Chile, fértil provincia, y señalada / en la región antártica famosa, / de remotas naciones respetada / por fuerte, principal y poderosa, / la gente que produce es tan granada, / tan soberbia, gallarda y belicosa, / que no ha sido por rey jamás regida, / ni a extranjero dominio sometida.
La Araucana. Alonso de Ercilla y Zúñiga
Creó una
técnica para realizar dibujos automáticos cuando aún no existía la escritura
automática surrealista y, a partir de 1906, realizó obra monumental no
figurativa. Para cuando el ruso Vasili Kandinsky, gran artista y seguidor de la
teósofa Madame Blavatsky como muchas mentes brillantes de la época, se proclamó
autor de la primera obra abstracta de la historia del arte, en 1911 Hilma af
Klint ya tenía un cuerpo considerable de obra destinada a exhibirse en los
museos europeos y estadunidenses a partir de 1989. Heredó más de mil cuadros a
un sobrino, entre ellos su obra central “Las pinturas para el Templo”, 111
óleos. En 1944, cuando murió a los 81 años, se reveló una restricción en su
testamento: su obra secreta, la de orden abstracto hecha para revelar realidades
invisibles, esa obra reunida este 2013 en una asombrosa exposición itinerante,
podría ser vista solo veinte años después. El mundo no estaba preparado para
comprender la naturaleza espiritual de su mensaje. Había nacido en Suecia en
1862, cuatro años antes que Kandinsky, cuando los mejores, los medianos y los
peores practicaban el espiritismo y la teosofía. Dibujante talentosa, excelente
en matemáticas, fue impulsada por su padre almirante e ingresó a la Escuela de Bellas Artes de
Estocolmo. La ley sueca era la única que “permitía” a las mujeres el lujo de
educarse. Y todo esto coincidió con la muerte de su hermana y su consecuente
inmersión en el espiritismo.
Sesudas
tertulias masculinas
A partir de
1906, Af Klint pintó series. Colores planos y simetría en la composición fueron
la constante en una obra radical, tan adelantada a su tiempo que parece actual.
Antes, se consolidó como artista del paisaje y el retrato. Y fue autosuficiente
—no se casó ni tuvo hijos—, en un entorno donde los colegas masculinos creían a
las artistas unas incapaces, meras reproductoras de la realidad. Al terminar sus
estudios, cinco años como alumna destacada, la institución le cedió un estudio
en la calle céntrica de las galerías de Estocolmo. Participó en exposiciones
colectivas donde también figuraba Kandinsky. Sabía que le estaban vedadas las
sesudas tertulias de los pintores hombres, pero conocía su
trabajo.
Teósofa como
Kandisnky y Mondrian
Tuvo su propia
tertulia espiritista. Su grupo de mujeres, “Las Cinco”, le permitió volcarse en
la pintura. Además de la vocación, compartían creencias habituales en la segunda
mitad del siglo XIX. Como el poeta Yeats y como muchos otros —Mondrian, el
“padre de la abstracción”, por ejemplo—, fue adepta del movimiento de Madame
Blavatsky. Arte abstracto y teosofía estuvieron profundamente relacionados. En
Realidad natural y realidad abstracta, Mondrian teorizó sobre la belleza
universal de la forma abstracta: “Esta nueva idea ignorará (…) forma y color
naturales”. La teosofía establecía que la creación era progresión geométrica a
partir de un solo punto. Kandinsky, a su vez, justificó su pintura con el
tratado Abstracción y empatía de Wilhelm Worringer, quien no creía que las leyes
del Renacimiento sirvieran para calibrar el arte de otras
culturas.
¿Estado de
conciencia artística?
A los 44 años, Af Klint dio un giro radical.
Aparecieron en sus lienzos símbolos como el triángulo, el círculo, la espiral.
Magnífica colorista, dio a su obra un cariz particular, visionario, tan
increíblemente avanzado que hoy existen cientos de artistas afines a ella. Y
muchas de sus obras, fácilmente famosas en esta democrática era global, no
tienen mayor calidad. Pero eso es otra cosa. La pintura de Af Klint revela un
elevado estado de conciencia. Y, aunque ella lo pensara así, eso no tiene
relación con ningún espiritismo. Y aquí cito a Pável Granados, quien sostuvo en
un texto sobre Víctor Hugo que el espiritismo es una disciplina que conecta a
las personas con una parte interna desconocida. Hilma af Klint fue una artista
excepcional, con pleno dominio de su técnica, que está inquietando a los
historiadores del arte. Este año, su obra ha sido exhibida en el Museo de Arte
Moderno de Estocolmo, en el Museo Hamburger Behnhog de Berlín (hasta octubre 6)
y estará en el Museo Picasso de Málaga (entre octubre de 2013 y febrero de
2014). La gira termina en junio de 2014 en el Museo de Arte Moderno de
Louisiana. Por cierto, un ilustre predecesor de Hilma —aunque su auténtico genio
está en la escritura—, fue Víctor Hugo con sus 3500 dibujos posteriores a 1830.
