FORD Y SUS DOS METROS DE HUMANIDAD

Revista de Libros El Mercurio Viernes 28 de Abril de 2006
Richard Ford en sus dominios
El destacado narrador norteamericano conversa en exclusiva, desde su hogar en Portland, de su amistad con Raymond Carver, su posición respecto a los premios literarios y adelanta su próxima novela, "The Lay of the Land" - Así como la tierra yace- , que cierra la trilogía formada por "El periodista deportivo" (1986) y "El Día de la Independencia" (1995).
Paula Varsavsky
Reconocer a Richard Ford en la estación de tren de Portland es sencillo: mide cerca de dos metros. Las facciones angulosas, el pelo gris algo largo y los ojos celestes intensos sobresalen entre el gentío. Portland es una pequeña ciudad en el norte de Nueva Inglaterra fundada en el siglo XVII, famosa por la crudeza de sus inviernos. Cerca de allí, casi literalmente en el medio de la nada, reside Richard Ford hace una década.Junto con Russell Banks y Tobias Woolf, pertenece a la generación de novelistas norteamericanos más célebres de la actualidad. Lleva más de quince libros publicados entre novelas, antologías y colecciones de cuentos. Con El periodista deportivo obtuvo el reconocimiento tanto de los lectores como de la crítica internacional. Su obra está traducida a más de veinte idiomas, entre ellos el español, por la editorial Anagrama.Su casa da cuenta de su gusto por la naturaleza y la vida al aire libre. Rodeada de enormes ventanales, se ve el mar, donde suele andar en canoa o ir a pescar. Un sitio perfecto para la entrevista.En su trayectoria no han faltado los grandes premios literarios. Su novela El Día de la Independencia fue galardonada con los premios Pulitzer y PEN/ Faulkner. Esto lo convirtió en el primer autor norteamericano que ganó los dos premios por una misma novela. Respecto del momento en que le otorgaron el Pulitzer, cuenta lo siguiente: "Estaba en Francia cenando con unos amigos. No sabía que ese día otorgaban el Pulitzer ni estaba al tanto de mi nominación. Me parecía que había vida en mi novela El Día de la Independencia, eso era todo. La persona sentada a mi lado recibió un llamado a su teléfono celular. Era para mí. Oí la voz de mi editor de París. Me preguntó si estaba sentado y que me habían otorgado el Premio Pulitzer. Pensé ¿¿Qué?? No me impactó. Me había ido de la mesa para atender el llamado y, cuando volví, ni siquiera lo mencioné. Estábamos pasándola muy bien, ¿cuál hubiera sido el motivo para irrumpir con esta noticia en una cena feliz? O sea que todo continuó tal como venía siendo".Luego agrega: "Si no me lo hubieran dado a mí, lo hubiera recibido otra persona. Siempre pienso que si gano un premio es, por ejemplo, porque Philip Roth no escribió un buen libro ese año. Soy bastante filosófico acerca de estos temas. Resultó muy agradable, pero no me cambió la vida".El estudio donde trabaja Ford está dentro de su casa, rodeado de árboles. Sobre un escritorio de madera yace el manuscrito impreso de su última novela. Son más de seiscientas páginas plagadas de marcas en azul y rojo. Lo acaba de corregir, con su mujer leyéndolo en voz alta. "Es mi nueva novela", dice al señalarla, "completa una trilogía con El periodista deportivo y El Día de la Independencia. Los personajes tienen los mismos nombres. Sucede en el año 2000. Frank Bascombe se ha vuelto a casar con la mujer con quien salía, los hijos andan por los veinte años. Se mudó, dentro del estado de Nueva Jersey, a la costa. Vendió su casa. Tiene 55 años, está enfermo de cáncer de próstata. La acción sucede durante los días de Acción de Gracias. Sally, su mujer, lo acaba de dejar por el ex marido que había desaparecido hacía décadas y, de pronto, reaparece. Estos libros están situados en períodos de tres días. Es una novela política; aquel fin de semana largo del 2000, en Estados Unidos, las elecciones no se podían resolver a causa del fraude en el recuento de votos en el estado de Florida. Es una época muy cargada en este país. Digamos que el relato es la concepción de un artista acerca de lo que estaba sucediendo en aquel momento".Consultado acerca de la fuente de inspiración para componer la relación con los hijos, dado que Ford no es padre, afirma: "Como dijo Graham Greene, el trabajo de un escritor es entrar en la piel de alguien que no es. A pesar de que no tengo hijos, compuse el personaje de Frank Bascombe que los tiene. Fui hijo y la mayoría de mis amigos son padres. En cierta manera, es lo que hace un actor. No es tan difícil. No estoy creando un ser humano real, ni un padre verdadero. Se trata de palabras en una página que representan algo. Diría que esa información y esa sensibilidad nos pertenecen a todos. Quizá, para ser escritor uno tenga que estar más disponible para recibirla. Por mi parte, soy básicamente intuitivo".MUDANZASFord se ha mudado con frecuencia. Pasó un tiempo en México y residió varios años en