Una de las tres panorámicas que dibuja Philippi e incluye en su libro.
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Se reedita la obra que escribió tras la expedición de 1853
En mula por Atacama: la epopeya científica de Philippi
En 1835, Darwin observó que el desierto de Atacama constituía "una barrera más infranqueable que el mar más terrible".
Menos de 20 años después, Rodulfo Philippi se aprestaba a cruzarlo a lomo de mula.
El Mercurio Artes y Letras
ELENA IRARRÁZABAL SÁNCHEZ
De las aulas de la Universidad de Berlín, donde tuvo como profesores a Hegel y Humboldt, Rodulfo Amando Philippi (1808-1904) pasó, veinte años después, a las penurias del desierto más árido del mundo. Comisionado por el gobierno de Chile para realizar el primer reconocimiento científico de Atacama, Philippi tuvo que afrontar las dificultades de hacer ciencia en un país con muy pocas décadas de vida independiente, en cuya capital ni siquiera encontró un sextante o un cronómetro de bolsillo para el viaje.Pero los desafíos no amilanaban a Philippi, quien en su larga vida -vivió 96 años- realiza 34 exploraciones por territorio chileno, en zonas tan diferentes como el volcán Osorno, los lagos Budi y el Ranco, la isla Quiriquina, el bosque de Fray Jorge, los alrededores de Algarrobo y la quebrada de San Ramón. Su última exploración la realiza en Constitución a los 88 años.Entre sus múltiples viajes, su recorrido por Atacama (que realiza entre 1853 y 1854) es considerado el más significativo. "El viaje al desierto de Atacama es, para Philippi, tanto en lo personal como en lo profesional, un viaje 'fundacional'. Él, que había dejado dos años atrás su tierra natal, su familia y sus raíces académicas y laborales, encuentra en el ofrecimiento del gobierno chileno una oportunidad única para seguir viviendo de lo que era su vocación, su pasión: la contemplación de la naturaleza. Salir airoso de la experiencia le permite validarse ante sus pares y el Estado que había financiado la expedición, al mismo tiempo que asegurarse un futuro en nuestro país", explica la historiadora Andrea Larroucau.
La ruta de Almagro
Descubrir lo que ofrecía Atacama, deslinde norte del país, constituía en esa época un anhelo de las autoridades nacionales. Ya despuntaban riquezas, como el salitre y el guano y también emergían los conflictos con Bolivia, que generaban tensiones de variada intensidad.Como se explica en el prólogo de la nueva edición -que estará disponible esta semana en librerías-, Philippi emprende viaje a Caldera a bordo del bergantín-goleta "Janequeo", que le facilita el gobierno en noviembre de 1853. Lo acompaña Guillermo Döll, ingeniero geomensor, quien realiza labores cartográficas. A Döll se suma la colaboración, en algunos tramos, de dos cateadores -viejos conocedores del desierto- y de dos ayudantes.
Partiendo desde Caldera, Philippi recorre en mula la costa del lugar, a lo largo de más de 200 kilómetros, y visita lugares como Taltal, Paposo, Pan de Azúcar, El Cobre y Mejillones. Luego regresa a Taltal con el material científico recolectado y se apresta a realizar la segunda parte de su expedición: el cruce por el desierto hasta San Pedro de Atacama.Philippi pasa por Cachiyuyal, para luego proseguir camino por Cachinal de la Sierra, Agua del Profeta, Imilac y Tilamonte, hasta arribar a San Pedro de Atacama. Allí permanece algunos días haciendo mediciones. El regreso desde San Pedro hasta el centro minero Tres Puntas -pasando por Toconao y Santa Inés, entre otros enclaves- va a constituir el recorrido más extenuante de la travesía: más de 500 kilómetros, que a los expedicionarios les toman 25 días de viaje. Al final terminan a pie, por el cansancio de las mulas.
