SOCIEDAD DE BIBLIÓFILOS CHILENOS, fundada en 1945
Chile, fértil provincia, y señalada / en la región antártica famosa, / de remotas naciones respetada / por fuerte, principal y poderosa, / la gente que produce es tan granada, / tan soberbia, gallarda y belicosa, / que no ha sido por rey jamás regida, / ni a extranjero dominio sometida. La Araucana. Alonso de Ercilla y Zúñiga
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- Name: EDITOR
- Location: Santiago de Chile, Región Metropolitana, Chile
Editor: Neville Blanc
Thursday, October 31, 2013
Wednesday, October 30, 2013
Los libros reales son mejores que los ebooks
10 razones por las que los libros reales son mejores que los ebooks
1) Los libros se pueden leer en el baño: ¿Has intentado leer tu Kindle o Nook en la bañera?. Ni lo intentes, es espantoso. Si esa cosa se te cae, dejará de funcionar para siempre. Por no hablar de que se empaña por el vapor. ¿Que se te cae accidentalmente tu libro en las burbujas? Pues se seca y como nuevo. Nada que temer, amantes de la literatura.
2) No hay necesidad de apagar tu libro si viajas en avión: Todos tememos el momento en que el piloto nos pide amablemente que apaguemos todos nuestros aparatos, ¿verdad?. Por supuesto, sólo necesitarías apagar tu e-reader durante unos minutos, pero… ¿y si ésa es la parte más tentadora del libro?. Los libros nunca tienen que ser guardados (en un avión). Siga leyendo, libro amigo!
3). Los libros puedes leerlos al sol: ¿Vas a la la playa por el día?. ¿De vacaciones tropicales o flotando en la piscina? ¡Tu libro puede venir contigo!. La mayoría de los lectores electrónicos no se pueden exponer a la luz solar directa. La pantalla se oscurecerá y te encontrarás en un momento tirado con un libro que no se puede leer. Los libros normales de la vieja escuela nunca te defraudarán así.
4) Los libros llenan tus estanterías: ¡Hola estanterías!. Supongo que podrías llenar tus estanterías con varios lectores electrónicos (hay tantos tipos diferentes… ), pero ¿resultaría estético eso?. No hay nada como encontrar el espacio perfecto para tu último libro adquirido, ¿verdad?.
5) Los libros antiguos son extraordinarios: Nunca habrá una primera edición de un ebook. Tan sencillo como eso. ¿Y lo increíble que es encontrar un clásico original que añadir a tu colección?. Las cubiertas están siempre un poco deterioradas, y eso es lo que los hace perfectos. No hay nada como sostener una novela clásica…
6) No puedes conseguir un ebook firmado: A menos que planees recoger firmas en tu Kindle, nunca irías a ninguna firma de libros con tu e-reader a corto plazo. Los libros autografiados son regalos considerados y personales. Los autores se sienten halagados por firmar copias de sus publicaciones, pero no pueden firmar físicamente un libro electrónico…
7) Librerías y bibliotecas: Si eres un ratón de biblioteca, apreciarás la importancia de las bibliotecas y librerías. El olor de todo ese papel y todo ese conocimiento en una única habitación, es casi imposible de manejar. ¡Estos majestuosos lugares ni siquiera existirían sin los libros!.
8) Terminar un libro largo es más gratificante de esta manera: Por supuesto, terminar cualquier libro es gratificante, pero cerrar la contraportada de un libro de mil páginas (como Juego de Tronos) sienta mucho mejor que recorrer la pantalla con el dedo y descubrir que has llegado al final.
9) Los libros inspiran tatuajes: ¿Cuándo fue la última vez que viste a alguien con un tatuaje de un Nook? Exactamente. Nunca. Porque los libros molan más.
10) Los libros nunca mueren: Las páginas podrán caerse y las cubiertas desprenderse, pero los libros no sólo se morirán en ti (no he sabido traducir muy bien esta frase,lo sé… ). No hay nada más frustrante que llegar a una parte jugosa de una historia y que la batería de tu e-reader se agote. Los libros de verdad nunca te fallarán.
Fuente: sindinero.org
La industria del libro y el paisaje editorial en Chile
Saludos Don Neville.
Me dirijo a usted para compartir este interesante Articulo de Don Bernardo Subercaseaux Sommerhoff , le pido el compartir en el Blog de la Sociedad de Bibliofilos Chilenos...
Muchas gracias por su tiempo y disposición.
Tuesday, October 29, 2013
Armando Uribe: sobre poesía, muerte y tontería
Entre escombros Armando Uribe Ediciones Altazor, Viña del
Mar, 2013.
Antología de su poesía política El poeta cumple 80 años
Armando Uribe: sobre poesía, muerte y tontería
Esta última, dice el Premio Nacional de Literatura, "sería una prueba de la existencia de Dios". ¿Por qué?, "porque es infinita".
El Mercurio Revista de Libros Santiago de Chile
domingo 27 de octubre de 2013
Actualizado a las 10:50 hrs.
Francisco Véjar
Armando Uribe (Santiago, 1933) recibe como es ahora su costumbre: en su cuarto, vestido sobre la cama. Siempre con elegancia. Más allá se ven estantes con libros y la pared a su derecha luce una fotografía de Cecilia Echeverría con su belleza natural. El poeta la sigue recordando, como consta en el libro CE , que publicó en 2011, a diez años de su fallecimiento. Lo acompañan en su departamento sus hijas y nietos. Tiene un televisor donde ve las noticias de la BBC de Londres. Y acaba de aparecer Entre Escombros (Ediciones Altazor, 2013), una antología de su poesía política, cuyo prólogo, selección y notas estuvieron a cargo de Sara Jordán. Esto lo entusiasma. Uribe se ha desempeñado como profesor titular en las Cátedras de Derecho Público y Ciencias Políticas de la Sorbona, París. Ha sido parte también de comités en defensa de los derechos humanos, en el continente europeo, como el Tribunal de Russel II, junto a Julio Cortázar y Gabriel García Márquez. Reconocido con el Premio Nacional de Literatura 2004, dice haber escrito más que Pablo Neruda y está considerado dentro de lo más granado de la Generación del 50. A un día de cumplir ochenta años, revisa algunos episodios de su vida.
