SOCIEDAD DE BIBLIÓFILOS CHILENOS, fundada en 1945

Chile, fértil provincia, y señalada / en la región antártica famosa, / de remotas naciones respetada / por fuerte, principal y poderosa, / la gente que produce es tan granada, / tan soberbia, gallarda y belicosa, / que no ha sido por rey jamás regida, / ni a extranjero dominio sometida. La Araucana. Alonso de Ercilla y Zúñiga

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Location: Santiago de Chile, Región Metropolitana, Chile

Editor: Neville Blanc

Thursday, June 28, 2012

DE NUESTROS SOCIOS, Teodoro Hampe Martínez




Textos y actos de Polo Ondegardo


Pensamiento colonial crítico. Textos y actos de Polo Ondegardo.


Lamana Ferrario, Gonzalo (edición); Hampe Martínez, Teodoro (estudio biográfico).

Institut français d'études andines - IFEA/Centro Bartolomé de las Casas - CBC, 2012, 406 p. [Travaux de l'IFEA, tome 294]

ISBN: 978-612-4121-02-9



Polo Ondegardo fue un jurista, funcionario, empresario y pensador colonial cuyo proyecto intelectual y político fue sumamente influyente tanto entre sus pares como entre los estudiosos de los Andes en el siglo XX, y aun hoy en día.



La presente edición incluye: (1) el Informe del licenciado Juan Polo Ondegardo al licenciado Briviesca de Muñatones sobre la perpetuidad de las encomiendas en el Perú; (2) las Ordenanzas de las minas de Guamanga; (3) La razones que movieron a sacar esta relación y notable daño que resulta de no guardar a estos indios sus fueros; (4) el Parecer del licenciado Polo sobre la guerra propuesta contra los Chiriguanaes; (5) Los errores y supersticiones de los indios, sacadas del tratado y averiguación que hizo el licenciado Polo para el doctor Francisco Hernández de Liébana.



Los manuscritos han sido objeto de una cuidadosa versión paleográfica que coteja y señala las variantes de los distintos originales, y están acompañados por un índice onomástico, geográfico y de materias, y otro de los documentos éditos donde Polo aparece en lugar saliente.



Los estudios introductorios incluyen un análisis detallado de los textos originales y sus ediciones previas, una biografía de Polo hecha a partir del material de archivo y un estudio de su proyecto intelectual y su programa político, que sugiere que fue el creador de una influyente teoría racial con amplias consecuencias para el campo de los estudios coloniales andinos.



http://www.ifeanet.org/publicaciones/detvol.php?codigo=481


Monday, June 25, 2012

sobre el arte de escribir



Dos entrevistas con William Faulkner sobre el arte de escribir


1

–¿Escribe usted pensando en las mayorías, o en los intelectuales?


–Una pregunta difícil. No es el asunto si uno escribe para ser entendido por algún público en especial, sino si escribe sobre lo que uno cree y si lo ha expresado lo mejor que puede. Cuando concluyo, espero haberme expresado de un modo que todos puedan entender y sacar algún beneficio de ello. 


–¿Reescribe usted mucho, o deja que las hojas corran una tras otra?



–Depende de cuán bien exprese las ideas que estoy tratando de llevar adelante. La técnica es muy fluida como para caber dentro de cualquier esquema. Un día se puede hacer una cosa y al día siguiente todo cambia. No reelaboro a menos que esté absolutamente seguro que puedo expresarme mejor.



–¿Nota que la revisión puede arruinar el material?



–Puede resultar relamido, pero por lo común no es así. Hay que esperar, a veces mucho tiempo, estar seguro que quiere uno cambiar algo, antes de meter la mano.



–En qué momento le parece que un trozo está suficientemente bien expresado.



–Uno vuelve a lo mismo hasta que decide que eso es lo mejor que puede hacer. Si todavía falla al expresar lo que uno está intentado y no es muy bueno, entonces hay que decidir si es posible un poco más de esfuerzo.



–¿Le parece que la escritura de masas permitirá subsistir a la escritura seria?



–No veo por qué no. Si tiene un trozo de escritura seria, una verdad universal que siente que debe ser dicha, buscará la mejor manera de decirla según su habilidad. La urgencia se volverá eventualmente tan grande que un hombre puede abandonar a su mujer o envenenar a su suegra, si es necesario, para llegar a decirla.



–¿Qué hace a un buen escritor, su habilidad natural o la posibilidad de adquirir destreza en la escritura?



–Un poco de las dos cosas, y esto según el individuo. Un buen escritor es el resultado del sudor, el trabajo duro y la creencia en la verdad; la verdad es una condición del corazón humano, no del corazón del individuo sino del corazón de la especie en conjunto. El escritor usa el material que sea para presentar su verdad de la mejor manera posible. Un buen escritor debe ser capaz de ver esa verdad y de creer en ella.



–¿Qué piensa acerca del género del cuento?



–Me gusta mucho. El ripio debe ser eliminado en el cuento, en cambio en la novela uno puede manejar un poco de él.



–¿Qué piensa de las variedades de cuentos?



–El cuento no permite ninguna variedad. El cuento ya está completo en sí mismo. Es una forma demasiado rígida como para aceptar las variaciones, se parece en esto mucho al soneto. Las verdades que exprese un cuento serán siempre las mismas que hace mil años atrás, no importa con qué material lo haga.



–¿Cree que un escritor puede ser afectado por la región geográfica?



–El entorno geográfico no es importante, si la idea, el talento y el deseo están presentes. Si están presentes, el escritor usará la región geográfica en la que vive o la que mejor conoce como meras herramientas para expresarse. Trasladarse a determinada región geográfica sólo con el fin de ser capaz de escribir no es más que aplazar el trabajo físico y la angustia de la escritura.



–¿Cómo consigue la inspiración?



–Veo alguna cosa o me viene una idea que necesita ser dicha, y pienso un poco en ella, postergo el acto de escribirla hasta que la urgencia de la idea se hace tan grande que me exige que la escriba. Generalmente las primeras ideas no llegan completas, las jalo todo lo que sea posible sin escribir nada, ni una letra, hasta que la idea esté totalmente clara.



–¿Cuánto lee?



–Leo muchísimo, porque siente que lo necesito. Leo de todo, basura incluida.



–¿Qué debe hacer un principiante para ganarse la vida mientras aprende a escribir?



–No vea la escritura como una profesión. Trabaje en cualquier otra cosa. Lave platos si es necesario, pero manténgase escribiendo, como un hobby que tiene necesariamente que hacer en su tiempo libre. Para mí la escritura es un hobby; yo soy un agricultor por naturaleza.



El Aleph


2

-¿Existe alguna fórmula que sea posible seguir para ser un buen novelista?



-99% de talento… 99% de disciplina… 99% de trabajo. El novelista nunca debe sentirse satisfecho con lo que hace. Lo que se hace nunca es tan bueno como podría ser. Siempre hay que soñar y apuntar más alto de lo que uno puede apuntar. No preocuparse por ser mejor que sus contemporáneos o sus predecesores. Tratar de ser mejor que uno mismo. Un artista es una criatura impulsada por demonios. No sabe por qué ellos lo escogen y generalmente está demasiado ocupado para preguntárselo. Es completamente amoral en el sentido de que será capaz de robar, tomar prestado, mendigar o despojar a cualquiera y a todo el mundo con tal de realizar la obra.



-¿Quiere usted decir que el artista debe ser completamente despiadado?



-El artista es responsable sólo ante su obra. Será completamente despiadado si es un buen artista. Tiene un sueño, y ese sueño lo angustia tanto que debe librarse de él. Hasta entonces no tiene paz. Lo echa todo por la borda: el honor, el orgullo, la decencia, la seguridad, la felicidad, todo, con tal de escribir el libro. Si un artista tiene que robarle a su madre, no vacilará en hacerlo…



-Entonces la falta de seguridad, de felicidad, honor, etcétera, ¿sería un factor importante en la capacidad creadora del artista?



-No. Esas cosas sólo son importantes para su paz y su contento, y el arte no tiene nada que ver con la paz y el contento.



-Entonces, ¿cuál sería el mejor ambiente para un escritor?



-El arte tampoco tiene nada que ver con el ambiente; no le importa dónde está. Si usted se refiere a mí, el mejor empleo que jamás me ofrecieron fue el de administrador de un burdel. En mi opinión, ese es el mejor ambiente en que un artista puede trabajar. Goza de una perfecta libertad económica, está libre del temor y del hambre, dispone de un techo sobre su cabeza y no tiene nada qué hacer excepto llevar unas pocas cuentas sencillas e ir a pagarle una vez al mes a la policía local. El lugar está tranquilo durante la mañana, que es la mejor parte del día para trabajar. En las noches hay la suficiente actividad social como para que el artista no se aburra, si no le importa participar en ella; el trabajo da cierta posición social; no tiene nada qué hacer porque la encargada lleva los libros; todas las empleadas de la casa son mujeres, que lo tratarán con respeto y le dirán “señor”. Todos los contrabandistas de licores de la localidad también le dirán “señor”. Y él podrá tutearse con los policías. De modo, pues, que el único ambiente que el artista necesita es toda la paz, toda la soledad y todo el placer que pueda obtener a un precio que no sea demasiado elevado. Un mal ambiente sólo le hará subir la presión sanguínea, al hacerle pasar más tiempo sintiéndose frustrado o indignado. Mi propia experiencia me ha enseñado que los instrumentos que necesito para mi oficio son papel, tabaco, comida y un poco de whisky.



-¿Bourbon?