Esta ruta sigue en parte el trazado del camino del Inca, usado por Almagro en su regreso al Perú y por Valdivia en su avance a Copiapó. Es una vía que corre cercana a los Andes y le permite apreciar el monte Llullaillaco y el volcán Láscar. Sólo en marzo de 1853 Philippi, cargado con sus recolecciones, va a retornar a Valparaíso.¿Cómo investiga Philippi en terreno? Determina alturas, temperaturas, presiones atmosféricas y cursos de agua. Revisa la configuración geológica del suelo, chequea si hay fósiles, estudia la botánica y zoología del lugar y recolecta muestras. Con letra minúscula, anota todo lo que observa en alemán.
Las críticas de LastarriaA su regreso a Santiago, las responsabilidades abruman a Philippi, recién nombrado director del Museo Nacional de Historia Natural. Publica investigaciones puntuales sobre la travesía, pero sólo en 1860 edita la extensa obra "Viaje al desierto de Atacama" , dedicado al presidente Montt. La edición se realiza en Halle, Alemania. Contempla 300 ejemplares en alemán y 500 en español.
A través de los nueve capítulos, Philippi describe, día día, los pormenores del viaje -desde el jardín de Teresita Gallo hasta su encuentro con atacameños-; su observación de la naturaleza y las especies del lugar. Una narración meticulosa, dirigida a un público académico, sobre todo en los últimos capítulos, que profundizan en temas como los fenómenos físicos del desierto, la zoología y flora del despoblado.
Pese a su magnitud, en Chile el libro es recibido con algunas críticas, como las de Lastarria, que se queja de su lenguaje "sin méritos literarios" y lamenta que la obra no se extienda lo suficiente sobre las riquezas minerales.
A juicio de Larroucau, las críticas de Lastarria fueron sesgadas y parciales. "En parte, porque limitó la riqueza del estudio a un ámbito particular como la mineralogía y específicamente a la búsqueda de riquezas minerales, sin comprender que lo que estaba haciendo Philippi era contribuir, lisa y llanamente, a la configuración del Estado y de la nación chilena".
Sobre el lenguaje, Larroucau explica que nunca fue pretensión de Philippi que su texto se convirtiera en un material de lectura para todo público. "Sí podría haber tenido algo más de cuidado en la redacción. Al escribir en un idioma que no era su lengua materna efectivamente cometió errores que se podrían haber subsanado". Según el científico y doctor en ciencias ambientales Andrés Muñoz Pedreros, "esta publicación, que en Chile recibió críticas y una extendida indiferencia, fue, sin embargo, debidamente valorada en Europa".
De acuerdo con el investigador, "hay que hacer notar que se trataba de una expedición por una zona que no había sido recorrida científicamente; lo que significó dar a conocer información que hasta entonces sólo conocían los arrieros. Fue una primera 'puesta en valor' del territorio, que incluyó no sólo flora y fauna, sino también aspectos mineros y geomorfológicos, ubicación de aguadas y caminos. Es decir, los ecosistemas que luego contendrían 'el sueldo de Chile' y que hasta este momento son de los menos estudiados del país".
Hoy la obra "Viaje al desierto de Atacama" se reedita con el mismo contenido que en 1860, aunque su ortografía fue corregida y actualizada. La edición incluye también un mapa desplegable de la zona, fruto de la expedición y 25 láminas en color que reproducen las impresiones litografiadas que acompañaron originalmente el libro. Todas ellas permiten apreciar los prolijos dibujos de Philippi de animales, pájaros, conchas, plantas y paisajes.
Pero tal vez el mayor atractivo de esta edición es la clarificadora introducción, realizada por el abogado Augusto Bruna y la historiadora Andrea Larroucau. En más de 50 amenas páginas (con ilustraciones), se contextualiza a la figura de Philippi, su viaje y su obra, con interesantes citas explicativas y una bibliografía final.