-Haciendo un trampolín en el tiempo, ¿cómo fueron los inicios de Armando Uribe en la poesía?
-La verdad es que las primeras publicaciones de versos no son del año 1953 ni en ese libro, titulado El joven laurel , nombre que le puso Roque Esteban Scarpa a una colección de jóvenes escritores que habían sido alumnos de él, en el colegio Saint George's. Mis primeros poemas aparecieron en la revista Pro Arte, dirigida entonces por Enrique Bello, en enero de 1951. Y eso se debió a un artículo de Roque Esteban Scarpa titulado "Poesía de Armando Uribe Arce", que se publicó en "El Mercurio" en octubre de 1950. En la crónica, Scarpa decía: "No sé si me va a perdonar que le publique estos poemas". En el recreo le dije: "Mire, la verdad es que no se lo perdono". "¿Por qué?", me preguntó él. "Porque usted me va a obligar a escribir versos toda mi vida". "Pero yo no te obligo", enfatizó. "Hay que recordar -continué- que existe la parábola de los talentos, según la cual uno está obligado a respetar y a cumplir con los talentos que se han recibido gratuitamente". Y lo cierto es que lo que escribió Scarpa por aquella época en "El Mercurio" provocó en mí una manía u obsesión por escribir versos desde entonces hasta el día de hoy. A veces lo siento como una condena.
-¿Cómo se relacionaban los poetas entonces?
-Había en Chile desde hace varias generaciones una "cosa" que se llamaba los poetas chilenos. Sabían unos de otros, se conocían, se encontraban por casualidad o por gusto, se respetaban a despecho de polémicas, envidias, diferencias políticas, sociales, de edad u otras. Dejó de haber ahora una transmisión oral de la sabiduría colectiva de los poetas de Chile. Los poetícolas pasaron a ser islas flotantes como de postre, la mayor parte náufragas o ahogadas. Pudiera ser que eso se rehaga. Nicanor Parra también vivió esa época, y años anteriores, de ese otro Chile del que estoy hablando.
-¿Qué opinión tiene de Nicanor Parra?
-Es uno de los casos más notables y longevos de la poesía chilena. Nicanor Parra está lúcido y vigente. Pienso que merece recibir el Premio Nobel de Literatura. Lo han recibido autores inferiores a su obra poética. Es muy curioso cómo lo conocí. Jorge Elliot me dio su dirección. Al llegar a su casa, que quedaba más arriba del canal San Carlos, toqué el timbre, pero como nadie respondía, me asomé por la pared. Y lo vi cavando un hoyo con una pala. "Usted es Nicanor Parra", le dije. "Sí, yo soy. ¿Y usted?", preguntó él. "Vengo a verlo", contesté. "Aquí me tiene haciendo un hoyo, y cuando esté lo suficientemente profundo, me voy a tirar de cabeza adentro". Yo había leído Poemas & antipoemas (1954).
-¿Podría hacer un contraste entre la vida pública de Armando Uribe, como diplomático, abogado y poeta?
-Las actividades que usted ha mencionado, públicas por lo demás, me parecen serias, y por eso mismo pienso que es cosa que debo tomar en cuenta, pues me han permitido ganarme la vida. Y esto de hacer versos es insistir en un juego propio de niños y adolescentes, pero no para personas de la edad avanzada, como la que tengo yo ahora. Con todo, el haberme graduado como abogado me permitió ejercer la docencia, tanto en Chile como en Italia, y sobre todo en Francia. Allí hice clases en París I, en la vieja Sorbona, donde ejercí la cátedra de derecho durante 17 años. Esas han sido cosas serias, pero esto de escribir versos lo sigo considerando un capricho y una manera de ocupar el tiempo, perdiéndolo.
-¿Cuáles son sus preocupaciones religiosas actuales?
-Voy a volver sobre lo mismo. Me he dado cuenta de que la tontería que me domina y domina al mundo en que vivo, como consecuencia del pecado original, da fe de algo muy importante. Tal vez lo más humano es la tontería. La tontería define el carácter humano del mundo. La tontería humana sería una prueba de la existencia de Dios, porque es infinita, y la divinidad es infinita. Yo reconozco que la mayor parte de lo que he escrito no sólo contiene la tontería, sino también la ironía, el sarcasmo, la sátira y la crítica por lo general de la propia persona que escribe, y de la vida de otros, e incluyendo a gente del pasado que uno se entera a través de numerosos libros.
-¿Qué es la muerte para Armando Uribe? Debe tener varias respuestas.
-Así es. Creo tener varias respuestas, y por desgracia. La primera, es que descubrí la muerte muy tempranamente. Fue a propósito del fallecimiento de una media hermana de mi padre. Murió cuando yo tenía muy pocos años, menos de cinco. Entré en la habitación donde yacía sobre la cama, cubierta hasta el cuello por una sábana, y vi por primera vez a una persona muerta. Ella estaba en esta cama tan alta, pero yo lograba asomarme y verla desde un costado. La comprobación de que existe la muerte fue muy temprana. Fue tan importante saber que existe la vida, como saber que existe la muerte.
-¿Cómo fue para usted la experiencia de recibir en su departamento a jóvenes poetas en la década de los 90?
-Yo fui recibiendo de manera retrospectiva, a través de estos jóvenes que me visitaban, lo que se había vivido en Chile durante mis años en el destierro. A pesar de que mis parientes me enviaban los recortes de periódicos y revistas. Pero a través de las conversaciones con escritores jóvenes fue mucho más vívido. Yo les pedía que trajeran sus escritos y hablábamos de esas cosas. Era una libre plática.
-¿Se reconoce en el Chile actual?
-No, pero creo que eso nos pasa a todos los viejos. La vejez no trae consigo necesariamente la sabiduría. Eso de creer que todos los viejos son sabios es un gravísimo error. Hay una sabiduría de niños, de adolescentes y de algunos viejos. La sabiduría que puede tener un viejo es que sabe que se va a morir. Es un conocimiento del tiempo, en que todavía se vive.
-A partir de 1998 usted decidió enclaustrarse "socialmente" en su departamento frente al Parque Forestal, pero sus opiniones y escritos se han seguido publicando. ¿Cómo han sido estos 15 años?