París. Le interesan las casas, como a su personaje Frank Bascombe. "Me agradan las casas por varias razones; por un lado, soy una persona que no tiene un Dios. Creo que, aparte de la muerte, los problemas que tenemos son los que nos suceden en la Tierra. Me interesa la forma en que la gente encuentra refugios, en que se acomoda durante el pasaje por la vida. Disfruto del aspecto de las casas, la estética. Mi padre, cuando era chico, se crió en Arkansas. Compró una casa hacia fines de la década del cuarenta, donde vivimos hasta mediados de los cincuenta. Siempre quería una mejor. Los domingos a la tarde recorríamos barrios buscando casas. Asocio eso con algo bueno. De todas formas, tampoco tengo tanto sentido de permanencia, ni siquiera en un lugar como éste, del cual estoy bastante orgulloso. El hecho de ser propietario no me interesa demasiado".Desde el living, decorado en forma elegante y discreta, se ve caer la nieve. Dos perros y un gato dan vueltas por la casa plagada de libros y fotos de escritores: Raymond Carver y Eudora Welty asoman sonrientes de los portarretratos. Oriundo de Mississippi, algunos de los relatos de Ford dan cuenta de los conflictos raciales que forman parte de la vida cotidiana del sur de Estados Unidos. Sin embargo, es considerado el menos sureño de los escritores del sur. Cuenta que Absalon Absalon de William Faulkner es el primer libro serio que leyó. Nombra con orgullo a los narradores fundamentales que vivieron allí: Flannery O'Connor, Eudora Welty y William Faulkner. "Creo que hoy en día, en el sur, se reproduce una versión microscópica de la globalización. Por distintas razones, está perdiendo gradualmente sus particularidades. En este proceso, al existir una voluntad de mantener sus características, se está convirtiendo en una caricatura de sí mismo".De todas formas, pareciera que los orígenes de su escritura se encuentran ahí: "Recuerdo que cuando era chico, en Mississippi, la gente solía enfatizar cuán maravilloso era el sur de Estados Unidos. Esa actitud tan positiva se usaba para tapar los enormes problemas raciales. Me preguntaba por qué tenía esa sensación de pérdida si todo era tan fantástico. Durante mi infancia y mi adolescencia tuve esa falta; en el único lugar donde logré completarla fue en la literatura"."Mi madre", cuenta al recordar aquellos años, "creció en un convento de monjas católicas. Mi abuela era una persona muy celosa. Tenía solamente quince años más que su hija. Mi madre era hermosa. Cuando mi abuela se divorció de su marido y formó una pareja con otro hombre de una edad intermedia entre la de ella y la de su hija, no la quiso rondando por ahí. La mandó a un convento. Mi madre adoró a las monjas, quedó siempre agradecida con ellas, pero no se convirtió. La familia de mi padre era irlandesa, protestantes a ultranza".Antes de dedicarse a escribir, Ford realizó otras tareas: "Pertenecía a la Marina durante la Guerra de Vietman, pero no fui porque me enfermé. Era 1964 y a mí me parecía que debía ir. De todas formas, por mi edad me iban a llamar. En aquel momento los americanos no sabíamos realmente qué sucedía, pero pronto se supo. Luego estudié derecho durante un año, pero no me gustó y me fui. Tuve diversos empleos en Nueva York: trabajé en la construcción del ferrocarril en Arkansas y fui maestro de escuela primaria. Empecé a escribir en 1968, luego de terminar mi maestría en arte, tenía veinticuatro años Eso fue básicamente lo que hice desde entonces, ahora tengo sesenta y dos años. También enseñé literatura en algunas universidades: Harvard, Princeton y Williams College. Leo profusamente. Para ejercer la docencia es necesario no solamente leer, sino poder entrar en conversación con el texto"."Me satisface la lectura de mis contemporáneos y que esos libros me lleguen. Algunos de mis favoritos son William Trevor, Philip Roth, el Saul Bellow de los años sesenta, Anne Beattie, Robert Stone, Jonathan Franzen y los cuentos de E. Annie Proulx. Mi interés como escritor, además de mi producción, es ayudar a generar más lectores. Los estamos perdiendo por la televisión, internet o la realidad financiera de las editoriales. Más allá de intentar escribir, mi interés en el campo de la literatura es lograr que exista y que sea valiosa para la gente".Además de retratar la clase media, cierta clase de personajes fuera de la ley habitan sus relatos. "A mediados de los setenta recibí una beca para la creación literaria que también me permitía estudiar. Fui a Oaxaca a aprender español. En aquella época era muy peligroso vivir ahí. Era un lugar pobre, donde se hacía tráfico de drogas. Entonces tuve la idea para mi novela La última oportunidad". Luego agrega: "No explico mi trabajo en términos autobiográficos. Me parece que la literatura no se trata de eso. Escribo acerca de personajes marginales, por llamarlos así. En realidad, creo que somos todos