A partir de 1853, Hugo buscó a su hija muerta —tal como Hilma buscó a su
hermana—, en el espiritismo: “El cielo, por medio de estas sesiones, me ha
regresado al ser que más he amado en mi vida, mi hija”.
Hoy en día se le pone mucha atención a una producción literaria en especial: la prosa ultra corta. El género ha sido bautizado con infinidad de nombres en aras de clasificarlo pero sea minificción, microficción, ficción ultracorta o cualquiera sea el nombre que inventen mañana siempre se está de acuerdo en su tamaño que no supera las dos o tres páginas.
Uno de los mayores representantes de este género es Julio Torri y muchos afirman es el padre del género. Torri nació en México en coahuila en 1889 y fue miembro del famoso Ateneo de la juventud mexicana (uno de sus fundadores de hecho). Su libros De Fusilamientos es considerado uno de los grandes hitos en la minificción. Hoy les dejamos uno de los cuentos del libro, “La Humildad Premiada”.
La humildad premiada
En una Universidad poco renombrada había un profesor pequeño de cuerpo, rubicundo, tartamudo, que como carecía por completo de ideas propias era muy estimado en sociedad y tenía ante sí brillante porvenir en la crítica literaria.
Lo que leía en los libros lo ofrecía trasnochado a sus discípulos la mañana siguiente. Tan inaudita facultad de repetir con exactitud constituía la desesperación de los más consumados constructores de máquinas parlantes.
Y así transcurrieron largos años hasta que un día, en fuerza de repetir ideas ajenas, nuestro profesor tuvo una propia, una pequeña idea propia luciente y bella como un pececito rojo tras el irisado cristal de una pecera.
Envía tus comentarios, opiniones y sugerencias a: tterrario@gmail.com
La revista especializada en el ámbito de la industria de la construcción en Chile, “Todo Obras”, incluyó en su número 128 una nota al anteproyecto de implementación de la nueva Biblioteca del Congreso Nacional en Santiago, bajo el título “La Biblioteca como experiencia memorable”.
En el contexto de una edición dedicada a los arquitectos Alejandro Beals y Loreto Lyon, ganadores del concurso público para la futura BCN Catedral, la publicación presenta en forma detallada una descripción e imágenes digitales de la propuesta arquitectónica, la que definen como “un planteo arquitectónico sustentado en la idea de ‘Biblioteca infinita’”.
Al respecto, se cita la memoria descriptiva presentada al concurso para explicar que “este edificio tiene por objetivo no sólo modernizar y mejorar los servicios que presta a los parlamentarios del país, sino que apunta a convertirse en un hito urbano memorable”. Para tal efecto, el texto añade que el anteproyecto ganador “propone la creación de un vacío público, un atravieso diagonal que vincula la biblioteca con la ciudad en toda su longitud y altura”.
En cuanto al interior del edificio se describe un hall compartido en el que una escalera en espiral recorre el vacío central, dando inicio a un recorrido que asciende entre la estructura original del edificio. “Esta galería interior se aparece infinita, reflejada en su parte baja por un pavimento pulido de basalto negro, y en su parte alta por un cielo de color bronce”.
Junto con saludarlos adjuntamos invitación para asistir a la presentación del libro "Tierra del Fuego, Historia, Arquitectura y Territorio", a cargo de los académicos Eugenio Gárces, Franz Kroeger, Mateo Martinic y Marcelo Cooper. La actividad se realizará el próximo jueves 29 de agosto desde las 19:00 horas en el Auditorio Ernesto Livacic, de la Universidad de Magallanes, ubicado en Av. Bulnes 01855
Invitan: Víctor Fajardo, Rector Universidad de Magallanes; Mario Ubilla Sanz, Decano Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos Pontificia Universidad Católica de Chile; Juan Ignacio Baixas, Director Escuela de Arquitectura Pontificia Universidad Católica de Chile; Patricio Mardones, Director Ediciones ARQ Escuela de Arquitectura Pontificia Universidad Católica de Chile. ---------- Tanto en la geografía como en el imaginario del mundo moderno Tierra del Fuego ocupa un sitio particular. Es confín del mundo y puerta al Pacifico, pero también un territorio productivo que, por sí mismo, posee gran riqueza cultural. El libro que se presenta aborda estos aspectos desde una perspectiva acotada a las huellas y las manifestaciones físicas que los procesos productivos y culturales han dejado sobre la porción chilena de la Isla Grande de Tierra del Fuego; desde el estudio de las divisiones territoriales implementadas por los selknam antes de la colonización europea, hasta los modernos poblados petroleros. En cada capítulo-a cargo de los académicos Eugenio Garcés, Franz Kroeger, Mateo Martinic y Marcelo Cooper- se despliega un punto de vista vinculado a las nuevas aproximaciones que hasta ahora ha merecido al relación territorio y patrimonio material. Completa el libro un ensayo fotográfico de Nicolás Piwonka. Este libro ha sido posible gracias a los aportes del Consejo Nacional de Cultura y las Artes, que ha contribuido a través del Fondo Nacional de Fomento del Libro y la Lectura, y de Consorcio Aeroportuario Magallanes S.A.