-No, no soy tan melindroso. Entre escocés y nada, me quedo con escocés.



-Usted mencionó la libertad económica. ¿La necesita el escritor?



-No. El escritor no necesita libertad económica. Todo lo que necesita es un lápiz y un poco de papel. Que yo sepa nunca se ha escrito nada bueno como consecuencia de aceptar dinero regalado. El buen escritor nunca recurre a una fundación. Está demasiado ocupado escribiendo algo. Si no es bueno de veras, se engaña diciéndose que carece de tiempo o de libertad económica. El buen arte puede ser producido por ladrones, contrabandistas de licores o cuatreros. La gente realmente teme descubrir exactamente cuántas penurias y pobreza es capaz de soportar. Y a todos les asusta descubrir cuán duros pueden ser. Nada puede destruir al buen escritor. Lo único que puede alterar al buen escritor es la muerte. Los que son buenos no se preocupan por tener éxito o por hacerse ricos. El éxito es femenino e igual que una mujer: si uno se le humilla, le pasa por encima. De modo, pues, que la mejor manera de tratarla es mostrándole el puño. Entonces tal vez la que se humille será ella.



-¿Trabajar para el cine es perjudicial para su propia obra de escritor?



-Nada puede perjudicar la obra de un hombre si éste es un escritor de primera, nada podrá ayudarlo mucho. El problema no existe si el escritor no es de primera, porque ya habrá vendido su alma por una piscina.



-Usted dice que el escritor debe transigir cuando trabaja para el cine. ¿Y en cuanto a su propia obra? ¿Tiene alguna obligación con el lector?



-Su obligación es hacer su obra lo mejor que pueda hacerla; cualquier obligación que le quede después de eso, puede gastarla como le venga la gana. Yo, por mi parte, estoy demasiado ocupado para preocuparme por el público. No tengo tiempo para pensar en quién me lee. No me interesa la opinión de Juan Lector sobre mi obra ni sobre la de cualquier otro escritor. La norma que tengo que cumplir es la mía, y esa es la que me hace sentir como me siento cuando leo La tentación de Saint Antoine o el Antiguo Testamento. Me hace sentir bien, del mismo modo que observar un pájaro me hace sentir bien. Si reencarnara, sabe usted, me gustaría volver a vivir como un zopilote. Nadie lo odia, ni lo envidia, ni lo quiere, ni lo necesita. Nadie se mete con él, nunca está en peligro y puede comer cualquier cosa.



-¿Qué técnica utiliza para cumplir su norma?



-Si el escritor está interesado en la técnica, más le vale dedicarse a la cirugía o a colocar ladrillos. Para escribir una obra no hay ningún recurso mecánico, ningún atajo. El escritor joven que siga una teoría es un tonto. Uno tiene que enseñarse por medio de sus propios errores; la gente sólo aprende a través del error. El buen artista cree que nadie sabe lo bastante para darle consejos, tiene una vanidad suprema. No importa cuánto admire al escritor viejo, quiere superarlo.



-Entonces, ¿usted niega la validez de la técnica?



-De ninguna manera. Algunas veces la técnica arremete y se apodera del sueño antes de que el propio escritor pueda aprehenderlo. Eso es tour de force y la obra terminada es simplemente cuestión de juntar bien los ladrillos, puesto que el escritor probablemente conoce cada una de las palabras que va a usar hasta el fin de la obra antes de escribir la primera. Eso sucedió con Mientras agonizo. No fue fácil. Ningún trabajo honrado lo es. Fue sencillo en cuanto que todo el material estaba ya a la mano. La composición de la obra me llevó sólo unas seis semanas en el tiempo libre que me dejaba un empleo de doce horas al día haciendo trabajo manual. Sencillamente me imaginé un grupo de personas y las sometí a las catástrofes naturales universales, que son la inundación y el fuego, con una motivación natural simple que le diera dirección a su desarrollo. Pero cuando la técnica no interviene, escribir es también más fácil en otro sentido. Porque en mi caso siempre hay un punto en el libro en el que los propios personajes se levantan y toman el mando y completan el trabajo. Eso sucede, digamos, alrededor de la página 275. Claro está que yo no sé lo que sucedería si terminara el libro en la página 274. La cualidad que un artista debe poseer es la objetividad al juzgar su obra, más la honradez y el valor de no engañarse al respecto. Puesto que ninguna de mis obras ha satisfecho mis propias normas, debo juzgarlas sobre la base de aquélla que me causó la mayor aflicción y angustia del mismo modo que la madre ama al hijo que se convirtió en ladrón o asesino más que al que se convirtió en sacerdote.



-¿Qué obra es ésa?



-El Sonido y la Furia. La escribí cinco veces distintas, tratando de contar la historia para librarme del sueño que seguiría angustiándome mientras no la contara. Es una tragedia de dos mujeres perdidas: Caddy y su hija. Dilsey es uno de mis personajes favoritos porque es valiente, generosa, dulce y honrada. Es mucho más valiente, honrada y generosa que yo.



-¿Cómo empezó El Sonido y la Furia?



-Empezó con una imagen mental. Yo no comprendí en aquel momento que era simbólica. La imagen era la de los fondillos enlodados de los calzoncitos de una niña subida a un peral, desde donde ella podía ver a través de una ventana el lugar donde se estaba efectuando el funeral de su abuela y se lo contaba a sus hermanos que estaban al pie del árbol. Cuando llegué a explicar quiénes eran ellos y qué estaban haciendo y cómo se habían enlodado los calzoncitos de la niña, comprendí que sería imposible meterlo todo en un cuento y que el relato tendría que ser un libro. Y entonces comprendí el simbolismo de los calzoncitos enlodados, y esa imagen fue reemplazada por la de la niña huérfana de padre y madre que se descuelga por el tubo de desagüe del techo para escaparse del único hogar que tiene, donde nunca ha recibido amor ni afecto ni comprensión. Yo había empezado a contar la historia a través de los ojos del niño idiota, porque pensaba que sería más eficaz si la contaba alguien que sólo fuera capaz de saber lo que sucedía, pero no por qué. Me di cuenta de que no había contado la historia esa vez. Traté de volver a contarla, ahora a través de los ojos de otro hermano. Tampoco resultó. La conté por tercera vez a través de los ojos del tercer hermano. Tampoco resultó. Traté de reunir los fragmentos y de llenar las lagunas haciendo yo mismo las veces de narrador. Todavía no quedó completa, hasta quince años después de la publicación del libro, cuando escribí, como apéndice de otro libro, el esfuerzo final para acabar de contar la historia y sacármela de la cabeza de modo que yo mismo pudiera sentirme en paz. Ese es el libro por el que siento más ternura. Nunca pude dejarlo de lado y nunca pude contar bien la historia, aun cuando lo intenté con ahínco y me gustaría volver a intentarlo, aunque probablemente fracasaría otra vez.



-¿Qué emoción suscita Benjy en usted?



-La única emoción que puedo sentir por Benjy es aflicción y compasión por toda la humanidad. No se puede sentir nada por Benjy porque él no siente nada. Lo único que puedo sentir por él personalmente es preocupación en cuanto a que sea creíble tal cual yo lo creé. Benjy fue un prólogo, como el sepulturero en los dramas isabelinos. Cumple su cometido y se va. Benjy es incapaz del bien y del mal porque no tiene conocimiento alguno del bien y del mal.



-¿Podía Benjy sentir amor?



-Benjy no era lo suficientemente racional ni siquiera para ser un egoísta. Era un animal. Reconocía la ternura y el amor, aunque no habría podido nombrarlos; y fue la amenaza a la ternura y al amor lo que lo llevó a gritar cuando sintió el cambio en Caddy. Ya no tenía a Caddy; siendo un idiota, ni siquiera estaba consciente de la ausencia de Caddy. Sólo sabía que algo andaba mal, lo cual creaba un vacío en el que sufría. Trató de llenar ese vacío. Lo único que tenía era una de las pantuflas desechadas de Caddy. La pantufla era la ternura y el amor de Benjy que éste podría haber nombrado, y sólo sabía que le faltaban. Era mugroso porque no podía coordinar y porque la mugre no significaba nada para él. Así como no podía distinguir entre el bien y el mal, tampoco podía distinguir entre lo limpio y lo sucio. La pantufla le daba consuelo aun cuando ya no recordaba la persona a la que había pertenecido, como tampoco podía recordar por qué sufría. Si Caddy hubiese reaparecido, Benjy probablemente no la habría reconocido.



-¿Ofrece ventajas artísticas el componer la novela en forma de alegoría, como la alegoría cristiana que usted utilizó en Una fábula?



-La misma ventaja que representa para el carpintero construir esquinas cuadradas al construir una casa cuadrada. En Una fábula, la alegoría cristiana era la alegoría indicada en esa historia particular, del mismo modo que una esquina cuadrada oblonga es la esquina indicada para construir una casa rectangular oblonga.



-¿Quiere decir que un artista puede usar el cristianismo simplemente como cualquier otra herramienta, de la misma manera que un carpintero tomaría prestado un martillo?