iguales. Es una forma de rendirles tributo. Aprecio la manera en que articulan la vida, su forma de sentir y de pensar. En cuanto a los personajes de clase media, es probable que tenga una mayor afinidad con ellos. Soy una persona de clase media, siempre lo he sido. También he tenido cierta experiencia en el campo, digamos, marginal".EL LEGADO DE CARVERQuizá ésta sea una de las épocas más difíciles para las personas relacionadas con el arte, la ciencia y la cultura en Estados Unidos desde la década del cincuenta. Existe una gran frustración ante la escena política. "En mi novela quedan explícitas ciertas tendencias que se instalaron en aquel momento en el gobierno, como la de no sentirse responsable de las consecuencias de sus acciones".Ford es una persona de centro. La pregunta acerca de qué pasaría si los demócratas gobernaran sobrevuela el ambiente. "Creo que si Clinton fuera Presidente no estaríamos en guerra contra Irak. Dos mil seiscientos soldados americanos no habrían muerto. La economía de Estados Unidos no se encontraría erosionada por tratar de seguir metiéndose en cuanta disputa existe en Medio Oriente. Tendríamos una mejor relación con Europa y la desmoralización de los americanos respecto de la gestión de gobierno no hubiera ocurrido. Creo que Clinton era un buen Presidente y una persona defectuosa; Bush es un Presidente espantoso y una persona defectuosa. El Partido Demócrata ha fracasado, ya no soy demócrata. Perdieron la última elección de una manera absurda. No son representativos. De todas formas, puede ser que los vote. Ahora estoy perdido, supongo que me siento cercano a los miembros de algún partido verde".Ha trascendido hace tiempo la amistad entre Richard Ford y Raymond Carver, quien nombró a Ford ejecutivo literario en su testamento. Ambos se han dedicado a retratar con extrema sutileza el lado oscuro de la vida doméstica norteamericana. "Conocí a Raymond Carver en 1977 en Dallas. Teníamos un amigo en común: Michael Ryan, un excelente poeta. Él nos invitó a una conferencia. Allí nos conocimos Tess Gallagher, Raymond Carver y yo. Yo había publicado un libro y Raymond Carver había publicado ¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor? Raymond había dejado de beber un año antes, le preocupaba recaer en el alcoholismo. Tenía una mala reputación, la de alguien irresponsable que se emborrachaba y no cumplía con sus obligaciones. Obviamente, los dos vimos en el otro algo que nos agradó. Su familia también era de Arkansas. Nos hicimos muy amigos. Era el momento en que él se estaba forjando un rumbo más claro, también comenzaba su relación con Tess, su segunda mujer. Era muy inteligente. A mediados de los ochenta había logrado una fama considerable en el mundo. A mí no me iba particularmente bien, él me alentó en mi trabajo, fue una gran ayuda".La sonrisa de Richard Ford es sincera. Luce distendido, sus gestos, de alguna manera, acompañan el ritmo del blues que suena en el estéreo. La conversación es fluida, contesta con amabilidad todas las preguntas.En pocos meses se publicará The Lay of the Land (Así como la tierra yace), su última novela. Cambiará completamente el ritmo de su cotidianidad:"Siempre voy a los países europeos donde se publican mis libros. Lo disfruto. Crecí en Arkansas, mi familia tenía poco dinero y pensar que la publicación de un libro me puede llevar a París, a Londres, a Dublín es una fantasía romántica. Mi educación es bastante buena, puedo escribir libros que funcionan; entonces, me parece que el contacto con los lectores es interesante. No soy un genio como Einstein, la gente se puede relacionar conmigo más fácilmente. Hablo francés como para manejarme sin problemas. Existe interés por la cultura norteamericana en Europa. Ahora, esta nueva novela va a ser un dolor de cabeza para los traductores. Se encuentra imbuida tanto ligüística como temáticamente en la cultura norteamericana". Sin embargo, no ha viajado a América del Sur: "Nunca estuve más al sur de Oaxaca, México. La primera vez que visité el D.F. fue en 1962, formaba parte de un equipo de básquet, fuimos a un campeonato".Ford permanece un instante en silencio, mientras cae la tarde en el invierno de Maine; finalmente reflexiona: "Para mí la literatura - no importa si es comedia, tragedia, amarga o alegre- trata de ennoblecer nuestro sentido de la vida. A pesar de que muchas veces lo haga de manera curiosa. Que alguien lea un libro acerca de la vida, y es de lo que se habla en cualquier ficción, quiere decir que, al menos, está lo suficientemente interesado en la vida como para leer acerca de eso. Este hecho es alentador. Por ejemplo Celine, u otros autores que escriben acerca de temas terribles de la vida, no contradicen la hipótesis. Apartar a alguien del quehacer cotidiano, por el tiempo que lleva leer un libro, y que luego vuelva a la vida con algo que antes no tenía es positivo".