La verdadera cara de Cristóbal Colón es uno de los muchos misterios que se llevó a la tumba el descubridor de América, pues nunca se hizo un retrato en vida y todos los cuadros de su supuesto rostro repartidos por el mundo fueron pintados tras su muerte y a partir de descripciones.
La disparidad que se aprecia a simple vista entre sus retratos más conocidos da fe de ello, como se informa al visitante de la Casa de Colón de la isla española de Gran Canaria, que muestra en sus recorridos guiados un cuadro con la cara del almirante.
El guía de esos paseos siempre se apresura a advertir que ese cuadro refleja solo una de las diferentes visiones de cómo pudo ser su rostro que han plasmado artistas de distintos siglos.
Pero esa imagen del descubridor, copia de una obra de Rafael Tejedo de 1828 que se conserva en el Museo Naval de Madrid, guarda tanto parecido con su rostro real como las de otros varios cuadros, según el historiador del centro Javier Pueyo.
"Ninguno es Colón y todos son Colón", sostiene en una entrevista con Efe Pueyo, en la medida en que reproducen los rasgos físicos más llamativos del navegante de los que ha quedado constancia: Que tenía ojos azules, una nariz aguileña y prominente, "que le ocupaba buena parte del rostro", y cabellos rubios entre los que ya despuntaban algunas canas cuando partió hacia América.
Esas son algunas de las características de su aspecto que apunta su hijo Hernando Colón al describirlo en el libro sobre su persona y sus viajes que redactó pasado el año 1530, conocido bajo el nombre de 'Historia del Almirante'.
Su descripción, en todo caso, es imprecisa, pues está hecha al estilo de aquella época y, más que en sus rasgos físicos, se centra en subrayar su personalidad, su don de gentes o la capacidad de convicción con que atrajo a los Reyes Católicos para patrocinar una aventura que muchos veían harto incierta.
Prueba de ello es que incluye frases como que era "ni muy delgado ni muy grueso" o "ni muy alto ni muy bajo", expone Pueyo, miembro del departamento didáctico de la Casa de Colón.
Dificultades añadidas para conocer el rostro verdadero del navegante son otras descripciones que divergen en cuestiones como el color de su pelo, que hay quien define como rojo, y, sobre todo, las imágenes que se han pintado o esculpido en siglos posteriores influenciadas por finalidades políticas.
Cuadros, grabados o esculturas datados del siglo XV al XX que, según ha expuesto en un estudio titulado "La imagen de Cristóbal Colón en el arte" el investigador de la Universidad de La Laguna Carlos Javier Castro, desfiguraron a conveniencia su apariencia para presentarle como héroe o vasallo del Antiguo Régimen, sabio o simple soldado, según interesó a unos u otros.
"El arte nunca ha tenido por objeto mostrar necesariamente la realidad" y, por ello, a lo largo de los distintos siglos, "no trata a Colón como sujeto de estudio, sino a Colón desde la perspectiva social y política de cada momento", sostiene Castro en ese trabajo.
Las incertidumbres que rodean al descubridor van, además, más allá de las ceñidas a lo artístico que apunta Castro, según se puede conocer en la Casa de Colón, dependiente del Cabildo de Gran Canaria y creada para subrayar la importancia de esta isla en los logros del navegante.
Pues las dudas alcanzan hasta al contenido del diario que escribió de su primer viaje, tras perderse el original y perdurar solo una copia que hizo fray Bartolomé de las Casas y que algunos tachan de poco fiable.
La Casa de Colón de Las Palmas de Gran Canaria, que en realidad era la antigua casa del gobernador designado por los Reyes Católicos y no el domicilio del navegante, aunque este sí pasó por ella, también permite obtener certezas sobre aspectos poco conocidos.
Datos como que, a diferencia de lo que se suele creer, no fue un "iluminado" que imaginó la tierra redonda y rutas insospechadas, como demuestran mapas anteriores a su época que mostraban ya el mundo circular que se exhiben en sus salas o paneles donde se detalla que había viajado antes por el Atlántico recabando indicios de que se podía navegar por él hacia nuevas costas.EFE
Un día como hoy 25 de Agosto de 1890 fallece, Irene Morales Infante, militar chilena, sargento segundo y cantinera del Ejército de Chile durante la Guerra del Pacífico.