-Así es. La verdad es que me dijeron que con la edad había que prepararse para morir. Yo sostengo que hay que prepararse ya sea para el bien morir o el mal morir. En eso ha consistido este enclaustramiento que no ha impedido que escriba ni que publique. Desde 1998 he publicado más que en años anteriores. Y no le puedo recomendar a nadie que se enclaustre para escribir, y menos todavía para publicar, pero es lo que me ha ocurrido. Por primera vez, en estos últimos quince años, he estado dedicado a tener en la cabeza insectos que van trazando en la masa cerebral versos, no sólo con métrica, sino con rima. Algunos llego a escribirlos para liberarme de ellos. Y por eso he podido escribir y publicar mucho más que antes.
DE NUESTROS SOCIOS: ROBERTO AMPUERO
Bahía de los misterios
Roberto Ampuero
Sudamericana, Santiago, 2013, 336 páginas.
NOVELA
Roberto Ampuero
Sudamericana, Santiago, 2013, 336 páginas.
NOVELA
Entrevista Nuevo libro de Cayetano Brulé
Roberto Ampuero, veinte años después
Esta semana llega a librerías y a la Filsa 2013 Bahía de los misterios , séptimo título de la saga de Cayetano Brulé, iniciada en 1993 con ¿Quién mató a Cristián Kustermann? Actual ministro de Cultura y antes embajador de Chile en México, el escritor Roberto Ampuero ha debido replegarse en beneficio de sus responsabilidades públicas.
Santiago de Chile
domingo 27 de octubre de 2013
Actualizado a las 10:50 hrs.
El Mercurio Revista de Libros
María Teresa Cárdenas
"Uno nunca sabe por dónde viene la bala", dice Roberto Ampuero (Valparaíso, 1953). Y no está hablando de los peligros que debe sortear su detective, Cayetano Brulé, sino de las críticas a las que está expuesto como ministro. Es por eso que se cuida, concentrando todas sus energías en esta tarea que el Presidente Piñera le encomendó en junio de este año, después de haberle confiado la embajada de Chile en México a fines de 2011. Así es como el ministro de Cultura parece no darle tregua al escritor, y una prueba a la vista es su participación en la Feria Internacional del Libro de Santiago, Filsa 2013, que se inauguró el jueves en la Estación Mapocho. En su discurso, el ministro Ampuero habló con propiedad del valor del libro y la cultura en el desarrollo de un país. "Para viajar lejos, no hay mejor nave que un libro", dijo, citando a Emily Dickinson, y más adelante agregó, categórico: "Un país que no lee es pobre, aunque los indicadores económicos digan otra cosa". Y lo más importante, sus palabras estaban respaldadas por hechos, lo que fue agradecido públicamente por Arturo Infante, presidente de la Cámara Chilena del Libro: por primera vez, el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes apoyó con recursos la realización de la Filsa.
El escritor, en cambio, suspendió la presentación de su nuevo libro, Bahía de los misterios , séptimo de la saga de Cayetano Brulé; aunque la novela sí estará disponible en el stand de Random House Mondadori. A veinte años de su aparición en ¿Quién mató a Cristián Kustermann? , obra ganadora del Premio Revista de Libros 1993, y después de los casos resueltos en Boleros en La Habana , El alemán de Atacama , Cita en el Azul profundo , Halcones de la noche y El caso Neruda , el entrañable detective cubano avecindado en Valparaíso profundiza su veta cosmopolita, viajando a Estados Unidos, México, España, Galway (Irlanda) e incluso Pyongyang (Corea del Norte), pero además debe recurrir a fuentes históricas. El asesinato del profesor norteamericano Joseph Pembroke, cuya cabeza rodó por las escaleras del cerro Concepción, hundirá sus raíces en los códices de la antigua cultura maya, la mayoría destruidos por los conquistadores y clérigos españoles. Una guadaña inscrita a fuego en el cuerpo decapitado y un extraño símbolo en la capucha ensangrentada conducen a Brulé a buscar pistas en la santería mexicana, el narcotráfico, en la Inquisición, en el pasado nazi del Colegio Alemán de Valparaíso...
Asombrosamente ágil para sus casi 68 años -según los datos biográficos que su autor entregó en El caso Neruda -, el detective sigue disfrutando de las comidas, bebidas y de la música. Y recuerda constantemente a su padre.
El escritor en su refugio
Después de varios intentos, finalmente Roberto Ampuero pudo destinar tiempo para esta entrevista. El encuentro fue en un café frente a la municipalidad de Olmué y desde ahí nos trasladamos a su casa, la misma que hace 25 años compró con su mujer para ir los fines de semana o en vacaciones, y en la que se han instalado mientras él ejerce el cargo.
Traspasado el portón, la tranquilidad se impone en un terreno en desnivel con una frondosa vegetación y una encantadora casa de madera. "Nosotros plantamos todos los árboles", asegura Ana Lucrecia; "nada de paisajismo, solo nos fijamos dónde daba el sol". Los árboles crecieron y también la familia, pero ahora sus dos hijos se quedaron en Estados Unidos.
Roberto Ampuero se saca la chaqueta, cuenta anécdotas, dice que está contento por el trabajo que está realizando en conjunto con los senadores y diputados de las comisiones de Cultura, revela también algunas ingratitudes. Y confiesa que está preocupado por el país, por el clima enrarecido que a veces se respira. "Neruda decía que Chile era chúcaro. Y yo creo que tiene ciclos reiterativos en los que tiende a perder su estabilidad y su capacidad para resolver los problemas de forma desapasionada, tranquila, sin extremar soluciones. Hay mucho mesianismo", afirma.
Cuesta que hable el escritor. Y él lo asume. "Estoy volviendo a la literatura con esta conversación", dice, y frente a la primera pregunta, aclara: "Este libro estaba hecho en un 80 por ciento antes de ser embajador". Ya viviendo en México pudo darle mayor consistencia a los capítulos que se desarrollan en ese país. "Para mí son muy importantes los escenarios, físicos, reales".
-¿Por qué quisiste entregarle un nuevo caso a Cayetano Brulé?