-Al carpintero del que estamos hablando nunca le falta ese martillo. A nadie le falta cristianismo, si nos ponemos de acuerdo en cuanto al significado que le damos a la palabra. Se trata del código de conducta individual de cada persona, por medio del cual ésta se hace un ser humano superior al que su naturaleza quiere que sea si la persona sólo obedece a su naturaleza. Cualquiera que sea su símbolo -la cruz o la media luna o lo que fuere-, ese símbolo es para el hombre el recordatorio de su deber como miembro de la raza humana. Sus diversas alegorías son los modelos con los que se mide a sí mismo y aprende a conocerse. La alegoría no puede enseñar al hombre a ser bueno del mismo modo que el libro de texto le enseña matemáticas. Le enseña cómo descubrirse a sí mismo, cómo hacerse de un código moral y de una norma dentro de sus capacidades y aspiraciones al proporcionarle un ejemplo incomparable de sufrimiento y sacrificio y la promesa de una esperanza. Los escritores siempre se han nutrido, y siempre se nutrirán de las alegorías de la conciencia moral, por la razón de que las alegorías son incomparables: los tres hombres de Moby Dick, que representan la trinidad de la conciencia: no saber nada, saber y no preocuparse, y saber y preocuparse. La misma trinidad está representada en Una fábula por el viejo aviador judío, que dice “Esto es terrible. Me niego a aceptarlo, aun cuando deba rechazar la vida para hacerlo”; el viejo cuartelmaestre francés, que dice: “Esto es terrible, pero podemos llorar y soportarlo”; y el mismo mensajero del batallón inglés que dice: “Esto es terrible, voy a hacer algo para remediarlo”.



-¿Fueron reunidos en un solo volumen los dos temas no relacionados de Las palmeras salvajes con algún propósito simbólico? ¿Se trata, como sugieren algunos críticos, de una especie de contrapunto estético o de una simple casualidad?



-No, no. Aquello era una historia: la historia de Charlotte Rittenmeyer y Harry Wilbourne, que lo sacrificaron todo por el amor y después perdieron eso. Yo no sabía que iban a ser dos historias separadas sino después de haber empezado el libro. Cuando llegué al final de lo que ahora es la primera sección de Las palmeras salvajes, comprendí súbitamente que faltaba algo, que la historia necesitaba énfasis, algo que la levantara como el contrapunto en la música. Así que me puse a escribir El viejo hasta que Las palmeras salvajes volvió a ganar intensidad. Entonces interrumpí El viejo en lo que ahora es su primera parte y reanudé la composición de Las palmeras salvajes hasta que empezó a decaer nuevamente. Entonces volví a darle intensidad con otra parte de su antítesis, que es la historia de un hombre que conquistó su amor y pasó el resto del libro huyendo de él, hasta el grado de volver voluntariamente a la cárcel en que estaría a salvo. Son dos historias sólo por casualidad, tal vez por necesidad. La historia es la de Charlotte y Wilbourne.



-¿Qué porción de sus obras se basan en la experiencia personal?



-No sabría decirlo. Nunca he hecho la cuenta, porque la “porción” no tiene importancia. Un escritor necesita tres cosas: experiencia, observación e imaginación. Cualesquiera dos de ellas, y a veces una puede suplir la falta de las otras dos. En mi caso, una historia generalmente comienza con una sola idea, un solo recuerdo o una sola imagen mental. La composición de la historia es simplemente cuestión de trabajar hasta el momento de explicar por qué ocurrió la historia o qué otras cosas hizo ocurrir a continuación. Un escritor trata de crear personas creíbles en situaciones conmovedoras creíbles de la manera más conmovedora que pueda. Obviamente, debe utilizar, como uno de sus instrumentos, el ambiente que conoce. Yo diría que la música es el medio más fácil de expresarse, puesto que fue el primero que se produjo en la experiencia y en la historia del hombre. Pero puesto que mi talento reside en las palabras, debo tratar de expresar torpemente en palabras lo que la música pura habría expresado mejor. Es decir, que la música lo expresaría mejor y más simplemente, pero yo prefiero usar palabras, del mismo modo que prefiero leer a escuchar. Prefiero el silencio al sonido, y la imagen producida por las palabras ocurre en el silencio. Es decir, que el trueno y la música de la prosa tienen lugar en el silencio.



-Usted dijo que la experiencia, la observación y la imaginación son importantes para el escritor. ¿Incluiría usted la inspiración?



-Yo no sé nada sobre la inspiración, porque no sé lo que es eso. La he oído mencionar, pero nunca la he visto.



-Se dice que usted como escritor está obsesionado por la violencia.



-Eso es como decir que el carpintero está obsesionado con su martillo. La violencia es simplemente una de las herramientas del carpintero. El escritor, al igual que el carpintero, no puede construir con una sola herramienta.



-¿Puede usted decir cómo empezó su carrera de escritor?



-Yo vivía en Nueva Orleáns, trabajando en lo que fuera necesario para ganar un poco de dinero de vez en cuando. Conocí a Sherwood Anderson. Por las tardes solíamos caminar por la ciudad y hablar con la gente. Por las noches volvíamos a reunirnos y nos tomábamos una o dos botellas mientras él hablaba y yo escuchaba. Antes del mediodía nunca lo veía. Él estaba encerrado, escribiendo. Al día siguiente volvíamos a hacer lo mismo. Yo decidí que si esa era la vida de un escritor, entonces eso era lo mío y me puse a escribir mi primer libro. En seguida descubrí que escribir era una ocupación divertida. Incluso me olvidé de que no había visto al señor Anderson durante tres semanas, hasta que él tocó a mi puerta -era la primera vez que venía a verme- y me preguntó: “¿Qué sucede? ¿Está usted enojado conmigo?”. Le dije que estaba escribiendo un libro. Él dijo: “Dios mío”, y se fue. Cuando terminé el libro, La paga de los soldados, me encontré con la señora Anderson en la calle. Me preguntó cómo iba el libro y le dije que ya lo había terminado. Ella me dijo: “Sherwood dice que está dispuesto a hacer un trato con usted. Si usted no le pide que lea los originales, él le dirá a su editor que acepte el libro”. Yo le dije “trato hecho”, y así fue como me hice escritor.



-¿Qué tipo de trabajo hacía usted para ganar ese “poco dinero de vez en cuando”?



-Lo que se presentara. Yo podía hacer un poco de casi cualquier cosa: manejar lanchas, pintar casas, pilotar aviones. Nunca necesitábamos mucho dinero porque entonces la vida era barata en Nueva Orleáns, y todo lo que quería era un lugar donde dormir, un poco de comida, tabaco y whisky. Había muchas cosas que yo podía hacer durante dos o tres días a fin de ganar suficiente dinero para vivir el resto del mes. Yo soy, por temperamento, un vagabundo y un golfo. El dinero no me interesa tanto como para forzarme a trabajar para ganarlo. En mi opinión, es una vergüenza que haya tanto trabajo en el mundo. Una de las cosas más tristes es que lo único que un hombre puede hacer durante ocho horas, día tras día, es trabajar. No se puede comer ocho horas, ni beber ocho horas diarias, ni hacer el amor ocho horas… lo único que se puede hacer durante ocho horas es trabajar. Y esa es la razón de que el hombre se haga tan desdichado e infeliz a sí mismo y a todos los demás.



-Usted debe sentirse en deuda con Sherwood Anderson, pero, ¿qué juicio le merece como escritor?



-Él fue el padre de mi generación de escritores norteamericanos y de la tradición literaria norteamericana que nuestros sucesores llevarán adelante. Anderson nunca ha sido valorado como se merece. Dreiser es su hermano mayor y Mark Twain el padre de ambos.



-Y, ¿en cuanto a los escritores europeos de ese período?



-Los dos grandes hombres de mi tiempo fueron Mann y Joyce. Uno debe acercarse al Ulysses de Joyce como el bautista analfabeto al Antiguo Testamento: con fe.



-¿Lee usted a sus contemporáneos?



-No; los libros que leo son los que conocí y amé cuando era joven y a los que vuelvo como se vuelve a los viejos amigos: El Antiguo Testamento, Dickens, Conrad, Cervantes… leo el Quijote todos los años, como algunas personas leen la Biblia. Flaubert, Balzac -éste último creó un mundo propio intacto, una corriente sanguínea que fluye a lo largo de veinte libros-, Dostoyevski, Tolstoi, Shakespeare. Leo a Melville ocasionalmente y entre los poetas a Marlowe, Campion, Jonson, Herrik, Donne, Keats y Shelley. Todavía leo a Housman. He leído estos libros tantas veces que no siempre empiezo en la primera página para seguir leyendo hasta el final. Sólo leo una escena, o algo sobre un personaje, del mismo modo que uno se encuentra con un amigo y conversa con él durante unos minutos.



-¿Y Freud?



-Todo el mundo hablaba de Freud cuando yo vivía en Nueva Orleáns, pero nunca lo he leído. Shakespeare tampoco lo leyó y dudo que Melville lo haya hecho, y estoy seguro de que Moby Dick tampoco.



-¿Lee usted novelas policíacas?



-Leo a Simenon porque me recuerda algo de Chéjov.



-¿Y sus personajes favoritos?



-Mis personajes favoritos son Sarah Gamp: una mujer cruel y despiadada, una borracha oportunista, indigna de confianza, en la mayor parte de su carácter era mala, pero cuando menos era un carácter; la señora Harris, Falstaf, el Príncipe Hall, don Quijote y Sancho, por supuesto. A lady Macbeth siempre la admiro. Y a Bottom, Ofelia y Mercucio. Este último y la señora Gamp se enfrentaron con la vida, no pidieron favores, no gimotearon. Huckleberry Finn, por supuesto, y Jim. Tom Sawyer nunca me gustó mucho: un mentecato. Ah, bueno, y me gusta Sut Logingood, de un libro escrito por George Harris en 1840 ó 1850 en las montañas de Tenesí. Lovingood no se hacía ilusiones consigo mismo, hacía lo mejor que podía; en ciertas ocasiones era un cobarde y sabía que lo era y no se avergonzaba; nunca culpaba a nadie por sus desgracias y nunca maldecía a Dios por ellas.