Hija de Ventura Morales y de Marta Infante, nació en el barrio popular de La Chimba. Al morir su padre, se trasladó junto a su madre a Valparaíso, donde aprendió el oficio de costurera. En 1877, su madre la dio en matrimonio a un ...hombre mayor, quien murió antes de cumplir un año de casados. Esta pérdida, junto con la muerte de su madre, la motivó a viajar a Antofagasta. Allí, contrajo matrimonio con Santiago Pizarro, quien fue fusilado por asesinar a un soldado boliviano en una riña. El 14 de febrero de 1879, durante la Guerra del Pacífico, se produjo el desembarco de las tropas chilenas en la ciudad. Irene Morales intentó ser reclutada en el ejército disfrazada de hombre, siendo descubierta y enviada como cantinera, o enfermera, al Tercero de Línea. Participó con fusil en mano en el desembarco de Pisagua y en el combate de Dolores para, una vez terminada la batalla, preocuparse de la atención de los enfermos y heridos. El general Manuel Baquedano, al oír la labor de Morales, la autorizó oficialmente para que vistiera el uniforme de cantinera y al mismo tiempo le otorgó el grado de sargento. Después de la guerra, regresó a Santiago, donde falleció en el anonimato en un hospital. El 25 de agosto de 1930, el coronel Enrique Phillips le dedicó un artículo publicado en El Mercurio. Allí, entre otras cosas, señaló: --- Las Judith de Chile fueron muchas en esa gloriosa jornada, pero ninguna superó en valor a Irene Morales, el tipo de la mujer chilena
A dos semanas de la conmemoración de los 40 años del golpe, el próximo lunes
será presentado el libro Voces de la reconciliación, que fue editado por
Hernán Larraín (UDI) y el ex senador PS Ricardo Núñez. La obra recoge escritos
del Presidente Sebastián Piñera y los ex mandatarios Patricio Aylwin, Eduardo
Frei y Ricardo Lagos, además de políticos, académicos, juristas y dirigentes
sociales.
¿Cuál es el objetivo de este libro?
Cuarenta años es una fecha muy rotunda e importante. No para escarbar las
heridas del pasado, sino que a partir de esas heridas, ver qué ha ocurrido con
la convivencia entre los chilenos. Lo que hemos hecho, a iniciativa del
Instituto de Estudios Sociales, es tratar de llevar esta pregunta a un grupo de
personas de distintas miradas.
¿El país está reconciliado?
Mi conclusión es que hay una buena convivencia en el país. Aunque hay
sectores donde la reconciliación no se da en plenitud y cualquier hecho reflota
un dolor profundo, como si hubiese ocurrido ayer. Uno se pregunta si ha
transcurrido el tiempo suficiente, o si se requieren otros elementos, como los
procesos de verdad y justicia en tribunales y las comisiones Rettig y Valech.
Probablemente, no están todas las heridas cerradas.
Una diferencia básica es que incluso en el lenguaje, para algunos fue régimen
militar, gobierno militar o dictadura, ¿es posible avanzar en concepto
común?
Eso debería resolverse con facilidad. Fue un gobierno militar, pero, sin
lugar a dudas, fue una dictadura, no fue una democracia, y del punto de vista de
la ciencia política, lo que no es democracia es un gobierno de facto. Quizás al
final, cuando hubo Constitución y un mayor ordenamiento jurídico, se atenuó ese
hecho. Pero fue técnicamente una dictadura. Creo que no debiéramos quedarnos en
análisis pequeños. Por ejemplo, si fue pronunciamiento. No. Fue un golpe de
Estado, hecho y derecho.
¿Para usted fue dictadura, régimen o gobierno militar?
Como digo, fue un gobierno militar que fue una dictadura. Da lo mismo como
uno lo llame, porque es el mismo fenómeno. Todos los chilenos tienen muy claro
lo que pasó. El grueso de los chilenos está preocupado de la vida cotidiana y no
quedan presos del pasado. La gente continúa viviendo y Chile sigue hacia el
futuro. Por eso es importante hacer esfuerzos para entender que hubo
responsabilidades que obligan al esclarecimiento y a actos de la justicia. Pero
que también en lo humano se dé origen a señales de reconciliación. Quizás no
hemos sido suficientemente enfáticos y parte de eso tiene que hacerse con pedir
perdón, lo que requiere mucha humildad, pero también en perdonar, lo que también
requiere una dosis de generosidad.
Para algunos, lo que ha vivido el general Cheyre muestra que la lógica que
imperó durante la transición se acabó. Algunos sectores de izquierda ya no ven a
Cheyre como el militar que hizo gestos en derechos humanos, hoy se levantan
cuestionamientos éticos a su actuar en 1973.
Sí. Estos hechos cambian esa situación. Pero creo que el general Cheyre, por
los hechos acreditados en la justicia, no tuvo responsabilidad alguna en
situaciones que fueran reñidas con la ley o la moral. Además, sin lugar a dudas,
hizo esfuerzos muy significativos para comprometer al Ejército con la verdad,
colaborar con la justicia, en admitir los hechos y hacer un esfuerzo para
recuperar el lugar del Ejército.
¿Cree que fue cuestionable el actuar del general Cheyre en el caso Lejderman
y en el tratamiento de un menor que fue llevado a un convento?
No me parece que le pueda hacer un cuestionamiento ético, que es llevar a un
niño a un convento mientras se encuentra a sus familiares. No me parece que sea
un acto impropio. Es más bien un acto de humanidad. Si hubiera participado en la
muerte de sus padres, por cierto habría sido una acto hipócrita, pero no
habiendo tenido esa participación, no me parece un dilema moral.