-Cayetano se ha ido dando solo. Nunca me propuse escribir una serie. Solo en la medida en que iba escribiendo otras novelas, de pronto descubría que había temas o circunstancias que me obligaban a que fuera una novela policial. En un comienzo todo está abierto. Es posible eludir esa fuerza de gravedad, como lo intenté en La otra mujer , Pasiones griegas o Los amantes de Estocolmo . Pero a veces la novela policial termina imponiéndose y no hay que forzar las cosas. Lo que determina esto es el peso específico que puede alcanzar en la trama la resolución del enigma. Pero lo cierto es que toda novela es indagación, exploración, investigación.
-¿Querías hacer un giro o ampliar el género policial hacia la novela de intriga histórica?
-Desde El caso Neruda me interesa echar una mirada a la historia desde el género policial. Pero la mirada puede ir mucho más atrás si se trata de documentos históricos. ¿Por qué asumimos que las épocas pasadas resolvieron todos sus enigmas y que su relato histórico esclareció todas las interrogantes?
-¿Así surgió esta trama que se remonta quinientos años en la historia?
-A mí me marcó la cultura maya porque fue mi primer descubrimiento en América Latina. Y después, investigando y leyendo, me encontré con algo que me llamó mucho la atención: siempre hemos visto a los mayas como grandes hombres de la tierra, y ahí me doy cuenta de que también fueron grandes navegantes. Colón nunca vio sus pirámides, pero se encontró con enormes canoas, naves mayas, que recorrían el Caribe. Tenían mapas y un conocimiento de las grandes corrientes. Después supe algo que para mí fue clave, y es que en Galway, que es una ciudad preciosa en Irlanda, hay balcones que están hechos con maderas tropicales, pero de la Edad Media, es decir, antes de que se conociera América. Por ahí me agarró: esta comunicación entre norte y sur, quién descubrió a quién.
-¿Te interesaba reflexionar sobre la memoria?
-Así es. Lo que a mí me interesaba era ver esa construcción del relato, de una cultura subordinada, otra dominante, y de pronto empezar a subvertir ese orden establecido durante tanto tiempo. Y ahí viene lo otro: cuando uno siente el peso de esas culturas indígenas, la presencia, el conocimiento de las navegaciones, de los cuerpos celestes, su capacidad para construir, los mapas, los códices, y después ves la forma realmente brutal en que esa memoria fue cortada, incendiada, mutilada, tú dices aquí falta algo que ya se perdió para siempre para la historia, y solamente la ficción es capaz de tejerlo. Eso es lo que me interesaba, la posibilidad de recuperar las historias que definitivamente parecían ya perdidas.
-¿Te parece que los historiadores son en cierta forma detectives, como reflexiona Cayetano?
-Efectivamente, a mí me fascina el detective que no solo es capaz de investigar lo que pasó recién, que está muy presente, sino que también puede trascender hacia realidades que comenzaron, como en este caso, hace quinientos años. Y por eso el asombro de Cayetano, cuando dice "será que esto es una historia de ajuste de cuentas a lo largo del tiempo". Tiene que ver también con la globalización, porque el origen de un crimen que ocurre acá, fácilmente puede estar en el antiguo Leningrado o en Nueva York.
-En un principio el crimen se vincula a los carteles de la droga. ¿Por qué elegiste la decapitación?
-Pembroke está pagando por haber pensado; en su cabeza está todo. Pero también hay un guiño a Tabucchi, La cabeza perdida de Dámaso Monteiro , y tiene que ver con las escalinatas de una película rusa ("El acorazado Potemkin"), de Eisenstein. Esa escena con el coche me perseguía. Y Valparaíso es la ciudad de las escalinatas. Además es un mensaje de la historia ya muy antigua, una forma de sacrificio humano.
-Después de estos meses como ministro, ¿crees que "en la academia los odios pueden ser más intensos que en la política", como dices en la novela?
-Lo interesante es que la academia en Estados Unidos o Europa, donde hay una mayor institucionalización, es muy política. Uno de los que plantea este tema es Kissinger, quien dice que la academia es peor que la política, porque en la política se pelea por el poder real y en la academia este mismo desgaste de energía, de vitalidad, es, como dice ahí el personaje, porque te den un pasaje para ir a un congreso donde nadie te va a ir a escuchar y publicar un artículo que a lo mejor nadie va a leer. En ese sentido, claro, es peor.
-Valparaíso está cada vez más presente en la saga de Cayetano.
-Yo creo que los espacios son tan importantes como los personajes. Valparaíso es lo más parecido a la vida, puedes estar muy arriba, muy abajo, puedes caer fácilmente, puedes volver a comenzar, cuesta subir, tienes el mar como una promesa abierta ilimitada, tiene algunos cementerios que están cayendo sobre la ciudad, tiene otros cementerios que están frente a lo que fue la cárcel y un poco más allá una iglesia y un cerro que se llama Concepción. Está todo, y yo pienso que Valparaíso es una de las pocas ciudades en el mundo que tiene tanto carácter, y no a partir de la monumentalidad o de su riqueza. Valparaíso marca a las personas, y además invita a que ocurran cosas.
Tiempo de praxis
-¿Las reflexiones sobre la edad tienen que ver con la muerte de tu padre, a quien le dedicas el libro?
-Sí, mucho. Un gran amigo mío me dijo: lo terrible no es lo que sientes cuando tu padre se muere, lo que pasa es que tu padre para ti se muere muchas veces en tu vida. Eso es lo más doloroso. Y eso lo siento, como una ausencia, lo quiero llamar y no puedo. Yo hablaba a diario con él. Entonces, de pronto tú pasas generacionalmente a la primera línea. Con los años uno empieza a recurrir más a la memoria pero con una visión más profunda de las cosas.
-Cayetano Brulé todavía parece bastante ágil, ¿cómo seguirá adelante sus aventuras?
-Yo pienso que las novelas de Cayetano van a ir funcionando como escritas por alguien que ya tiene muchos años y que de pronto vuelve a etapas de su vida. Quizás ya estará jubilado o instalado en Olmué y se acordará de cuando era joven, como lo que pasó con El caso Neruda . Creo que ahí él va a poder moverse y va a ir completando su biografía. Lo que sí me sorprende es cómo Cayetano, desde ese primer personaje que yo escribí y que ganó el premio de la Revista de Libros, fue creciendo, ampliándose, conquistando, imponiendo su vida, casi como un personaje real.
-Estos veinte años también han pasado para ti. ¿Cómo evalúas este tiempo?