-Y, ¿en cuanto a la función de los críticos?



-El artista no tiene tiempo para escuchar a los críticos. Los que quieren ser escritores leen las críticas, los que quieren escribir no tienen tiempo para leerlas. El crítico también está tratando de decir: “Yo pasé por aquí”. La finalidad de su función no es el artista mismo. El artista está un peldaño por encima del crítico, porque el artista escribe algo que moverá al crítico. El crítico escribe algo que moverá a todo el mundo menos al artista.



-Entonces, ¿usted nunca siente la necesidad de discutir sobre su obra con alguien?



-No; estoy demasiado ocupado escribiéndola. Mi obra tiene que complacerme a mí, y si me complace entonces no tengo necesidad de hablar sobre ella. Si no me complace, hablar sobre ella no la hará mejor, puesto que lo único que podrá mejorarla será trabajar más en ella. Yo no soy un literato; sólo soy un escritor. No me da gusto hablar de los problemas del oficio.



-Los críticos sostienen que las relaciones familiares son centrales en sus novelas.



-Esa es una opinión y, como ya le dije, yo no leo a los críticos. Dudo que un hombre que está tratando de escribir sobre la gente esté más interesado en sus relaciones familiares que en la forma de sus narices, a menos que ello sea necesario para ayudar al desarrollo de la historia. Si el escritor se concentra en lo que sí necesita interesarse, que es la verdad y el corazón humano, no le quedará mucho tiempo para otras cosas, como las ideas y hechos tales como la forma de las narices o las relaciones familiares, puesto que en mi opinión las ideas y los hechos tienen muy poca relación con la verdad.



-Los críticos también sugieren que sus personajes nunca eligen conscientemente entre el bien y el mal.



-A la vida no le interesa el bien y el mal. Don Quijote elegía constantemente entre el bien y el mal, pero elegía en su estado de sueño. Estaba loco. Entraba en la realidad sólo cuando estaba tan ocupado bregando con la gente que no tenía tiempo para distinguir entre el bien y el mal. Puesto que los seres humanos sólo existen en la vida, tienen que dedicar su tiempo simplemente a estar vivos. La vida es movimiento y el movimiento tiene que ver con lo que hace moverse al hombre, que es la ambición, el poder, el placer. El tiempo que un hombre puede dedicarle a la moralidad, tiene que quitárselo forzosamente al movimiento del que él mismo es parte. Está obligado a elegir entre el bien y el mal tarde o temprano, porque la conciencia moral se lo exige a fin de que pueda vivir consigo mismo el día de mañana. Su conciencia moral es la maldición que tiene que aceptar de los dioses para obtener de éstos el derecho a soñar.



-¿Podría usted explicar mejor lo que entiende por movimiento en relación con el artista?



-La finalidad de todo artista es detener el movimiento que es la vida, por medios artificiales y mantenerlo fijo de suerte que cien años después, cuando un extraño lo contemple, vuelva a moverse en virtud de qué es la vida. Puesto que el hombre es mortal, la única inmortalidad que le es posible es dejar tras de sí algo que sea inmortal porque siempre se moverá. Esa es la manera que tiene el artista de escribir “Yo estuve aquí” en el muro de la desaparición final e irrevocable que algún día tendrá que sufrir.



-Malcom Cowley ha dicho que sus personajes tienen una conciencia de sumisión a su destino.



-Esa es su opinión. Yo diría que algunos la tienen y otros no, como los personajes de todo el mundo. Yo diría que Lena Grove en Luz de agosto se entendió bastante bien con la suya. Para ella no era realmente importante en su destino que su hombre fuera Lucas Birch o no. Su destino era tener un marido e hijos y ella lo sabía, de modo que fue y los tuvo sin pedirle ayuda a nadie. Ella era la capitana de su propia alma. Uno de los parlamentos más serenos y sensatos que yo he escuchado fue cuando ella le dijo a Byron Bunch en el instante mismo de rechazar su intento final, desesperado, desesperanzado, de violarla, “¿No te da vergüenza? ¡Podías haber despertado al niño!” No se sintió confundida, asustada ni alarmada por un solo momento. Ni siquiera sabía que no necesitaba compasión. Su último parlamento, por ejemplo: “No llevo viajando más que un mes y ya estoy en Tenesí. Vaya, vaya, cómo rueda uno”. La familia Brunden, en Mientras agonizo, se las arregló bastante bien con su destino. El padre, después de perder a su esposa, necesitaba naturalmente otra, así que se la buscó. De un solo golpe no sólo reemplazó a la cocinera de la familia, sino que adquirió un fonógrafo para darles gusto a todos mientras descansaban. La hija embarazada no logró deshacerse de su problema esa vez, pero no se descorazonó. Lo intentó nuevamente, y aun cuando todos los intentos fracasaron, al fin y al cabo no fue más que otro bebé.



-¿Qué le sucedió a usted entre La paga de los soldados y Sartoris? Es decir, ¿cuál fue el motivo de que usted empezara a escribir la saga de Yoknapatawpha?



-Con La paga de los soldados descubrí que escribir era divertido. Pero más tarde descubrí que no sólo cada libro tiene que tener un designio, sino que todo el conjunto o la suma de la obra de un artista tiene que tener un designio. La paga de los soldados y Mosquitos los escribí por el gusto de escribir, porque era divertido. Comenzando con Sartoris descubrí que mi propia parcela de suelo natal era digna de que se escribiera acerca de ella y que yo nunca viviría lo suficiente para agotarla, y que mediante la sublimación de lo real en lo apócrifo yo tendría completa libertad para usar todo el talento que pudiera poseer, hasta el grado máximo. Ello abrió una mina de oro de otras personas, de suerte que creé un cosmos de mi propiedad. Puedo mover a esas personas de aquí para allá como Dios, no sólo en el espacio sino en el tiempo también. El hecho de que haya logrado mover a mis personajes en el tiempo, cuando menos según mi propia opinión, me comprueba mi propia teoría de que el tiempo es una condición fluida que no tiene existencia excepto en los avatares momentáneos de las personas individuales. No existe tal cosa como fue; sólo es. Si fue existiera, no habría pena ni aflicción. A mí me gusta pensar que el mundo que creé es una especie de piedra angular del universo; que si esa piedra angular, pequeña y todo como es, fuera retirada, el universo se vendría abajo. Mi último libro será el libro del Día del Juicio Universal, el Libro de Oro del Condado de Yoknapatawpha. Entonces quebraré el lápiz y tendré que detenerme.

La I Feria de libro de artista de Madrid

'Libro transparente' de Isidoro Valcárcel, una de las obras expuestas.


Más que libros, objetos de arte



La I Feria de libro de artista de Madrid reúne más de 50 expositores en Lavapiés

Fietta Jarque
 
El Pais Cultura Madrid 22 JUN 2012 - 20:52 CET
 
http://www.librosdeartista.com/1ª Feria del Libro de Artista de Madrid


Areas: Arte, Cultura y Extensión

Fecha: los días 23-06-2012 y 24-06-2012


Lugar: Escuelas Pías de San Fernando (UNED) ( C/ Tribulete, 14. 28012 Madrid: Metro Lavapiés/Embajadores )



Descripción

Durante este fin de semana la institución cultural expondrá en la primera edición de la Feria internacional obra propia, del artista Jaume Rocamora, que realiza también su actividad plástica en la vanguardia artística del libro, y diversas presentaciones en colaboración con creadores como Fernanda Staude, Mercedes Vallespín, Juan Eizaguirre y Lola Padín.



Se llevará a cabo el 23 y 24 de junio a partir de las 11 en la Escuelas Pías de San Fernando (UNED) C/ Tribulete, 14. 28012 Madrid: Metro Lavapiés/Embajadores



Organiza

País: España

Institución: Otras

Convoca: Fundación Ex libris



La I Feria del Libro de Artista, "Masquelibros" llega a Madrid (Madrid)

 ABC 22-06-2012 / 11:00 h EFE

Tras el éxito de ferias como la neoyorquina Art Book Fair o Arts Libris en Barcelona, el libro de artista llega ahora al centro de Madrid, desde hoy y hasta el 25 de junio en la Biblioteca de las Escuelas Pías de San Fernando, sede de la primera edición de la feria "Masquelibros".



Así, más de 50 expositores entre galerías, editoriales, instituciones y artistas plásticos tanto nacionales como internacionales, estarán presentes en esta primera edición.



Las galerías Juana de Aizpuru, Espacio Valverde, Dan Benveniste, Edurne, José Robles, Raquel Ponce; la editorial Larga Marcha, la Editorial EEGEE3, la Casa Velázquez, la Biblioteca Nacional y artistas como David Trullo participarán en esta Feria.



También habrá una muestra de creadores de prestigio internacional, entre ellos, el artista invitado Isidoro Valcárcel Medina. Podrán verse además obras de Joan Brossa, Joan Miró, Jim Lorena, Ricardo Mojardín, Antonio Damián, Elena del Rivero, Marta Cárdenas, Concha Jerez, Almudena Mora, Pilar Lara, José Emilio Antón, Eduardo Scala, Antonio Gómez, José Manuel Guillen, Antonio Alcaraz y Equipo Crónica.



En la misma feria se expondrán las cuatro obras premiadas, y las 32 finalistas, del I Certamen Internacional de Libros de Artistas, un concurso organizado con motivo de la feria.



También habrá un lugar para Revistas Ensambladas, una muestra de revistas objeto entre las que estarán presentes "La Más Bella", "La Isla", "Lalata" o "Píntalo de Verde".