El sabio y las moscas
Aunque lejos de ser masiva, la figura de Rodulfo Philippi se ha ido dando a conocer de a poco en Chile. Desde hace algunos años, en Valdivia, la "Casa Schüler" recuerda al sabio que se carteaba con Humboldt y Darwin. El mismo que, con humor, se retrataba en una carta a su nieta, "¿Qué es lo que hace Philippi? Caza moscas, las observa a través de una gruesa lente, y las dibuja en un papel. Así de extraño resulta el modo en que algunos se ganan el pan de cada día".Aunque en su juventud estudia medicina en Berlín , la vocación de Philippi se vuelca desde temprano hacia la investigación en ciencias naturales en Europa. Pero sus simpatías hacia los movimientos liberales de la época le tornan difícil su vida en Alemania, por lo que viaja a Chile y es acogido en la casa de Ignacio Domeyko en 1851.
Se convierte en profesor de la Universidad de Chile y el gobierno lo nombra director del Museo Nacional de Historia Natural. Durante 40 años organiza, da vida y consolida el museo, que finalmente se traslada al edificio de Quinta Normal.
Pero sus tareas institucionales no le apagan nunca su sed de investigar y recolectar. Según la botánica Mélica Muñoz, "Philippi describió 1.670 especies de un total de 23.231 de los diferentes grupos que componen la diversidad biológica de Chile. Por lo tanto, sigue y seguirá siendo el naturalista de mayor aporte a la biota de Chile". Nada mal para un cazador de moscas...
Viaje al desierto de Atacama
Rodulfo Amando Philippi
415 pp.
Biblioteca Fundamentos de la Construcción en Chile
Prólogo de Augusto Bruna y Andrea Larroucau
$12.000 en Librerías UC y Biblioteca Nacional.Philippi, según un científico y un historiador Andrés Muñoz Pedreros Científico, investigador y profesor de la Universidad Católica de Temuco.
"A Philippi lo caracteriza una notable capacidad de observación, típica de los buenos naturalistas, una desbordante pasión por conocer y descubrir, rasgo de los pioneros, y una alta rigurosidad y capacidad analítica en la 'recolecta', indispensable en un naturalista que trasciende al científico. Agreguemos a eso su vitalidad notable y su fortaleza de ánimo: vio morir a la mayoría de sus hijos y pese a ello conservó su jovialidad, carácter dulce y sentido del humor. Es el naturalista que más ha aportado al conocimiento taxonómico de este país" .
Rafael Sagredo Historiador, académico de la UC y director del Centro Barros Arana
"Antes de que en el desierto irrumpieran los ejércitos, entraron los científicos. El primero fue Rodulfo Philippi. Sus condiciones, su formación y sus métodos influenciaron a generaciones. Su visión fue fundamental en la configuración de Chile y de su territorio. Además de sus investigaciones, participó activamente en la construcción de la institucionalidad científica. Es la ciencia que contribuye a dar forma, a definir a Chile, aunque pocas veces sus figuras han sido consideradas dentro del panteón nacional' ".
Joyitas para Chile
La publicación de la obra de Philippi forma parte de un significativo regalo que la Cámara Chilena de la Construcción entrega al país en su Bicentenario, con el respaldo de la Facultad de Historia de la UC y la Biblioteca Nacional. Se trata de la "Biblioteca Fundamentos de la Construcción de Chile", que implica la reedición de cien obras en formato impreso y digital (con sitio web y software educativo) que han contribuido a la construcción de Chile en los ámbitos de la ciencia, la tecnología y el conocimiento. Entre los libros que se espera editar este año figuran "Chile ilustrado", de Recaredo Tornero; "Ensayo sobre Chile", de Vicente Pérez Rosales; "La Araucanía y sus habitantes", de Ignacio Domeyko; "Geografía física de Chile", de Amadeo Pissis, y "Andes patagónicos", del sacerdote y explorador Alberto de Agostini, entre muchos otros.