EDICIONES UNIVERSIDAD DIEGO PORTALES: SOBRE EL ELECTORADO NACIONAL DE CHILE

www.poder360.com agosto de 2009
El genoma electoral chileno
Los autores del libro El genoma electoral chileno −publicado por Ediciones Universidad Diego Portales− explican cómo bosquejaron un mapa que sintetiza la composición genética del electorado nacional.

Por Patricio Navia, Mauricio Morales y Renato Briceño
Si pudiéramos dibujar el genoma electoral, ¿qué forma tendría ese mapa genético de los chilenos? ¿Es la sociedad chilena estructuralmente un electorado de centroizquierda? ¿O es sólo adversa al cambio? ¿En qué medida el legado de la dictadura marca al electorado en 2009? ¿Qué patrones de cambio y continuidad existen entre 1990 y hoy? ¿Hay diferencias entre cómo piensan y votan los jóvenes y cómo votan los adultos? ¿Hasta qué grado hay votantes que cruzan su voto y apoyan a candidatos de una coalición para presidente y de otra para parlamentario? ¿Qué tanta relación hay entre la votación municipal y la votación en una elección parlamentaria? ¿Hay diferencias entre los chilenos que votan blanco, los que votan nulo y los que no votan?
En el libro El genoma electoral chileno bosquejamos un mapa que sintetiza la composición genética del electorado nacional. A diferencia de lo que ocurre con el genotipo humano, el genoma electoral de un país evoluciona constantemente. Además está construido a partir de la agrupación de preferencias de individuos que deciden su voto influidos por variables muy distintas, diferentes formas de acceder a información y diversas inclinaciones políticas iniciales. De hecho, el electorado hoy es distinto al de hace una década y ciertamente diferente al del Chile pre 1973. Porque sabemos que las preferencias del electorado evolucionan, sólo podemos especular sobre lo que ocurrirá en las próximas elecciones. A diferencia de lo que ocurre con las personas, el genoma electoral nacional puede ser modificado por las campañas políticas y por eventos fortuitos que ocurran incluso horas antes de una elección. Aun así, al estudiar el comportamiento histórico del electorado, encontramos patrones que explican tanto la predominancia de la Concertación como la evolución en las preferencias políticas desde 1990. Después de todo, en el imaginario colectivo chileno sobrevive el alineamiento político de los tercios –derecha, centro e izquierda– y hay suficiente evidencia de estabilidad en los patrones de preferencia y comportamiento electoral. El debate sobre cómo votan los chilenos y dónde están las bases electorales de los distintos partidos y coaliciones cautiva la atención de la opinión pública, especialmente en años electorales. Ya sea porque la gente busca explicar cosas como el triunfo del No en 1988, la sucesión de victorias presidenciales de la Concertación desde 1989, o los recientes resultados de la contienda municipal de octubre de 2008, o porque especulen sobre los resultados electorales de las presidenciales de 2009, todos los chilenos parecieran ser expertos en comportamiento electoral. Los argumentos del tipo “los chilenos no votan por la derecha” o “la gente va a castigar a la Concertación” pudieran parecer excesivamente simplistas. Pero se construyen a partir de supuestos sobre las variables que determinan la forma en que votan las personas y qué tienen en mente y qué consideran importante al momento de decidir su voto. Al analizar resultados electorales, una misma votación da espacio para interpretaciones diametralmente opuestas. La victoria de Ricardo Lagos en la segunda vuelta de 2000 fue considerada como un empate por muchos simpatizantes del aliancista Joaquín Lavín. Esto, porque nunca antes un candidato de derecha había estado tan cerca de la mayoría absoluta. A su vez, otros entendieron la victoria de Lagos como una señal del fortalecimiento de la izquierda, ya que era la primera vez que un candidato de ese sector alcanzaba mayoría absoluta. Algunos sugirieron que la apretada victoria de Lagos se debió a las dificultades económicas. Ya que cuando la economía anda mal, los electores tienden a castigar al partido en el poder, la recesión de 1999 pudo ser más importante que las habilidades y destrezas del candidato Lavín. Estas lecturas diametralmente opuestas para un mismo resultado demuestran lo complejo que resulta descifrar el genoma electoral. Personas razonables pueden llegar a conclusiones distintas sobre cómo leer el mismo resultado. Por ello, resulta incluso especialmente complejo estudiar el genoma electoral cuando hay discrepancias sobre lo que realmente quiere decir el resultado de una votación.