Durante los días que dure la feria se podrá asistir a una serie de charlas, mesas redondas y conferencias que profundizarán en el concepto y la realidad del Libro de Artista.



Además de la exposición propiamente dicha, la Feria "Masquelibros", organiza una serie de acciones y eventos paralelos, fuera del recinto de la UNED, para acercar el Libro de Artista a la gente de Madrid y despertar su curiosidad.



Entre ellas, "The Books They Are A-Changin II", una especie de bookcrossing, con un número de ejemplares limitado, que se realizará en la salida de la estación del Metro Lavapiés el sábado 23 de junio.



Sunday, June 24, 2012

Sergio Villalobos, Premio Nacional de Historia escribe sus MEMORIAS

 
El Mercurio Revista de Libros Santiago de Chile domingo 24 de junio de 2012 Actualizado a las 9:42 hrs.
Ir a Emol.com

Las memorias de Sergio Villalobos

 
No es común en nuestro medio leer memorias de historiadores. Ellos son, en su mayoría, profesionales muy apegados a su trabajo científico y académico, poco familiarizados con los géneros literarios. Sergio Villalobos, Premio Nacional de Historia, autor que ha logrado a través de algunas de sus publicaciones y, especialmente, de sus actuaciones públicas, trascender el círculo cerrado de los lectores especializados, intenta aquí romper esa inercia del gremio y se atreve a dejar de lado por un momento el prurito de la objetividad factual que le exige su trabajo para internarse con mayor o menor éxito en el mundo de la experiencia subjetiva relatando su propia vida.
No siempre las memorias deben atenerse a un orden cronológico exhaustivo de una vida, pues el género permite saltos, olvidos, o una selección de episodios vitales que se consideran esenciales y a los cuales se les dedica una mayor profundización. Una memoria puede diferir en ello de una autobiografía, que supone una reseña ordenada de hechos biográficos que no deje ningún vacío temporal, otorgándoles la misma importancia a los recuerdos de infancia, la adultez o los años postreros. En ese sentido, Villalobos se atiene más bien a este último estilo, que suele ser menos subjetivo y más apegado a dejar constancia clara de los hechos públicos que ordenaron, en este caso particular, una carrera profesional exitosa.
Lo anterior no desmiente en nada la actitud franca, distendida y jovial con que el autor se propone reseñar su vida entera, lo que hace de su lectura una experiencia amena. Su niñez, y especialmente, el relato del origen modesto de su familia y su sostenido progreso hasta alcanzar con la generación de su padre y la de él una sólida posición social, le otorga al libro un cierto fondo que reivindica el espíritu de esfuerzo, orgullo y autopromoción de un sector de la sociedad chilena durante el siglo XX, impulsor de parte sustancial de nuestro progreso.
En la extensa reseña de los logros alcanzados en su carrera académica y como funcionario público, hay un acento muy ilustrativo en recordar y detallar la personalidad de algunas figuras relevantes de la cultura nacional y que marcaron su formación como historiador, destacándose en este caso el interesante perfil de su mentor, Guillermo Feliú Cruz, y el de sus discípulos que, junto con el autor, formaron una brillante generación de historiadores que renovaron el oficio en Chile. Se deja entrever, por último, y el lector resiente de ello, una tendencia bien marcada a dejar constancia detallada de las rencillas en las relaciones personales -por lo demás, habituales en cualquier trayectoria profesional extensa como la de Villalobos- que desmerecen un tanto la jovialidad general, aunque no la franqueza, con que están escritas estas memorias.
Hay un acento muy ilustrativo en recordar y detallar la personalidad de algunas figuras relevantes de la cultura nacional y que marcaron su formación como historiador.

INVITACION A LOS SOCIOS Y AMIGOS DE LA SBCH

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Antología 1970–2012

ANDRÉS GANA: LUGARES COMUNES

Viernes, 15 de Junio de 2012

Situaciones oníricas, cómicas y a veces absurdas, enfrentadas al concepto de la chilenidad forman parte del extenso imaginario del pintor. La exposición cuenta con la curatoría del académico Sergio Rojas. En el ala norte del primer piso del MNBA entre el 29 de junio y el 26 de agosto.

La exhibición de Andrés Gana, quien en 1998 montó la muestra Gana Chile en el MNBA, pretende dar una lectura a su producción artística realizada entre 1970 y el presente. Caracterizada por la representación de situaciones cotidianas, personajes, oficios y retratos su obra constituye un imaginario que rescata estereotipos de “lo chileno” a partir de elementos provenientes tanto de los medios de comunicación como de la cultura popular citadina.

Las más de 100 obras escogidas se aúnan bajo el concepto de lugar común, el que para Rojas opera como un “saber pre-reflexivo, siempre “a la mano”, conformado por refranes, estereotipos, clichés, pero también como lugar de reunión e instancia de mutuo reconocimiento a partir de las ficciones que en la historia de una comunidad se van sedimentando en determinadas formas estéticas, visuales y narrativas”.

Para Rojas, un lugar común, en el caso de la pintura de Gana, “es todo lo contrario a lo meramente anecdótico”. De esta forma, Gana reflexiona sobre la relación entre los deseos, instintos y necesidades asociados al cuerpo y ciertos hábitos y roles estereotipados, recreando una cotidianidad, cuya fuente de inspiración proviene de lo cómico, lo absurdo y lo onírico.

Los ejes temáticos que organizan esta exposición son: los retratos, la pareja, lo fantástico (onírico/alegórico) como estrategia de representación irónica del deseo y las situaciones de grupos humanos. Las pinturas de grupos humanos se dividen en: el restaurante y la cocinería, la escena familiar, el juego y el trabajo “en equipo”, el bar/la fiesta/ la noche.

Andrés Gana (Santiago, 1950), egresó de Licenciatura en Artes Plásticas con mención en Pintura de la Universidad de Chile en 1976.



Libreria Chile Ilustrado

Estimado, junto con saludarle le contamos que tenemos los siguientes libros a disposicion:



"El Album Grafico Militar de Chile, Campaña del Pacífico, 1879-1884", de Antonio Bizama Cuevas, edicion de 1909, a 400 mil pesos





"El álbum de la gloria de Chile : homenaje al Ejército i Armada de Chile en la memoria de sus más ilustres marinos i soldados muertos por la patria en la Guerra del Pacífico : 1879-1883", de B. Vicuña Mackenna, Imprenta Cervantes, Santiago 1883-85, 2 tomos, a 600 mil pesos





"Guerra del Pacífico : documentos oficiales, y demás publicaciones sujetas a la guerra, que ha dado a la luz la prensa de Chile, Perú y Bolivia", de Pascual Ahumada Moreno,8 tomos, de 1886 a 700 mil pesos.



Los libros se encuentran en buen estado general



Saludos cordiales



Libreria Chile Ilustrado

Providencia 1670, local 6, Santiago de Chile

Fono 235 81 45, chileilustrado@yahoo.es






INVITACION A LOS SOCIOS Y AMIGOS DE LA SBCH

Exposición en el Museo Nacional de Bellas Artes
Sergio Lay: Mar de fondo. Cartografía austral

Miércoles, 30 de mayo de 2012

Un mes y medio de travesía en medio del paisaje austral y antártico plasmados en dibujos, acuarelas y óleos sobre papel, a través de la mirada del artista Sergio Lay. En la Sala Chile desde el 20 de junio hasta el 5 de agosto.

A modo de bitácora de viaje por el paisaje agreste y tal como lo hicieron los pintores viajeros durante el siglo XIX, registrando sus travesías por el continente americano, Sergio Lay vuelca su experiencia de viaje en buque a través de los canales australes, el Mar de Drake y los hielos Antárticos en 22 acuarelas sobre papel y sus respectivos bocetos y seis óleos sobre papel.

Las acuarelas fueron trabajadas a partir de pequeños dibujos que luego imprimió en plotter a la manera de una matriz de grabado. Luego los dobló y pintó con acuarelas y extracto de nogal. El resultado son mapascomo los nombra el artista, con una fuerte carga testimonial: “El viaje más allá de los límites urbanos, la poética del paisaje extenso y la transformación de las dimensiones y escalas del formato en el que éste es representado, son los hilos conductores de mi trabajo actual. A ello sumo mi interés por hacer un nexo entre la fragilidad del soporte de papel y la fragilidad del paisaje. En esta ocasión me enfrenté a La Antártica, un paradigma para el ser humano, vivencia que vuelco en la presente exposición”.

Lay realizó Las fotografías y dibujos durante su travesía de 46 días a bordo del rompehielos Oscar Viel de la Armada de Chile, entre el 17 de octubre y el 7 de diciembre de 2011, en el marco del Proyecto A, correspondiente al Sello Región del Consejo Regional de la Cultura y las Artes de Magallanes, dirigido por la artista Paola Vezzani.

En el texto que acompaña la muestra, el académico Gonzalo Leiva da a entender las condiciones de viaje que enfrentó el artista : “Los ojos de buey eran sus únicos referentes de realidad. Durante días, tras los vidrios se construía una poética de masa gris, acuosa, extraviada, que hacía perder la noción de arriba y abajo, lo importante y lo nimio. El artista amarrado para comer y dormir, como los amigos de Ulises, para no ser derribado por las feroces tormentas y los cantos de sirena de la desesperación, abría su percepción a la feroz inmensidad que lo sostenía”.

Mar de Fondo, Cartografía Austral será presentada en la galería La Casa Azul de Punta Arenas a fines de este año.