Michelle Bachelet ha dicho que falta un cara a cara con la verdad de otros
sectores políticos. Ud. siente que desde su sector han hecho un reconocimiento
de sus responsabilidades.
No es el minuto de estar sustanciando responsabilidades de esa forma.
Prefiero pensar que todos debemos hacer un esfuerzo. Pero se han hecho gestos.
La UDI hizo un importante trabajo y emitió un documento, La paz ahora
(2003), para colaborar en este proceso de reconciliación. Si seguimos en esa
línea de buscar responsabilidades, no faltarán quienes dirán que ustedes que
legitimaron la violencia como socialistas en el Congreso de Chillán del 67 .
Pero no creo que eso ayude. Prefiero decir que todos tuvimos responsabilidades,
unos más y algunos gravísimas.
Por lo visto, el tema del golpe va a ser un elemento de campaña. ¿Puede
perjudicar las aspiraciones presidenciales de su sector?
En las últimas elecciones no ha sido un tema de campaña. Probablemente ahora,
lo va a ser durante un período. No es malo que tengamos reflexiones, aunque sean
encontradas. Pero pasado el 11 de septiembre el país va a volver, en el tema
político, a pensar cuáles son las mejores opciones para el futuro. No creo que
sea un factor determinante.
¿Teme el uso electoral de este aniversario?
Puede que algunos lo hagan. No creo que vayan a tener dividendos
electorales.
“You have no idea how eager I am to ensure that the notion of ‘library’ does not disappear – it’s too important.”
- Vint Cerf, 2013
Vint Cerf is considered a founding father of the Internet. After his involvement in a project that saw the first ever message sent from one computer to another on the ARPANET, a predecessor to the Internet, back in 1969, before he received his doctorate from UCLA. Today, Cerf is VP and Chief Internet Evangelist for a rather large online company you may have heard of – Google.
As with many traditional industries, Google has had an immeasurable impact on how people access information. So when journalism professor Jeff Jarvis asked Cerf what he saw as the future of libraries , his expressions of “deep concern” about the way information will be stored and passed through generations perhaps held more resonance than most.
But what does the future hold for libraries? And more specifically, how can we control and manage the staggering amount of data that’s processed each day online and through other digital forms?
We take a look.
“Archeologists frequently find clay tablets in batches, sometimes batches big enough to number in the thousands. The batches consist for the most part of documents [such as] bills, deliveries, receipts, inventories, loans, marriages contracts, divorce settlements, court judgements and so on.”
Some also contained literature, writing exercises, hymns and other texts we’d perhaps more closely associate with the modern concept of a library.
To you and me, a library probably means a bricks-and-mortar building filled with paper books that anyone can access. But at a more abstract level, it’s really just a repository of information – this could be books, CDs, DVDs, journals and everything in between. And it doesn’t even have to be a physical entity either.
Like it or not, Wikipedia is a library. Think back to the pre-Internet days – where would you go to find out what movies Laurel & Hardy starred in together? Or gen up on Neoclassical architecture? Chances are you’d buy a new book, peruse a second-hand bookstore or, indeed, visit the library. Now, you’d likely plug a few search terms into Google and click one of the first links that come up on the subject – and there’s a good chance your path to knowledge would start with Wikipedia.
Heck, despite Google’s claims that it’s not the Internet, it pretty much is in many people’s eyes. The Internet is like one giant library, and Google taps this information to display key information directly within its search results. Want to know how many calories are in a banana? Google’s Knowledge Graph will tell you.
And what about your own portable library that sits on your Kindle, Kobo or Nook e-reader? Your physical bookshelves at home may be filled to the brim, but is there much on there dated post-2010? That’s not a rhetorical question by the way, leave your response in the comments at the bottom.
There’s little doubt that the library of the future is ‘digital’ – while that’s not a problem per se, there are issues that must be addressed.
Bit rot
“I am really worried right now, about the possibility of saving ‘bits’ but losing their meaning and ending up with bit-rot,” said Vint Cerf. When he previously said he had “deep concerns”, this is chiefly what he was referring to.
“This means, you have a bag of bits that you saved for a thousand years, but you don’t know what they mean, because the software that was needed to interpret them is no longer available, or it’s no longer executable, or you just don’t have a platform that will run it. This is a serious, serious problem and we have to solve that.”
With physical books, there are some problems – fires are particularly hazardous, while language issues have made some older texts tricky to decipher. But as we saw with the Rosetta Stone, humans get there in the end.
The relatively recent introduction and popularization of digitized media means that we should be looking at how this information will be stored and protected for posterity. Not just one or two generations, but thousands of years.
Consider all those floppy disks from school and college that are pretty much redundant now? They’re not entirely inaccessible, but it’s unlikely you’d be able to access that old essay you wrote at the drop of a hat. Now, amplify that scenario over tens, or hundreds of years and it’s evident there is a genuine risk of losing a lot of information with the introduction of new formats and storage devices.
According to Cerf, this will require a whole new infrastructure that has yet to be invented:
“We have to retain this notion of a place where information is accumulated and kept and curated and managed. So for some people, who imagine ‘Well, it’s all digital, and all we have to do is run the Google index’, I don’t think that’s exactly right.