Las teorías
Hay dos formas de estudiar el comportamiento electoral. Por un lado, se pueden analizar resultados de elecciones. Este tipo de estudios explora determinantes de votación por candidatos, partidos y coaliciones a nivel nacional, o en forma más sofisticada, a nivel comunal. Por otro lado, a partir de la cada vez más amplia disponibilidad de sondeos de opinión pública, se puede dar cuenta de la evolución electoral utilizando modelos que asocian preferencias electorales a condiciones estables en el tiempo (como la composición religiosa o la clase social) y a variables de corto plazo (como la situación económica personal y del país). En años recientes, los enfoques que utilizan resultados electorales y los que utilizan encuestas se han entrelazado y retroalimentado para explicar la evolución de las preferencias políticas del votante chileno. Los estudios que utilizan resultados de elecciones trabajan con datos electorales de verdad. Las encuestas en cambio recogen información mucho más rica y diversa, pero sobre el comportamiento potencial de las personas. Las encuestas nos entregan una foto detallada de los potenciales votantes, con información sobre sus ingresos, sus características socio-demográficas, sus preferencias en otros asuntos y mucha información sobre cada persona. Pero con las encuestas no tenemos la certeza de que esa foto refleje exactamente lo que ocurre en el día de la elección. A su vez, los estudios que utilizan resultados electorales nos entregan la fotografía exacta de lo que ocurrió ese día, pero no tenemos la capacidad de analizar información individual sobre votantes específicos. De esa forma, podemos entender las encuestas como fotografías de altísima resolución tomadas antes de una elección, mientras que los resultados electorales son fotografías, con una resolución menor, obtenidas precisamente el día que la gente concurrió a votar.
Modelo Michigan v/s Modelo Columbia
Hay dos grandes escuelas de pensamiento que buscan explicar el comportamiento electoral, comúnmente llamadas Modelo Michigan y Modelo Columbia. Dentro del Modelo Michigan hay dos grandes familias de variables. La primera busca la explicación en el núcleo primario de los individuos, que luego se socializa a la esfera electoral. El voto sería un acto individual influido por los patrones culturales familiares de socialización primaria. Dicho de otra forma, las personas tenemos inclinación a votar por el partido que votaban nuestros padres o los miembros influyentes de nuestras familias, independientemente de si compartimos su posición de clase, religión o status económico. La evidencia de encuestas y estudios sociológicos en Chile deja en claro que la identificación política familiar tiene un efecto poderoso sobre la identificación política de los chilenos. En jerga popular, los chilenos hablan con naturalidad de que hay personas que provienen de familias de izquierda así como los hay de familias de centro, democratacristianas, de derecha o comunistas. De hecho, una de las tradiciones más fuertes es suponer una cierta predisposición, sino adscripción, a determinados partidos o corrientes políticas a partir de la influencia que reciben las personas en sus entornos familiares. Desde políticos hasta intelectuales, desde líderes sindicales hasta empresarios, pareciera ser que los chilenos esperamos que los hijos voten de la misma forma que lo hacen sus padres. La otra explicación del Modelo Michigan enfatiza variables de corto plazo asociadas, por ejemplo, a evaluaciones económicas, imagen de los candidatos y de los presidentes de turno en términos retrospectivos, y gestión de los gobiernos. El supuesto central es que los individuos votan por motivaciones y orientaciones personales. Por eso, también consideran el efecto de las campañas políticas y los eventos sociales y políticos de corto plazo que pudieran afectar las preferencias para una elección específica. Por ello, privilegia explicaciones que sugieren que las personas son sensibles a la situación económica personal y del país y a otras variables que fluctúan en el corto plazo, como el empleo, la inflación y el crecimiento económico. El llamado voto económico –o también voto