-Hay una canción de un grupo alemán oriental, los Puhdys, que se llama "Todo tiene su tiempo". Yo pienso que el escritor también tiene sus tiempos: un tiempo de escritura, en el que físicamente ejecuta la acción de escribir, y otros que son igual de imprescindibles, el de la lectura, de la vida. Creo que en este momento mis tiempos son de la praxis. Uno de los temas centrales del escritor es mostrar al ser humano con sus pasiones, miedos, temores, deseos, odio. Y el otro gran tema es el del poder. Para escribir sobre el poder es necesario haber visto y conocido los espacios y acciones en los que se ejerce. Yo estoy ahora en la etapa de incorporar mundo, y en algún momento, si sobrevivo a esto, voy a poder crear personajes basados en esta experiencia.
"Valparaíso es lo más parecido a la vida, puedes estar muy arriba, muy abajo, puedes caer fácilmente, puedes volver a comenzar".
Premio Iberoamericano Pablo Neruda a José Kózer
Presidente Piñera entrega Premio Iberoamericano Pablo Neruda a José Kózer
En la ceremonia donde fue premiado el poeta cubano en el Palacio de La Moneda, también participó el ministro de Cultura, Roberto Ampuero.
SANTIAGO.- En el Palacio de la Moneda y con la presencia del Presidente de la República, Sebastián Piñera y el mnistro de Cultura, Roberto Ampuero, se hizo entrega del Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda 2013, que este año recayó en el poeta cubano José Kózer, destacado escritor con más de 35 años de trayectoria.
Este reconocimiento, creado en el año 2004 por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes a propósito del centenario del natalicio del poeta, cuenta con el patrocinio de la Fundación Pablo Neruda y se entrega a un autor con una reconocida trayectoria en el mundo de la poesía iberoamericana.
El premio consiste en un diploma, una medalla y la suma de US$ 60.000, lo que lo sitúa como uno de los más relevantes de habla hispana y la distinción más importante que entrega el Estado.
Al respecto, el Jefe de Estado destacó que para la comunidad chilena "es un gran privilegio y una gran oportunidad poder premiar su obra, que ha sido vasta, profunda, pero sobre todo, talentosa".
En la misma línea, agradeció a Kózer "por el aporte que hace a la poesía y que ha hecho a Chile. El jurado ha reconocido su obra, que por lo demás, en los diez premios que llevamos Neruda, usted es el segundo poeta de origen cubano que es galardonado con este premio".
Por su parte, el ministro Ampuero, recalcó la importancia del reconocimiento y de la figura del ganador de esta versión.
"Destacar la obra de los poetas iberoamericanos más célebres a nivel internacional, como lo ha sido José Kózer, también es avanzar en este proyecto, porque permitirá poner su nombre y la riqueza de sus letras en la retina de la ciudadanía, motivando así la aparición de nuevos talentos", expresó.
El jurado, presidido por el ministro de Cultura, Roberto Ampuero, estuvo conformado por destacados hombres y mujeres de las letras, como Julio Ortega, de Perú; Margo Glantz, mexicana; Roberto Echavarren, uruguayo; y Leonardo Sanhueza Frits y Soledad Fariña Vicuña, de Chile. La elección fue del jurado fue unánime.
Además, el secretario de Estado agregó que "el reconocimiento a la trayectoria y al legado de escritores que han ejercido una importante influencia en torno a la poesía, es fundamental para fortalecer la calidad de las nuevas expresiones literarias referentes a la poesía iberoamericana".
"Esta ambición ha fundado la promoción del Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda y el Premio Iberoamericano de Narrativa Manuel Rojas", añadió.
El premio, con sólo nueve ediciones, se ha consolidado como un referente entre los premios literarios iberoamericanos. Ejemplo de ello es que en 2004, el Premio Pablo Neruda fue para José Emilio Pacheco, quien obtuvo el Cervantes y el Reina Sofía en 2009.
También Juan Gelman, a quien se reconoció en nuestro país en 2005, obteniendo luego el Reina Sofía y dos años después, el Cervantes.
Lo mismo ocurrió con Fina García-Marruz, quien fue reconocida este año en España y en 2007 ya había sido reconocida con el galardón chileno y con Nicanor Parra, quien el año pasado se hizo acreedor de ambos premios.
Emol
Lunes, 28 de Octubre de 2013, 18:29
Trayectoria de José Kózer
-Poeta y ensayista cubano nacido en La Habana en 1940.-En 1960 se trasladó con su familia a los EE.UU., donde reside desde entonces.
-Por más de treinta años fue profesor de Lengua y Literatura en español en Queens College de Nueva York, donde también ocupó la jefatura del Departamento de Literatura Comparada.
-Ha recibido las becas Cintas y Gulbenkian, además del Premio Julio Tovar de Poesía en 1974.
-De su amplia obra poética merecen destacarse: "Este judío de números y letras" 1975, "Jarrón de las abreviaturas" en 1980, "Et mutabile" 1995, "Dípticos" 1998, "Rupestres" 2001, "Stet" 2006 y "Trazas" 2007.
Saturday, October 26, 2013
Martín Luis Guzmán
Martín Luis Guzmán, pluma fecunda de la Revolución Mexicana
Martín Luis Guzmán, pluma fecunda de la Revolución
Mexicana
Por Javier José Rodríguez Vallejo
El pasado 6 de octubre se cumplieron 126 años del nacimiento de
Martin Luis Guzmán Franco, insigne intelectual nacido en Chihuahua. Perteneció
junto a José Vasconcelos, Alfonso Reyes, Julio Torri, y otros, al grupo del
Ateneo de la Juventud. “Desde niño le entusiasmó la prosa de Rosseau […]
frecuentó a Tácito y a Plutarco; en las letras españolas se sentía deudor de
Cervantes y Quevedo, […] en la lengua inglesa la cita de William Hazlitt era
obligatoria.”[1]
Escritor de ideas claras, se ocupó de investigar y narrar la historia
revolucionaria, fue un hombre que repudió la improvisación, tuvo la virtud de
crear personajes imaginarios al igual que Shakespeare; las letras fueron su
oficio y pan de cada día. “…toma de la historia lo estrictamente necesario, la
materia prima, y luego lo transforma en literatura mediante procedimientos
narrativos.”[2]
El maestro Emmanuel Carballo en su libro protagonistas de la
literatura mexicana, revela que la novela de Guzmán “El águila y la serpiente”,
se iba a llamar “A la hora de Pancho Villa”. Otro dato polémico en la vida de
Guzmán fue su libro “La sombra del caudillo”, llevado al cine por el director
Bracho, que por razones políticas fue vetado por más de veinte años. El
presidente en ese entonces, Plutarco Elías Calles le impuso no escribir sobre
asuntos posteriores a 1910, así se explica la mirada histórica de Guzmán hacia
al pasado patrio, enfatizando su atención en el célebre Francisco Xavier Mina,
un héroe español que lucho en favor de la Independencia de México. En dicha obra
confiesa la dificultad que le implico examinar en distintos archivos de España y
Francia la vida del "Mozo de Navarra".