I think there’s a whole infrastructure that has to be not only created, but invented and sustained in order to make sure the knowledge that we’ve been digitizing is retained and reusable over a long period of time. Otherwise, we’ll have denied ourselves what is the most important potential I can think of – to have all the knowledge of human-kind at our fingertips.”
I don’t know about you, but I can’t remember the last time I set foot in a public library. Actually that’s a lie – the last time I set foot in a library was in 2010, when I moved into a new home and my broadband wasn’t set up yet. My local library offers Internet, so I spent a whole week camped up, gratefully receiving the free WiFi. It was either that, or McDonald’s.
Before that though, I don’t think I’d set foot in a library since the late 1990s. Libraries are important parts of the community though – it’s not just about reading a book for free. Not everybody can afford a laptop and home Internet, so by offering additional services gratis to members, libraries are trying to remain relevant within the digital age.
Whether this will remain the case five or ten years from now, remains to be seen. Governments and local authorities around the world will continue to look for ways to cut costs, and if they see that x% of the community now have fiber broadband at home, the axe might just be dropped on all those lovely book repositories.
So what might a library of the future look like? The best way to get an idea is to look at some of the endeavors going on at present.
Google recently revealed it was providing “design know-how” to the architects hired by Future Library, an initiative that’s striving to transform Greece’s public libraries into “media labs and hubs of creativity, innovation and learning”. The aim is to attract segments of society who spend little time there – entrepreneurs, students, unemployed, and immigrants.
In many ways, Greece is as good a place as any for such a project – while the Library of Alexandria was opened in Egypt round about the fourth century BC, many of its books actually came from pilgrimages to the book fairs of Rhodes and Athens in Greece.
The Stavros Niarchos Foundation is pumping €560m to build a Cultural Center, which will play host to the National Library of Greece and the Greek National Opera. Feeding into this is the Future Library, and Google’s role will be to “review the architect submissions, provide technical comment on all proposals and assist the Foundation” towards making the project a reality.
“Some might have imagined that the Internet would make libraries superfluous or irrelevant,” says Dionisis Kolokotsas, Public Policy & Government Relations Manager, Greece. “But the reality looks like quite the opposite – the Internet can help libraries become a center for new digital learning and a point of reference for local communities.”
Of course, a big part of this will be to promote Google products among librarians – including Search, Google+, YouTube and more. But that’s to be expected, right?
In November last year, the Future Library hosted a so-called ‘Un-Conference’ about the library of the future, which engaged some 6,000 kids, parents and other professionals from across Greece, consisting of 98 events in 8 libraries in Central Macedonia. You can view a snapshot of the initiative here.
On the surface at least, it seems like the writing is very much on the wall for physical bricks-and-mortar libraries, but there is a clear and tangible desire to preserve this traditional hub of learning. But as we’re seeing in Greece, we must recognize the need to evolve these age-old institutions.
We could do worse than take a cue from the Hunt Library at North Carolina’s State University, which features around 100 group study rooms and technology-equipped spaces to aid learning, research, and collaboration.
Not only is it a visually-striking space, but it has quirkiness galore, including a robot-driven bookBot – an automated book-delivery system that holds up to 2 million volumes in one-ninth of the space of conventional shelving.
The bookBot is 50 feet-wide by 160-feet long by 50-feet tall, and it delivers books in minutes through requests placed in the libraries’ online catalog. You can actually watch the bookBot in action through a glass wall on the first floor – Robot Alley – as four robots stomp along huge aisles to retrieve materials.
It also houses video games and a 3D printing lab. The beauty? It’s open to everyone, and was funded through the public purse. The desire is there for libraries, what’s needed though is innovation.
Over in San Antonio, the soon-to-launch BiblioTech is seeking to use technology to “remove barriers to library access, enhance education and literacy and promote reading as recreation.” What’s different about this library? Well, there’s not a book in sight.
By all accounts, Bexar County Judge Nelson Wolff was inspired to drive the project forward after reading Walter Issacson’s biography on Steve Jobs. Indeed, rather than aisle-upon-aisle of dusty books, there will be e-readers to share, computer terminals, laptops and tablets. At Harvard, a temporary pop-up Labrary space was previously set up in the middle of Harvard Square, serving to prototype new library ideas, bringing together librarians, students, faculty and members of the wider community.
In England, the Arts Council is diving deep into Envisioning the library of the future, a research project designed to help it understand, well, the future for libraries and what can be done to develop them for a digital future – part of this included a review of future trends.
Even airports are getting involved.
“When Kansas State Librarian Joanne Budler — Library Journal’s 2013 Librarian of the Year — looked around at passengers waiting at a baggage claim a few years ago, what she saw were readers,” writes Ian Chant in the Library Journal. “Or potential readers, at least. The waiting passengers were nearly all focused on their phones. Budler was working out how she could shift that focus from a phone to a book when she realized it might not be a shift, but a combination.”