de elección racional– ha evolucionado como una de las explicaciones más populares, tanto así que muchos ya lo definen como una escuela distinta, el Modelo Rochester. Las teorías que explican el comportamiento electoral a partir del llamado voto de bolsillo (o voto de billetera) se han popularizado en años recientes. Altamente intuitivas, estas explicaciones son populares en conversaciones cotidianas, cuando la gente sugiere que el gobierno de turno va a ser castigado por la compleja situación económica o por el desempleo. El voto de bolsillo predice que los ciudadanos deciden a partir de su percepción respecto de la situación económica del país (visión sociotrópica) y de su situación económica personal (visión egotrópica). Así, los electores reaccionan a la coyuntura. No es que haya electores de izquierda o derecha. Hay electores, cuya situación económica personal ha mejorado, inclinados a premiar al gobierno de turno y otros, cuya situación económica personal ha empeorado, inclinados a castigar al gobierno. Hay también aquellos que, percibiendo que la situación de otros ha mejorado más que la propia, pudieran querer castigar al gobierno. Por ejemplo, votantes de clase media que ven que los beneficios del crecimiento se distribuyen entre los ricos y los más pobres (por los subsidios del Estado), pudieran castigar al gobierno desde una perspectiva egotrópica. De la misma forma, hay electores sociotrópicos que, independientemente de cómo ha evolucionado su situación personal, estarían inclinados a premiar a un gobierno que ha logrado que la situación del país haya mejorado. Por cierto, las explicaciones que se centran en preferencias largamente aprendidas e internalizadas son diferentes de aquellas del voto racional que se enfocan en la situación económica y otras variables de corto plazo. Así, mientras las variables que se centran en la socialización buscan identificar, por ejemplo, la tendencia política en la familia de los votantes, las que se centran en comportamientos más racionales, identifican la percepción sobre la situación económica pasada, actual y futura de las personas para explicar sus preferencias electorales. De ahí que en años recientes, muchos diferencien el Modelo Michigan del Modelo Rochester. La segunda gran escuela que explica el comportamiento de los electores es el Modelo Columbia, que se centra en variables de largo plazo. Las variables de corto plazo no serían el principal factor que influye en la intención de voto, sino que existen determinantes más amplias, como pertenencia a una clase social, religión, etnia o condición de urbanidad que influyen en las preferencias políticas. En cierto sentido, las preferencias políticas de las personas no serían una decisión plenamente individual, sino que producto de procesos complejos de socialización que llegan mucho más allá de la familia e incluyen la educación, la religión y la condición de clase de las personas. Porque las personas deciden sus preferencias a partir de su identidad de clase, sus creencias religiosas u otras variables de largo plazo, las personas son menos propensas a cambiar de opción política producto de las campañas o de la información que reciben por los medios de comunicación. Esta resistencia, cambiar de posición política producto de influencias de los medios difiere del Modelo Michigan, que sí incorpora variables como el efecto de las campañas y los medios de comunicación sobre las preferencias electorales. El Modelo Columbia predice electorados más estables y menos proclives a fuertes cambios en sus preferencias electorales. ¿Chile Columbia o Chile Michigan?
Al evaluar cómo funcionan estos modelos en Chile, ambos tienen fuerza explicativa. Si usamos el Modelo Michigan, podemos ver que en los dos últimos comicios presidenciales, en 1999 y 2005, la variable que más robustamente explicó la intención de voto fue la aprobación presidencial, las evaluaciones sobre el estado de la economía y, por cierto, el autoposicionamiento de los encuestados en el eje ideológico izquierda-derecha. El candidato concertacionista Ricardo Lagos enfrentó en 1999 una elección altamente competitiva producto no sólo de la emergencia del aliancista Joaquín Lavín como candidato opositor con posibilidades de ganar, sino que también por la exigua aprobación ciudadana con que terminó el gobierno de Eduardo Frei. Luego, en 2005 y con una competencia atípica desde 