Ir a biografía de Sergio Lay

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Enlace: http://www.dibam.cl/bellas_artes/noticias.asp?id=15729






Thursday, June 21, 2012

ÚLTIMAS NOTICIAS DEL SUR, de Luis Sepúlveda. Fotografías de Daniel Mordzinski. Banda Oriental, 2011. Montevideo, 151 págs. Distribuye Gussi.


Viernes 15.06.2012, 01:40 hs  Montevideo, EL PAIS 

Cultural

Luis Sepúlveda y Daniel Mordzinski


Lejano Sur

Agustín Paullier

LA PATAGONIA, como casi toda tierra extensa y desolada, es objeto de atracción y de fantasía. Su naturaleza indómita atrae tanto a quienes desean contemplarla, como a los que quieren explotarla. Las personas que la habitan, con el tiempo y la mirada foránea, se convierten en personajes.



Una tarde de 1996 "tomando unos mates en París" -dice Sepúlveda- nació la idea de este libro". Un tiempo después, Luis Sepúlveda (Chile, 1949) y Daniel Mordzinski (Buenos Aires, 1960), por entonces exiliados, decidieron volver al sur. De hecho este libro no es una crónica ni un diario de viaje, sino un conjunto de historias, de relatos, "un inventario de pérdidas".



"Nuestro itinerario era muy simple: el viaje empezaba en San Carlos de Bariloche por razones de logística, a partir del paralelo 42` Sur siempre en territorio argentino bajábamos hasta el Cabo de Hornos, y regresábamos por la Patagonia chilena hasta la Isla Grande de Chiloé. Unos tres mil kilómetros, más o menos…".



Entre indios y escotes. A fines del siglo XIX, el extenso territorio del sur se repartió principalmente de dos maneras: recurriendo a la ley de hogar, lo que implicaba decir "vivo acá, soy extranjero y quiero tierras", entonces se eliminaba a los indios que habitaban ese territorio; y la otra forma consistía en comprar bonos para financiar la infame Campaña del Desierto del presidente Julio Argentino Roca, que implicaba el exterminio indígena. Una vez eliminados los indios, se cambiaban los bonos por miles de hectáreas.



Muchos de estos bonos terminaron sobre el paño verde de mesas de juego o en el escote de alguna prostituta. Uno de esos escotes fue el de Berta Klein, una alemana de Stuttgart que "llegó contratada como institutriz de una familia inglesa, a los pocos meses entendió que entre sus piernas tenía un tesoro más codiciado que todo el oro, toda la tierra y todas las ovejas. Sin pensarlo dos veces cambió la vestimenta gris de gobernanta por un vestido de generoso escote, y tras quince años de ardua labor amatoria terminó propietaria de trescientas mil hectáreas a ambos lados de la cordillera."



Jardín místico. Los dos viajeros, avanzando en auto, entre El Bolsón y El Maitén, tomaron un camino que los condujo a una casita con un jardín inusualmente florido para las áridas condiciones de la estepa patagónica. Ahí vivía doña Delia Rivera de Cossio nacida en 1901, en San Carlos de Bariloche, y el día en el que dieron con su casa, ella cumplía 95 años. Tras la felicitación, el fotógrafo cumplió con un ritual para algunos viajeros que transitan caminos poco frecuentados: el de tomar una foto polaroid, entregársela al fotografiado y observar la sorpresa de éste al reconocerse y extrañarse de sí mismo. Luego, doña Delia tomó entre sus manos unas ramitas secas y comenzó a frotar sus dedos contra un brote. Enseguida germinaron unos pétalos blancos de la flor del manzano, dejando a los señores boquiabiertos. La anciana les confesó que tenía un don, el de dar vida a las cosas. Eso explicaba las veinte especies de hortensias y los zapallos gigantes que tenía en su jardín.



Las fotografías de Mordzinski -todas en blanco y negro, salvo la de la portada- retratan a los personajes de las historias de Sepúlveda. El encuadre cerrado del rostro de doña Delia contiene la simpleza y la potencia de la mirada fija a la cámara. A su vez, se puede ver lo que podrían llamarse "fotografías del camino", como un hombre caminando por una ruta desolada -algunas de ellas con una composición lineal cuidada-. Las fotografías acompañan correctamente al texto de Sepúlveda e ilustran muy bien el viaje de dos amigos.



Del Oeste al Sur. A fines del siglo XIX, Butch Cassidy se hizo célebre por robar bancos y asaltar trenes; el cowboy era parte de la "Pandilla Salvaje" (Wild Bunch, en inglés). Ya en 1901, la agencia de investigadores Pinkerton arrinconaba a Cassidy (cuyo nombre real era Robert LeRoy Parker) por lo que decidió huir en un barco hacia Buenos Aires. Lo acompañaron una maestra llamada Etta Place y un joven, desconocido hasta el momento, que se hacía llamar Sundance Kid. Ese mismo año, Martin Sheffields se vio tentado por una recompensa de cincuenta mil dólares que se ofrecía por la cabeza de Cassidy y se marchó hacia el Sur. Llegó a Buenos Aires declarándose sheriff de los Estados Unidos, portando la característica estrella de plata, que había sido robada a un sheriff de verdad.



Sepúlveda y Mordzinski visitaron la cabaña de troncos que Etta Place, Butch Cassidy y Sundance Kid construyeron en La Cholila (entre El Bolsón y Esquel, Provincia de El Chubut). Los habitantes del pueblo no escatiman en ficción al agregar posibles conversaciones y encuentros entre Sheffields y los fugitivos. Lo cierto es que en 1905, asaltaron el Banco del Sur, en Santa Cruz. Luego en 1907 hicieron lo mismo con el Banco de la Nación de Villa Mercedes. Mientras tanto, sí hay pruebas de que Sheffields respondía con evasivas a los telegramas de la agencia Pinkerton y de que en el mismo 1907 el "sheriff" compró cinco mil hectáreas cerca de El Maitén, en El Chubut; lo que alimenta las sospechas de complicidad y da pie a infinidad de historias. Sepúlveda remata el relato de los bandoleros del oeste con la misma libertad que los sureños, indicando que se metieron en Tierra del Fuego y ahí desaparecieron. De esa forma deja de lado las teorías que afirman que fueron asesinados en Bolivia, a pesar de que sus cuerpos nunca fueron hallados.



Naturalismos. El compromiso político y emocional de Sepúlveda con el territorio americano y sus pobladores originarios no se limita a este libro ni es circunstancial. Ya en 1989 publicaba la que se convirtió en su novela más reconocida, Un viejo que leía novelas de amor, ambientada en la selva ecuatoriana, y cuyos personajes son indios jíbaros o shuar. Sepúlveda convivió siete meses con ellos. En su faceta de cineasta filmó el documental Corazón verde (2002), contra la construcción de una planta procesadora de aluminio en Aysén, al Sur de Chile. Es conocido por su prosa sencilla y clara, lo que sumado al éxito comercial de alguna de sus novelas le ha valido la, a veces incómoda, calificación de autor comercial y la, también incómoda, comparación con su compatriota Isabel Allende.



En este caso su lectura es por demás amena, y tal como dice al comenzar el libro, las historias narradas son quizás más apropiadas para ser contadas al calor del fuego y con alguna copa, que escritas en papel. Por momentos a quien pueda estar interesado en recorrer la zona le quedarán ganas de saber algunos detalles del viaje, a pesar de no ser ése el objetivo del libro. Con la misma naturalidad con la que son narradas las historias, se injertan comentarios sobre la actualidad de la economía o críticas al gobierno de turno, que cortan el fluir de las historias. Pero se entienden dentro del tono autobiográfico que a menudo elige el autor y dentro de la doble significación que adquiere el título Últimas noticas…, refiriéndose tanto a la zona que ya no será la misma de antes, como a recientes hechos noticiosos.



"De alguna manera -dice Sepúlveda- fuimos los afortunados que presenciaron el fin de una época en el Sur del Mundo. De ese Sur que es mi fuerza y mi memoria. De ese Sur al que me aferro con todo mi amor y con toda mi bronca."



ÚLTIMAS NOTICIAS DEL SUR, de Luis Sepúlveda. Fotografías de Daniel Mordzinski. Banda Oriental, 2011. Montevideo, 151 págs. Distribuye Gussi.

Wednesday, June 20, 2012

Museo Histórico Nacional presentó una nueva colección de libros en pequeño formato

Presentación de libros sobre las Colecciones del M H N
“COLECCIONES INÉDITAS DEL MUSEO HISTÓRICO NACIONAL SE PRESENTAN EN FORMA DE LIBROS

Museo Histórico Nacional  Viernes, 15 de Junio de 2012

Este viernes 15 de junio de 2012 a las 12:00 horas el Museo Histórico Nacional presentó una nueva colección de libros en pequeño formato que ilustran y difunden aquellas Colecciones del Museo que habitualmente no se exhiben en la muestra permanente. La presentación se realizó en la Biblioteca del Museo y estuvo a cargo de Diego Matte,Director del Museo Histórico Nacional, Isabel Alvarado, Subdirectora de Colecciones Patrimoniales del Museo Histórico Nacional y Coordinadora general de las ediciones, y Margarita Alvarado, Investigadora y docente del Instituto de Estética de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Se presentan al público los tres primeros tomos de esta edición coleccionable con el fin de divulgar el patrimonio que el Museo alberga y dar cuenta de la labor de investigación y actualización del estudio de las colecciones, realizada por los curadores e investigadores del Museo Histórico Nacional.