Grandes escritores realzan la figura de Guzmán, por ejemplo, el
maestro José Emilio Pacheco ilustra: “…El
águila y la serpiente es para la Revolución lo que fue la historia de Bernal
Díaz para la conquista […] la prosa sin edad de Guzmán convierte en epopeya lo
que narra, […] la Revolución queda exaltada al rango de un pasado
clásico”.
Martín Luis Guzmán fue un villista, un intelectual que vivió en carne
propia la Revolución, él mismo nos aconseja leer “Memorias de Pancho Villa” como
se lee al Quijote, abrir el libro y al azar leer unas cuantas páginas. Hay que
reconocer la pasión de Guzmán por iluminar al verdadero Villa en cuerpo y alma.
El maestro Carballo en su crítica literaria comenta que dicha obra fue un error
de Guzmán, por las cuantiosas horas dedicadas al estudio de “Pancho Villa”. Lo
cierto es que Guzmán fue un literato muy profesional, su libro “Memorias de
Pancho Villa” reivindicó la historia de Villa y su valor humanístico, su lealtad
a la amistad, en este caso a Pancho Madero; su prosa nos enseña la vida y ocaso
de los héroes. Claro ejemplo es “Muertes históricas”, crónicas de los momentos
previos a la muerte de Carranza y del Gral. Díaz.
La rigurosidad de sus letras y su decálogo merecen respeto, por ello
podemos afirmar que es Martín Luis Guzmán “pluma fecunda de la Revolución
Mexicana”, Su ejemplo de vida nos deja enseñanzas, como el amor y vocación al
oficio, a luchar y florecer en la adversidad. Ante ello surge la pregunta, ¿Cómo
nos influye la vocación al oficio, cómo la de Martín Luis Guzmán en sus
días?
[1] Carballo, Emmanuel. (1990). Notas de un
francotirador. La narrativa de Martín Luis guzmán. Gobierno del Estado de
Tabasco. Primera edición. México, p.p. 80 y
81.
[2] Carballo, Emmanuel. (1994). Protagonistas de la literatura mexicana.
Ateneo de la Juventud. Primera edición en la colección “Sepan cuantos…”.
Editorial Porrúa. p.p. 78, México, D.F.
Wednesday, October 23, 2013
Tuesday, October 22, 2013
Los consejos de escritura espontánea de Jack Kerouac
Los consejos de escritura espontánea de Jack Kerouac
Jack Kerouac es considerado como uno de los grandes escritores norteamericanos del siglo XX; su obra cumbre, En el camino, fue la biblia de una generación que luchó por abrir su mente, salir de la caja y dejar atrás una vida prefabricada; buscaban libertad y autodescubrimiento y ese libro los ayudó a realizar todo eso. El movimiento hippie lo uso como estandarte, y su trabajo resultaba una lectura casi obligada para comprender sus ideales.
El estilo de Kerouac es el de “prosa espontánea”, que se caracteriza por dejar que las ideas surjan y se trasladen intactas de la mente del autor a la máquina de escribir. Así es como la redacción de En el camino se convirtió en una leyenda, pues se dice que fue escrito en un solo rollo de papel que el autor unió y terminó de escribir en tres semanas. Aunque escribir espontáneamente resulte, para algunos, una tarea sencilla, el autor declaró, en múltiples ocasiones, que es mucho más complicado de lo que parece; de hecho Truman Capote, otro gran escritor estadounidense, aseguró que lo que Kerouac hacía no era escribir sino mecanografiar.
“Los críticos no se han dado cuenta que la escritura espontánea de prosa narrativa es infinitamente más difícil que cuidar meticulosamente la lenta escritura con oportunidad de revisar”. – Carta de Kerouac a Rober Giroux
Fue tras años de escribir, error tras error, que el escritor logró abstraer las ideas que su mente le dictaban para plasmar rápidamente “el texto ideal”. A pesar de su filosofía literaria, amigos de Kerouac aseguraban que pasaba mucho tiempo “reescribiendo y reescribiendo”.
Aun así, Kerouac dejó 30 “consejos” para escribir en prosa espontánea, en su texto: Belief and Technique for Modern Prose.