1989 donde la derecha impulsó la participación de dos candidatos presidenciales, el factor de aprobación a Lagos explicó muy consistentemente la victoria de Bachelet en la segunda vuelta de enero de 2006. Ahora bien, el hecho que la aprobación presidencial del presidente saliente resulte un buen predictor no significa que sea una variable causal. Bien pudiera ser que tanto la aprobación presidencial como la votación del candidato oficial sean influidas por otras variables. Pero también hay datos contradictorios con las explicaciones de voto racional del Modelo Michigan. Las elecciones en Chile tienden a producir resultados bastante estables en el tiempo. Pese a condiciones económicas diferentes, la gente presenta bastante estabilidad en sus preferencias electorales. No se han producido grandes fluctuaciones en las preferencias electorales pese a que las elecciones se han producido en contextos económicos bastante distintos. De hecho, desde el retorno de la democracia en 1990, votos más, votos menos, la Concertación ha salido victoriosa siempre y la Alianza nunca ha podido superar el 50% de la votación. Hay evidencia suficiente para sugerir que parte de la caída de la votación por la Concertación en las presidenciales de 1999 se debió a que el abanderado de la coalición oficial era un izquierdista y no un centrista DC, como había ocurrido en 1989 y 1993. Aún más, a partir de los datos de las encuestas es posible determinar preliminarmente que, si en 1999 Lavín fue el depositario de la desazón y frustración del electorado por los resultados económicos, en 2005 Piñera representó opiniones más optimistas, agrupando tanto a electores que aprobaban al gobierno como a aquellos que no se sentían satisfechos. Esto es, Piñera logró cautivar a un porcentaje importante de electores que, percibiendo que la economía iba bien, optaron por no dar su voto a la coalición de gobierno. La evidencia de encuestas deja en claro que si bien las variables de corto plazo –fundamentalmente sobre aprobación presidencial y percepción económica– influyeron en la votación de muchos, también hubo otras variables de largo plazo, como el nivel socioeconómico y educacional de los votantes, que fueron determinantes en la decisión de muchas personas, algo consistente con el Modelo Columbia. De hecho, las explicaciones del Modelo Columbia han sido bastante populares en la literatura especializada en Chile. La evidencia muestra que las bases electorales de los partidos chilenos en el período pre-1973 se asociaban con la condición de clase del electorado. La fuerza de la izquierda se encontraba en los sectores urbanos bajos, mientras que la derecha encontraba más apoyo en sectores medios y altos y en zonas de alta población rural. Por cierto, todo esto enmarcado en la clásica división del electorado chileno en los conocidos tercios, donde izquierda, centro y derecha veían reflejadas y reproducidas sus bases de apoyo. Las modificaciones impuestas por el sistema electoral binominal a partir de 1989, que llevaron a la constitución de dos grandes coaliciones, no parecieron terminar con la identificación de clase en el electorado ni con las bases tradicionales de apoyo de los redundantemente llamados “tres tercios.” En resumen, la Escuela Columbia propone una construcción colectiva de la intención de voto sobre la base de la influencia de factores sociales de largo plazo, a diferencia de las explicaciones de corto plazo sicológicas y racionales que plantea el Modelo Michigan.
El genoma chileno
En los 13 capítulos del libro, los 16 autores, todos politólogos actualmente o previamente asociados al Observatorio Electoral de la Universidad Diego Portales, abordamos distintos elementos del Genoma electoral chileno. Como cualquier astuto lector pudiera sospechar, no desciframos completamente la composición genética del electorado nacional. Pero sí destruimos algunos mitos, confirmamos sospechas y resolvemos disputas sobre cuáles son las razones que explican por qué los chilenos votan como lo hacen. Si bien los temas y las discusiones del libro están inmersas en un debate académico complejo, su lectura es comprensible para cualquier persona que le interesa, en especial para aquellos expertos electorales autodidactas y todos aquellos que alguna vez se han animado a tratar de dar razones para justificar los que ellos creen serán los resultados de la elección de 2009.