The resulting Books on the Fly campaign, which kicked off initially at Manhattan Regional Airport, involves the public scanning a QR code which are placed on cards sporadically throughout the airport. This then sends the user to the Kansas State Library’s eLending service. Non-members are redirected to Project Gutenberg’s mobile-optimized site, where they are invited to download books that have passed into the public domain.
These are just some of the initiatives currently underway that involve libraries around the world. We’re very much in a transition period – it’s clear the desire to preserve the library concept is there. Whether 10, 20 or 100 years from now that means completely paperless reading areas, involving touchscreen information portals and robotic assistants as guides, remains to be seen.
The bigger picture
The broader question here perhaps isn’t libraries, but education on the whole. We’ve previously looked at the future of learning in a networked society, which draws on some of the leading minds in education and technology.
“We’re probably at the death of education, right now,” said Stephen Heppell, a Professor at Bournemouth University, who’s regarded as one of the most influential academics in educational technology. “I think the structures and strictures of school, learning from 9 until 3, working on your own…not working with others…I think that’s dead or dying. And I think that learning is just beginning.”
So…how is technology changing the process of learning, exactly? “There’s a very big difference between ‘access to information’, and ‘school’,” said Seth Godin, entrepreneur, author and public figure. “They used to be the same thing. Information is there online, to any one of the billion people who has access to the Internet. So what that means, is if we give access to a 4-year-old, or an 8-year-old or a 12-year-old, they will get the information if they want it.”
If you’ve yet to watch it, this 20-minute video is well worth your time:
SOBRE PABLO NERUDA Y ALVARO DE SILVA (ALVARO HINOJOSA)
Edwards, Jorge
La Segunda Viernes 16 de Agosto de
2013
Hermanos separados
Como sale pronto una nueva edición
de mi memorial, ensayo biográfico, lo que ustedes quieran, sobre Pablo Neruda y
su tiempo, “Adiós, Poeta…”, me acuerdo de historias que conté en forma
incompleta o que dejé en el tintero. Me cruzo con el fantasma de Neruda por los
mismos pasillos y las mismas habitaciones por donde me cruzaba hace cuarenta y
tantos años con el personaje de carne y hueso. En ese tiempo, el poeta tenía un
aspecto de Sancho Panza, bromista, inteligente, astuto, de humor popular, y
había un Quijote de perfil bajo, cazurro, distraído, de salidas sorprendentes,
que se movía en la sombra, a no mucha distancia. Cuando al poeta, en el año
1927, lo nombraron cónsul de elección en Rangún, la capital de la Birmania de
entonces, ciudad que era un hoyo en el globo terráqueo que existía en nuestro
ministerio de relaciones, convenció a su amigo Álvaro Hinojosa, poeta de
Valparaíso, de que lo acompañara en la aventura, para lo cual bastaba cambiar el
pasaje de primera clase por dos de tercera. A los veintitrés o veinticuatro años
de edad, con la vida y con la poesía por delante, el cambio se explicaba muy
bien. Entre viajar en salones más o menos bien arreglados, en intercambio con
pasajeros maduros, ceremoniosos, e ir conversando de poesía, soñando,
discutiendo, admirando a las muchachas en flor, en las cubiertas y en los
comedores de la tercera clase, no había dónde perderse. Los jóvenes se
embarcaron en Valparaíso o en Buenos Aires (no tengo los papeles a la vista),
rumbo a Marsella. Subieron en tren hasta París, bebieron algunas copas en el
Dôme del barrio de Montparnasse, en compañía, al parecer, de Camilo Mori y
Maruja, de Henriette Petit, de Álvaro Yáñez, posiblemente de César Vallejo,
visitaron el consulado chileno. Después recordaban que el cónsul general, un
señor de apellido Alfonso, confundió a Álvaro Hinojosa, más tarde llamado, por
razones literarias, Álvaro de Silva, con el poeta de “Crepusculario”. Lo miró
fijamente y le dijo que tenía “los ojos del genio”: vale decir, confundió los
ojos azules, interrogativos, de eternas preguntas sin respuesta, de Álvaro, con
los del poeta y flamante cónsul de elección.