Debido a la amplia cantidad de objetos patrimoniales y artísticos que posee el Museo y a las necesidades de conservación que exigen determinadas obras, no es posible mostrarlas de forma permanente. Actualmente se exhibe al público alrededor de un 4% del total de los fondos que custodia el Museo, por lo que estas ediciones permiten conocer buena parte de la colección que resulta inédita para la comunidad.

Por ejemplo, dentro de la colección de fotografía destacan los daguerrotipos y ambrotipos, testimonio de las primeras técnicas fotográficas, cuya conservación es compleja por los compuestos que se utilizaban para fijar la imagen, siendo cada uno el único ejemplar que se conserva, al ser la imagen en sí lo captado por la cámara. Los libros que se presentan corresponden al estudio de las colecciones de fotografía, textil y arte religioso, bajo los títulos Fotografías de Estuche. La imagen develada, elaborado por Francisca Riera, Mantas y Mantos. Cubrir para lucir, por Isabel Alvarado y Verónica Guajardo, y Arte y Culto. El Poder de la Imagen Religiosa, por Juan Manuel Martínez. Estas publicaciones, que estudian en detalle 30 piezas pertenecientes a cada colección, suponen el inicio de una serie del mismo formato que se completará con la publicación de un total de 12 volúmenes. A fin de año se presentarán los próximos tres libros sobre las colecciones de Espuelas y Estribos, Armas Blancas y Mobiliario.

Las Colecciones del Museo Histórico Nacional:

La Colección de fotografías del Museo representa con más de 100.000 imágenes la historia, la cultura, las formas de vida y la geografía de nuestro país. En el volumen Fotografías de Estuche. La imagen develada, se presentan imágenes tomadas en los primeros años de la fotografía, donde el retrato se convierte en el género más representado y se desarrolla un formato de estuche para contenerlos, elaborado y decorado a mano, siendo también cada contenedor un elemento único a conservar. La colección de fotografías de estuche del Museo es una de las más numerosas y variadas a lo largo del país, que ahora se da a conocer a través de esta publicación, ya que por motivos de conservación del material fotográfico, no es posible su exhibición de manera continuada.

En la publicación de Mantas y Mantos. Cubrir para lucir se analizan diferentes prendas de abrigo tanto femeninas como masculinas, que no sólo cumplen con la función de resguardo, sino que también son una herramienta de distinción social y una muestra de las modas imperantes en cada momento. Los unkus o camisas eran utilizados en América antes de la llegada de los colonos europeos, de estas prendas derivaron los ponchos, que fueron asociadas con la identidad indígena y más tarde fueron adoptadas por españoles y criollos, siendo un elemento usado por las diferentes clases sociales, que establecía según su tejido y ornamentación la pertenencia a un determinado estamento social. Los mantos, chales y mantillas femeninos se hacen presentes en esta publicación en diversas formas, estilos y materiales, dando cuenta de su importancia como prenda de vestir femenina.

Arte y Culto. El Poder de la Imagen Religiosa condensa piezas de diversas colecciones que, por su carácter simbólico o por su funcionalidad se asocian con el ámbito religioso. Pinturas, esculturas, textiles, medallas y artes decorativas son la expresión de la evangelización católica que trajo consigo el dominio hispánico. Progresivamente se fueron adoptando costumbres, liturgias y fiestas, e incluso se añadieron nuevos cultos, como el de la Virgen del Carmen. Las representaciones que en este volumen se destacan no son únicamente de origen hispánico, sino también virreinales y de diversas procedencias, tanto Latinoamericanas como europeas. Algunas de estas imágenes tuvieron una preponderancia directa en la vida de los chilenos, siendo veneradas por la población como elementos de devoción popular, que se relacionan con la cultura del momento y reflejan formas de culto, devociones y rituales ejercidos antaño.

















Unostiposduros




Unostiposduros es un colectivo abierto

Los autores


Unostiposduros es un colectivo de profesionales unidos por un objetivo común.: la pasión por la tipografía, su historia y su aplicación.

Organizados en torno a la página web unostiposduros.com, que fue creada en el año 1999, lo que primero fue un medio de expresión personal pequeño y limitado en contenidos, se fue convirtiendo con el paso del tiempo en un conjunto de recursos puestos a disposición tanto de la comunidad educativa como de todos aquellos interesados de manera profesional o personal en la tipografía.

Debatir, compartir, descubrir, proponer, divulgar, con la tipografía como actor principal del discurso, han sido los motivos que nos han ido reuniendo en esta maravillosa aventura.



Unostiposduros es un colectivo abierto, ahora mismo sus integrantes son:


José Ramón Penela. Madrid. 1962

Diseñador gráfico, tipógrafo e investigador.

Fundador de la web, junto con Pep Patau, se encarga de la edición de los principales contenidos de la misma y de responder a las preguntas de sus lectores (que no son pocas). Miembro del Comité Científico del Congreso Internacional de Tipografía en España, y de la Printing Historical Society ha participado también como ponente en Tipos Latinos, Offf ,y diferentes Jornadas y Talleres celebrados en Universidades y Escuelas de Arte .

Asimismo, ha escrito sobre tipografía, su historia y su aplicación en publicaciones de diseño gráfico y cultura visual cómo Étapes, Visual o Iconográphic además de colaborar con diversas editoriales como Gustavo Gili y Taschen.


Josep Patau. Les Borges Blanques. 1971

Es diseñador gráfico y desde 1996 se especializa en el diseño de páginas web en la empresa Can Antaviana, de la cual es socio fundador, paralelamente y de forma autodidacta se introduce en el diseño de tipografías, las mas antiguas se distribuyen gratuitamente en el web astramat.com. Desde 2003 distribuye sus obras con la fundición independiente americana t26. En 2011 crea la web Tipo Pèpel para mostrar las tipografias que ha ido realizando desde 1996.

Entre los galardones de sus obras, destacan el premio Laus (Máximo exponente a la excelencia del diseño gráfico en españa) por la Anduaga, una letra caligráfica inspirada en oríginales del s XVIII. Otra tipografía, la Confetti, fue incluida en la lista “Favorite Typefaces of 2006” del web typographica.org.

Desde el año 1999 forma parte del staff de unostiposduros.com.


Juan Agustín «Txus» Marcano Torres. Burgos. 1970

Tipógrafo, tipópata y tripógrafo, actividades que combina magistralmente con el noble arte del diseño, la asesoría tipográfica y la docencia en Málaga —Escuela de Arte «San Telmo»—y Valencia —UPV—.

Enamorado tardo de la Tipografía, encontró en las letras y en su mundo el afecto y la sensibilidad que le faltaba en el mundo de la producción para Artes Gráficas y el diseño editorial.

Miembro de la AtypI, de Lletraferits y «cursillista profesional», en palabras del querido Paco Bascuñán, combina investigaciones sobre historia de la Tipografía en nuestro país —en desarrollo actualmente— con la investigación y la aplicación de la Tipografía en su aplicación editorial —P&J, legibilidad—y en las Artes Gráficas, además de la subtitulación y traducción de películas sobre Tipografía.

Enfrascado actualmente en el proyecto de educar a un hijo y montar una imprenta tipográfica para recuperar del olvido el valiente arte de la impresión «a golpe» y el «Saturnismo».


Marc Salinas. Barcelona. 1970

Es diseñador gráfico, escritor, tipógrafo, y docente. Ha impartido clase y realizado diversas charlas sobre tipografía en las escuelas más importantes a nivel nacional como Elisava, Bau Escola de Disseny, IDEP o IED Barcelona. Su trabajo se ha mostrado en diversos medios nacionales e internacionales como las revistas Étapes, Visual, Typo, Iconographic o en los libros Typosphere de Collins Design, Marcas & Trademarks de Gustavo Gili o For a Good Cause y Carácter Latino en IndexBook. Es miembro fundador del colectivo Catalana de Tipos, y forma parte del Comité Organizador de Congreso Internacional de Tipografía, que se celebra cada dos años en Valencia. Es también miembro de Atypi (asociación tipográfica internacional). Actualmente, combina su actividad de docente y diseñador con la de escritor, participando en proyectos para Index Book o Ediciones CPG.


José María Ribagorda. Madrid

Docente, Tipógrafo y diseñador.

Profesor de Diseño de la Facultad de Bellas Artes y de la Escuela de arte número diez de Madrid.Fundador del Estudio de Diseño Arquetipo donde trabajó en identidad corporativa, edición y packaging para corporaciones como Repsol, Arthur Andersen Círculo de Bellas o turrones el Almendro. Su primera tipografía es un trabajo de identidad corporativa para la Feria de Arte “Estampa” para la que desarrolla la tipografía Hispana.

En adelante se especializa en el diseño tipográfico y comienza una labor investigadora que incluye la edición de libros como “La tipografía imagen invisible” o de fanzines y blogs como Quad o Tipografos.com donde publica numerosos artículos, Escribe para revistas como Tf. Editores, Visual y Experimenta. Organiza ,junto a la empresa Cromotex, numerosos encuentros alrededor de la tipografía y es uno de los fundadores del Congreso de Tipografía en España.

En la actualidad ha dirigido un trabajo de investigación sobre la tipografía del siglo XVIII español, que ha concluido con la realización de la tipografía IbarraReal y la exposición internacional Imprenta Real, fuentes de la tipografía española. Ha presentado ponencias en Congresos Internacionales como el Congreso de Tipografía de Valencia, Tipos Latinos y la AtyPi y su trabajo ha sido publicado en revistas internacionales como Novum y Eye.