1. Cuadernos secretos garabateados y salvajes páginas escritas a máquina para tu propia dicha.
2. Obediente a todo, abierto, escuchando.
3. Trata de nunca emborracharte fuera de tu casa.
4. Enamórate de tu propia vida.
5. Algo que sientes encontrará su propia forma.
6. Sé un demente estúpido-santo de la mente.
7. Sopla tan profundo como quieras soplar.
8. Escribe lo que quieras, insondablemente, desde el fondo de la mente.
9. Las visiones inefables del individuo.
10. Sin tiempo para la poesía más que exactamente lo que es.
11. Tics visionarios estremeciéndose en el pecho.
12. Fijación del trance soñando sobre un objeto ante ti.
13. Desaloja inhibiciones literarias, gramáticas y sintácticas.
14. Como Proust, sé un viejo adicto al té del tiempo.
15. Diciendo la verdadera historia del mundo en un monólogo interno.
16. El centro de la joya del interés es el ojo dentro del ojo.
17. Escribe en reminiscencia y asombro por ti mismo.
18. Trabaja desde el néctar del ojo medio afuera, nadando en el mar del lenguaje.
19. Acepta la pérdida para siempre.
20. Cree en el sagrado contorno de la vida.
21. Lucha por trazar el flujo que ya existe intacto en la mente.
22. No pienses en palabras cuando te detengas sino para ver mejor el cuadro.
23. Registra todos los días el día blasonado en tu mañana.
24. Sin miedo o pena en la dignidad de tu experiencia, conocimiento y lenguaje.
25. Escribe para que el mundo lea y vea tus precisas imágenes de él.
26. El libro-película es la película en palabras, la forma visual americana.
27. En homenaje del personaje en la solitaria penumbra inhumana.
28. Componiendo salvaje, indisciplinado, puro, viniendo de abajo, entre más loco mejor.
29. Eres un genio todo el tiempo.
30. Guionista-director de películas terrestres auspiciadas y angeladas en el Cielo.
Un autor casi autobiográfico quien, junto con los otros beatniks, transformó sus experiencias vitales en literatura. Fiestas, borracheras y marihuana invaden los textos de Kerouac, los que se mezclan con existencialismo para dar paso al budismo que lo marcó gran parte de su vida como escritor. Es por eso que su trabajo literario tienen tanto en común, pero en ellos el personaje cambia con el paso del tiempo. Mientras En el camino narra el éxtasis de vivir en la carretera, de aventones y la bondad de extraños; en Big sur habla del infierno que resultó su último viaje de carretera. Según Kerouac, su vida comprende un gran libro al que llama La leyenda de los Duluoz, el cual está conformado por los siguientes libros:
Atop an underwood
Visiones de Gerard
Dr. Sax
El pueblo y la ciudad
Maggie Cassidy
La vanidad de los Duluoz
En el camino
Visiones de Cody
Los subterráneos
Tristessa
Los vagabundos del Dharma
Los ángeles de la desolación
Big sur
Satori en Paris
Atop an underwood
Visiones de Gerard
Dr. Sax
El pueblo y la ciudad
Maggie Cassidy
La vanidad de los Duluoz
En el camino
Visiones de Cody
Los subterráneos
Tristessa
Los vagabundos del Dharma
Los ángeles de la desolación
Big sur
Satori en Paris
Sunday, October 20, 2013
Si no me equivoco, en su Diccionario del diablo Ambrose Bierce define la cita como «una manera de repetir erróneamente las palabras de otro». El celo de Bierce por el sentido original de una cita quizá parezca excesivo, pero en algunos casos la ironía parece confirmarse en forma de frases nunca pronunciadas que han pasado a la historia, ya sea por formulaciones inexactas, por significados añadidos o sencilla y llanamente porque nunca existieron. Ocurre con personajes de todo tipo, aunque hoy quisiera detenerme en algunas de las más conocidas atribuidas a filósofos, escritores o personajes de ficción.
Hay personajes que son identificados con frases que paradógicamente nunca dijeron. Una de las citas apócrifas más repetida es «Elemental, querido Watson», una palabras que nunca llegaron a salir de la boca de Sherlock Holmes y que Arthur Conan Doyle nunca llegó a escribir tal cuales. Sí encontramos, en cambio, expresiones similares como «interesante, pero elemental» o simplemente «elemental» en algunas historias como El sabueso de los Baskerville o El jorobado. Y lo mismo ocurre con James Bond y su célebre frase «Mi nombre es Bond, James Bond». Fue el cine el que popularizó esta presentación, que nunca fue escrita por Ian Fleming.
En la filosofía también son habituales este tipo de falsas atribuciones, a menudo llevados por la sonoridad de una frase y la profundidad de su sentido. La máxima «Conócete a ti mismo» es habitualmente atribuida a Sócrates, pero en realidad es una cita del oráculo de Delfos. Lo que ocurre es que Sócrates la menciona en uno de los diálogos de Platón. Pero más grave es aún en el caso de Voltaire y su cita «No estoy de acuerdo contigo, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo». No hay ni rastro de esta frase en las obras de Voltaire. La primera referencia que encontramos es de Beatrice Hall, que atribuye al filósofo estas palabras en su biografía The Friends of Voltaire.
Por otra parte, la frase más conocida y repetida de El príncipe de Maquiavelo, «El fin justifica los medios», en realidad no aparece en esta obra en ningún momento. No es raro que se le atribuyan frases apócrifas a Maquiavelo habida cuenta del abismo que hay entre lo que habitualmente se considera sobre lo que dice El príncipe y el sentido original con que fue escrito. La formulación por primera vez en las Heroidas de Ovidio en su formulación «Exitus acta probat». Sin embargo, una frase muy parecida la encontramos en su Historia de Florencia.
Ahora bien, el récord de citas falsamente atribuidas ‒que yo sepa‒ se lo lleva El Quijote. No es extraño escuchar la frase «Cosas veredes, Sancho, que farán fablar las piedras» para referirse a algo que nos causa sorpresa o perplejidad. La cita está atribuida a don Quijote, seguramente porque se dirige al personaje de Sancho y porque tiene un lenguaje arcaizante, pero lo cierto es que don Quijote nunca llega a pronunciar semejante frase ni ninguna parecida. El verdadero origen de esta expresión hay que buscarlo en el Cantar de Mío Cid, cuando Rodrigo Díaz de Vivar le dice a Alfonso VI «Muchos males han venido por los reyes que se ausentan...», y el rey contesta «Cosas tenedes, Cid, que farán fablar las piedras». Como puede verse, en un principio la expresión era «tenedes» en lugar de «veredes».
También ocurre con la frase «Ladran, Sancho, señal que cabalgamos», que es una invitación a hacer oídos sordos a las malas palabras de nuestros enemigos y a seguir adelante sin detener el paso. Una vez más se atribuye a don Quijote, por motivos casi idénticos a la anterior. Según el escritor Arturo Ortega Morán expresiones parecidas, con perros que ladran a caminantes como metáfora de las críticas, aparecen desde mucho antes del Quijote, aunque el origen más probable de la expresión parece ser el poema Labrador de Goethe. La causa que hizo que Sancho entrara en la cita es un absoluto misterio, pero lo que sí se sabe es que Orson Wells contribuyó a extender el error al colocar la frase en boca de don Quijote en su versión cinematográfica.