Wednesday, August 26, 2009

LUIS VALENTIN FERRADA WALKER


Importante aporte histórico

Lanzamiento del libro “La Batalla de Maipú y las Cien Águilas” de Luis Valentín Ferrada Walker
El día 20 de agosto del 2009, y como parte de los conmemorativos por el natalicio del Libertador Bernardo O’Higgins Riquelme, se efectuó en la Escuela Militar el lanzamiento del libro “La Batalla de Maipú y las Cien Águilas”, escrito por Luis Valentín Ferrada Walker.

La ceremonia estuvo presidida por el Comandante de Educación y Doctrina del Ejército de Chile, GDD. Guillermo Castro Muñoz, y el Director de la Escuela Militar, CRL. Humberto Oviedo A., y contó con la presencia de los decanos, profesores y autoridades académicas del Instituto castrense y de diversas universidades, invitados especiales y alumnos de las escuelas matrices de las Fuerzas Armadas.
El libro, basado en una amplia investigación en fuentes primarias y bibliográfícas, y con un adecuado apoyo en mapas e ilustraciones, aborda la Batalla de Maipú en cuanto hecho de armas que selló la independencia nacional, situándolo en un contexto mundial, americano y chileno; y teniendo en cuenta sus principales antecedentes y consecuencias, así como la preparación y desarrollo militar de la misma. Se destaca en forma especial la participación de los cadetes de la Academia Militar que concurrieron a campo de batalla al mando del general O’Higgins, y que reciben la denominación de las Cien Águilas. Finalmente, se analiza el valor simbólico que poseen tanto la batalla de Maipú (en la conformación de la identidad nacional) como las Cien Águilas (en la de la Escuela Militar).
En la presentación del libro, el CRL. Oviedo manifestó que “este libro hace posible que todos quienes constituimos la Escuela Militar podamos ahora sentir como propias y reales a aquellas épicas Cien Águilas. Se eligió esta fecha para enaltecer la figura de Bernardo O’Higgins R., en compañía de quienes son y seguirán siendo, por encima del tiempo y las generaciones, herederos espirituales suyos”. Esto “nos permite ver los instantes fundacionales de nuestro país y observar de qué manera esos primeros cadetes que acompañaron al fundador hasta el campo de batalla estaban estableciendo un código de conducta que ha permanecido con absoluta vigencia hasta el presente”. “Este libro vuelve a exaltar el legado o’higginiano de mérito, virtud y patriotismo, y a demostrarnos que para el cadete militar esos no son conceptos que reposen inertes en el papel o en el bronce, sino que constituyen un código de honor del cual jamás habrá de apartarse”, finalizó el CRL. Oviedo.
Alejandro San Francisco Reyes, Doctor en Historia por la Universidad de Oxford, presentó el libro mediante un análisis de los seis capítulos que lo componen junto a su reflexión personal. “En el siglo XIX, las guerras jugaron un papel fundamental en la conformación de las naciones y la Batalla de Maipú marca el comienzo definitivo de la libertad e independencia de Chile, además de fomentar el patriotismo y su gran influencia en la identidad nacional. En el libro también podrán apreciar la bandera chilena como la conocemos hoy y la tremenda importancia de la Virgen del Carmen. Hay una excelente combinación entre narración y reflexión, está muy bien escrito. La verdad, el bien y la belleza están asociados”, concluyó. El autor del libro, profesor titular de la Escuela Militar, destacó la importancia de este hecho histórico en la vida nacional y de la vinculación de aquellos cadetes de 1818 con los actuales alumnos del Instituto.
La ceremonia concluyó con la interpretación de la “Sinfonía 5 de abril” por parte de la Banda Instrumental de la Escuela Militar, cautivando en un emotivo momento a todos los presentes.

Tuesday, August 25, 2009

QUE LEERA OBAMA ESTE VERANO?


Barack's Book Bag

What Obama's summer reading list says about him.

By John Dickerson

Posted Monday, http://www.slate.com/ Aug. 24, 2009, at 8:09 PM ET

All vacations have their rituals: slapping sunscreen on wriggling kids, eating ice cream after dinner, and hiding the holes in the rental-house drywall. Presidential vacations have rituals, too: peekaboo with the press corps, highly managed casual social engagements, and golf. Always there must be the golf.

Even the news media have their vacation rituals. One of them is overinterpreting the presidential summer reading list. Monday the White House obliged, offering the list of five books president Obama has packed for his trip:
The Way Home by George Pelecanos, a crime thriller based in Washington, D.C.;

Lush Life by Richard Price, a story of race and class set in New York's Lower East Side;

• Tom Friedman's Hot, Flat, and Crowded, on the benefits to America of an environmental revolution;

John Adams by David McCullough;

Plainsong by Kent Haruf, a drama about the life of eight different characters living in a Colorado prairie community.
What does this list of American authors tell us about the president? Well, it's not as fun as the year Bush decided to read Camus' The Stranger. George Bush reading a French Existentialist is like Obama reading a Cabela's catalog. Plus, it was a story about a one-time layabout turned unrepentant Arab killer, which, if you wanted to overinterpret things, gave you enough material to get you through a few packs of Gauloises.
The Obama selection is not overtly controversial. In 2006, Bush's list included The Great Influenza, about the 1918 flu. If Obama were reading that today while his White House was issuing a new report about the H1N1 virus, he'd start a national panic. But his list is also clearly not poll-tested. Women played a key role in Obama's victory in 2008. They're swing voters. And yet all of Obama's authors are white men. The subject of the longest book, John Adams, is a dead white male. Obama couldn't get away with that in an election year, and, given his aides' penchant for cleaning up little things like this, we'll soon see the president with a copy of Kate Walbert's A Short History of Women.
The Price and Pelecanos books are very similar—urban, East Coast crime stories by two authors who have also written for the HBO series The Wire. Only the Haruf provides geographical and literary diversity. The McCullough book seems like the kind of thing presidents get with the job. When presidents read presidential biographies, it must be like a user's manual for the office. Sure, Adams occupied it 200 years ago, but just as Obama read Team of Rivals when picking his Cabinet and Jonathan Alter's The Defining Moment on FDR's 100 days when forming his initial agenda, he'll probably now start dropping Adams references in the coming months.

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