Paco Calles. México

Es licenciado en Diseño Gráfico, por la Universidad Nacional Autónoma de México; con estudios de Maestría en Artes Visuales, por la la Academia de San Carlos de la UNAM; Maestría en Gestión del Diseño Gráfico, por la Universidad Intercontinental y Maestría en Procesos de Diseño, por la Universidad Popular Autonóma del Estado de Puebla. Ha dictado diversas conferencias, publicado artículos e impartido cursos en México, Venezuela, Colombia y España sobre tipografía, diseño editorial y enseñanza del diseño.

Es editor y articulista de la revista tiypo, única publicación especializada en diseño y tipografía en México, y coautor de los libros Ensayos sobre diseño tipográfico en México y Ensayos sobre diseño, tipografía y lenguaje. Es director general de Tipografilia (Congreso Nacional de Tipografía en México), y coordinador del capítulo México de Letras Latinas 2004 y 2006 (Bienal Latinoamericana de Tipografía). Fue secretario de la Asociación Mexicana de Escuelas de Diseño Gráfico, Encuadre. Ha sido catedrático de licenciatura y posgrado en más de 12 instituciones educativas en México. Ha colaborado en el diseño y desarrollo de más de diez planes de estudio en su páis.

Actualmente es coordinador de Tipografía y Síntesis de la licenciatura en Diseño Gráfico de la Universidad Intercontinental, coodinador académico de la Maestría en Diseño Tipográfico del Centro de Estudios Gestalt del puerto de Veracruz y coordinador de Diplomado en Tipografía de la Escuela de Diseño del Instituto Nacional de Bellar Artes. Es miembro de la la Asociación Tipográfica International (ATypI), miembro honorario del Congreso Internacional de Diseño Gráfico en Venezuela (COIDIGRA) y miembro del consejo asesor del FOROALFA.

http://www.tiypo.com/


Juanjo López. Madrid. 1973

Grafista, letrista y letrero.

Estudia Bellas Artes donde sorprendentemente adquiere ciertas nociones estéticas que, visto que la escultura es muy cansada, decide aplicar al noble arte de trabajar sentado mirando pantallas. Interesado en la gráfica y tipografía popular, está empeñado en aprender cualquier aspecto de la tipografía que incluya trabajo manual, ya sea pintando rótulos, estampado serigrafía, componiendo con plomo o apretando pedales y tirando de palancas de hierro fundido. Su trabajo con la tipografía (distribuida por t26, YouWorkForThem y MyFonts) consiste en unos pocos experimentos con resultados insospechados, como encontrarse aquí cual pulpo en un garaje.

http://www.juanjez.com/


Roberto Gamonal. Madrid. 1973.

Amante de la palabra y luego investigador, profesor universitario y diseñador gráfico.

Desde pequeño se encontró que su casa estaba llena de palabras. Uno de sus hermanos mayores es periodista y el otro se inició en el oficio de la Artes Gráficas. Así que estudió Periodismo, pero tuvo claro que su función era la de diseñador de publicaciones y no estar delante de una cámara o un micrófono. Es doctor en Creatividad Aplicada e imparte asignaturas relacionadas con el Diseño Periodístico y el Diseño Editorial en la Facultad de Ciencias de la Información de la UCM. Colabora en la dirección del Curso de Especialización de Diseño de Tipografía en el IED, donde también imparte clases de Historia del Diseño e Historia de la Gráfica.

Une sus dos grandes pasiones, el Periodismo y el Diseño, escribiendo artículos y participando en diversos congresos, jornadas y ponencias. Investiga en temas relacionados con la capacidad discursiva y comunicativa del Diseño y es también un pequeño coleccionista de libros, carteles y material antiguo de imprenta. Le encanta jugar y experimentar con su imprenta manual y sus tipos de plomo y madera con los que ha impartido diversos talleres.

Tuesday, June 19, 2012

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http://www.latercera.com/noticia/cultura/2012/06/1453-467571-9-obra-de-joan-miro-alcanza-precio-record-en-subasta.shtml

Monday, June 18, 2012

DE NUESTROS SOCIOS, Jaime Antúnez Aldunate



http://viva-chile.cl/2012/06/de-perdones-y-gracias/

De perdones y gracias



Jaime Antúnez Aldunate




No se necesita haber sido amigo personal de Jaime Guzmán para saber que prestó diligente ayuda a cuantas personas apremiadas se lo solicitaron en aquellos convulsos tiempos que siguieron al 11 de septiembre de 1973.



No se necesita tampoco haber sido un íntimo suyo para saber cuánto lamentó las indeseables consecuencias de esos apremios y qué decisiva influencia tuvo, por ejemplo, en la remoción del general Contreras, jefe de la Dina.



Hasta el 1° de abril de 1991 –después de dos años de brillante labor legislativa en un Senado de cuya respetabilidad y nivel intelectual se perdió memoria (consulte cualquier encuesta)–, cuando Jaime Guzmán se transformó con 45 años en el primer senador asesinado de la historia de la República, por razones inherentes a los delicados equilibrios necesarios de cuidar, nadie entonces hablaba públicamente de perdones.



Desde luego, yo nunca oí a nadie, entonces ni ahora, pedir perdón por su asesinato, de incalculables consecuencias para la historia de la nación, como lo vemos cada vez con mayor claridad. Si en su fuero interno –veraz y hombre de fe como lo fue siempre– Jaime Guzmán pidió perdón a Dios por algo que consideró omisión suya, no lo sabemos.



Su alumno y discípulo, el profesor Gonzalo Rojas Sánchez, a quien conozco menos, pero de quien sé un buen cristiano, estoy muy seguro de que lamentará asimismo el sufrimiento que injustamente haya padecido cualquiera de los apremiados en esos conflictivos tiempos. No me parece justo cobrarle a él pedidos de perdón, pues siendo mucho más joven que su maestro tuvo nula responsabilidad en los hechos que implicarían dicho pedido.



Ahora, entre tanto, en su encomiable tarea de restituir los equilibrios históricos, le han salido inquisidores en el camino, paradójicamente entre quienes se autodeclaran “amigos” suyos, Orrego primero y Recabarren a la zaga.



No suelo seguir al detalle estas polémicas a través del diario, pero sí hay sesgos que a menudo me impresionan cuando las miro en sus líneas gruesas. De momento, en este caso por ejemplo, los contendientes parecen atrapados en la discusión relativa a ciertas comisiones que habrían tergiversado la historia de Chile de los años 70 (¿de cuáles se trata?; ¿de las encargadas por el Mineduc de elaborar programas educacionales?; ¿de las comisionadas por la Presidencia para ocuparse de violaciones a los derechos humanos?) y se esgrimen cifras de los desaparecidos consignadas por la Comisión Rettig (1.209) preguntándose si son o no son, y, si lo son, si acaso Rojas debe ponerse de rodillas y pedir perdón.



La acusación implica también, por cierto, al mismo Pinochet, cuya sinceridad se pone en duda por el perdón que expresó a sus compatriotas en el mensaje que escribió en el cautiverio de Londres y que llamó “Carta a los chilenos”.



Personalmente, creo en la sinceridad del Presidente Pinochet, quien siempre me pareció –como a tantas personas muy respetables que lo conocieron verdaderamente de cerca y fueron sus ministros– un hombre franco y sin odios, antes que todo un patriota, educado a la manera de los antiguos generales del Ejército chileno, duro, mas a la vez dispuesto a dejar su vida en la refriega por cualquiera de sus compatriotas. Una categoría humana casi incomprensible en esta era dominada por la cultura mediática y la posmoderna disolución de identidades.



Las recientes y tan sonadas declaraciones de don Patricio Aylwin al diario español “El País” y mucho más aún sus enfáticas palabras grabadas en 1973, tantas veces difundidas; asimismo, la incontrovertible carta de Frei Montalva a Mariano Rumor y la entrevista al diario ABC de Madrid de este ex Presidente de Chile, que hasta septiembre de 1973 encabezaba el Senado de la República, dan cuenta, no obstante, de otras dimensiones en materia de perdón y de agradecimientos.



Si la guerra civil de 1891 produjo actos de crueldad atroces y más de diez mil muertos, cualquiera sabe qué habría sucedido en Chile y ciertamente en todo el cono sur de Latinoamérica en el contexto de guerrilla armada organizada y activa de mediados de los 70, con el castrismo vigente, en plena y dura Guerra Fría.



Su evidente posible internacionalización debe causar hoy escalofríos a muchos políticos serios implicados entonces idealísticamente en el empeño guevarista de “hacer de América latina otros tantos Vietnam” (ecuación infalible: a mayor conciencia cultural en la izquierda, mayor utilitarismo pragmático en la derecha), lo cual, de haberse materializado, habría configurado la historia final del siglo XX de muy diferente manera.



Desde distintos ángulos de análisis podemos fundadamente sostener críticas al Presidente Pinochet, pero es injusto dudar de su sincero patriotismo y privarlo del merecido agradecimiento por habernos librado, no tan sólo de una guerra con Argentina, sino de una guerra civil de consecuencias imposibles de calcular, que probablemente habría hecho de los dos fenómenos una sola tragedia. El dolorosísimo costo humano que trajo consigo esa antes inimaginable emergencia, que puso a un país pequeño y geográficamente remoto como Chile, por mucho tiempo, en el centro mundial de la información, habrá sido siempre una espina grande para quien no buscó pero sí aceptó asumir la responsabilidad histórica que su cargo y la circunstancia le impusieron.



Frente a las precisiones meticulosas del profesor de ética y del profesor de economía, me inclino así, en el caso de esta interpelación, por la mayor profundidad de horizonte del profesor de historia.


Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Mercurio de Santiago.

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