Por último, otras citas, aunque son más fieles a la forma original, han alterado notablemente su significado. La frase «Con la iglesia hemos topado», que originariamente era «Con la iglesia hemos dado, Sancho», hay que situarla en su contexto dentro del libro: por la noche la inmortal pareja está buscando a ciegas el palacio de Dulcinea cuando se encuentran la iglesia del Toboso. Aparte de la significación literal, ¿estaba en el texto original el sentido anticlerical que hoy en día se le da a esta expresión? Algunos de los más grandes expertos cervantinos ‒Francisco Rodríguez Marín, Martín de Riquer o Francisco Rico‒ niegan esta segunda interpretación y afirman que solo significa lo que dice literalmente.
Texto obtenido de http://www.lapiedradesisifo.com/2013/10/20/cosas-veredes-sancho-y-otras-frases-nunca-dichas/#ixzz2iGtHVnNc
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Los libros más controvertidos (y bellos)
Los libros más controvertidos (y bellos) que cambiaron la historia de la ciencia
Sin embargo, como buena metáfora de que la belleza es, de ordinario, solo un accidente, la compañera de una esencia mucho más profunda e importante, a este valor estético de ciertos libros puede añadirse su impacto en el curso de la historia de las ideas, su trascendencia como parte de nuestro desarrollo intelectual colectivo y nuestro esfuerzo por comprender el mundo que nos rodea.
En este top, elaborado originalmente por Tanya Lewis para el sitio Wired, se muestran 9 de los libros cuyo destino fue ser bellos pero también notables, “hermosos y malditos”, según la fórmula de Francis Scott Fitzgerald, sobre todo si tomamos en cuenta que en casi todos los casos su publicación representó un desafío a las ideas y valores establecidos de su época.
- De revolutionibus orbium coelestium, Nicolás Copérnico, 1543
Punto de quiebre de la modernidad, señero de una nueva forma de pensar el mundo, ofensa al narcisismo de nuestra especie (Freud dixit), Sobre la revolución de los orbes celestiales se publicó casi póstumamente, pues Copérnico espero casi hasta el final de su vida para autorizar su impresión. Esta, por cierto, corrió a cargo del impresor alemán Johannes Petreius.
- Dialogo sopra i due massimi sistemi del mondo, Galileo Galilei, 1632
Casi un siglo después, Galileo recogió la herencia científica de Copérnico para elaborar sus Diálogos sobre los dos máximos sistemas del mundo, en el cual confrontaba por medio de tres personajes las principales ideas en torno al orden del universo: por un lado la visión copernicana (vanguardista para la época) y, por el otro, la dogmática posición de los ptolemaicos. Recordemos que a Galileo se le acusó de satirizar al mismísimo papa Urbano VIII en uno de estos partícipes de la pretendida ficción dialogada, aquel al que, encima, bautizó con el nombre de “Simplicio”. Como sabemos, por este hecho Galileo estuvo a punto de perder la vida e incluso tuvo que sobrellevar una dura sentencia.
- Philosophiae Naturalis Principia Mathematica, Isaac Newton, 1687
Otro momento crucial en las ciencias naturales cuya fuerza duró casi tres siglos, fue el que nació en el momento en que Sir Isaac Newton dio a conocer sus Principios matemáticos de la filosofía natural, sólidos fundamentos de la física clásica donde se exponen nociones tan conocidas como las tres leyes del movimiento o la ley de gravitación universal. Es más que admirable que un solo hombre haya tenido la capacidad para comprender el universo mismo con semejante lucidez y perspicacia.
On the Origin of Species, Charles Darwin, 1859
De la nada, nada, reza el apotegma clásico que, además, parece animar la obra y los esfuerzos de Charles Darwin en el campo de la biología. Demostrando que todos los seres vivos (incluido el hombre) provienen de un organismo que les precedió en el tiempo y en el espacio, Darwin contribuyó a defenestrar toda intercesión que no fuera exclusivamente material de este proceso generativo. En la historia de su publicación destaca el éxito casi inmediato que On the Origin of Species tuvo entre los lectores ingleses, agotándose casi 5 mil copias en poco más de 3 meses.
Micrographia, Robert Hooke, 1665
Perteneciente también al ámbito de los seres vivos, la Micrographia de Robert Hooke ofreció al mundo un atisbo de ese microcosmos que es la realidad celular. De hecho la obra de Hooke es la primera en que se utilizó este término, “célula”, para designar dicha estructura biológica. Trabajo pionero de la investigación microscópica, Micrographia fue el primer libro de veras importante editado por la Royal Society. Las detalladas e impresionantes ilustraciones corrieron a cargo del propio Hooke.
- Anatomy: Descriptive and Surgical, Henry Gray, 1858
La célebre Anatomía de Gray es otro de los libros es los que parece difícil valorar más su importancia en el curso de la ciencia (la medicina, en este caso) o sus cualidades estéticas. Los trazos sin los cuales, quizá, la repercusión de esta obra no habría sido el mismo fueron responsabilidad del artista Henry Vandyke Carter.
- Traité élémentaire de chimie, Antoine Lavoisier, 1789
La sistematización más ordenada y rigurosa que se hiciera jamás en la ciencia química, fue obra de Antoine Lavoisier, cuyo Tratado sepultó falsas concepciones que se tenían en este campo de conocimiento y de donde se extendían también a otros, sembrando la confusión y la ignorancia.
- Principios de química, Dmitri Mendeleev, 1868–1870
Como si encarnarse uno de esos taxonomistas de la antigüedad, un obsesivo clasificador de las cosas del mundo, el ruso Mendeleev desarrolló la tabla periódica de los elementos químicos mientras se encontraba escribiendo sus Principios de química. Para desgracia suya, su labor no fue reconocida sino hasta varios años después de su muerte, cuando sus pronósticos a propósito de nuevos elementos que, según su clasificación, se descubrirían, se revelaron acertados.
A Treatise on Electricity and Magnetism, James Clerk Maxwell, 1873
Esta lista termina con una pareja fuerzas físicas que se encuentran entre las más enigmáticas de la naturaleza: la electricidad y el magnetismo, que el escocés James Clerk Maxwell descubrió íntimamente ligadas entre sí, como nacidas de un mismo corazón a pesar de sus manifestaciones tan divergentes. Las ecuaciones expuestas en su Tratado tiene fama de ser poco comprensibles aun para los especialistas.
[Wired]