Allá por
el año 1965 o 66, me encontraba en mi oficina de segundo o tercer secretario, en
el último piso del mismo caserón donde me encuentro ahora, y noté que había
alguien medio escondido, agachado, agazapado, junto a la puerta. Lo hice entrar
y supe que era el incombustible Álvaro, con su seudónimo de Álvaro de Silva. Se
había separado de Neruda en sus consulados del Extremo Oriente hacia fines de la
década del veinte y se había ido a la India, donde había alcanzado a tener roles
secundarios en la industria naciente del cine. Después fue profesor de
literatura en diferentes universidades norteamericanas, se casó y publicó poemas
y cuentos en revistas. Tengo entendido que llegó a escribir en un inglés
correcto. Ahora, separado de su mujer, obligado a entregarle más de la mitad de
sus dineros y sus jubilaciones, se acababa de instalar en una buhardilla, en los
extremos del este del Barrio Latino, en la bajada de la montaña de Santa
Genoveva, y tenía el firme propósito, a sus sesenta y más años, de convertirse
en escritor francés. ¿Cómo? Profundizando, desde luego, su conocimiento de la
lengua de Molière, para lo cual se había inscrito como estudiante en la Alianza
Francesa. Enseguida, leyendo, paseando, haciendo amistades, respirando la
atmósfera, el aire, el espíritu de la ciudad. La “respireta parisina”, como dijo
un cronista español de años algo anteriores. Hablaba a veces de Neruda, pero lo
hacía desde una curiosa distancia, dejando en claro que él era un autor de una
especie enteramente diferente, que no tenía nada que ver con las longanizas, los
asados, las expansiones folclóricas, los cantos épicos, generales, del bardo de
Isla Negra. Caminaba por Montparnasse canturreando, mirando a las personas y las
cosas con intenso interés, y al poco tiempo era un personaje del barrio, lleno
de amigos de todas las clases y todos los niveles. Llevaba unos papeles con
pinturas que él mismo llamaba “manchas” y que a veces cambiaba por un lápiz, por
un vaso de vino, por cosas parecidamente humildes. Me invitó un día a una cena,
en compañía de Pilar, y el ágape consistió en un plato de sardinas, en una
baguette fresca, crujiente, una manzana para cada uno y un botellón de vino
tinto barato. Sólo se podía estar de pie en un espacio restringido de su
buhardilla, de manera que casi todo el encuentro transcurrió al nivel del suelo,
sentados en una alfombra vieja alrededor de una bandeja donde la magra comida
estaba servida.
No es,
como se puede apreciar, un recuerdo exclusivamente nerudiano, aun cuando existía
una relación entre ambos personajes. Alvaro hablaba más bien poco del tema,
agregando siempre elementos de misterio, pero supe que había viajado a Chile y
había hecho una visita a la casa de Isla Negra. Su compañero de viaje de 1927
cometió la imprudencia de decirle que ya que era escritor, por qué no publicaba
libros. Era una observación muy propia del poeta de Temuco, del hombre que
admiraba la abundancia y que publicaba obras de todos los estilos, de todos los
colores, todos los temas, una o más veces al
año.
En uno de
nuestros encuentros finales, Álvaro me habló con disgusto de esa conversación en
Isla Negra. Publicar libros, me dijo, en síntesis: ¡qué idea más prosaica, más
ordinaria! Me parece que me lo dijo canturreando, de acuerdo con su arraigada
costumbre. Después me lo encontré en la calle Ahumada y me invitó a tomar un
pisco sour en una taberna que ya no existe. Ahí, con sus ojos azulinos fijos, me
hizo una declaración patética. Cada día de mi vida que no estoy en París, me
dijo, es un día que pierdo. Estaba vendiendo unos cuadros de Herrera Guevara que
había coleccionado en alguna etapa de su vida: para regresar a Montparnasse.
Cuando volví a Montparnasse yo mismo, algunos años más tarde, Álvaro de Silva
había fallecido y estaba enterrado en un cementerio de los alrededores. Un grupo
de seis o siete compañeros y admiradores suyos había formado una fiel, dedicada,
emotiva y mínima sociedad de amigos de Álvaro de Silva. Visitaban su tumba en
fechas determinadas, le llevaban flores y leían en voz alta páginas suyas. Para
memoria en lo futuro, como dijo don Quijote de la
Mancha.
El libro que data del siglo XV no ha podido ser descifrado por ningún
especialista en lingüística y criptografía. Algunos escépticos creen que podría
tratarse de un simple engaño.
Por Daniela Toro
22
agosto 2013
Es considerado el Santo Grial de la criptografía. Se trata del
manuscrito Voynich, un libro que fue redactado en el siglo XV
en un idioma incomprensible llamado "voynichés".
El misterioso texto de 240 páginas debe su nombre a Wilfrid M. Voynich, un
bibliófilo italiano que lo compró en 1912, aunque diversos análisis químicos a
la tinta y papel han permitido establecer que el libro fue escrito entre el 1400
y 1438.
Respecto a su contenido específico, sólo se cuenta con información visual
pero ininteligible: está repleto de palabras y dibujos organizados de una forma
"anárquica".
Su primer portador habría sido Rodolfo II de Habsurgo,
emperador del Sacro Imperio Romano Germánico entre 1576 y 1612. Según aclara el
portal Infobae, el
emperador lo habría comprado creyendo que se trataba de una obra del filósofo
Roger Bacon, pero esto no se ha podido probar.
Posteriormente, el manuscrito Voynich fue estudiado por un gran número de
lingüistas y criptógrafos quienes no han podido dar con la forma de descifrarlo.
Este masivo fracaso por parte de los investigadores ha hecho creer a otros más
escépticos que podría tratarse de un simple engaño.
Lo curioso es que el manuscrito que hoy descansa en la Biblioteca Beinecke de
la Universidad de Yale, cumple con la estructura y reglas de
todas las lenguas conocidas, por lo que dificulta aplicar la teoría de que se
trataría de una lengua inventada.
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